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EL paraíso

  

El “ninge”1 caía de manera rápida e imparablemente, su único sostén era el vacío del que había pasado a ser parte; a medida que caída el aire le faltaba,  la asfixia era agobiante desesperante y comprendió que necesaria. Sentía que su corazón estaba a punto de estallar ¿miedo? No, no era eso ¿emoción? Tal vez. La sofocación, el cansancio, el mareo y la presión se combinaban con el inquebrantable e inmenso negro de lo ya olvidado. No son recuerdos si no preguntas las que golpean a la puerta de su mente que está a punto de desvanecerse: ¿Por qué estoy cayendo? ¿Qué me sostenía? ¿Quién me ha arrojado a este sitio? ¿Hacia dónde me dirijo? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi destino? ¿Mi destino? ¿Por qué aún no he llegado, acaso es este? ¿Antes de caer alcancé a llegar a mi destino? ¿cuál fue el primer y último lugar? - Nuestros deseos, que es lo que somos - son tan desechables, concluye. - Sabiendo que no obtendrá respuestas, se calma, no le importa, sonríe. Siente como en la caída se desprende de su ropa y siente que su alma, envuelta en un rudimentario y duro caparazón, es por fin liberada. Se desmaya. Simplemente acepta.


     La caída ha terminado, su cuerpo reposa en el duro suelo, las tinieblas lo  cubren todo. Se lleva la mano a la cabeza y abre los ojos, no recuerda nada, pero sabe y entiende que se encuentra en el infierno. Se para y quita la mugre de su ropa. Es un lugar grande. No conoce su pasado, en caso de ser castigado no sabrá el porqué de ese castigo. No le importa. –  ¡Mi madre tenía razón! – Dice otro ningen que está cerca. –Seré castigado por pecador, llora, grita, se arrodilla, reza, quiere santificarse ¿qué clase de cosas horribles me harán? El primero lo mira de soslayo, decide que no hará lo mismo. De una manera rápida unas cadenas ardientes salen del suelo y atrapan al segundo, no puede gritar, extrañamente su boca no se abre, pero se nota su inmensurable desesperación, mueve todo su cuerpo desesperadamente intentando librarse, su piel es marcada por el ardiente y vivo rojo de la cadena mientras un humo negro sale al contacto de estas con la piel. Tiempo después aparecen sombras que lo arrastran a un lugar incierto; el otro simplemente observa de manera impávida, a él no le pasa nada.


     Lanza un gran suspiro (tal vez de alegría momentánea; tal vez el siguiente sea él, tal vez un suspiro de aceptación, pero no se desespera). Observa nueva y cuidadosamente a su alrededor y comienza a caminar. Desde lejos divisa algo extraño, es como una columna que se mueve, una columna de masa, donde sus base se está quemando poco a poco y el fuego sube lentamente por la misma, en lo más alto de dicha columna se observa algo que se está sujetando con una fuerza desesperada mientras intenta zafarse de aquella masa que intenta absorberlo. Se detiene para intentar dar forma aquello que ve, es entonces cuando la imagen real aparece. Aquella masa son nigen’s que intentan con desasosiego huir y para ello procurar escalar uno sobre el otro hasta el fin de la columna donde otro nigen desnudo está sujetando con una sola mano un hilo que a simple vista es delgado y frágil; este hilo atraviesa un agujero donde una imagen un tanto borrosa muestra unos rostros caris bajos que contemplan algo o alguien que está acostado, la escena transcurría en un cuarto blanco con apariencia de impoluto. Aquello que estaba sujetado del hilo intentaba por medio de patadas dejar la gran masa atrás, miraba desesperada de arriba abajo y mucha sangre corría desde la palma de su mano hasta su pie derecho, tanta que a veces se ahogaba con ella. Después de una mirada hacia arriba empezó a gritar “no, por favor, deténganse”, aquél retrato del cuarto había cambiado y ahora se vislumbraba que desde la parte trasera de aquellos rostros salía una sombra con aspecto malvado y lúgubre, las sombras se introdujeron al agujero y desde su parte trasera extrajeron algo largo que posaron lentamente en el hilo, eran manos que sujetaban algo afiliado e inmediatamente empezaron a cortar el único sostén del nigen. “No, por favor, deténganse” seguía gritando, después de unos cuantos segundos el hilo se rompió sin ningún problema, lo último que pronunció aquél ser fue un “por favor”, empezó a caer y la masa se fue desboronando hacia un lago que empezó a desprender vapor al tener contacto con las partes. Al presenciar todo esto el caminante sacudió la cabeza de un lado a otro y continuó su curso. Luego de un rato de caminata se topa con grandes habitaciones, una al lado de otra; en cada una pasan cosas, tal vez no agradables, tal vez no necesarias, tal vez buscadas. El ningen se acerca a las habitaciones. En una de ellas habían mesas donde torturaban, en otra habitación habían calderas con algo hirviendo; posiblemente agua, posiblemente agua con algo más. No se escuchaban gritos, pero si latigazos. En la lejanía podía ver como el encadenado con el que anteriormente se había topado era introducido a una de esas habitaciones. Desvía la mirada y sigue caminando, a pocos pasos divisa varias mesas y en ellas hay otros ningen, están sentados y ríen, algunos leen, otros juegan ajedrez, otros damas, otros Go, otros shogi, otros Mahjong2, otros escuchan diferentes tipos de música. Él se acerca a unas de las mesas en donde hay tres sujetos. Encima de las mesas hay cervezas, libros, un ajedrez con una partida ya avanzada y un gato durmiendo encima de la mesa, el gato estaba siendo acariciado por uno de ellos, al frente de este último había una máquina de escribir. El recién llegado se para en frente de todos y habla:

      »– ¿Acaso eso es cerveza y esto cigarrillos?   

      »– Exactamente eso son, responde uno de ellos. –Los otros están concentrados en su lectura y ninguno alza la mirada.

     »– ¿Puedo tomar una?

     »– Adelante, toma todo lo que quieras.

     »– La toma en sus manos, la acerca a sus labios y le da una gran bocanada. – ¡Oh! Está muy buena. Fría, no tan fuerte, no tan suave.

     »– Caín ¿Quieres fumar? – ofrece el mismo quien accedió con las cervezas. Estaba jugando Ayator3 

     »– Mientras acercaba la llama al cigarrillo que ya estaba posado en su boca se preguntaba… ¿enserio es éste aquél lugar? –  exhala el humo ¿y por qué me ha llamado Caín? 

     »– Me perdonarán… pero a ver, esto de aquí, todo este lugar ¿es el averno o no es el averno? Y el nombre Caín no resuena en mi mente, así que no creo que ese sea mi nombre ¿acaso esperabas a alguien con se llamase así?

    »– ¡Oh! Pero si puede ver perfectamente que eres Caín, o bueno, para ser más claros, eres un hijo de él. También podemos observar la marca, tú, al igual que nosotros, hijos de Caín – extiende los brazos para albergar en su discurso a todos los presentes - , también tienes una marca, podemos verla. Y con respecto a tu primera pregunta: exactamente, claro que lo es. Pero hombre; relájate. Siéntate.

     »– Pero ustedes… esas habitaciones ¿por qué? ¿Acaso son ustedes guardianes o algo así? ¿Marca, cuál marca? ¿Hijo? No comprendo lo que quieren expresar. Cerca se escuchaba una máquina de escribir. 

»–Ya lo entenderás, te lo explicaremos en breve.  

    »– ¿Sabes? –dice uno de ellos sin desviar la mirada de su lectura. Su voz no denotaba aburrimiento, como si el discurso que estaba a punto de pronunciar no fuese para él nada monótono– En aquél antiguo lugar, del que vienes, del que vinimos, al que no volveremos pronto, de alguna forma nos obligaban, más bien nos incrustaban pensamientos exactos sobre cualquier tópico; y es allá donde subyace la diferencia, donde las malas interpretaciones son el pan de cada día, son la muerte de cada individuo. Pero es aquí donde decides. En el momento de despertar es donde tu juicio final cavila en dejar o no todo eso atrás. Nosotros, los de esta mesa y los de las secuentes, dejamos de mirarnos y mirar todo desde una perspectiva social o religiosa, somos quien somos en el momento indicado y no como lo dice el sistema o una parvada de voces que solo hacen eco en mentes volubles y necesitadas de pensamientos no propios; propicios al miedo del qué pasará o qué me pasará cuando muera. Es nuestra interpretación, de nadie más, todos buscan una forma de salvación: el arrepentimiento y el aceptar son formas de salvación, pero sus consecuencias no son las mismas. Míranos. Mírate, el estar aquí para ti no debe de ser extraño, más bien debería de ser lo más familiar y significativo, el sentir presente converge con el pasado. Quienes nos encontramos aquí hemos entendido, tal vez de manera diferente el significado de la palabra “pecado”, comprendimos que podemos elegir, las difurcaciones están a nuestro alcance y decisión: nosotros dominamos el pecado, todos los seres viven en pecado y en arrepentimiento y se revuelcan en el miedo, es por ello que hay que dominarlos. Existe un libro, que, para muchos es más que sagrado. Y que sin ninguna duda gobierna, aunque no del todo, la moral, muchos siguen momentáneamente lo que les brinda ese libro, pero cuando llega el deseo o de definición más acertada “el pecado” aquél vínculo se rompe. – Prosigo – Ese texto editado por la interpretación masiva dice: “tú le dominarás”4 o “gobiérnale a él”5  - Baja la cabeza y la mueve de un lado a otro,  El humano se ha dado tanto poder así mismo - simplemente la cambiamos por “domínalo”, ¿comprendes? No eran consejos, no era un “posiblemente”, no eran sugerencias, son órdenes, es un poder otorgado de libre elección. Y tú ya lo dominaste. Dime ¿qué se siente dominar al miedo? Se dice que los pecaminosos son aquellos que después que mueren son dirigidos directamente al averno, pero mira,  incluso el infierno es cómodo cuando ya has decidido que será tu hogar ¿o tu destino? Si estás aquí sano y salvo es porque lo lograste, haz logrado dominar el pecado más grade, tú decisión o más bien tu osadía fue la correcta.”


     »– El otro interviene, también sin quitar la mirada de su lectura. – En aquellas habitaciones con la que te topaste, es donde hierven, azotan, torturan, sacrifican; ese es el infierno de quienes se lo imaginaron así hasta el final, quienes no entendieron el verdadero significado de la palabra “pecado”; quienes no tuvieron resolución o la osadía de decisión como lo expresó mi compañero; la vida es una contrariedad de interpretaciones.  –Escalera real– se escucha en una de las mesas… El ningen sentado al lado derecho de la mesa cierra el libro desde el lomo (“Del inconveniente de haber nacido – Emil Cioran”) y lo deja en la mesa. Alza la mirada, acomoda sus lentes y mira directamente al recién llegado  –  Bienvenido, para culminar tu bienvenida te diré una última cosa: has llegado al paraíso de los Caín. El día que a cada uno de nosotros le toque volver a sus inicios no vamos a querer hacerlo, no se quiere volver a la mentira después de conocer la verdad. En todo caso – Levanta y muestra la portada del libro – amigo mío, estás Al este del supuesto edén, así que Bienvenido a este lugar que nos gusta llamar “el cuarto de Gaff”5, que  no deja de vaciarse cada vez más rápido, pero en consecuencia su llenado cada vez es más y más lento. –Por último, añadió - felicitaciones por despertar: El potencia más peligroso es el de aprender a pensar por sí solo y aún más cuando las ataduras ya te están estrangulando. En consuelo, al menos, no moriste como perteneciente al millar de copias. – Todos ríen.  

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1 Literalmente significa humano; aunque en el texto podría referirse a cualquier existencia poseedora del “raciocinio”


2 Juego de mesa que tiene como objetivo el eliminar todas las fichas o piezas del tablero. Encuentra imágenes similares en el extremo izquierdo y derecho de las líneas en los varios niveles de la pirámide.


3 Juego cuyo objetivo es hacer diferentes figuras utilizando los dedos y una cuerda. El Ayatori puede ser jugado por dos personas, o se puede jugar también solo.


4 Lectura de los dieciséis versículos del cuarto capítulo del Génesis. 


5 Las almas de los ningen esperan en este lugar su nacimiento. 

27 de Febrero de 2019 a las 00:53 0 Reporte Insertar Seguir historia
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