sabrinacamacho Sabrina Camacho

EDITANDO Capítulos 3-20 Portada hecha por: @MelanieMendza Ganadora de los premios Festbookawards 2017 (primer puesto) en Historia en Progreso Ganadora de los Premios Corazón de Oro (1er puesto) en Fanfic. Ganadora de los Premios Legendary Awards 2018 (primer puesto) en la categoría Hidden Treasures. En el mundo de Harry Potter, en la época de los Merodeadores, servir al Señor Tenebroso es lo que tendrá que enfrentar Calynn. Ella podrá cambiar su destino y conseguir uno más interesante al darse cuenta que su pasado es más tormentoso de lo que cree. Calynn de algún modo sentirá amor, tendrá que afrontar depresiones y al final ser una guerrera acompañada de sus amigos Lily Evans, Severus Snape y un par más que conocerá. ¿Será Calynn verdaderamente capaz de cambiar su futuro y no convertirse en una mortífaga más? *La historia modifica algunas fechas pero intenta mantenerse lo más apegada a la obra de J.K Rowling. Disponible en Sweek Litnet: https://litnet.com/es/book/amor-y-magia-negra-b58748 Participando en los Wizard Awards 2017 #Dammys2018 #WarriorsAwards2018 Créditos de la sinopsis a: @SamRivas Todos los personajes, entornos y diálogos que NO sean de la maravillosa J.K Rowling son totalmente de mi autoría, no se aceptan copias ni adaptaciones.



Fanfiction Libros Todo público.

#harrypotter #mortífagos #voldemort #magia #fantasía #hogwarts #hechizos #varitas
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Capítulo uno: La calle Hilandera


La calle Hilandera, uno de los lugares donde magos y muggles compartían un mismo ambiente sin que los segundos se inmutasen.
Las nubes se alzaban sobre un jardín con apariencia viva y brillosa. Un árbol de tronco ancho se alzaba justamente en el centro de éste con majestuosidad, como si todo aquel terreno le perteneciese. Alrededor de éste se podían encontrar un grupo de arbustos florales de distintos colores que adornaban el tronco brindándole más colores, al estar comenzando la primavera era de esperarse que estos estuvieran ligeramente tristes, evitando descolorarse.

Un poco más al extremo de aquel jardín se podían localizar un grupo de tres niñas pequeñas de no más de seis años que cruzaban el patio a gran velocidad, al parecer disfrutaban de un juego en la naturaleza, antes de que cayera la noche.

—¡No me atraparás! —mencionó una niña de pelo negro que corría alrededor del gran árbol a una niña que venía pisándole los talones, intentando alcanzarla mientras el viento movía su cabellera rojiza, tenía unos ojos verdes y una expresión de diversión impresa en el rostro.

Una niña ligeramente menos alta que sus compañeras se acercó a la pelirroja mientras le daba un gran susto al escuchar sus pasos.

—¡Thana ha vuelto! —exclamó la niña de ojos verdes mientras incrementaba su velocidad.

—¡Te atraparé Lily! —exclamó la niña que iba detrás de la pelirroja antes de emitir una risa estruendosa.

—No lo harás si yo atrapo a Calynn primero —mencionó la pelirroja para después intentar abalanzarse hacia la pequeña de pelo negro mientras se tropezaba con una de las ramas más anchas del árbol y las tres niñas caían a la vez y sus risas inundaban el lugar, llenas de alegría.

—¡Eso ha sido fantástico! —gritó Calynn con las pupilas azules brillando entre la penumbra, las estrellas comenzaban a reemplazar a las nubes y el sol le abría paso a la luna que lograba que el gran árbol se inclinara a causa de su majestuosidad.

El grupo de las pequeñas se limitó a reír mientras recordaban el juego de hace solo unos momentos y mientras tanto se decidieron en recostarse en la fresca hierba para observar el cielo oscuro que sólo podía brindarles el anochecer.

—¿Se pueden imaginar la cantidad de estrellas que existen allá arriba? —curioseó Lily mientras señalaba aquella bóveda comúnmente celeste que ahora les brindaba una oscuridad necesaria para apreciar la belleza de las estrellas.

—¡Deben existir cientos, miles! —exclamó Calynn con una sonrisa en el rostro y el brillo de sus ojos aún presente mientras recorría con estos el cielo completo deleitándose de su belleza como si fuera la primera vez.

—¡Miren, en aquel extremo! —voceó Thana mientras señalaba una parte alta al lado del astro lunar donde se veía un gran grupo de estrellas—. Si se unen tienen el aspecto de una zanahoria —terminó dibujando una figura invisible en el aire.

—También puede ser un cohete que va en dirección a la luna —comentó esta vez Calynn mientras indicaba aquel mismo lugar, dibujando una forma ligeramente diferente a la de Thana,

—¡Entonces es un cohete en forma de zanahoria! —dedujo esta vez la pelirroja provocando las risas estruendosas del grupo de amigas.

—¿Habrá adentro una enorme tripulación de astronautas conejo? —cuestionó Thana mientras se sentaba dejando ver el brillo de su cabello dorado a la vez que las risas de sus compañeras la acompañaban mientras comenzaba a levantarse de la hierba.

—¿A dónde vas? —pregunto Lily cuando logró dejar de reír.

—¡Ahora soy un conejo astronauta! —exclamó Thana mientras corría hacia un extremo del jardín, provocando que Lily y Calynn se incorporaran para observar mejor el objetivo de su amiga. Thana llegó a la esquina del patio hasta que casi se estrella con uno de los muros de la casa más próxima y recogió del suelo una caja aparentemente perteneciente de la basura de aquel vecino.

Se colocó aquella bujeta sobre la cabeza y, como si vistiera un traje bastante pesado comenzó a saltar lentamente como un conejo, inspeccionando el pasto en busca de alguna zanahoria. Las risas inundaron de nuevo el lugar antes de que Thana perdiera el equilibrio y cayera al suelo dejando rodar la caja casi hasta el lugar donde la había conseguido.

—Thana, si el hombre no ha llegado a la luna, supongo que los conejos no podrán hacerlo por sí solos —explicó Lily después de reír un largo rato.

—Nunca subestimes lo que un roedor puede llegar a hacer —le respondió Thana con bastante seriedad

Después de varios minutos de diversión con el mismo tema decidieron que era hora de volver a casa, pues la luna ya se alzaba sobre de ellas y los grillos emitían varios sonidos creando un concierto nocturno.

Se disponían a salir del lugar cuando el sacudir de un par de arbustos cercanos al tronco del árbol sisearon atrayendo la atención de las tres niñas mientras se volvían con un gesto de confusión. Después de unos segundos un niño igualmente pequeño como ellas salió de entre los arbustos más sonrojado que un tomate.

—¿Y tú eres? —cuestionó la pequeña pelirroja mientras lo miraba de pies a cabeza. Portaba una camisa blanca, un pantalón de vestir y un saco bastante raído y grande, era evidente que no había encontrado uno de su talla y había terminado portando aquel. Igualmente, todo su atuendo en general denotaba que no era del todo nuevo, aunque el niño cuidaba de su ropa pues el par de zapatos negros que le combinaban perfectamente estaban relucientemente limpios.

—Soy… —comenzó titubeante, elevó los omóplatos como si intentara esconder su rostro entre las hombreras para no tener que ver más los ojos verdes de Lily—, soy Severus Snape —terminó comiéndose las palabras sin atreverse a acercarse a la pelirroja, su timidez era su característica que más demostraba.

—¿Severus? —preguntó Thana mientras le dedicaba una mirada de confusión antes de comenzar a reír repentinamente—. ¡Qué gracioso nombre! —exclamó entre las risas mientras que Snape solo le dedicaba una leve sonrisa y unos ojos reflexivos, tal vez tampoco le gustaba su nombre.

—A mí me parece especial —contestó Lily esta vez mientras el rostro del niño se elevaba ligeramente cuando la pelirroja lo desvió de su vista, pero volvió a desviar su mirada de la niña cuando ésta volvió a mirarlo fijamente.

—¿Qué hacías ahí dentro? —preguntó la pelinegra mientras los ojos de Severus se encontraban con los suyos—. ¿Estabas espiándonos? —terminó sin poder evitar una ligera entonación de molestia.

—Bueno… —comenzó nuevamente dudoso—, no era mi intención —se disculpó Severus con nerviosismo, bajando la mirada como si buscara algo entre la hierba.

—Me voy a casa —comunicó Calynn mientras comenzaba a alejarse del jardín dejando atrás a Severus y a sus dos amigas.

—¡Calynn! Quédate un poco más —exclamó la pelirroja mientras la tomaba del brazo.

—No Lily, si lo hago puede que mi madre me reprima peor que la semana anterior —contestó la pelinegra con soslayo—. Me gustaría, pero tengo que volver —terminó mientras se encaminaba a una casa bastante pequeña.

Llegó justamente al pequeño fragmento de hierba que tenía aquel hogar en menos de dos minutos, deambuló por el pequeño camino de acera que había en dirección a las escaleras del pórtico, subió por ellas mientras la madera tronaba, sabía que era posible que se rompieran en cualquier momento; tomó la perilla de la puerta mientras la empujaba y abría de par en par intentando hacer el menor sonido, a pesar de que no era tarde, sabía que su madre acostumbraba encerrarse en su habitación a tomar breves siestas.

—¿Te has dignado en regresar, niña squib? —cuestionó una voz desde la segunda planta mientras Calynn cerraba sus ojos antes de subir, aquel apodo se lo decía únicamente cuando estaba demasiado molesta con ella, o al menos eso creía la pequeña.

Subía las escaleras con la esperanza de que su padre hubiera llegado, al menos podría distraerse un poco jugando con él en su habitación. Llegó arriba y agradeció encontrarse con su padre mientras éste la saludaba con emoción como todas las tardes lo hacía, traía cargando un maletín con una enorme letra “M” impresa sobre de él rodeada de un círculo y, dentro de éste, se lograba observar un conjunto de letras que formaban las palabras: “Ministerio de Magia”

—Papá, ¿qué es el Ministerio de Magia? —cuestionó Calynn con inocencia mientras se acercaba al maletín y señalaba el logo con curiosidad. En cambio, el hombre al escuchar esas palabras salir de la boca de su hija palideció al instante mientras, al parecer, buscaba una respuesta.

—¿Te refieres a esto? —preguntó el hombre mientras señalaba el mismo logo obteniendo una afirmación con la cabeza como respuesta—. Esto es solo una broma por parte de un compañero de trabajo, se le ha hecho divertido reemplazar algunas palabras por otras —finalizó riéndose por lo bajo, contagiando a su hija de la misma alegría.

—¿Podremos jugar hoy? —interrogó la pequeña esperanzada.

—Claro que sí, te he traído una nueva colección de muñecas —comentó el hombre mientras caminaba hacia la habitación de la pequeña—, espérame aquí en lo que vuelvo, voy a saludar a tu madre —comentó para salir de la habitación dejando el maletín sobre el enredón de la niña. Ésta, sin poder evitar la curiosidad, intentó abrirlo y, para sorpresa de ésta, lo logró. Ante sus ojos pudo ver el mismo logo dentro del maletín, pero sin que tuviera el círculo con las letras y, perfectamente acomodado pudo observar lo que parecía una vara de madera bastante larga y con un diseño tallado en la misma. Calynn la tomó y logró ver el parentesco de esta con las varitas mágicas de los cuentos de hadas.
Tomó esta y dio una rápida revisión a lo que aún quedaba dentro del maletín, pero al observar que sólo se trataban de un gran conjunto de papeles con el nombre de Cygnus Black y el mismo logo, decidió que allí dentro no habría ninguna de las muñecas prometidas por su padre y lo cerró para centrarse en su nuevo juguete.

Observó la varita con detenimiento mientras apreciaba la madera tallada delicadamente y el diseño más grueso en el mango y la terminación delgada que tenía ésta en la punta. Salió ligeramente de la habitación y se atrevió a agitarla, ocasionando un pequeño estruendo en el suelo que provocó un hueco en el suelo, la niña se asustó demasiado por lo que había provocado mientras, con una mirada temerosa observaba la vara de madera.

Después de unos segundos, ambos padres salieron de la habitación contigua y observaron la escena, incrédulos.

—Padre, no sé qué ha pasado… —comentó Calynn temerosa mientras sollozaba ligeramente, sentía una vergüenza profunda por lo que acababa de ocurrir.

—Pero mira lo que ha sucedido, ¡desmemorízala ahora! —exclamó su madre a Cygnus que la miraba asombrado.

—Pero Druella, ¡ha hecho magia! —dijo su padre extrañado.

—¡Eso no es magia, sólo ha agitado una varita! —gritó Druella, molesta—.  Desmemorízala, ¿qué esperas?

—Pero Druella… —musitó Cygnus intentando convencer a la mujer.

—¡Entonces apártate! —exclamó mientras empujaba levemente al hombre y, de debajo de su túnica, sacaba una varita más oscura que la de su padre.

—¿Qué ocurre mamá? —cuestionó la pequeña Calynn bastante asustada.

Pero era demasiado tarde para dar explicaciones.

¡Obliviate! —Un rayo azul verdoso salió de la varita de la mujer y, al instante, la pequeña Black perdió el conocimiento.





Todos los personajes son propiedad de la maravillosa J.K Rowling a excepción de Meryl Johnson, Thana Patterson, Justine Callen, Amelie Thomas y Calynn Black, ellas son totalmente de mi autoría.

27 de Diciembre de 2018 a las 15:35 0 Reporte Insertar Seguir historia
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