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Mi maestro: lo que el cáncer me enseñó

El Cáncer vino a mí a enseñarme. A enseñarme a vivir, a enseñarme quién soy yo. Vino a mostrarme lo serio que es vivir. Porque es cosa seria esto de tener una oportunidad de vivir una vida. Es asombrosamente impactante sentir que mueres. Porque lo normal es no saber cuando uno va a morir y cómo. Pero cuando te dicen que tienes un 30% de posibilidad de vivir 5 años...eso es arena de otro costal. Un costal que pesa y mucho. Qué inocentes somos los seres humanos, repletos de sueños inalcanzados con tendencia a suicidarlos de antemano, pensando que siempre hay un mañana para cumplirlos. Mis sueños se fueron todos a la papelera de un hospital junto a los restos de mi cuerpo enfermo. Quise mirar a otro lado, quise hacer lo que siempre hacía: mirar para otro lado cuando tenía mis problemas de frente. Quise literalmente negar que tenía cáncer.

Al principio funcionó, porque el cerebro es sabio y se defiende negando la realidad y disfrazándola. Mi mente negó mi enfermedad dándome lo que necesitaba en ese momento: atención de los demás. Una atención ficticia, pues sólo necesitaba la atención de una sola persona: yo misma. El cáncer me enseñó que la vida está en tu mano en este mismo instante mientras me lees pero mañana puede que ya no existas. Así, literalmente. No pretendo asustarte ni amargarte. Pero párate a pensarlo en serio. Dime qué harías si mañana despiertas de una operación con cáncer, sin apenas posibilidades de vivir y con muchas posibilidades de no superar la operación. Imagínatelo. Siéntelo. Todos tus sueños y esperanzas rotos...pero ocurrió algo asombroso. Antes de enfermar, no me tomaba la vida demasiado en serio, ni la vida ni a mi misma. Y llegué a la conclusión de que lo que nos hacen entender de que la vida es divertirse, ser feliz y no tomarse las cosas en serio era una gran MENTIRA. La vida se convirtió en algo muy serio para mi, muy valioso, y no quería perderla bajo ningún concepto! Las reglas de repente cambiaron: ya no había reglas. Y por primera vez en mi vida sentí que tenía vida, que estaba VIVA, que tenía una posibilidad de seguir VIVIENDO. Vivir sin seguir reglas, ni estereotipos ni dictados de nadie. Porque a la vida hay que dejarla que nos muestre cosas, situaciones.y A VER QUE HACEMOS CON ELLAS!! Esa es la base, a mi parecer, de vivir medianamente bien la vida: saber qué hacer con lo que nos pasa, no POR QUÉ nos pasa, sino PARA QUÉ. Mi cáncer vino a mi a salvarme la Vida, con mayúsculas. Vino a ponerme las cosas claras, a enseñarme cómo vivir. Vino a recordarme que la muerte vendrá sin duda. Mi cáncer vino a darme un toque en la espalda, un toque de atención.Vino a hacerme sentir Viva, con mayúsculas.

2 de Octubre de 2019 a las 10:09 0 Reporte Insertar Seguir historia
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