Esta soledad hace que me sienta abrumado constantemente, estar en el mismo lugar de siempre, mirar como uno a uno entran los malditos humanos a este lugar llamado “infierno”, ver como castigan y torturan a los llamados “pecadores” o como yo les digo “malnacidos”, han pasado milenios desde la última vez que me divertí con un humano, extraño estar en la superficie y hacer lo que se me antoje, quizás beber un poco de sangre o mejor aún, obligar a un humano a beber su propia sangre antes de morir desangrado.
El calor del infierno me tiene hostigado, no por el hecho de ser demonio debo estar acostumbrado a esto, si tan solo ese estúpido de Florián no se hubiera ido a “conversar”, estaría bromeando y haciéndolo enfadar o tal vez golpeándolo un poco.
Aunque quien no lo haría, Florián es un nombre bien marica y afeminado para un demonio como el, de no ser mi “compañero” de aventuras ya lo habría matado o torturado al igual como he hecho con otros demonios inservibles que solo ocupan espacio. Si tan solo estuviera permitido matar ángeles no tendríamos porqué matarnos entre nosotros.
Hace 190 años hubo un conflicto entre “los caídos” y “los bendecidos”, un demonio ataco a un “Ángel guardián” los cuales teníamos prohibido matar u hacer daño, pero por culpa de ese estúpido sin auto control comenzó la batalla de “Los Soles”, que se llevó a cabo en lo más alto del cielo, se le llamo así porque el calor que desprendían los demonios junto con las llamas de la esperanza que desprendían los ángeles se formaron esferas de luz que calcinaban a quien los tocara y solo los cuales los ángeles podían usarlos en su favor, los llamado “soles”, fue en esa batalla que un ángel envió un “soles” a un demonio, pero este fue más astuto y lo esquivo, lo que llevo a una desgracia mayor. Cayendo este “soles” en el mundo humano, destruyendo todo un continente y dejando al resto del planeta en una precaria condición.
Debido a ese “error” tanto ángeles como demonios fueron castigados y confinados durante 190 años a no salir de sus respectivos ambientes, solo los ángeles guardianes y a la guardia infernal, aunque siempre tuve la duda del porque no se presentaron los “arcángeles de dios” a la batalla… supongo que eran tan débiles que no servían jajaja.
Hace exactamente una semana que ese castigo se dio de baja y todo tipo de ángeles y demonios puedes ir al mundo terrenal. Pero yo aún sigo acá esperando, ya me estoy comenzando a desesperar, necesito pasarla bien, matar humanos… como decirlo es solo un pasatiempo más de los demonios, es algo que hacemos para divertirnos y no aburrirnos en este lugar rodeado de fuego, pecadores, demonios y el jefe como le llamo yo. Aunque siempre estará la eterna disputa entre el bien y el mal.
- Oye Jimini, ya llegué y te traigo bellas y hermosas noticias- volteo para ver al despreciable y siempre inoportuno de Florián, ese idiota con voz de ratón es mi compañero, siempre llega en el peor e inoportuno momento, y, sobre todo, lo que más detesto de él es ese maldito apodo que me tiene.
- Dime Florecita, cuantas veces te he dicho que no me llames así- a veces podría llegar y hacerme enojar con solo su presencia, pero sé que entre un duelo entre yo y el… pues digamos que él es unos 200 años mayor que yo, aunque su cuerpo no esté tan bien tonificado como el mío, su fuerza es inigualable a la de cualquiera de nosotros
- ¡oye! Que te he dicho de llamarme florecita, pequeño niño jajaja, te perdono la vida solo porque vengo con buenas noticias para ambos – lo miro ansioso de saber que será, mira a un costado de mi “cama”, bueno, mejor dicho, de mi pedazo de piedra y apunta con su dedo a un rincón de la pared.
- Sé más claro, apuntando a la nada no sabré que debes decirme
- Jim, a veces eres un joven demonio demasiado ansioso. Nos vamos de acá, muchos de los demonios que fueron antes que nosotros han vuelto sin nada en sus manos, por eso converse con los altos mandos y me encargaron la misión de supervisar y dirigir a los más inexpertos demonios en el mundo humano o mundo terrenal. - mi sonrisa se formó inmediatamente después de escuchar tan deseables palabras.
Esta, si es que es una noticia por la cual valió la pena esperar, después de años podre ir a divertirme, mientras Florián ver y supervisa a los demás, yo espero encontrar a un humano que valga la pena corromper, uno que siempre se ilusione, que ame de verdad, que tenga esperanzas y sueños y por, sobre todo, que crea en “el”.
- Dime Florián, a cuál de los altos mandos se la metiste, no me digas que a uno de la guardia infernal ¿o sí?
- No seas estúpido Jim, sabes que de solo acercarme a ellos podrían eliminarme en un parpadeo. Fue el “jefe” quien me concedió esta misión.
- ¿el jefe? – saldré de acá y haré de las mías con los humanos
- Jim debemos partir ahora mismo, tú ya sabes cómo funciona esto.
- Si, si, como digas deja cambiarme de ropa y nos vamos – mire a Florián y ambos nos pusimos a reír desenfrenadamente, los demonios no necesitamos de cambios de ropa y todas esas cosas, solo pensamos lo que queremos y lo obtenemos, aunque no siempre es así.
- Ya tengo listo el primer lugar al que iremos – Florián saca una agenda de… bueno eso lo dejaremos para después y me pasa el papel que llevaba ahí dentro.
“Ciudad Serena”
Vengan a vivir a una de las ciudades más visitada y amada por el país, no se arrepentirá. Nosotros trabajamos para usted.
Era un estúpido afiche que dan en las ciudades para atraer más gente (en realidad solo les importa su dinero y nada más) creo haber oído de este lugar, es algo “lindo” y “cómodo” o así es como le dice la gente, veamos si después de mi visita seguirá siendo igual.
Con Florián extendimos nuestras alas negras y emprendimos vuelo, no todos tienen alas como nosotros, para lograr obtenerlas se ganan dependiendo tu desempeño y digamos que yo y Florián somos los más “profesionales” en esto. Pasar por cada lugar del infierno es algo agradable para mi vista, me alimento del dolor ajeno, ver gente gritando, suplicando perdón, gente siendo torturada por demonios, monstruos comiéndose entre ellos, personas alrededor de mucho fuego por todos lados sin escapatoria, una vista muy común para mí.
Después de horas volando logramos salir al mundo terrenal como prefería llamarlo, la luz brillante del sol encandilaba mis ojos grises, hace tanto que no pisaba estos suelos inertes, sentir el pasto una vez más me hizo saber que mi hora de libertinaje se aproximaba, Florián miraba hacia el horizonte, estaba atardeciendo si no me equivoco y desde que lo conozco a él siempre le gusto ese tipo de espectáculos.
- Aun te gusta ver al sol como se esconde, ¿no?
- Desde años querido Jim, el saber que en un lado se oculta la luz mientras en otro empieza a salir es algo único y maravilloso, además nunca se está completamente oscuro, la luz de la luna siempre brilla para los humanos, solo que ellos creen que esa luz no es suficiente para ellos, piensan que la luna es solo un pedazo de roca simple, cuando en verdad ese pedazo de roca es algo más, es algo… simplemente hermoso que les da una brillante y calidad luz que alumbra en la oscura noche – me cargaba cuando el idiota de Florián se ponía filosófico sin razón alguna, y decía cosas incoherentes.
- Florián, me haces dudar con tus palabras de que en verdad eres un demonio como yo -dejo de mirar el atardecer para mirarme con sus ojos cafés que emitían cierto odio hacia todos.
- Jim tu más que nadie sabe que las maravillas de la tierra me causan intriga, pero nadie quita el placer que siento al destruir un humano imperfecto que no sabe nada más que aferrarse a lo material.
- Lo sé, lo sé, pero en ciertos ratos me haces dudar – apoye mi mano en su hombro y emprendimos vuelo nuevamente, pero ya no teníamos la apariencia de demonios, si no la de unos pájaros negros o, mejor dicho, unos cuervos en busca de su siguiente alimento.
Después de 4 horas volando llegamos a nuestro destino, al descender y tocar tierra, nos encontramos con un gran cartel. “Bienvenido a Ciudad Serena, donde trabajamos para usted”, no hay nada más estúpido que este cartel, “trabajamos para usted”, bufe de solo leer ese estúpido eslogan.
Florián me mira y me hace un gesto para que lo siga, caminamos por unos 20 minutos hasta llegar a un lugar donde solo había casas de 1 piso, se veía una gran población, unas 6 casas más allá, llegamos a una que decía vendida, mire a Florián esperando una explicación la cual nunca llego, solo comenzó a caminar hacia la entrada, no tuve más opción que seguirlo y entrar con él, una vez dentro supe que esa casa seria nuestro “hogar, dulce hogar”.
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