Todos los días me golpea una mezcla de incomodidad y desilusión cuando es la hora de volver.
Todos los días intento iniciar una conversación con mis amigos, como una silenciosa petición para que no me dejen y me vea obligado a regresar.
Me sumerjo en los libros, aunque no sea necesario, creando una falsa esperanza de perderme entre ellos
Y mintiéndome de que puedo convencer a estos confidentes y aliados de papel, de que permitan quedarme
Que me permitan prolongar infinitamente ese momentáneo estado de amnesia.
Del que recibo alivio,
Un refugio,
Un momento en el que no necesite esconderme.
Tuerzo mis pasos obligando al camino doblarse.
Forzándolo a extender sus límites, a olvidarse de su forma definida y uniforme para tomar otra abstracta con nuevos matices.
Tomando desvíos innecesarios.
Disimulando esta manipulación con un rápido caminar.
No tengo ninguna prisa.
No necesito llegar rápido a "casa".
No quiero.
No me entusiasma el encierro que sé que me espera.
No me apetece ver de nuevo sus caras de desagrado e indiferencia o falso afecto.
Ni oír sus gritos,
Ver sus peleas,
Oír sus mentiras y palabras hirientes,
O tener la cualidad de existir sólo cuando así lo dicta su conveniencia y ser utilizado.
¿Es tan malo eso?
¿Realmente debo sentirme mal por no querer regresar al lugar que una vez llamé hogar?
¿Está mal que ya no quiera ver a mi "familia"?
Que alguien me explique por qué he de sentir culpa por pensar así.
Porqué es necesario que deje atrás el recuerdo de mi verdadero ser para satisfacer sus deseos y poder ser de los suyos.
Si es así como he de vivir para que me reconozcan, prefiero existir como un mal chiste entre sus lenguas.
Sueño con el día en que me pueda librar de la máscara que me fue otorgada al nacer y ha ido encarnándose con sus enseñanzas,
haciéndola cada vez más sofocante,
aplastando mi lengua impidiendo que las palabras fluyan,
obligándome a esconder mi escencia.
No es forma de vivir.
La persona que por tanto tiempo se ha mantenido oculta quiere salir,
Ver el mundo, explorarlo y nunca más volver a estar entre las sombras viendo a lo lejos con lágrimas retenidas en sus ojos.
No más miedos
No más ataduras
No más encierro
No más excusas
No más caminos largos
Gracias por leer!
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