Siento quemar tu aliento mentolado
y engominado el pesar de tu luz solar.
Tengo las manos vacías, canto un miedo azulado:
tu terreno escarchado me es prohibido escaldar.
Mas, rebelde me he aferrado con las garras marchitas
a la nieve que puebla donde no he de llegar.
Es tu río escarlata, tu corazón que palpita;
tus exhalaciones ligeras me limitan a amar.
Pues confío en que la noche, aun cuando todo se enciende,
con sus cuerpos celestes nuestro amor callará.
Si lo sabes y lo gritas, si conmigo lo entiendes,
¿no es acaso cruel besar donde labios no hallarás?
Anhelo tu boca etérea, tus manos frías,
tus dedos que mi piel congelan con el más grácil tacto.
Quiero amanecerte por completo, vida mía,
quiero hacerte nacer y desvancerte en un solo acto.
Atravesar tu espalda, besar tu aliento,
que me llames tuyo con todos los sentidos.
Quiero dormirme en tu recuerdo un día y morir una vez despierto.
Quiero saborear la quimera de un sentimiento correspondido.
Quiero y no quiero que me abrases con tu silueta llameante,
pues consumirte mi oxígeno es más que un regocijo.
Deseo que al salir el sol puedas en mis brazos quedarte
y que con tu boca entreabierta me encierres en un acertijo.
Quiero que ignores el mundo que gira y te llama a su locura,
pues es a mí a quien tienes atrapado entre tus brazos como un sonámbulo.
Deseo que dejes de tener miedo, que desvistas tu armadura
y que con tu sonrisa brillante me hagas tu eterno noctámbulo.
Gracias por leer!
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