Aquella bestia etérea parecía su sombra misma, por más rápido que corriera parecía alcanzarla
con más facilidad. La hermosa Am’Arzelen era una maga talentosa dentro de los novicios del
consejo mágico, pero no era más que eso una novata, no podía concentrarse, estaba tan
aterrada por su persecutor que las claves mágicas se le confundían y olvidaban en un
torbellino de pensamientos, “Am no eres digna de esos atavíos” “tu cabello es del color del sol
y tus ojos del cielo mismo” ”Arzelen ven acá te tengo un regalo”, sus maestros estaban más
pendientes de su evolución física que de formarla como maga, desde su niñez esos
desgraciados… pero, había sabido cómo defenderse, nunca habían ido más allá de tocarla una
vez antes que sus dedos se congelaran. ¡”Tahas ed lohium”! pronunció sin titubear mientras se
daba vuelta viendo el “rostro” deforme del espectro, una no tan delgada rama de hielo creció
de los adoquines atravesando la criatura, la detuvo unos instantes. Am, más clara de mente
transformó el suelo bajo sus pies en escarcha deslizándose rápidamente sobre él, flanqueando
de esa forma a su persecutor mientras le lanzaba bolas de nieve que condensaba en sus
palmas, estas golpeaban con fuerza a la monstruosidad congelando la zona del impacto. Por
más que tratara de impulsarse hacia Am esta lo hacía retroceder mientras giraba en torno a él,
estaba siendo espléndida, pensó, si tan solo la vieran, pero, era todo demasiado perfecto, una
vez la “cosa” quedo totalmente escarchada empezó a vibrar, “no”, dijo Am, la criatura se libero
en un instante saltando hacía ella en una imagen mortal,”es el fin”.
Como un relámpago el destello de luz que formo en su mano cruzó al espectro que se convirtió
en cenizas, Am quedó congelada, como si se hubiera auto conjurado uno de sus hechizos, el
caballero sobre el huargo rojo parecía un gigante blindado, y de su celada solo escapaba unos
cabellos incluso más dorados que los de ella, luminosos, le extendió su mano y ella la tomó.
-Tienes suerte- pronunció el “guerrero”;- de no haberlo olido a tiempo estarías hecha pedazos-
.
-¿olido?- dijo confundida, mientras se hacía una imagen de quien podría ser su salvador.
-no entraré a explicarte- contesto indiferente, parecía ser el sujeto más desagradable del orbe.
-si lo harás- dudo un momento pero finalmente pronunció, temiendo equivocarse;- Kuro el
Mata bestias-.
El guerrero de cabellos dorados levantó la visera del casco dejando ver unos brillantes ojos
color café rojizo, sus pupilas, como las de una serpiente. Miró al cielo oscuro sin prestar
atención a la hechicera, suspiró.
-ese soy yo- giró la cabeza hacia Am y el enorme huargo hizo lo propio sin parecer apenas
aterrador;- y ese era un Draghos, el fantasma de un dragón negro- Am quedó pasmada, sabía
lo que un dragón negro significaba en estos tiempos, un terrible presagio;- puedo deducir por
tu uniforme que eres parte del consejo-.
-si lo soy- respondió encandilada por los ojos reptilianos de su interlocutor;-soy Am’Arzelen,
estudiante del consejo mágico, no sé cómo, esa cosa empezó a seguirme desde la nada-.
-se alimentan de la vida, o en algunos casos, buscan poseer aunque sea por un ínstate los
cuerpos de sus víctimas, son... realmente nostálgicos con respecto a su existencia física-.
La idea de ser muerta, o algo peor, la aterró, era aún demasiado joven a sus tiernos 17 años
como para pensar en la muerte, sus estudios eran científicos, incluso defensivos, pero no era
una maga de combate, aquello a los libros de historia.
-No siento el olor de otra criatura, aún así será mejor que te apresures a llegar a tu torre-.
-acaso no piensas escoltarme- reclamó Am, indignada por la indiferencia de Kuro, bueno,
después de todo era un mercenario, un mago de unos de los gremios libres de peor calaña.
De pronto la luz amarillenta que se desprendía de los cabellos de Kuro cesó, incluso, su pelo se
volvió negro, hecho que volvió a pasmar a Am.
-¿qué clase de magia es esa?- preguntó sorprendida.
-No tiene nombre, le llamo Aspecto de Dragón- contesto el caza recompensas con un tono de
voz diferente, muy diferente, más distendido, como si fuera otra persona;- disculpa mi
arrogancia, es un efecto colateral de adoptar la sabiduría de un dragón dorado, sube- dijo
extendiéndole la mano, dudó un momento antes de estrechársela y subir al lomo del
gigantesco can.
Ambos guardaron silencio unos minutos mientras Uxor, el huargo de Kuro, avanzaba a paso
suave por entre las oscuras calles de Imperial, capital del Reino homónimo.
-¿y...en qué consiste el aspecto de dragón?- pregunto Am rompiendo el silencio al momento
que estrechó con más fuerza la armadura de Kuro, obviamente dentro de esa coraza no sentía
nada, ni el interés de la adolescente.
-eso es un secreto para los miembros del consejo- sonrió para sí;- pero, tal vez podríamos
intercambiar algo de información, aunque dudo que sepas algo de “ZulAxaz”-.
-ZulAxaz- repitió Am, aquel nombre lo había leído en varios libros de historia, y, en alguna que
otra conversación del consejo, en la que por supuesto, se había camuflado de curiosa;- La reina
roja, primera de la extirpe de dragones, si, se algo sobre ella, información importante quizás-
respondió curiosa de que podría querer Kuro de esta;-pero, aunque interesante, tu magia no
vale lo que mi información-.
Kuro quedó sin habla un momento, sería que se había topado con lo que había buscado
durante semanas. Qué podría darle a cambio de tan valiosa información.
-¿sabes... sabes la ubicación de Axaz?-.
Am sonrío, tenia ahora a Kuro en la palma de su mano, lo que había escuchado en el consejo le
podría costar la calidad de maga, incluso su libertad, pero, una pequeña llama en su corazón
estaba encendida desde hace un tiempo, una sed, una necesidad de mundo, de explorar más
allá Imperial, y eso sería imposible con su grado dentro del gremio.
-se donde esta, o mejor dicho, donde estará- sonrío mostrando su perfecta dentadura, claro
Kuro no podría ver aquella magnifica expresión en la posición en que estaba;- te la diré
siempre y cuando me lleves contigo-.
Kuro silbó y Uxor se detuvo inmediatamente.
-de ninguna manera, debe de haber otra forma de que me des la ubicación de Axaz,- sabía lo
peligroso que era el viaje pero aun no confiaba lo suficiente en Arzelen para revelarle sus
intenciones con Axaz;- podrías morir en el viaje-.
-No moriré- sonrío haciendo un gesto con las manos, ella desconocía lo que Kuro pensaba
hacer, pero si sabía que Axaz no sería ningún peligro en el lugar donde concurriría, incluso,
había leído que la dragona era una mujer civilizada, contrario a lo que se podría esperar de
alguien de su raza;-quiero una aventura, sentir la emoción de conocer nuevos lugares, de
aprender en terreno lo que solo he leído en libros...- iba a decir algo más, pero le dio
vergüenza decirlo frente al caballero acorazado, ella también quería encontrar el amor, algo
que no había podido encontrar entre sus pomposos compañeros de clase.
-una aventura...- acarició a Uxor quien volvió a andar suavemente;-lo pensaré.
Am abrazo nuevamente la armadura de Kuro, pero esta vez poniendo su mejilla en su espalda,
al parecer ya había escogido de quien enamorarse.
Gracias por leer!
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