No quería estar en ningún lugar, por eso se enterró, muy debajo, en lo oscuro, creando una ilusión de desaparición, de inexistencia, porque muy debajo no podía ver, no podía escuchar, hablar, ni moverse. Sus sentidos se apagaron, solo quedaron sus pensamientos, y se convirtió en ellos. Odió la nueva existencia, la de ser esos pensamientos, incontrolados y apurados; se convertían en absurdos, porque después de tanto tiempo, tan debajo, ya no había en que pensar, en quien pensar, ni en qué usar la existencia.
Como ella era sus pensamientos, y sus pensamientos eran absurdos, ella se sentía igual, y decidió enterrarlos, tan lejos que ya no los escuchaba. Ahora era mucho menos que antes, y de repente solo era sentimientos, de un extremo a otro, tan rápidamente, sin la oportunidad de percibirlos e identificarlos.
Ocurrió esto por solo unos minutos, porque tan debajo, en lo oscuro, ¿qué otra cosa se puede sentir? ¿Mas que el de no sentir nada? ¿Y sentir desesperación? Así fue, repleta de desesperación, no tenía cerebro para pensar, en que hacer al respecto, no tenía cuerpo para moverse, y se quedó así.
Se convirtió en un sentimiento, en el de la desesperación, y a partir de ese día, salta de un cuerpo a otro, de un humano a otro, invadiendo vidas, generando ansiedades.
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.