Cuento corto
2
6.0mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

La primera vez que te vea

Quizás no será como te lo imaginas. Ni tampoco cómo yo solía hacerlo. Pero “él” me lo dijo. Galería concurrida. Curiosamente en la capital. Estoy, estamos, aunque en realidad no sé cómo. Miraflores. Invierno, quizá junio o julio. El cénit de mi carrera artística, ¿Éxito? si se le puede llamar así… En realidad nada de éxito, únicamente aprecio de generosas gentes que en cierto punto sintieron algo de condescendencia y me dieron un empujón.


Pero siendo el clímax ninguno de mis conocidos pudo zafar de enterarse del “gran” evento; incluyéndote, claro. Retrospectiva. ¿Yo? ¿A qué pasado quieren ensalzar? Quieren rendirle tributo a una especie de tótem muerto, un fósil.


Aquel día por primera vez parece que soy el centro del mundo. Cuarenta y nueve años pesan un poco en el espinazo. Quizá por eso estoy encorvado. Prensa, cámara, canal dos, cinco, nueve, muchas del siete. Paredes rojas, letras blancas en las paredes describiendo quién soy, el mito de quién soy, imagen idealizada, trastocada de quién se supone que debo ser y también todo el quilombo que armé en mi “trayectoria” ¡Trayectoria! Jajaja, lo siento. Hay algunos escaparates de vidrio ¿Qué contienen? ¿Esculturas o qué mierda?


Hay mucha gente pero no sé quiénes son, todo rastro de antigua amistad se desvaneció SEGURAMENTE con el tiempo. Son caras joviales y amigables, eso sí. Doy un discurso cojudo, porque debo ser cortés con los asistentes. En realidad por ahí veo una que otra cara conocida, pero no de amigos, sino de viejos enemigos. Periodistas, preguntas de mierda, ¿Estás satisfecho? ¿Cómo se siente? Una vida avocada a su pasión: No sé.


Bocaditos y vodka para todos. Pisco Sour también. Un guitarrista ensaya algunos riffs en cierta esquina de la galería y yo pierdo protagonismo; mejor. Sorbo de una copa y observo toda esa ilusión, ese teatro ¡Bah! Mira esa pintura ¿Qué rayos sentía? Tú sabes lo que siento ¿Ella? No; yo…o quizás tú.


Estoy en medio del jolgorio, en medio del barullo; voces dispares, hablan de mi obra, hablan del hijo de Susana, del matrimonio de fulana, del ex de mengano, de qué aburrido, ya vámonos ¡Jajajaja! Lo siento… ¿A quién mierda le importa, de todos modos? Diría Zappa… Siento ese cosquilleo en la nuca; ya lo había sentido antes. Volteo. Estás ahí, sé que eres tú. Cejas quebradas, el vértice inferior de tu nariz, tu mandíbula casi carente de angulosidad a excepción de la quijada, los ojos coléricos; los mismos de siempre. Una parte de mi quiere alegrarse, pero sé que sería en vano y muy estúpido, como siempre lo fue. No tengo la voluntad de moverme a pesar de que ocultas la mano en el bolsillo mientras desenfundas suavemente. ¿Quién está tan loco para que después de tantos años…? Y sin embargo yo y también tú… Y no me muevo; lo acepto.


Nadie te percibe, quizás eres un fantasma, quizás siempre lo fuiste…Nadie se percata; mejor. Mirada repugnada, mirada de furia y quizá de…No. Develas el objeto, estiras el brazo, sonríes un poco y hay cierto resplandor en tus ojos…lágrimas, nah, eso quise creer, fue otra de mis ficciones, como tú; tú también lo eras y lo eres, esos ojos en cierto modo también me pertenecen, tienen mi firma.


Estiras el brazo, nadie dice nada, nadie ve nada o quizá nadie quiere. Separo los míos, no para levantarlos, sino haciendo la pantomima de un abrazo con total ironía, improvisando cierta arrogancia; cachoso. Sonrío, tú también. Entonces lo haces: fulminante.


Apenas y lo sentí. Algo se quebró dentro de mí, ¡Sí! Jajajajajaja muy de seguro; un culo de cosas se quebraron y estallaron. Pero algo realmente hizo ¡crack! lo juro ¿Será eso que dicen alma? A veces una mirada puede hacer trocitos aquel hálito de vida que creo que también es una ficción, no te fíes.


Caigo como un estropajo.


Me rodea ese charco de bermellón oscuro, parece que me hundo en él. Sonrío, no hay lágrimas, no hay pena; esa trayectoria mortal se llevó también consigo todo remanente de que alguien sintió en este cuerpo. Se te abalanzan, te atenazan y yo creo que es una injusticia. Quiero gritar policía de mierda, pero de mi boca solo sale un borboteo sanguinolento. Gente rodeándome, algunos lloran, algunos gritan, otros ríen, otros se pasman y se llevan trémulas manos a la boca. Viro el pescuezo y te veo una vez más, aún sigo creyendo que eres esa ficción de siempre, esa alucinada, una proyección; mala pasada de mi cerebro…te apartan de mí.


Aquel día te vi por primera y última vez. Expiro lentamente pero demasiado a prisa como para que me puedan salvar: mi cuerpo, claro está; porque presiento que mi alma ya no tendrá más el peso de este saco de carne. Es libre ahora. Te veo una vez más, no en el plano material si no en mi mente, porque da igual ¿No? Yo te creo al figurarte, existes por mi pensamiento, aquel te materializa. Sonrío y recuerdo todo lo que no vivimos porque fue exactamente eso lo único que vivimos; estuviste presente en mi vida exactamente con lo único que podía obtener de ti: tu ausencia.


<<Gracias por liberarme>> y sin embargo aprieto los dientes mientras maldigo: ¿Cómo chucha pude matarnos?

6 de Mayo de 2018 a las 18:50 0 Reporte Insertar Seguir historia
1
Fin

Conoce al autor

Vértigo Vorágine Soy un erizo. A veces un clavicorde, a veces una cimitarra, a veces la herrumbre de tu monótona vida y a veces...por flojera, o desidia: elijo no ser.

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~