A
Armando Garrido


“Existen tragedias tan inesperadas…que la cordura puede tomar la forma de una bestia.”


Horror Literatura de monstruos Todo público.

#lobo #locura #tragedia #pesadilla
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La noche del Lobo

Nunca quiso hacerlo; no había el más mínimo indicio de violencia. Pero Él, estaba escondido en la zona oscura, agazapado en un lugar donde nadie podía verlo, un lugar donde sus propios ojos no pueden encontrarlo. Fue como una inesperada estampida viniendo desde sus entrañas, un aullido único, denso y animal, imposible de imaginar; Él, estaba en los abismos de su mente, allí donde la razón se extingue para siempre.

Podía oler la sangre con un olfato no humano.


*******


Kevin miraba fijamente la carretera inmerso en sus pensamientos. Estaba feliz. Observaba el paisaje embelesado, algunas nubes rodaban las montañas, un esfumado arco iris unía algunos riscos que se elevaban hacia el cielo. Había dejado de llover y el sol se despedía con fuerza del resto de la tarde que se agotaba. Las seis horas de viaje en la ruta le estaban dando las primeras señales de cansancio, pero Kevin, si bien era una persona confiada, también era muy prudente con el manejo, y más aún en la ruta, sabia cuando tenía que detenerse.

Su melodía favorita comenzó a sonar en la radio y aumento el volumen para animar su cansancio. Este fue el último sonido que recuerda. Una sombra oscura cruzo como un relámpago por su vista. Esa fue la última imagen que recuerda.


*******

El auto de Kevin se balanceaba muy lento al borde de un precipicio. Un árbol pegado a su puerta. Buitres volaban en círculo. La tarde se extinguía. El silencio era demoledor; y aquel bosque ya oscuro a sus espaldas. El auto dejo de balancearse mientras una voz en su mente le susurraba: <<no debes moverte>>.


Kevin estaba sujeto a su cinturón de seguridad, la puerta estaba trabada contra el árbol y la cabeza de un animal estaba junto a él; había perforado el parabrisas. Todavía respiraba. Lo sabía porque su hocico húmedo y frío estaba junto a su oído. El resto del cuerpo estaba caliente. Parecía un perro de gran porte, pero ya estaba muy oscuro para saberlo.


El cinto de seguridad casi no le permitía moverse, mientras que un solo foco del auto seguía encendido. Este apuntaba hacia un risco que se elevaba hacia el horizonte, mientras contemplaba el paisaje casi fantasmagórico. Intento recordar que había sucedido y qué diablos estaba haciendo allí. El balanceo del auto le recordaba que el tiempo que tendría sería escaso.


Empezó a buscar el celular, pero recordó que lo había dejado en el descanso de la guantera, imagino que el impacto lo había arrojado al suelo del auto. Igual estiro su mano, pero el animal le impedía seguir buscándolo. Cuando recordó que había alguien más en el auto. Sintió su perfume, sus manos se crisparon y su rostro pareció desvanecerse entre sus dedos. Cerro los ojos con todas sus fuerzas, al punto de querer arrancárselos, de no querer ver nada, y la angustia invadió su mente por completo.


—¡Romina¡!No¡, ¿¡por favor respóndeme puedes escucharme!? – grito el nombre de su esposa, pero fue en vano.


El silencio fue devastador. Volvió a suplicar el nombre de su esposa. Observo el espacio del auto y parecía no estar junto a él. Las tres puertas estaban abiertas. Desesperado y bajo una gran confusión se dio cuenta que tenía fallas en su memoria. Intento destrabar el seguro de su cinto de seguridad. No podía ver nada, solo escuchaba un leve jadeo que venían de aquel animal que se encontraba a su lado.


Intento prender la luz del techo del auto hasta que al fin lo logro. Pero hubiera preferido haber seguido entre las tinieblas, antes de tener que presenciar aquella dantesca escena.


La cabeza de un lobo yacía junto a su hombro. Su boca estaba entre abierta y jadeaba, aún estaba con vida, sus colmillos babeaban saliva sobre la mano de Kevin. De sus fauces provenía un olor fétido. Tenía abierto un solo ojo y estaba inanimado, fijo, pero parecía estar observándolo todo. Su pelo llegaba a rozar el mentón de Kevin, era negro y áspero, con algunas zonas grises cerca de los ojos. Su hocico seguía respirando junto a su oído. Una de las patas delanteras estaba dentro del auto apoyada sobre su pierna, sus garras estaban crispadas y tensas; la otra pata había quedado afuera del auto, encima de lo que quedaba del parabrisas justo a la altura de su rostro. El cráneo del lobo corta distancia era muy intimidante.


Algunos flashes de memoria comenzaron a iluminar la mente de Kevin, pero eran tan solo fragmentos, no era un recuerdo fluido <<maldita memoria, necesito saber cómo diablos llegue aquí y que le sucedió a Romina>>Grito desesperado, pero se cayó de inmediato, estaba muy asustado y su imaginación comenzaba a precipitarse, sentía que empezaba a perder el control de su voluntad.


Hacia unos minutos estaba manejando feliz por la carretera, escuchando su melodía favorita, y disfrutando del viaje. Ahora, el destino había dejado su vida colgando de un hilo de cara a la muerte en aquel precipicio.


Kevin era de complexión atlética. Parecía tener algunas contusiones, pues no percibía daños importantes en su cuerpo, no podía casi moverse, por esta razón no era posible evaluar sus lesiones físicas.


<<Debo calmarme, y serenarme para poder pensar en algo>> respiro hondo y comenzó a sentir olor a sangre, era un olor que siempre por alguna extraña razón podía oler con cierta facilidad, parecía estar en su naturaleza. Pensó que provenía del lobo, pero de inmediato se dio cuenta que venía de los asientos traseros. Ambiento sus ojos sobre los mismos porque la luz del techo era muy tenue. Logro ver que algo brillaba en el cuero de aquellos asientos, estiro su brazo y con la palma de su mano extendida los recorrió lo más que pudo. Su mano resbalaba y corría rápido. Los asientos estaban empapados, se miró la mano bajo la luz del techo; estaba toda cubierta de sangre, pero no había nadie. Solo él y el lobo.


Comenzaron nuevamente los flashes en su mente. Eran como relámpagos que lo cegaban, su respiración se agitó y sintió gritos de auxilio, eran gritos de mujer, ella lloraba y temblaba en sus manos. Luego sintió un poderoso aullido como nunca había escuchado que retumbo en su cráneo, fue un aullido que parecía hacer añicos todos los huesos de su cuerpo. Pero no había imágenes. Un alarido atravesó toda la noche, luego…el silencio fue total.


Kevin se agarró la cabeza en clara señal de impotencia, y su imaginación lo dejo frente al peor escenario y con una sola pregunta: ¿y si el lobo recuperaba el aliento? Su imaginación comenzó a torturarlo. Quiso impedirlo y empezó a gritar por auxilio nuevamente, con la esperanza de que alguien lo escuchara, al tiempo que volvía a llamar a viva voz a su esposa, de esta manera liberaba tensiones y distraía su imaginación de males mayores.


Pero Kevin se olvidó del lobo. Este comenzó a mover su pata delantera con las garras abiertas mientras Kevin comenzó a sentir como la parte superior de su muslo era atravesada por las garras que rasgaban su pantalón hasta hundirse en su piel; sintió como su sangre caía sobre su pie. Era un movimiento casi reflejo. El lobo comenzaba a despertar.


Kevin dejo de gritar de inmediato y se quedó inmóvil. El ojo del lobo comenzó a parpadear y un jadeo hondo pareció volverlo a la vida de una envión, abrió su poderosa mandíbula para mostrar sus fauces. De pronto volvió a quedar inerte; todavía respiraba y su ojo no se cerraba. Su hocico seguía frio y su cuerpo aún estaba caliente.


Un nuevo y repentino flash apareció en su mente. Era de nuevo aquella voz <<hazlo de una vez no lo dudes más>>sus puños estaban tan apretados que le dolían.


******


Se cumplía un año de la desaparición física de su hijo Marcos, tenía tan solo siete años de edad. Todo ocurrió en esta misma carretera. Las imágenes de aquella tragedia volvieron con gran nitidez a la mente de Kevin.


Se habían detenido a cambiar un neumático en horas de la madrugada, mientras Marcos descendía del auto para estirar las piernas, cuando en un descuido fue atacado por un enorme oso que no pudieron detener. El oso se internó en el oscuro bosque y desapareció, nunca encontraron el cuerpo del infortunado niño.


Romina y Kevin fueron encontrados en estado de shock en el bosque dos días después; sin comer, deshidratados y alucinando. Ambos fueron internados dos meses en un centro médico, les hicieron la cura del sueño y diversas terapias, incluido electrochoque. Luego fueron dados de alta, pero con mantenimiento psicológico, e intentaron recuperar sus vidas.


Kevin había quedado con algunas pesadillas recurrentes, como consecuencia de aquella tragedia. Siempre comenzaban igual, con una sombra que pasaba velozmente delante de sus ojos. Le decía a su psiquiatra que sentía que al despertar se miraba al espejo y tenía el aspecto de un lobo, a sus espaldas veía un bosque y sentía el olor a sangre, y tenías ganas de correr con furia. Luego, escuchaba la voz de su hijo, y de esta manera volvía a la realidad.


A veces, discutían con su esposa lo sucedido aquella noche. Kevin no encontraba consuelo al recordar aquel descuido de Romina, cuando Marcos dio aquellos pasos hacia el bosque, todo sucedió en segundos. Fue una tragedia marcada por el destino, pero a Romina en el fondo de su alma la perseguía la culpa. El psiquiatra había logrado zanjar este conflicto de manera bastante racional, insistiendo en el punto de que había sido una tragedia inesperada, y que aquel oso al estar tan hambriento, al verlos descender del auto, igual los hubiera atacado.


Romina, le había comentado al psiquiatra sobre las pesadillas de Kevin, el doctor le dijo que lo sabía, aunque desconocía que despertaba aullando y que Romina había comenzado a sentir miedo. Seguro que Kevin esto no podía saberlo, pues había comenzado a suceder hacia muy poco. Romina agrego que el carácter de Kevin estaba cambiando, que estaba muy irascible, que su umbral de tolerancia estaba complicando su interacción social y que estaba muy preocupada por todo esto.


Por último, Romina le dijo al psiquiatra que Kevin le habría insinuado que pensó en la posibilidad de internarse en el bosque para no salir más, y así poder estar cerca de su hijo y ser parte del bosque que se lo había llevado para siempre.


******


El destino puso a Kevin finalmente dentro de bosque bosque nuevamente, pero no como lo hubiera querido, ahora estaba de frente a su propia muerte, con un lobo igual al que veía en sus pesadillas cara a cara, y atrapado en su auto sin poder moverse.


Imbuido una vez más en sus recuerdos Kevin comenzó a gritar de nuevo<<maldición, hijo mío sé que estas en algún lugar de este maldito bosque>>Kevin no paraba de sollozar visiblemente quebrado <<dame alguna señal hijo…por favor>>.


Lo único que logro fue despertar al lobo. Este sacudió de manera repentina su poderoso cuello como si se tratara de un espasmo muscular a una gran velocidad, su pata delantera se clavó en la pierna de Kevin hasta el hueso, su mandíbula dejo a la vista los colmillos, mientras el rostro de Kevin se desfiguraba por el espanto. Su espalda comenzó a sudar, era un sudor helado que lo hundía en el asiento. Con gran equilibrio y firmeza el lobo se incorporó lentamente sobre el espolón. El auto oscilaba al borde del precipicio, mientras la fiereza del lobo volvía a su naturaleza. El cráneo del lobo no se movía del auto, el parabrisas que quedaba se precipito al vacío. El lobo observo detenidamente a los ojos a Kevin un instante…para luego arrancarle el corazón con una de sus garras y arrojarlo hacia el abismo, al tiempo que una voz le decía: --- ya no sufrirás más, tu calvario ha terminado, vivirás para siempre en el bosque junto a tu hijo…como tanto lo deseabas.


******


Mientras el forense conversaba con el psiquiatra en la escena de la tragedia, este seguía recogiendo y relevando minuciosamente cada prueba.


—Dígame doctor, Ud. que era su terapeuta, ¿cree que este hombre luego de la tragedia estuvo cuerdo? ...yo creo que este hombre estaba desquiciado por completo. De lo contrario como se puede entender una desgracia de estas características, dígame Ud. doctor.


El psiquiatra de Kevin quedo pensativo, mientras observaba la escena del terrible crimen.


—Estimado doctor, yo siempre tuve contacto con las emociones de este atormentado hombre, pero nunca pude acceder a la bestia que lo habitaba, y menos aún si esta bestia lo visitaba en sus pesadillas. El me contó que un lobo lo visitaba por las noches en sus pesadillas, pero nunca es de imaginar que se hiciera realidad un asesinato tan cruel. La mente humana atormentada es un gran misterio en estado de vigilia…piense Ud. lo difícil de tal sanación. Ahora Ud. imagine sanar una mente poseída en una pesadilla. ¿Lo puede imaginar?


El médico forense indago en sus pensamientos para responder.


—Tiene razón, la mente humana es un gran misterio, pero el destino también lo puede cambiar todo en un instante. Nadie está a salvo. Nunca. Antes de la muerte de su hijo, Kevin y Romina eran una familia feliz.


—Sin dudas que sus almas murieron un año atrás en aquel bosque donde desapareció su hijo. Ambos corazones estaban rotos. Yo hice lo humanamente posible, pero en realidad ellos nunca salieron de aquel bosque en aquella fatídica madrugada. Creo que ambos murieron allí. Esa noche el lobo que estaba escondido en la mente de Kevin, vino a buscar lo que quedaba de ellos…sus cuerpos, cuerpos que estaban vagando sin almas.


El psiquiatra acongojado por la escena, le hizo la última pregunta al médico forense.


—Cuál cree Ud. es la causa real de las muertes doctor.


—La pobre mujer no se enteró de nada, la puñalada en su corazón fue tan brutal como certera. Estaba profundamente dormida. Jamás podía haber imaginado que su esposo llegaría a ese extremo de sonambulismo; Kevin, sufrió un paro cardíaco fulminante, inmediatamente que despertó con el corazón de su esposa en la mano…no soporto la impresión y cayó fulminado. Que tragedia.


FIN

16 de Febrero de 2020 a las 16:30 0 Reporte Insertar Seguir historia
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