samuelpalmeira Samuel A. Palmeira

Después del emocionante descubrimiento y los peligros enfrentados en la ciudad sumergida del Guardián de las Mareas, Lucas, Ana y Carlos regresaron al puerto de Cascais con más preguntas que respuestas. El equipo ampliado y los nuevos recursos trajeron un renovado sentido de determinación. Ahora, con un equipo más robusto y equipado, estaban listos para enfrentar los nuevos desafíos. La pista de una entidad aún más poderosa, llamada Calypso, los dirigía hacia una nueva ciudad sumergida, prometiendo secretos y peligros aún mayores. Leia a primeira parte em: https://getinkspired.com/pt/story/455065/aventura-submarina-parte-2-el-guardi-n-de-las-mareas/#1269814


#4 en Aventura Todo público.

#elreclamodelareinalocaparte3
Cuento corto
10
4.5mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

EL REGRESO DE CALYPSO


Lucas, Ana y Carlos se reencontraron en el puerto de Cascais, donde el aroma salado del mar se mezclaba con el sonido de las gaviotas. Los recuerdos de la última aventura aún eran vívidos, mientras se preparaban para la nueva expedición. El reencuentro estaba marcado por una mezcla de ansiedad y emoción.


—No puedo creer que estemos de vuelta. —Lucas sonrió, ajustando su brújula. —Parece que fue ayer cuando enfrentamos al Guardián de las Mareas.


Ana, sosteniendo un nuevo mapa, asintió con firmeza. —Esta vez estamos más preparados. Nada nos tomará por sorpresa.


Carlos ajustaba su cámara con una precisión casi ritual, registrando cada detalle del reencuentro. —Y ahora tenemos equipos de última generación. Capturaremos cada detalle.


Ana se acercó, el viento agitando su cabello castaño. —¿Estás seguro de que todo está listo, Lucas?


Lucas miró al horizonte. —Tenemos que estarlo. No hay margen para errores esta vez.


El nuevo miembro del equipo, un arqueólogo submarino, miró el mar con una mirada contemplativa. —Espero que estén listos para lo que podamos encontrar allá abajo. Conozco las leyendas sobre Calypso.


La tensión en el aire era palpable. Lucas sentía un nudo en el estómago, mientras Ana luchaba por esconder la ansiedad detrás de una sonrisa. Carlos, siempre optimista, intentaba capturar la esencia del momento en sus fotos, sabiendo que esta jornada podría ser aún más peligrosa que la anterior.


El equipo ampliado se reunió por primera vez en la cubierta del Albatroz. El barco se balanceaba suavemente en las aguas tranquilas del puerto, mientras Lucas presentaba a los nuevos miembros, que incluían arqueólogos submarinos y biólogos marinos. Discutían el plan de acción y revisaban los descubrimientos anteriores para asegurarse de que todos estuvieran alineados y preparados para la nueva jornada.


—Estos nuevos equipos son de última generación. —exclamó Carlos, emocionado. —Capturaremos cada detalle.


El nuevo miembro, un biólogo marino, miró al grupo con aire serio. —Necesitamos estar listos para cualquier cosa. Las leyendas sobre Calypso no son solo historias.


Ana sostenía un diario antiguo, sus páginas amarillentas contrastando con las modernas tabletas a su alrededor. —Este diario tiene coordenadas que no están en ninguno de nuestros mapas. Puede llevarnos a algo aún mayor.


Lucas destacó la importancia de la cautela. —Debemos recordar que estamos lidiando con fuerzas que no comprendemos totalmente. Cada paso debe ser calculado.


El equipo estuvo de acuerdo, cada uno consciente de la gravedad de la misión. La atmósfera estaba cargada de una mezcla de miedo y emoción, mientras todos se preparaban para sumergirse en lo desconocido.


El Albatroz partió al amanecer. El grupo estaba en alta expectativa, mezclando la tensión de lo desconocido con la emoción de nuevos descubrimientos.


El sol se alzaba lentamente, lanzando sus rayos sobre las aguas tranquilas. El Albatroz deslizaba sobre las aguas, mientras el equipo intercambiaba miradas de determinación y ansiedad. Lucas, al timón, sentía el viento fresco en el rostro, un contraste bienvenido a su mente bullente de pensamientos. Ana, observando el horizonte, intentaba mantener la calma, pero la expectativa era abrumadora.


Carlos, capturando la escena con su cámara, murmuró para sí mismo. —Esta historia será épica.


El sonido de las olas contra el casco del Albatroz era rítmico, pareciendo una banda sonora para sus reflexiones. Lucas se perdió en pensamientos, recordando las noches de insomnio y los peligros enfrentados en la última expedición. —¿Estamos realmente listos? —pensó, sintiendo la familiar duda cruel.


Ana, a su lado, parecía adivinar sus pensamientos. —Estamos juntos en esto, Lucas. No importa lo que pase, lo enfrentaremos juntos.


Lucas respiró hondo, sintiendo crecer la determinación. —Sí, juntos. Y no fallaremos.


El viaje al nuevo lugar de exploración estuvo marcado por desafíos naturales. El Albatroz se balanceaba violentamente bajo la tormenta, gigantescas olas azotando su casco. El cielo se oscurecía rápidamente, relámpagos iluminaban brevemente la vastedad del mar antes de ser seguidos por ensordecedores truenos.


—Estas olas son cada vez más fuertes. ¡Manténganse firmes! —gritó Ana, sujetándose a la barandilla con todas sus fuerzas, su cuerpo temblando con el impacto de cada nueva ola. Sentía el sabor salado del mar en sus labios, el agua fría empapando su ropa.


Lucas luchaba contra el timón, los músculos tensos, sintiendo la resistencia del océano. —Confía en el Albatroz. Ya ha enfrentado tormentas peores. —A pesar de su voz firme, no podía ocultar completamente su preocupación. El rugido del viento y el sonido de las olas chocando contra el barco eran terribles, pero se concentraba en cada movimiento, guiando la embarcación a través de la furia del mar.


Carlos, sosteniendo su cámara con una mano y el mástil con la otra, intentaba captar la intensidad del momento. —¡Esto es una locura! ¡Qué insensatez! Y la tormenta está empeorando. —Tenía que gritar para ser oído, el sonido de la tormenta era un caos a su alrededor.


El Albatroz avanzaba lentamente, y cuando la tormenta finalmente amainó, el equipo avistó la nueva ciudad sumergida. La visión era impresionante: columnas y estructuras majestuosas emergían de las profundidades, cubiertas de musgo y corales brillantes. El sol ahora despuntaba, lanzando un brillo dorado sobre las ruinas submarinas.


Las columnas de piedra se erguían desde el fondo del mar, cubiertas de musgo y corales brillantes. Era una visión de otro mundo, como si la naturaleza hubiera moldeado una obra de arte submarina. Ana estaba maravillada. Sentía una mezcla de excitación y reverencia, sus ojos llenándose de lágrimas de pura admiración.


Lucas observaba la ciudad con una mirada calculadora, ya pensando en la logística de la exploración.


— Mapearemos y exploraremos todo con cuidado. No podemos perder ningún detalle.


Carlos, ajustando su cámara, no podía ocultar su emoción. —¡Esto es increíble! Necesitamos registrar todo. —Se acercó a una de las columnas, sus dedos tocando la superficie áspera cubierta de algas, sintiendo la historia grabada en la piedra.


Explorando las ruinas, el equipo encontró un antiguo templo. Las paredes estaban cubiertas de inscripciones detalladas sobre Calypso. La excitación era tangible, pero una sombra de preocupación comenzaba a surgir.


—Estas inscripciones... Es como si estuvieran contando una historia de advertencia. —dijo Carlos, su voz un susurro reverente. Señalaba las figuras esculpidas en la piedra, mitad humanas, mitad peces, que parecían observarlos.


Ana se acercó a las inscripciones, sus dedos temblorosos tocando la superficie fría y húmeda. —Debemos tener cuidado. —Su voz estaba baja, cargada de incertidumbre.


Lucas, siempre el líder, intentaba mantener la calma. —Estudiaremos estos artefactos con cuidado. No podemos apresurarnos. —Pero dentro de sí, luchaba contra la ansiedad. ¿Y si estaban jugando con algo que no podían controlar?


Durante la exploración del templo sumergido, el equipo sintió un cambio repentino en la corriente. El agua, antes calma, comenzó a girar de manera perturbadora, creando remolinos que parecían tener vida propia. Lucas, con una expresión tensa, examinaba las paredes cubiertas de jeroglíficos mientras sostenía el globo de cristal recién descubierto.


—Algo no está bien —dijo Lucas, sus ojos recorriendo el entorno. —Siento como si estuviéramos siendo observados.


Ana, a su lado, frunció el ceño al notar una luminosidad creciente en el agua a su alrededor. —Mira el agua... Está empezando a brillar.


La luz, intensa y enigmática, envolvía al grupo, creando un aura de misterio y peligro. Cada gota de agua parecía vibrar con energía, mientras la temperatura a su alrededor comenzaba a subir, dando la sensación de estar en un baño caliente.


Carlos ajustó su cámara, intentando capturar la extraña luminosidad, pero sus movimientos eran tensos, sus manos temblaban levemente. —Esto no puede ser una buena señal —murmuró, su tono de voz mezclando fascinación y miedo.


La tensión alcanzó su punto máximo cuando el agua a su alrededor explotó en un espectáculo de luz y movimiento. Calypso, una figura majestuosa y aterradora, emergió de las profundidades, su presencia dominando el ambiente. Su forma translúcida y fluida parecía una fusión entre agua y luz, y sus ojos brillaban con una sabiduría antigua e implacable.


—¿Qué es eso? ¡¿Qué criatura es esa?! —gritó Carlos, retrocediendo instintivamente. —¡Necesitamos salir de aquí!


Ana, intentando mantener la calma, gritó por encima del ensordecedor sonido de las corrientes de agua. —¡Es Calypso! ¡Manténganse juntos! No sabemos de lo que es capaz.


El agua a su alrededor parecía cobrar vida propia, olas y remolinos amenazantes surgiendo de todos lados. El corazón de Lucas latía descontroladamente, su mente bullendo con estrategias para contener a la entidad. Sabía que un movimiento equivocado podría sellar su destino.


Calypso, con una mirada feroz, miró directamente a Lucas y su equipo. —Ustedes me despertaron... Trajeron caos y violaron mi reino. Ahora, deben enfrentar las consecuencias.


Ana, sintiendo la tensión aumentar, intentó comunicarse con la reina. —Calypso, no vinimos para destruir. Solo queremos conocer y honrar tu historia y tu reino.


Calypso rió, una risa fría y cortante que resonó por todo el templo. —¿Conocer? Ustedes destruyeron mi paz, despertaron mi reino y ahora enfrentarán mi ira.


Las ruinas comenzaron a vibrar con una energía intensa. Columnas colapsaban y el agua a su alrededor se volvía cada vez más turbulenta.


—¡Saqueadores profanos! —rugió Calypso, su voz reverberando en las paredes del templo. —Este es mi reino, y ustedes son intrusos.


Las palabras de Calypso resonaron en las profundidades. Lucas, Ana y Carlos sintieron la opresiva presencia de la reina del mar, la energía a su alrededor intensificando la sensación de peligro inminente.


—¡Tenemos que salir de aquí! —gritó Lucas, tirando de la mano de Ana. —No podemos enfrentarla directamente.


Carlos, todavía intentando captar la furia de Calypso con su cámara, dudó por un momento antes de seguir la orden de Lucas. —Necesitamos documentar todo esto, pero la seguridad es la prioridad.


El equipo comenzó a retroceder, nadando rápidamente a través de las aguas turbias. Cada movimiento era una lucha contra la corriente que parecía atraerlos de vuelta a la presencia de Calypso. El brillo fantasmal a su alrededor creaba sombras en las paredes del templo, aumentando la sensación de claustrofobia y urgencia.


—¡Síganme! —gritó Lucas, liderando al grupo a través de un estrecho túnel submarino. —Necesitamos volver al Albatroz y pensar en un nuevo plan.


Ana, luchando por mantener la calma, intentó concentrarse en la respiración controlada, pero la adrenalina corriendo por sus venas hacía que fuera casi imposible.


Después de lo que pareció una eternidad, el grupo finalmente emergió a la superficie. El Albatroz estaba anclado no muy lejos, balanceándose suavemente en las aguas relativamente calmas. Lucas ayudó a Ana a subir a bordo, seguido por Carlos y los otros miembros del equipo.


—Tenemos que salir de aquí antes de que ella nos siga —dijo Lucas, corriendo hacia el timón.


—¡Lucas, mira! —Ana señaló el horizonte, donde una masa de tierra comenzaba a levantarse de las aguas. —¡La ciudad sumergida... está resurgiendo!


El grupo observó, atónito, mientras las ruinas destruidas de un reino sumergido otrora olvidado comenzaban a emerger del mar. Torres majestuosas, palacios opulentos y caminos pavimentados con piedras preciosas brillaban bajo la luz del sol, revelando la magnitud del reino de Calypso.


—¡Esto es increíble! —exclamó Carlos, ya capturando cada detalle con su cámara. —Es como si la historia se estuviera desplegando ante nuestros ojos.


Calypso apareció en el centro de la ciudad resurgida. Su figura, tan oscura como mágica, exhalaba un poder místico que hacía que el agua a su alrededor centelleara. Miró directamente al Albatroz, sus ojos llenos de una determinación feroz.


—Se atrevieron a despertar mi reino. Ahora, haré cualquier cosa para recuperarlo —proclamó Calypso.


Lucas, Ana y Carlos sentían el peso de las amenazas. El miedo era palpable, pero sabían que no podían huir. Lucas sostuvo el timón con fuerza, su mente trabajando febrilmente en busca de una solución.


—¡Calypso, por favor, escúchanos! —imploró Ana, tratando de apelar a la compasión de la reina. —No vinimos aquí para robar tu reino.


Calypso, sin embargo, estaba más allá de cualquier súplica. Su ira y tristeza eran demasiado profundas. El agua alrededor del Albatroz comenzó a agitarse violentamente, remolinos formándose con una fuerza aplastante.


—Sus palabras no tienen valor para mí —respondió Calypso. —Pagarán por su insolencia con sus vidas.


Justo cuando parecía que todo estaba perdido, una luz brillante apareció en el cielo. Un resplandor dorado descendió rápidamente, iluminando el ambiente con intensidad. Era Hermes, el mensajero, que venía al encuentro de Calypso.


—¡Detente, Calypso! —la voz de Hermes resonó, poderosa y autoritaria. —Vengo con un mensaje de Zeus.


Calypso se detuvo, su ira momentáneamente sustituida por sorpresa. —Hermes, ¿qué haces aquí? —preguntó.


—Zeus ordena que liberes a estos mortales y regreses a tu sueño —dijo Hermes, sosteniendo un pergamino sellado con el emblema de Zeus.


Calypso miró a Hermes, sus ojos brillando con ira. —¿Por qué debería obedecer? Fui abandonada y traicionada. Mi reino me fue arrebatado.


Hermes se acercó. —Calypso, tu tiempo de guardar este reino ha terminado. Los mortales deben seguir su propio camino. Zeus promete que tu sueño estará lleno de sueños tranquilos y que tu reino será preservado en la memoria de los hombres.


Calypso dudó, la lucha interna visible en su rostro. La ira aún estaba ahí, pero la autoridad de Hermes y la orden de Zeus eran poderosas. Finalmente, cerró los ojos, una lágrima solitaria rodando por su mejilla.


—Si así debe ser —dijo Calypso, su voz ahora resignada. —Volveré a mi sueño eterno.


El agua alrededor del Albatroz comenzó a calmarse, los remolinos desapareciendo. La luz que emanaba de Calypso comenzó a disminuir mientras ella lentamente desaparecía en las profundidades. El reino resurgido comenzó a desmoronarse, regresando al fondo del mar, sus torres majestuosas y palacios opulentos siendo cubiertos nuevamente por las aguas.


Lucas, Ana y Carlos observaron en silencio, sintiendo una mezcla de alivio y temor. Hermes se volvió hacia ellos:


—Hoy han tenido suerte. Recuerden lo que presenciaron y respeten los misterios del mar —dijo Hermes, antes de desaparecer.


El Albatroz se balanceaba suavemente en las aguas calmadas. El grupo, exhausto pero agradecido, comenzó a prepararse para el regreso. Y mientras navegaban de vuelta al puerto de Cascais, Lucas miró a Ana y Carlos, sintiendo una profunda gratitud por haber sobrevivido a otra aventura.


—Lo logramos —dijo Lucas, una sonrisa de alivio extendiéndose por su rostro.


Ana asintió, sus ojos brillando con emoción. —Sí, y aprendimos que hay fuerzas más allá de nuestra comprensión que merecen respeto.


Carlos, ajustando su cámara una última vez, capturó el atardecer. —Esta será una historia que el mundo nunca olvidará.


El Albatroz continuó su curso, llevando consigo a un grupo que había desentrañado uno de los mayores misterios del mar, listos para contar su historia y honrar la memoria de Calypso.



28 de Julio de 2024 a las 20:49 2 Reporte Insertar Seguir historia
6
Fin

Conoce al autor

Samuel A. Palmeira "Navegar o mundo moderno é como tentar caminhar sobre águas inquietas, onde tudo é fluido, temporário e em constante movimento. As certezas se dissolvem, e a identidade, moldada por laços efêmeros e conexões voláteis, se reinventa a cada momento. Criar nesse cenário é um ato de equilíbrio entre a solidez dos sonhos e a fluidez das oportunidades, um reflexo da busca por significado em um oceano de incertezas." (Samuel Palmeira)

Comenta algo

Publica!
MA María Arnaldo
muy bueno, lo recomiendo.
August 06, 2024, 09:37

  • Samuel A. Palmeira Samuel A. Palmeira
    María, ¡muchas gracias ! Me alegra que te haya gustado. ¡Espero que sigas disfrutando de las aventuras! August 10, 2024, 16:04
~