Camino por Bangkonk, capital de Tailandia, aprovecho para decirles que traducido al español Bangkok significa “Ciudad de Ángeles”. Un ángel justo eso necesito yo en este momento, uno que llegue a mi vida y me de todas aquellas respuestas que me faltan. Voy cabizbajo, con las manos en los bolsillos de mi pantalón, son las tres o las cuatro de la tarde, en realidad no lo sé, ni me importa. Quisiera estar despreocupado, pero no puedo, las sienes me palpitan y la rabia que tiende a transformarse en furia me persigue.
Hace tres meses deambulo por toda Asia, viajo sin ninguno de mis amigos, algo extraño en mí, pero, es que, realmente deseaba estar solo, desaparecer. Si se preguntan a qué se debe mi estado de ánimo muy bien se los diré. El mismo tiempo que llevo viajando es el tiempo en que termine mi compromiso de cuatro años con mi primer y único amor, ah, y dicho sea de paso era mi amor desde la infancia.
¿Por qué de la ruptura? Ah, muy bien también se los diré, cuando el puto de Colon no tenía nada que hacer decidió ir a la Antillas, pero resulta que ese estúpido navegante, disculpen mis palabras, si les parecen ofensivas, pero si, ese estúpido navegante no llego a ningunas Antillas, llego a América y América trajo todas mis desgracias, porque ahí se formó una nueva raza, gente que es ruidosa, que al parecer no sabe lo que es respetar, y me dirán ¿y bueno? ¿qué tienes tú en contra de América? específicamente con América completa nada, mi problema es con América del Sur, donde queda un bullicioso país llamado Brasil, en donde los hombres de ese país, viene a nuestras tierras y como los impertinentes conquistadores que los descubrieron a ellos se llevan nuestras mujeres. ¡Si! Lo digo con todas mis fuerzas y me sale del alma esta queja. Mi novia, a la cual ame durante años, se va y me deja por un brasileño. ¿A qué se debió este cambio? yo le pregunte lo mismo, también, le pregunte ¿En qué había fallado? Y saben que me respondió: que en nada, pero que las expectativas conmigo estaban superadas, a que se refería con eso, no lo entendí y aun no lo entiendo, en fin, insistí en preguntar ¿cuál era mis fallas? deseando que ella fuera más específica y solo me dijo que besaba muy mal.
Ahora que lo recuerdo, lleno mi pecho de aire tratando de apaciguar la indignación que esto me causa. Después de esa respuesta no quise preguntar nada más, porque obviamente si ella llegaba a esa conclusión era porque tenía con quien comparar.
Terminado todo y sin ninguna esperanza me refugio en Taiwan, donde un mes más tarde, me entero que mi amada se ha marchado a Brasil, sus padres le pelearon, la amenazaron, pero ella igual se marchó. Recibí no sé si una carta o una nota, al menos no fue un mensaje de texto o un anuncio por Facebook, donde me decía “que me abandono por aburrido, pero que no lo sabía solo lo supo cuando conoció a su nuevo novio Elías”, así se llama ese puto brasileño que se llevó a mi novia. Disculpen alguien me llama.
Bueno, no era una llamada telefónica, era un niño quien desde el otro lado de la calle me gritaba.
_ ¡Señor!, ¡Señor! _buscando llamar mi atención para entregarme algo.
Me detuve, el niño presuroso cruzo la calle, seguro le están dando unas pocas monedas para que entregue unos volantes, me lo entrega, yo hago un tanto más por él y le doy un billete de un dólar, el niño me ve y ve el billete, me da la espalda, hace un gesto de indignación y reproche, frunce el entrecejo, tuerce los labios, pronuncia unas palabras en tailandés dirigiéndose a sus compañeritos, que están del otro lado de la calle y logro entender que exclamo algo así como
_¡Tacaño!_en mi sorpresa ladeo la cabeza.
Veo el volante que el gentil niño me ha entregado, y en el veo a una mujer impresionante, no es blanca, ni rosada, es más bien como dorada, sin duda es una de esa raza para mí maldita de Latinoamérica. Por cortesía no arrugo de inmediato el volante, me lo llevo al bolsillo y ahí lo arrugo con toda mi rabia y mis fuerzas, pienso en cuanto odio América latina. Sigo mi camino, pronto llegare al hotel donde me hospedo desde hace varios días.
Los recuerdos acerca de mi ruptura vuelven a mí, como cuando le pregunte a Lee Yin, ese el nombre de mi novia, tratando de hacerla recapacitar ¿porque le parecía aburrido y ella me respondió?
_Contigo uno no se ríe, todo es demasiado serio, todo es un formalismo, una severidad, en sí, tú no sabes cómo hacer disfrutar a una mujer.
Luego me entere que Elías, la conquisto a fuerza de halagos, exaltando su candidez, su dulzura, su buen carácter, su noble corazón, si algo tengo que reconocerle al tipo, es que la apreciaba. Pero yo también la aprecio, y aún la amo, y por sobre todas las cosas la extraño. Quizás mi mayor torpeza fue no habérselo dicho y demostrado antes, que absurdo es reconocer esto ahora. Suspiro, no me queda nada más.
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