khbaker K.H Baker

A veces, el poder de los recuerdos sobrepasa los límites de la realidad.


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#recuerdo #tristeza #soledad
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Greenwood Lane

Número quince de Greenwood Lane.

Todavía recordaba los días posteriores al volver de la guerra. En su cuerpo todavía sentía la tensión provocada por los sonidos estruendosos, las reacciones exaltadas y las risas de aquellos a los que su paranoico comportamiento les hacía gracia. Aquello no tenía nada de divertido, no cuando había perdido a decenas de compañeros. No cuando hasta él mismo había estado a punto de perecer.

<<Ahora ya no estás allí>>, se dijo, Lisa se había encargado de buscar un barrio nuevo y tranquilo alejado del estrés que ofrecía la gran ciudad. Ella siempre sabía que hacer o que decir para tranquilizarle, para que estuviera cómodo, pero ahora Lisa no estaba allí con él y quizá era aquella la razón que hacía que su paranoico estado saliese a relucir de nuevo.

Ya habían pasado tres años desde su vuelta, tres años en los que había estado luchando contra su propio ser, contra los demonios internos que le atormentaban, pero era la primera vez en esos tres años que se encontraba totalmente solo.

Alzó la cabeza, la cual había permanecido apoyada sobre sus manos entrelazadas a lo largo de sus turbios pensamientos, y se echó hacia atrás en la silla para observar aquel trozo de papel doblado desde otra perspectiva.

El sonido de un trueno le sobresaltó mínimamente, aún así, fue suficiente como para que de una forma inconsciente, apretara los puños sobre la mesa.

Dirigió su mirada hacia la ventana, las primeras gotas de lluvia comenzaban a estrellarse contra el cristal. Lisa fue la que le propuso la idea de colocar la mesa frente a la ventana, él solía sentarse allí a escribir sobre lo ocurrido, sobre sus pesadillas o a veces incluso simplemente se quedaba allí a observar la desierta calle residencial. Le servía para observar que todos los sonidos que le ponían nervioso, no eran más que sonidos cotidianos. Desde allí podía ver si alguien llamaba o se acercaba a la puerta, podía observar la lluvia y los coches pasar.

<<Lisa siempre dice….>>. Un suspiro acalló sus pensamientos. <<Debes dejar de pensar en ella>>, se dijo a sí mismo, <<Sólo son unos días. Demuestra que puedes arreglártelas solo>>.

Su mujer había ido a visitar a su padre después de que este falleciera. Ella le había ofrecido que la acompañase, pero él había preferido quedarse en casa. Estar en un lugar donde la muerte estaba presente en cada esquina que mirase, no era bueno para su condición mental.

El teléfono sonó como cada tarde a las seis en punto, Connor se apresuró para responder a la llamada y, como cada tarde, sonrió al escuchar la voz de su mujer.

—Te echo de menos, ¿cuándo vuelves? —una mirada triste se reflejó en el espejo que había colgado en la pared. Connor asintió y colgó—. Solo un par de días más, está bien…

No podía evitarlo, la necesitaba más de lo que pensaba.

Arrastrando sus pies, volvió a sentarse en la silla para observar como las gotas de lluvia resbalaban por el cristal, antes de esbozar una amarga sonrisa.

La puerta se abrió y él observó por el reflejo la figura que se movía tras él.

—Lisa volverá en dos días —dijo, alegrándose de su vuelta, a pesar del retraso sufrido.

La mujer esbozó una pequeña sonrisa y avanzó hacia él, dejando sobre la mesa un vaso de agua y un par de pastillas.

—Tómese eso, señor Anderson, le vendrá bien para los dolores de cabeza.

Connor cogió las dos pastillas y las introdujo en su boca, acompañándolas con un trago de agua, después le devolvió el vaso a la mujer, que volvió sobre sus pasos hasta salir de nuevo de la habitación.

—¿Cómo se encuentra el señor Anderson? —preguntó un hombre trajeado, sobre el cual llevaba una bata blanca—. ¿Puedo entrar a verle?

—No creo que sea buena idea, doctor. Su mujer ha vuelto a llamar —dijo la enfermera, apesadumbrada—. ¿Cree que se recuperará?

—Su estado es complicado, las situaciones a las que ha estado expuesto han hecho mella en su mente, la torturó de tal manera que optó por crear una coraza donde intenta protegerse.

El doctor anotó lo que la enfermera le había dicho, antes de humedecerse los labios y mirarla de nuevo.

—Él mismo vino hasta aquí caminando, él accedió a su ingreso. Su subconsciente sabe que su mujer murió hace más de cuatro meses, solo debe dejar que esa idea traspase su coraza.

12 de Abril de 2019 a las 06:16 1 Reporte Insertar Seguir historia
5
Fin

Conoce al autor

K.H Baker Intento de escritora, amante de la música ♫ y adicta al café. Creando mis propias ramas del "Bakerverse". Nací para ser heroína ♚ pero el mundo me convirtió en villana ☠ y, ¿sabéis qué? En el lado oscuro lo pasamos mucho mejor ;)

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Plasmas muy bien los estragos del estrés postraumático, y ese final... me dolió T_T
April 12, 2019, 12:28
~