ammon Aamon .

Un chico; una chica, y un amor primerizo que recien acaba de dar sus primeros pasos en una zona fuera de la amistad de la infancia.


Acción Todo público.

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- “Algunas personas creen en la adolescencia como la etapa más difícil del ser humano. Probablemente tengan toda la razón. En definitiva es la etapa decisiva. Donde los granos te brotan como un sembradío; tu voz cambia; tu cuerpo se ensancha o se estira, en fin, todo en ti cambia rotundamente. Por más gradual que este sea, al final del día una parte de ti se lamentara por crecer tan rápido. Sin embargo no solo te afecta a ti: tu madre sufre de insomnio, preocupada de que no te estés desviando del camino; mientras que tu padre desea que sigas en el por más estrecho y húmedo que este sea, como todo hombre lo ha hecho. Luego estas tú, sufriendo por tus cambios hormonales viviendo en la bipolaridad indecisa de los adolescentes…” – concluyo un muchacho de unos dieciséis años, y de apariencia flaca esquelética y con su remera colgada de su bermuda. Hincado con otros dos de su misma edad. Uno era más pequeño de altura, pero se complementaba con el físico bien constituido como el de uno artista marcial profesional; el otro en cambio tenía una apariencia física promedio, usaba lentes y una camisa correctamente abrochada hasta el cuello, como salido de misa con los padres. Ellos disfrutaban de una tarde sin hacer mucho, mientras leía una revista para chicos

- O eso dice por aquí. – concluyo el descamisado.

- ¿Tú crees en eso, jefe? – se apuró a cuestionarse el pequeño.

- Tu no, TK. – dijo sorprendido el locutor.

- Oigan, adolescentes bipolares, tenemos compañía no se olviden – dijo el que estaba de pie, observando por donde escapar sin tener que verse obligado a pelear.

Estos tres pintorescos personajes se encontraban rodeados por un gran número de chicos, con cara de salidos del cementerio, y armados con todo un arsenal variado que en ningún campo de batalla se ha visto.

De entre la multitud que los visitaban salió un chico bastante alto, con aspecto bien pronunciado y una mirada asesina.

- Espero tengan una buena excusa para creer que pueden andar por mi territorio libremente. – dijo el chico.

- Si no nos matan aquí, te juro que lo cuelgo luego – le susurro a TK.

- Porque siempre yo, la próxima ves voy a pensar dos veces Hong Kong, antes de salir con este idiota. – contesto mientras se ponía de espalda a estos dos.

- Tú, el de la revista. ¿No te les unirás? – le pregunto el chico malo sin nombre, pero solo fue ignorado.

- Ah, no desperdicies tu tiempo. No recibirá más atención de él que nosotros. Nunca responde cunado lee, ya que no sabe. – respondió Hong Kong con un acento que solo despertó la burla entre los presentes, si ya no la presentaba su delicada forma de vestir.

- Se cree tan importante esa maldita rata.

- Ah, no es precisamente eso – respondió TK, pero no les importo.

En ese momento otro joven del montón, se acercó sigilosamente para patearlo y sacar de sus manos su revista la cual fue a parar al centro donde recibió pisotones hasta desaparecer. Lo miró con ojos fríos que congelaban el alma a la misma muerte. Extendió su mano a la revista, la limpió para poder proseguir con su lectura, pero ya no era efectivo debido a que solo se podía ver a través de esta. Pese a todos los intentos de moverlo sin éxito, de ver como seguían sin moverse preocupados cuando este era agredido indirectamente, tan siquiera un milímetro. Cerró la revista y se levantó lentamente. Los miro fijo con sus ojos bien abiertos. Todos se sobresaltaron, ya que no era común ver a alguien con dos colores de ojos distintos.

- Entonces, quien va a jugar con To be. – dijo lleno de confianza.

- ¿Es consciente de que lo pronuncio mal? – se preguntó Tk.

- Ni siquiera es un nombre – comento Hong Kong algo resignado.

- Porque no juegas conmigo primero, Tobby – dijo el chico malo con un tono sarcástico al pronunciar su nombre.

Entonces el aire se volvió espeso. Todos estaban expectantes de lo que podría suceder, después de todo se trataba de su respectivo jefe contra un don nadie misterioso, que habría cruzado la delgada línea roja. Era de esperar entonces que la euforia sea unilateral.

Mientras esos dos buscaban como matarse mutuamente, los amigos de Tobby pensaban como escapar de una situación en la cual habrían sido forzados a estar presentes. Sabían que era cuestión de tiempo, para cuando pasaron a la acción fueron detenidos por un tercero, que nadie tenía idea de donde había salido.

- Tobby! Ahí estas, te estoy buscando desde hace horas – dijo enfurecida una voz femenina.

En tanto, sus amigos se miraron sorprendidos y quedaron congelados al instante. Tenían la vaga sensación de que si no estaban muertos aun, ahora si lo estrían. El chico no entendía que estaba pasando allí, ni quien era ella. Pero su elegancia hacia que cualquiera bajara la guardia por un instante. Lo cual para cuando le prestaron atención, ya se había marchado como un fantasma.

- ¿En dónde se metió ese idiota? ¿Lo saben? – les pregunto con sus grandes ojos que parecían escudriñar entre sus pensamientos.

- Por allá – dijeron a coro los dos, y señalaron en direcciones opuestas.

- Sahara, sabes que no sabemos a dónde va cada vez que escapa de ti – dijo TK

- Lo siento – añadió el otro.

- Que quieres decir con ello – señalo enfadada al respecto.

- ¡Oigan inútiles! No se atrevan a seguir ignorándonos – dijo el chico con voz elevada.

- ¿Cómo? – miraron los tres al mismo tiempo con seriedad.

- ¿Porque tenemos que ir contigo? – pregunto Tk desmotivado.

- Sabes que no lo encontraras fácilmente – le advirtió Hong Kong.

- Tampoco me lo dirán, aunque lo supieran verdad – al decir eso, ellos se miraron. – entonces vamos donde siempre.

Ella prácticamente los arrastro en su búsqueda, mientras dejaban detrás un rastro de chicos malos en el suelo, sufriendo sin poder pararse correctamente.

10 de Octubre de 2018 a las 01:26 0 Reporte Insertar Seguir historia
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