Hoy la conocí.
Mis amigos y yo nos organizamos para hacer una fiesta sorpresa a Claudia, una amiga. Un par de chicas se encargarían de distraerla todo el día, mientras el resto del grupo se encargaba de dejar su apartamento listo para la celebración, con ayuda de su hermana menor.
Estaba poniendo unas flores en un jarrón cerca de la puerta, cuando alguien la toco desde afuera. Uno, pausa, dos, pausa, tres veces. La contraseña que pautamos para que pudiésemos abrir sin miedo de que fuese Claudia y arruinemos la sorpresa. Los demás me miran, exigiéndome en silencio que como soy el mar cercano, debo ser yo quien abra.
Y allí estaba ella.
Mojada, afuera debía estar lloviendo, escurriendo agua sobre la entrada del apartamento y con el cabello rizado en un rodete húmedo en lo alto de su cabeza, cargando una Coca Cola caliente y una bolsa extra grande de Dorito en sus manos.
Entra en la casa sin saludar, quejándose a plena voz sobre lo complicado que era conseguir un carritoa esta hora. Le da un beso en la mejilla a Fabiana, que estaba colgando luces en la pared, antes de entrar a la cocina y dejar todo en la mesa, junto a la torta y los panes con salsa.
Se encierra en el baño y todos escuchamos el sonido del secador andando. María, la hermana menor de Claudia, busca algo que prestarle y luego vuelve a ayudar con el resto de las cosas en la cocina. Media hora después, sale del baño con un vestido amarillo y el cabello seco y rizado parcialmente atrapado en una gancheta, sus hombros aun destellaban con algunas gotas de agua.
No importaba. Ella ya me había parecido hermosa chorreando agua en el suelo y hablando hasta por los codos.
Gracias por leer!
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