Isla Gea “HiAv” Seguir historia

La historia jamás contada a las futuras generaciones se revela en mi relato:

Cierta parte de la raza humana de todos los test de piel, de culturas parecidas habitaban en una enorme isla, hombres el reino animal convivían en abundante equilibrio de armonía y respeto, los animales y humanos obtenían todos los recursos del reino vegetal aprendiendo a sobrevivir gracias a las plantas frutales y medicinales o con árboles protectores de la tierra y el agua de todos los bosques presentes en la región, en la que existió una comunicación con un mutuo lazo de amistad entre animales y humanos, que llevó a la prosperidad y bienestar entre ambas partes y la naturaleza en sí.

Todos en ese mundo eran vegetarianos empedernidos, entre aldeanos solían visitarse entre sí y compartir los diferentes alimentos saludables y tener largas charlas de sus vivencias cotidianas. Aquí no existían guerras ni armas, menos destrucción a los recursos brindados generosamente por la madre naturaleza. Solían preservar todo desde una roca hasta una gota de agua, si en una tormenta uno de los bosques resultaba con daños severos todos las etnias presentes en cada aldea se encargaba de restaurar con la siembra de árboles de valor generativo para la tierra.

Un acontecimiento embarcó el inicio a esta historia de una gran isla desconocida por el resto de la humanidad y amada eternamente por sus habitantes herederos...

Una leyenda cuenta que una niña desapareció al seguir una gran mariposa a la que todos los aldeanos llamaban arcoíris por la razón que la mariposa toma el color del ambiente a la que está expuesta como un camaleón y ese día marcaba el inicio de las auroras en el cielo, ese tipo de insecto con belleza delicada suelen salir de su crisálida en primavera. Así todas las aldeas principales se dieron la misión de buscarla de día al salir el sol hasta noche al iluminar la blanca luna. El rescate se extendió por semanas tras semanas hasta aquel momento se percataron que estaba al resguardo de un águila hembra de plumaje rosa tierno que le proporcionaba alimento y agua, ¿cómo?, ¡no lo sé ¡sorprende sí!. Así el lazo fraternal se formó en confianza y apoyo de los humanos hacia todos los animales de sus tierras conocidas.

Lamentablemente al regresar la gente con la niña se enferma gravemente y solicitan a los ancianos su sabiduría en como sanar a la niña Amalia, les tomo unas horas decidir:

—Los ancianos: busquen al ave águila matriarca y rueguen que visite a su protegida para dejarle un gran recuerdo como regalo en su alma.

El águila aceptó y al instante estaba al lado de ella y conversan

—El aguila: ¿por qué estas triste?

—Amalia: me haces falta Avi, a como ella la llamaba.

—Águila Avi: siempre estaré contigo en tu mente siempre me recordarás.

Al caer la noche le mencionó que iba darle a cuidar unos de sus huevos a ella, inmediatamente la niña se curo de la fiebre y de su color pálido, al fin el ave se marchó y fue a su nido a encubar a sus primeras crías, amaneció y la niña Amalia despertó a esperar afuera la llegada de su amigo a que aún no había nacido pasó la mañana entera esperando, la tarde con un cielo rojizo desesperada esperando y llegó la noche en la que cae rendida con sueño. Al día siguiente al despertar abrió sus ojos poco a poco miró a su par el huevecillo rojo y de alegría agradece a Dios y a su gran amiga Avi. En una oración promete ser como una hermana para el polluelo cuando nazca, con sus brazos extendidos hacia el pecho lleva el huevo y se lo muestra a su mejor amigo Leandrus abrazándolo contenta.

Su mejor amigo estaba feliz por ella y conversaron por horas hasta agotarse y dormirse juntos en su árbol preferido en cuyas raíces tenia forma de un nido a que ellos lo adornaban con paja. El tiempo pasaba y el bebé no presentaba indicios de nacimiento, de picotear el huevo, así romper el cascarón y salir a la luz de la vida, todos los amigos cercanos se imaginaban lo peor. En su mente recorrían cientos de pensamientos de por qué su polluelo no nacía ente ellos imaginaba por los largos paseos y eso perjudicaba al huevo, el otro pensar era por los cambios bruscos del clima con sus persistentes vientos y fríos duros.