davidrojss Eduardo Rojas

Un hombre atribulado por su soledad sale a despejar su mente en un bosque cercano sin saber las maravillas que alli encontraria.


Romance Romance adulto joven Todo público.

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Cuento corto
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El bosque de la luna

Para las mujeres,

musas que inspiran

mis pensamientos.

Cierto día un hombre salió de su casa a caminar por un bosque cercano para distraer su mente ya que estaba solo y esto le entristecía de gran manera.

Camino durante un par de horas hasta que se encontró con un arbusto de rosas colorido y frondoso, le pareció un buen lugar para descansar así que se acostó cerca del arbusto para apreciar la naturaleza que lo rodeaba.

Después de un rato oyó que alguien le saludo, acto seguido el hombre se levanta y busca de dónde provenía la voz. Aunque miraba a todas partes no vio a ninguna persona cerca. La voz lo volvió a saludar, y esta vez se dio cuenta que venia del arbusto de rosas, el cual le habla de nuevo:

- ¿Qué te trae aquí amigo?, llevas tiempo al lado mío y no has arrancado ninguna de mis flores.

El hombre asombrado de lo que estaba pasando le responde.

-No he venido por tus rosas. Vengo en busca de una dama para que me acompañe porque llevo mucho tiempo solo y quiero sentir su compañía.

-Yo no he visto ninguna mujer por aquí –respondió el arbusto- solo vienen hombres en cierta época para arrancar bruscamente mis rosas sin mi consentimiento.

-No es de sorprender –dijo el hombre- tus rosas son muy bellas, de pétalos grandes y agradable aroma. Pero eso no justifica que las arrebaten de esa manera.

El arbusto callo durante unos segundos, después le dijo al hombre:

-Eres justo y no me has hecho daño. Te daré la rosa más hermosa que ha brotado de mi desde hace mucho tiempo, dásela como regalo a quien buscas y así le demostraras cuan bella te parece. Y apúrate que el tiempo siempre caminara más rápido que tú.

El hombre recibir la flor le agradece al buen arbusto y sigue caminando.

Un rato más tarde siente sed y empieza a buscar algún lugar de donde beber agua. Camino un poco y a lo lejos ve una suave cascada, rápidamente se dirige hacia allá. Cuando estuvo en aquel lugar se arrodilla al rio para beber y refrescar su cabeza, mientras hace esto percibe una tenue voz que recitaba una melodía. Al levantarse ve que en una piedra cerca de la orilla se encuentra un ser que nunca había visto, no era de carne y hueso porque su piel era traslucida casi como el agua, su cuerpo estaba cubierto por lo que parecía un vestido blanco como la nieve. Intrigado el hombre se acerca y le habla: “Tu que cantas esa melodía, dime ¿quién eres?”.

La extraña fémina sigue en su canción sin responderle, el hombre pensó sobre la causa por la cual no recibió respuesta. Después de unos segundos el ser le dice: “Los modales hacen al hombre. Deben estar presentes cuando se dirige la palabra a alguien”. Avergonzado comprendio su error rapidamente y le responde:

-Buenas tardes bonita dama, ¿Qué eres? pues nunca he visto a alguien como tú.

-Soy una ninfa del bosque –dijo con gracia- y vengo constantemente a cuidar de esta cascada. Nunca he visto a un humano por acá ¿qué haces aquí?

El hombre le cuenta la historia que lo ha llevado allí mientras la ninfa escuchaba con atención. Y agrego que ya no sabía cómo volver, pues se desoriento después de su encuentro con el arbusto.

-La ciudad queda por allá –dijo la ninfa señalando con su dedo- sigue caminando y llegaras a ella. Sabrás que estas cerca cuando pases por un prado. Pero antes de que te vayas quiero darte algo que te ayude cuando encuentres lo que anhelas.

Rápidamente la hermosa ninfa se levanta dirigiéndose a la cascada, caminaba alegremente sobre el agua como si esta fuera tierra firme. Se agacho cuando estuvo ante ella mientras recoge algo que había allí, después giro y fue hacia el hombre. Cuando se encontró frente a él, le dio lo que había recogido y le dijo:

-Este collar de perlas lo encontré una vez mientras jugaba dentro del rio, me pareció muy bonito así que lo guardé. Nunca lo utilizo y estoy segura que te servirá más a ti como un presente para la mujer que encuentres. Ahora vete y no pierdas tiempo, que es algo imposible de recuperar.

El hombre le da las gracias a la ninfa por su bonito gesto e hizo lo que ella dijo.

Al estar lejos del rio mira su reloj y se percata que ya había pasado el medio día mas no sintió apuro alguno pues estaba encantado con los grandes robles, el cantar de los pájaros y el fresco aire que lo acompañaban en cada paso. Pensaba en cómo sería la mujer de quien se enamoraría ¿alta o baja?, ¿rubia o morena?, ¿callada o extrovertida?; ¿sabrá pintar?, ¿le gustara la lectura?, ¿será buena cocinera?; y pensó en un sinfín de características y cualidades más, pero la pregunta que más le intrigaba era... ¿correspondería el sentimiento que él tendría por ella? Mientras estaba en esto vio más adelante a un anciano que leía sobre un tronco caído, junto a este había un niño que comía felizmente una manzana y escuchaba lo que leía su acompañante.

El hombre se acercó y los saluda. El niño con una gran sonrisa le devuelve el saludo y el anciano parando su lectura le habla:

-Hola joven ¿en qué le puedo ayudar?

-Por los momentos quiero charlar un rato –responde el hombre- he caminado bastante y me gustaría sentarme para descansar.

-Debes tener hambre –intervino rápidamente el niño y saco de una cesta una manzana la cual se la dio al hombre- come y siéntate con nosotros.

-Pide permiso antes de hablar –le dijo el anciano al niño- no seas maleducado.

-Perdón abuelo.

-Solo se más precavido hijo antes de hacer algo- responde el anciano mientras acaricia el cabello del niño-.

Luego dirigiéndose al hombre le dice:

-Vengo aquí todas las tardes con mi nieto para leer mientras él toma manzanas de aquel árbol, pero hoy nos quedaremos a acampar. Y tú ¿a qué vienes?.

-Es la primera vez que paso por acá –responde el hombre- simplemente quise salir a caminar un rato.

-Es bueno estar con la naturaleza regularmente desconectas tu mente de los problemas diarios y tomas aire fresco, es una de las mejores cosas que podemos hacer en estos tiempos. Pero te vez muy triste estando en un lugar tan tranquilo como este ¿Qué te agobia amigo?

Nuevamente cuenta la razón por la que está allí y todo lo que le ha pasado en ese día. El señor escuchaba sin sorprenderse por los encuentros que tuvo con el arbusto y la ninfa. Cuando finalizo su historia el anciano le comenta:

-Aquí suceden cosas que no son fáciles de creer, pero son reales te lo aseguro. Tengo muchos años viniendo acá y también he visto cosas increíbles, esto es lo que hace tan fascinante a este bosque y muchos otros. Lastimosamente se están extinguiendo por el descontrolado consumo humano de madera y otras riquezas que en estos se encuentran.

-Tienes razón, también he pensado en eso mientras caminaba. Cuéntame más sobre las cosas que has visto –dijo el hombre-.

El anciano le hablo sobre todo lo que ha vivido allí. Pasaban las horas y los relatos no se acababan eran grandiosos y mágicos; algunos peligrosos y escalofriantes; otros alegres y divertidos.

Después de esto el hombre ayudo al niño a conseguir más manzanas, también jugo un rato con el pequeño mientras le contaba chistes y le hacía trucos con un mazo de cartas que el hombre siempre llevaba consigo.

Cuando empezó a bajar el sol, el hombre les ayuda a armar la carpa donde el abuelo y su nieto se quedarían junto a la cual encienden una pequeña fogata. Lo invitaron para que se quedara con ellos, pero el rechazo la invitación pues quería descansar en su casa.

Antes de que el hombre partiera, el anciano se acerca y le da un suave pañuelo de seda blanca con detalles dorados su conservación era tal que parecía nuevo, también le dio una jugosa manzana de las que recogió con el niño en la tarde. Y le dice:

-El arbusto y la ninfa te han dado obsequios para que se lo des a tu próxima amada… Mira, este pañuelo pertenecía a mi esposa quien murió hace mucho, no ha existido día en que haya salido sin él y lo he cuidado con mucho cariño. Ya soy viejo y mi tiempo se agota, no quiero que el pañuelo quede en manos de alguien que no aprecie el significado del amor verdadero. En las horas que compartiste con nosotros me demostraste que eres un alma noble de gran corazón, quiero que tu tengas mi pañuelo y se lo darás a la persona que aprecie los

grandes sentimientos que tienes. Le contaras la historia de este regalo, con eso le harás saber que le amaras con diligencia hasta tu muerte. Ve a tu casa, procura ir rápido ya está oscuro y la hora avanza, el tiempo nunca esperara por ti.

El hombre estaba anonadado por el gran regalo que recibió, no sabía que responder al anciano. Solo logro decir:

-Gracias mi querido amigo, te juro que cumpliré lo que me has dicho.

Se despidió del abuelo y de su pequeño nieto. Retomo el camino que había dejado, pensaba en todo lo que había recibido la rosa, el collar de perlas, la manzana y el más importante… El pañuelo. También se dijo a sí mismo “no encontré lo que vine a buscar, pero cree amistad con un buen arbusto, con una bondadosa ninfa, con un sabio anciano y con un alegre niño. Y eso es algo que también valoro demasiado”. Pero en el fondo sentía tristeza por no conocer a la dama que tanto añoraba.

Llego al prado que la ninfa le dijo, dándose cuenta que desde allí se podía ver toda la ciudad con sus luces encendidas creando una bonita vista. Pero alzo su mirada y encontró algo más hermoso, un despejado cielo pintado de millones de estrellas y con una gran luna que daba una tenue luz al prado. Se sintió en paz allí así que se acostó en el suave césped, quedando hipnotizado con tan hermosa escena.

Se quedó viendo a la gran luna, y le dijo suspirando:

-Ojalá fueras mujer, me inspiras tranquilidad y tu belleza me mantiene feliz. Sin duda te regalaría todo lo que me otorgaron.

Apenas termino sus palabras cuando todos los sonidos del prado callaron y la brisa que allí soplaba ceso. Hablo una voz femenina proveniente del cielo.

-Sería un gesto muy tierno –dijo la luna-. Hace un rato una ninfa me hablo cuando pase sobre su cascada, me dijo que hoy había conocido a un hombre que buscaba algo con demasiado esmero y me suplico que le ayudara, me dijo que le esperara en este prado ya que pasaría por aquí. Me conto todo lo que sabía de ti y se lo que buscas, así que te concederé lo que no pudiste encontrar hoy.

-Pero bella luna, ¿eres capaz de hacer tal cosa?

-Coloca la rosa, el collar, la manzana y el pañuelo. Bajo mi luz.

El hombre hizo lo que le pidió y retrocedió. Miro sorprendido como todos los regalos empezaron a elevarse e iban uniéndose mientras lo hacían. La luna se dirigió a él diciendo:

-Te hare una mujer con todo lo que te han dado, su piel será suave y con un bello aroma como la rosa, del collar hare su sonrisa brillante y esplendida, tomare la manzana para que sus labios sean tan dulces como ella y su pelo lo hare con los hilos del pañuelo así será liso y agradable a la vista. Por último, tomare de mi brillo blanco para colocarlo en el destello de sus ojos, y cuando los veas te darán la tranquilidad que yo te doy.

A medida que hablaba la luna se iban fusionando todos los obsequios mientras una gran luz los cubría, el hombre se guardó los ojos con su brazo pues era muy brillante. Cuando se dio cuenta que bajaba el fuerte esplendor se destapo y vio impresionado como una hermosa dama bajaba del cielo, cayendo dormida suavemente sobre el césped. La luna hablo de nuevo.

-Llámala por mi nombre y despertara. Cuídala como ella cuidará de ti, amala como ella te amará y nunca la abandones porque ella nunca lo hará.

Antes de que respondiera el hombre, todos los sonidos volvieron y la suave brisa volvió a soplar. Se dio cuenta, que la luna ya no hablaría más así que camino hacia la dama que estaba tendida en el suelo, se acercó a ella y le susurró al oído “despierta Luna”. La mujer se levantó lentamente a medida que habría sus ojos, el hombre le ayudo mientras veía su gran belleza. Estando frente a frente, la hermosa dama le dice “Se quién eres y se quién soy me anhelabas como nunca otro hombre anhelara a una mujer. Seré tu acompañante y llenare el vacío que sientes, nunca volverás a sentirlo mientras este a tu lado y ten por seguro que nunca me alejare de ti”

El hombre se acerca y lentamente la abraza, ella corresponde al acto mientras alzaba su cabeza, el bajo la suya y unieron sus labios para crear un delicado y suave beso. Después de esto, juntan sus manos para retomar el camino a casa, todo esto mientras la luna miraba y brillaba felizmente desde el cielo.

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7 de Julio de 2018 a las 01:44 5 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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Yonathan Cortes Yonathan Cortes
Me encantó.
November 25, 2018, 09:31
Vivianita Arguello Vivianita Arguello
que historia tan hermoso felicitaciones me encanta como escribes
October 18, 2018, 19:26
PI Gonzalez PI Gonzalez
Hermosa historia
July 21, 2018, 22:45
Irma Montes Irma Montes
Me encantó , también voy buscando a alguien q me ame y hacerlo feliz espero salir al campo y me encuentro con el señor sol q me otorgue alguien con quien compartió este amor dentro de mí , felicitaciones por la historia me fascinó
July 21, 2018, 21:12
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