jorge-tello-larios1580799590 Jorge Tello Larios

Un hombre que vive en una cabaña en las montañas de Groenlandia. Se despierta una noche y lo que le depara el destino es, lo que él describe como la peor experiencia de su vida.


Horror Horror gótico Todo público.
Cuento corto
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Consternación

Era una fría noche de invierno en las montañas de Qaasuitsup-Groenlandia. Eran aproximadamente las 3:30 de la madrugada cuando escuché un fuerte ruido proveniente de afuera de mi cabaña. Escuché como si algo muy pesado cayera en la nieve, hubo unos segundos de silencio y luego escuché pasos agigantados acercándose al pórtico. Era la tercera vez que me despertaba en la semana por el mismo ruido, y harto de esto busqué mi hacha y emprendí mi camino a lo que fue, por mucho, la peor experiencia de mi vida.

Caminé hacia la ventada y logré vislumbrar a lo lejos, en la obscuridad dos pequeñas luces amarillas que se agrandaban más y más a cada segundo. Seguía escuchando los grandes pasos cada vez más cerca, también recuerdo que me invadió un fétido olor como a pescado podrido, fundido con otra sustancia que no logré reconocer, que irritaba fuertemente mi garganta. Un segundo después lo que me habían parecido pequeñas luces se convertían en unos grandes ojos que me miraban, penetrantes, desde la obscuridad. Estos parecían tener en mí algún poder hipnótico y no podía dejar de verlos. Ahora en pleno juicio e intentando recordar lo que sucedió me parece haber sido transportado a otra dimensión y al mismo tiempo estar inerte, en mi cabaña con el hacha en la mano, y alguna monstruosidad fuera de mi ventana aguardando mi muerte para devorarme.

Estaba desnudo en la nieve y percibo el mismo olor fétido, con mucha más intensidad. No puedo moverme a pesar de mis esfuerzos. Veo por el rabillo del ojo algo que hizo que el corazón me diera un vuelco, y me turbó profundamente. Era un ser de proporciones abismales, parecido a un lobo pero inmensamente más grande que caminaba a dos patas. Cuando por fin me encaró pude apreciar con total claridad su horripilante aspecto. Tenía dos ojos llameantes que me miraban desde una cabeza huesuda y deforme; un hocico largo que chorreaba gotas de sangre y que desprendía aquel olor tan desagradable y de donde salían dos colmillos largos. En la parte superior de su cabeza tenía unas astas extremadamente largas y puntiagudas de color café rojizo que parecían tener rastros de sangre seca.

Y lo que debieron ser minutos, o incluso segundos, me parecieron horas interminables de sufrimiento. Estaba a merced de aquel ser de gran tamaño sin poder hacer absolutamente nada, más que implorar en mi mente una muerte rápida. Me hizo lo que pareció ser una mueca burlona y demencial. En seguida desapareció de mi vista y pensé que algo lo había ahuyentado, un momento después sentí un gran dolor. Me había arrancado un brazo de una mordida y lo devoraba con tal rapidez y facilidad, que parecía ser para él tan solo un tentempié. Sentía un dolor indescriptible, insoportable que me alcanzaba hasta los huesos. El olor metálico de la sangre no tardó en hacerse presente en aquella atroz y salvaje coyuntura. Deseaba morirme y esperaba desmayarme o desangrarme de manera prematura, cosa que —por desgracia— no sucedió. Sentía cada mordisco y rasguño que aquella bestia me asestaba y como por ensalmo y de forma inexplicable yo no podía morir. Se había comido ya mi otro brazo de manera aún peor que el anterior, sin arrancarlo y comiéndolo mordisco a mordisco desde los dedos hasta el hombro. Se detuvo frente a mi y con una de sus largas y filosas garras me dio un tajo con el cual mis dos piernas se desprendieron tan fácilmente que parecía que cortaba una hoja de papel. Ahora me miraba fijamente y cuando parecía que iba a abalanzarse sobre mi todo cesó de golpe, con el abrir de la puerta de mi cabaña. Una ráfaga de viento penetró y junto con ella entraba Andrew Sakari el zagal que repartía la leña. De aquí no recuerdo mucho más que el dolor que sentía en todo el cuerpo, tenía las manos y piernas congeladas. Me desmallé casi inmediatamente que salí de aquél trance —o lo que me acababa de pasar en un espacio de eónes. Y más por una maldición que por un milagro logré llegar vivo al hospital.

Estoy postrado en cama con las manos y piernas amputadas; me duele todo el cuerpo, sin embargo, esto es lo que menos me tiene intranquilo. Es el hecho de saber que estoy más indefenso, que aquella bestia sigue viva en alguna parte del bosque, buscándome, la que no me deja descansar. Cada noche pido a los doctores que cierren las ventanas con seguro y que corran las cortinas, deseando que eso sea suficiente para detenerlo. A pesar de que me encuentro en un segundo piso no dudo que aquello sea un impedimento para que venga por mi con sus llameantes ojos amarillos, para llevarme a un sufrimiento eterno lleno de pestilencia e inmundicias.

7 de Febrero de 2020 a las 02:22 2 Reporte Insertar Seguir historia
5
Fin

Conoce al autor

Jorge Tello Larios Estudiante de 18 años. Me encanta la lectura de horror y misterio Estoy comenzando a dar mis primeros pasos para convertirme es un buen escritor. Me encantaría leer tus comentarios y tus historias. ¡Un saludo! :)

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Andrés Oscura Andrés Oscura
¡Hola! Me gusta encontrar en tus historias un chispazo de talento para el horror que de verdad es potencialmente enorme. Tan solo falta pulirlo, y como colega del género de horror, me gustaría darte algunos tips y observaciones: Primero: Me encantó el inicio del cuento; le da ciertos tintes de una obre con inspiración lovecraftiana (suele hacer esas introducciones). Segundo: la descripción del monstruo es fenomenal y, al no ser del todo precisa, uno empieza a armar a una bestia imaginaria con retazos de esto y aquello, por lo que al final, lo que cada lector(a) elabora termina siendo aún más tenebroso, dependiendo de cada quien... Tercero: se nota que investigaste para este cuento y el uso de ciertas palabras poco comunes resultan atractivas en tanto que a uno, como lector, lo instan a investigar, cosa que es muy enriquecedora. Observaciones: cuidado con la conjugación de tiempos verbales... Si empiezas un párrafo narrando en presente y después mezclas el tiempo pretérito (eso ocurre al inicio del tercer párrafo). Cuidado con las descripciones que suenan muy secas o llanas. Y finalmente: el desenlace me parece atroz y hasta grotesco (lo cual no está nada mal) solo que me genera cierta inconformidad con que le haya arrebatado ambos brazos y piernas. Tal vez yo le habría arrancado ambas piernas para causar ese horror de la mutilación y dejado los brazos para que escribiera en una carta "desesperadamente" su relato. Si lees a "Dagón" de Lovecraft o "El gato negro" de Poe, podrías darte ciertas ideas. Pero eso ya es criterio tuyo. Te mando un saludo. P.D. Me debes una lectura en "Risas en la oscuridad"
February 12, 2020, 17:08
Leonardo Vargas Leonardo Vargas
Estuvo bueno, es mas corto que el anterior, pero a mi parecer es mejor, me gusto bastante la forma en que se describe al monstruo, es bastante descriptiva y eso hace que el lector entre en una mejor atmósfera para imaginar las situación, buen trabajo
February 07, 2020, 04:56
~

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