Preludio a Phantasia Seguir historia

Mucho antes del nacimiento del primer hombre, más allá de la primera conciencia mortal, existieron tres gobernantes. El más fuerte se llamaba Storenf. El más sabio se llamaba Wissdm y, el más frágil, Brek.

Juntos formaron el mundo de Simprasia. Con la fuerza de Storenf se alzaron los cielos y separó mar de tierra. Con la sabiduría de Wissdm se crearon a las primeras grandes razas capaces de habitar dichas tierras. La fragilidad de Brek le otorgó al mundo una belleza sin par.

Miles de años pasaron hasta que los tres gobernantes decidieron marcharse a otro plano a descansar, no sin antes tararear una profecía, que actualmente es el himno del mundo y prueba ficticia de su existencia.

Las razas primigenias decidieron formar una sociedad de igual a igual.

Un líder de cada especie, y un monolito al que ofrecer sacrificios para postergar la profecía. El Gran Cyfolordos, capaz de cambiar de forma a voluntad, propuso unir a las razas y que hubiese un líder por cada una de ellas, como representante.
De esta alianza, se formaron grandes organizaciones perseverantes y efectivas. Visionarios, videntes y seres al que el flujo del tiempo les es ajeno coincidieron en el mismo destino: la extinción es clara y está cerca.

- ¿Cómo podemos evitar tan fatal destino? - se preguntaba Cyfolordos, antes de saber la respuesta que sus compañeros.

- Hay que aceptarlo. Los antiguos fundadores lo decidieron así y nosotros viviremos hasta el último día de nuestras vidas. - respondió Ag.

- Amigo mío, las posibilidades de supervivencia son inexistentes. Los oráculos ya hablaron. - habló Misdrur, Rey de las Bestias,

- Bien, pero al menos aceptad este regalo - Cyfolordos sacó de su abrigo distintas reliquias y accesorios -. Deseo que ese destino se postergue lo máximo que pueda.

Siglos pasaron. Guerras, victorias, derrotas, reconciliaciones entre naciones sucedieron. Cyfolordos cada vez estaba más excitado, como si algo estuviese a punto de suceder, tal como él quería.