Al sexto día de la creación el Sol sintió curiosidad por las tinieblas que veía cubrían a la Luna y le preguntó:
Querida Luna: ¿Qué sientes al ser solo sombras?
A lo que la Luna respondió:
No lo sé, ya que nunca he sido luz.
Entonces la Luna, por su inmenso amor hacia todo lo creado, decidió recibir del Sol toda su luz para que así éste pudiera comprender lo que era vivir entre sombras.
Y luego el Sol le preguntó:
¿Qué pasará si no me gusta vivir entre las sombras que hoy me muestras y por el contrario quiero retornar a ser la luz que antes fui?
Y ella le dijo:
En ese caso te regalaré las estrellas. Con su resplandor te mostrarán cada noche el camino de regreso a casa y así no te perderás en caso de que decidas ser luz nuevamente.
Y agregó:
Solo teniendo el valor de ser lo que nunca fuiste tendrás la dicha de reconocer lo que verdaderamente eres. Fuiste creado luz y siempre luz serás sin importar lo que pase por los siglos de los siglos.
A lo que el Sol respondió:
Amén.
Y la Luna se convirtió en Sol y el Sol se convirtió en la Luna.
Por: César Pérez
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