Hay muchos aficionados que dicen saber mucho de fútbol, y no saben distinguir entre un desmarque de apoyo y uno de ruptura, tampoco saben diferenciar entre un marcaje al hombre y un marcaje mixto, y si les hablas de creación, ocupación y aprovechamiento, piensan que en vez de ser algo relacionado con los espacios libres, nos estamos refiriendo a coger sitio en la playa, poner la hamaca y la sombrilla y tomar el sol.
El periodista escribió que el entrenador hacia cambios tácticos muy extraños, pero no se daba cuenta que la extrañeza era fruto de su ignorancia.
Los aficionados gritaban insultando al entrenador por el cambio realizado. ¡No tiene ni idea!, decían. Cuando acabo el partido se supo que el jugador sustituido tenía una rotura de fibras.
El domingo siguiente volvió a suceder lo mismo con otro futbolista cambiado, aunque esta vez el motivo de la sustitución fue una fuerte contusión en el gemelo.
¡Los forofos nunca aprenden!
Un veterano aficionado que llevaba más de 50 años viendo partidos de fútbol, llegó a la conclusión a través de su experiencia, de que muchos periodistas, eran en realidad entrenadores frustrados.
El director del periódico le dijo a sus redactores de la sección de fútbol: ¡Señores, están ustedes aquí para escribir, no para jugar a ser entrenadores!
Aquel periodista siempre era muy crítico con el entrenador de turno, pero el llevaba años y años tratando de adivinar la alineación del equipo y siempre se equivocaba (¡y no le daba vergüenza, vaya morro!).
¡Confío en ti a muerte Manolo!, le dijo el presidente al “Míster!
Al día siguiente fichó a otro entrenador.
En España hay millones de personas que son aficionadas al fútbol y el problema, es que casi todos creen que saben más que el entrenador.
En España hay millones de entrenadores de fútbol, el problema es que la mayoría no tiene “título”.
¡El entrenador no tiene ni puñetera idea, pero que sabio es cuando me pone!, y el futbolista salió a calentar.
El entrenador respiró tranquilo cuando el Presidente del club, lo confirmo en su cargo. A la mañana siguiente, fue cesado.
¡El equipo juega fatal y siempre pierde por culpa del entrenador!, dijo un alterado periodista durante una rueda de prensa, ¡y usted siempre redacta mal sus crónicas además de cometer faltas de ortografía con reiteración!, le respondió un tranquilo y veterano “Míster”, con el “culo pelado” de sentare en los banquillos.
El “Crack” del equipo era sin duda un gran futbolista, tan bueno como ignorante, ya que pensaba, que los goles del equipo solo los marcaba él.
El equipo visitante consiguió el sexto gol, cuando solo faltan cinco minutos para acabar el partido, el mismo tiempo que le quedaba al entrenador local para permanecer en su cargo.
Cuando el entrenador sentó en el banquillo a la “estrella” del equipo (y el fichaje más caro en la historia del club), sabía que al día siguiente estaba cesado.
¡Son gajes del oficio!, contestó sin inmutarse, cuando los periodistas le preguntaron.
Era un futbolista humilde pero marcó tantos goles que se empachó de soberbia, y ahora en vez de ser un deportista ejemplar, se ha convertido en una patética imagen embriagada de su propio ego.
El “crack” se creyó que era el mejor, ya que tantos aduladores a su alrededor, le hicieron creer eso. Cuando tenía “los pies en el suelo”, marcaba goles con facilidad, pero ahora que piensa que inventó en el fútbol, no marca goles ni en las “pachangas”.
¡Lo fácil es siempre echarle la culpa al árbitro cuando se pierde!, fue lo que dijo el colegiado al finalizar el partido, mientras el público coreaba su nombre y no precisamente para felicitarle por su cumpleaños.
¡El árbitro me expulsó injustamente!, dijo el defensa central
¿Pero qué querías amigo, que te diera una medalla?
¡Si le dejaste el tobillo al delantero centro del tamaño de una sandía!
Aquel equipo no ganaba absolutamente a nadie, pero sus futbolistas eran únicos tirándose al césped para simular faltas inexistentes.
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