skathah Scatha

Loukin, un experimentado viajero espacial, es víctima de un accidente con su nave que le dejará perdido, atrapado y olvidado en un lugar extraño. Tras ser absorbido por una fuerza misteriosa, su vida se reiniciará al toparse con una tierra, que no es la tierra.


Fantasía Viaje en el tiempo Todo público.

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Capítulo 1: El agujero del olvido

Loukin se encontraba sentado en su cama, mientras la nave en la que se transportaba era llevada por el impulso que habían dejado los motores que, anteriormente, había desactivado.

No hubo problema alguno en su viaje, y el vuelo de regreso a la tierra estaba siendo un completo éxito. Pasó por varios planetas abandonados, los cuales tenían señas de haber sido golpeados por multitud de asteroides repentinamente. Muchos agujeros adornaban su superficie, y varios fragmentos que les rodeaban, demostraba el destrozo que provocaba la naturaleza en ellos.

— Vuelo 01256, reporte del día — Habló el capitán a través del micrófono.

— Sin problema alguno, capitán. El viaje de regreso está siendo muy tranquilo.

— Daniels se está preparando para salir junto a Natalie a una expedición de urgencia. Es muy probable que para el momento en que esté usted cerca de la tierra, ellos vayan saliendo, por lo que pueden brindarle algo de provisiones.

— ¿Viaje de urgencia? — Preguntó con curiosidad, tomando asiento entonces en el sillón del copiloto.

— Así es. Algo extraño ocurre fuera, y debemos investigar prontamente.

— ¿No era más fácil enviar soldados desde Marte? Digo, es más rápido.

—Efectivamente lo es, pero no tenemos lo suficiente allí para enviar seres humanos a tales distancias, y hacerles sobrevivir en Titán. Es por eso que el viaje debe ser lanzado desde aquí.

— Eso suena interesante.

— Tú concéntrate en tu camino. Y ten cuidado con los agujeros negros, pues en las pantallas vemos varios cerca de tu posición.

Pero Loukin no respondió más. Antes de que él hubiese terminado su frase, ya la radiación había cortado de golpe sus palabras. El micrófono, los radares, las pantallas, la inteligencia artificial. Todo fue completamente destruido. Seguido de esto, la nave aumentó su velocidad vertiginosamente, llevando a Loukin en su nave hacia un punto muerto del espacio, más negro que la misma oscuridad.

El viajero corrió lo más rápido que pudo, y, tocando con apenas un dedo el panel de seguridad, las manos robóticas le envolvieron en su traje metálico antes de que el agujero negro lo absorbiera por completo. La gravedad se perdió, luego volvió, y así durante un largo rato mientras su nave se dirigía a una velocidad incalculable hacia el centro del gran agujero. La poca luz que sus paneles aún podía emitir, era devorada en segundos por la fuerte oscuridad que le tenía preso.

Pero, en su desespero, se percató de algo, y es que, aparte de que su nave no sufrió daño físico alguno, él se seguía moviendo, hasta el punto en que comenzaba a ver algo de luz. Nunca supo si era cuestión de que su visión comenzaba a fallarle, o porque en el interior de un agujero negro había luz.

Tampoco le dio mucho tiempo a pensar, pues la velocidad aumentó una vez más, a niveles incalculables, llevándole directo hacia ese punto que veía en el centro de la oscuridad.

Decidió mantenerse en el traje, pero evitó a toda costa estar cerca a las ventanas o lugares que le pudieran lanzar al exterior. El mismo tiempo que le tardó ser succionado por el agujero, le tardó para ser expulsado de él sin piedad alguna. Fue arrojado nuevamente al espacio, aunque este tenía una pinta muy diferente.

Había muchas más estrellas, muchos planetas pasaban cerca de él, aunque no sufrían daño alguno por el agujero que recién le había expulsado, y muchas otras cosas más se movían frente a él.

Era como haber llegado hasta un universo nuevo. Se percató también de que la nave volvió a la vida, con los micrófonos, las pantallas, los trajes y la inteligencia artificial, que le dio un buen saludo en cuanto resurgió.

— ¿Dónde estamos, Xamara?

— Eso te pregunto yo a ti — Replicó ella — Acabamos de cruzar un agujero negro de un lado a otro. La probabilidad de haberlo logrado era demasiado inferior.

— ¿Esa misma posibilidad está si volvemos a entrar por él?

— En cierta manera, sí — Loukin se acercó hasta el centro de mando y comenzó a pilotar la nave por su propia cuenta — Pero, no intentes cruzar por este mismo. Serás expulsado nuevamente y podrías sufrir daños o chocar con algo.

— Entonces, ¿qué debo hacer?

— Detecto rastros de calor aquí, en este universo...

— Espera, ¿qué dijiste? ¿nuevo universo?

— Tal y como oíste. Según me arrojan estos datos, estamos actualmente en un universo vecino al nuestro.

El viajero se quitó su casco, color azul con gris, lo dejó sobre la silla y se levantó para observar a través de las ventanas. Todo lo que veía, todo lo que se extendía ante sus ojos, todo lo que él podía recorrer en su nave, era un universo diferente.

— Hay vida. Mucha vida. Muchos planetas poseen vida, aunque hay algunos que posiblemente estén en sus últimos días.

— ¿Por qué razón sería eso?

— Meteoritos. Hay demasiados. No los suficientes como para impedirnos el paso, pero sí para destruir muchos planetas en poco tiempo.

— Necesito comunicar esto a la base.

— Negativo. Las sondas electromagnéticas no podrán cruzar hacia el otro universo, pues, como ya te expliqué, este agujero parece ser de expulsión.

— Entonces, ¿qué debo hacer?

— Gracias por repetir la pregunta. Como te dije antes, detecto calor en este universo. Calor humano. Con algo de suerte llegarás a un planeta donde seas bien recibido y podrás buscar un agujero negro que te lleve hasta un agujero de expulsión en nuestro universo natal.

— Esto me podría llevar décadas. Miles de años en la tierra.

— No precisamente. Con un pequeño y rápido cálculo, detecto toneladas y toneladas de materiales que podrían servirte para mejorar tu nave, o incluso construir una nueva, que pueda superar todas las barreras de velocidad existentes.

— Eso quiere decir que...

— Con esfuerzo, en dos años terrestres ya podrías estar rompiendo una vez más la barrera de los agujeros negros y penetrar en nuestro universo natal. Así, aunque estés al otro lado del universo, tardarías menos de un mes en volver a la tierra.

— ¿Me ayudarías con la ubicación?

— Claro. En cuanto estemos nuevamente allá, mis sistemas volverán a rastrear la tierra y podré llevarte hasta casa.

— Muy bien — Sonrió y tomó las dos palancas — Es hora de hacer historia...


27 de Julio de 2019 a las 03:06 0 Reporte Insertar Seguir historia
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