«...Y regalaría todas mis eternas vidas, toda mi maldita inmortalidad por un roce de tus labios, por un beso... Aunque sea muerto, insensible, un beso de piedad aún carente de afecto, aún lleno de dolor, aflicción y pavorosos pensamientos. Cuanto más te amo más sé que no debo condenarte porque entiende: tú eres sol y yo soy luna, tú el rocío y yo la niebla, tú el calor y yo el invierno, tú el alba y yo la noche, tú la vida y yo la muerte...»
- Marduk Van Dankst
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