Fui al doctor con mi amado esposo Salvador, hace días se sentía indispuesto. Tenía unos dolores de estómago horrorosos. En ocasiones vomitaba sangre y yo temí lo peor; aún no sabia que era pero las cosas no funcionaban.
Le dije: - Salvador, amor mio, no te preocupes y vamos al médico (yo por dentro estaba muriendo pero no podía demostrarle eso a mi amado).
Me dijo con una sonrisa melancólica: - Esta bien. Vamos al matasanos.
Y fuimos; el día estaba gris, como presintiendo lo que se venia, esperamos al doctor por veinte minutos, cuando lo hizo pasar. Mi esposo entró y el doctor le dijo: tienes cáncer.
Ya ahora luchamos con esto. Y se que mi esposo morirá. Me preparo pero es triste saber que estaré sin el muy pronto
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