Mi ritmo cardíaco se aceleraba, no sabía por qué me seguía, la curiosidad de saber cómo era su rostro me desesperaba, pero al mismo tiempo me estremecía el solo hecho de pensar que me quería hacer daño, quería alcanzarme a toda costa, ¡Oh! Dios mío ahí viene otra vez, por favor que no me encuentre, la gente que deambula por este lugar no sospecha nada, parece que no se dan cuenta que alguien viene detrás de mí, que quiere quitarme la vida sin razón alguna, no creo que quiera otra cosa, porque si quisiese simplemente preguntarme algo no correría hacia mí cada vez que me ve, tengo que perderlo, el cansancio comienza a apoderarse de mi cuerpo, es normal que me canse si llevo corriendo de él casi por dos horas, me pregunto si querrá robarme algo, si no tengo absolutamente nada que ofrecerle.
Parece que ha sido una eternidad, he llegado a un lugar lleno de árboles, la gente se desvanece a mis espaldas, no veo a mi persecutor, no sé si se volvió más sigiloso para tenderme una trampa, o quizá me estoy volviendo un poco loco y ya lo dejé muy atrás sin darme cuenta, tropecé con una roca sobre levantada antes de llegar aquí, me duele mucho el pie, pero la adrenalina de mi cuerpo no permite que el dolor se apodere del todo de mí, aún debo correr, no me siento seguro aquí, está demasiado oscuro, me gustaría acampar, que todo fuera como antes que papá nos dejara abandonados a Sara y a mí, si tan solo ella no me hubiese entorpecido tanto, aún respiraría, quizá podríamos jugar junto con mamá, pero ella también me odiaba, no me quería por lo que le hice a Sara, pero mamá no sabía que Sara había empezado todo, ella no me dejaba hacer lo que yo quería, desde que se fue papá yo era el hombre del hogar, eso no lo entendió nunca mamá ni Sara, nadie jamás lo sospecharía, quizá papá por eso nos abandonó, se fue con gran razón si ellas dos no entendían nada, si tan sólo papá me hubiese llevado con él nada de esto hubiese ocurrido nunca.
Ese hombre lo puedo ver a lo lejos, está cojeando igual que yo, aunque lo mío es por tropezar con esa maldita piedra, debo seguir antes de que se dé cuenta que estoy aquí, parece que tuviese un rastreador, ¡cómo es que sabe dónde estoy todo el tiempo! Siento que ya no puedo respirar, la angustia se apodera de mí, quiero que esto se acabe. ¿Y si dejo que me alcance? ¡No!, por ningún motivo me daré por vencido.
La lluvia convierte en barro mis pasos, creo que eso al menos es a mi favor, así no verá mis huellas, mi estómago está pidiendo demasiado, no puedo satisfacerlo ahora, ese hombre claramente no me dará tiempo de sacar algo para comer, podría entrar a una de estas casas, parece que la gente duerme, podría sacar algo que me dé un poco de energías y seguir adelante. Creo que comienzo a hablar locuras, ni siquiera hay realmente una casa, debe ser la sed, estoy alucinando, esto es un bosque, estoy escapando de ese hombre, ese hombre me quiere matar.
Jamás pensé que encontraría una cueva, esto resulta ser acogedor, me aseguré que tuviera dos salidas, por si viene de cierto lado, poder correr por el otro. Soy consciente que no debo dormir, sería muy peligroso, es sólo para descansar un poco.
Se escuchan los grillos, las hojas crujientes, la lluvia golpeando el suelo, mi respiración entre la nada absoluta, un tanto acelerada, siento que mi cabeza va a explotar, ni siquiera puedo sacar el zapato de mi pie, creo que está muy hinchado, ya pasará, debo calmarme y pensar con claridad.
Me gustaría un dulce abrazo de mamá en este momento, un chocolate caliente e incluso quiero escuchar los berrinches de Sara, esos que antes me molestaban, ahora todo es tan confuso, ¡no puede ser, ahí viene de nuevo! Parece ser más lento, puedo verlo, su rostro está sucio, pero logro divisarlo, trae algo en los brazos, parece ser un cofre de madera, necesito saber qué es lo que quiere, ya no puedo seguir escapando de esto que ni siquiera sé qué o quién es. Viene hacia mí en silencio, cojea y parece estar jadeando, sus manos están cubiertas de sangre, parece ser fresca, ya sólo a un metro de mí, me muestra su sonrisa, sus blancos y brillantes dientes, lo que trae en sus manos es un baúl, uno igual al que dejé en ese sótano, en la que solía ser mi casa, tiene las mismas figuras en la madera, pero está cerrado con llave, aquél hombre con ojos idénticos a los míos, con una altura exactamente igual, con un pie herido tanto correr y tropezar con una piedra, apunta al bolsillo de mi pantalón, lo reviso sin pensar, horrorizado por ver mi reflejo en aquél hombre a un metro de distancia, logro tocar una llave, la saco, encaja perfectamente en el cofre, al abrirlo me encuentro con la vil sorpresa de dos cuerpos descuartizados, la cabeza de Sara, los ojos de mi madre y la cara del hombre sonriendo al transmitir sus pensamientos hacia mi cabeza.
14 de Septiembre de 2018 a las 04:06 11 Reporte Insertar 13Nosotros procesamos todas nuestras transacciones con PayPal. Por favor no cierre esta ventana, y espere a que sea redireccionado…
Maravilloso de principio a fin, mantiene la tensión sin poder uno imaginar como terminará todo. Felicitaciones!!!