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one.

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Esta historia tendrá de pareja a Yeonjun (TXT) & Jimin (BTS). Si no te agrada, puedes sólo marcharte, gracias.


Park JiMin rubio; 18 años; 1.59 cm.

Choi Yeonjun peli-rosa; 25 años; 1.78 cm.




Con sus bonitas piernitas cruzadas una sobre la otra estaba sentado en una de las sillas de una de las mesas que había en la biblioteca del instituto. Su pequeña falda roja de estilo irlandesa se levantaba con inocencia sobre sus muslos, mientras que sus ajustadas medias blancas apresaban su esponjosa carne.


Sus rojizos labios se abultaban mientras leía párrafo por párrafo del libro de física, y soltaba uno que otro bufido por fallarle los ejercicios. Jimin estaba en el primer año del instituto, era un bebé comparado a los demás que estaban ya por el cuarto o quinto año.

Afortunadamente había podido hacer amigos, pero en esta oportunidad le tocaba estar solo.


Sus amigos eran bueno en esta materia, pero Minnie no quería molestarlos pidiéndole que les explicara lo que no entendía. Es más, se sentía una molestia quitándole un poquito de su valioso tiempo. ¿Una ternura, verdad? A pesar de excusarse con ellos de que iba a poder hacerlo solo, ahí estaba, con sus ojitos un poco tristes por sentirse un poquito bobo.


─ ¿Problemas con física, bonito? ─Una grave voz habló en su hombro sobresaltándolo, y sacándole un pequeño jadeo. Era Yeonjun, el chico encargado de la biblioteca y, que estaba en su último año. Era mucho más distinto que el bajito en muchos aspectos, su altura, su voz, su físico y, personalidad. Mientras que Park era una masita de dulzura, y, Choi era un descarado transparente con todos.


Se volvieron lo suficientemente cercanos con las pocas veces que el más menor visitó la biblioteca, como para que se llamasen con confianza.─ ¡Junnie! Me asustaste... ─Cerró su boquita con vergüenza al haber alzado su voz, y susurrar lo último en un tierno puchero, bajando sus manitos a su regazo, donde las frotó con un poco de pena.


Aún no se acostumbraba a los piercings que tenía a cada costado de sus labios el peli-rosa, y también a sus filosos ojos celestes. Era muy lindo, debía admitirlo.─ Estoy haciendo unos ejercicios, pero no los entiendo bien. Creo que, uhm, no soy bueno en esto. ─Separó sus piernas, y llevó sus manos de nuevo a las páginas del gordo libro, dispuesto a cerrarlo hasta que la palma morena del contrario se posó sobre la suya, impidiéndoselo.


Lo miró de reojo como tomó asiento al lado suyo, y acercó la silla hasta que sus hombros podían rozarse.─ ¿Tan fácil te rindes, nene? Déjame ayudarte con eso, y ─ Aproximó su boca al oído del rubiecito, y con la intención de ponerlo mal soltó un ligero suspiro. ─, permíteme mostrarte lo cuán bueno eres, pequeño caramelo.


Sin vergüenza depositó un beso en su moflete, sonriéndole divertido, mientras admiraba su colorado rostro con la mirada en el libro.─ G-gracias, Junnie... ─Fue lo que apenas pudo formular, un poco enredado en las sensaciones que le había causado su tacto contra su sonrojada piel. Se sintió bien, tan agradable que hizo que sus piernas se apretaran.


Oh, y eso lo notó el bibliotecario. Era verdad entonces, Jimin tenía una jodida vagina que se ponía cachonda con su toque, tan sensible y, pura que iba adorar jugar con ella hasta hacerla convulsionar. Con lentitud sacó su mano de la del menor, para ahora dirigirla entre los muslos del lindo rubio que cuando notó sus dedos acariciar su zona íntima cerró por inercia sus piernas, chocando sus rodillas.


─Y-Yeonjun, detente, ¿qué estás haciendo? ─Con sus ambas manitos tomó el antebrazo del musculoso, mostrándole sus temblorosos ojitos de cachorro. ¿Ansioso o temeroso? No se podía descifrar, pero una corriente de adrenalina estaba drenando por el cuerpito de Jimin al momento en que vió a los lejos venir a uno de sus amigos; Kim TaeHyung.


Choi lo miró con una ceja alzada y, de nuevo le mostró su diabólica sonrisa, que hacía mover sus aritos de metal entre sus belfos.─ ¿No es obvio? Te haré correr frente a tu jodido amigo, nene. ─Quiso comerle la boca en ese instante, pero la presencia de su amigo interrumpió el ambiente.


Finalmente los largos dedos del peli-rosa se encaminaron hacia abajo, levantando la pequeña faldita, hasta que sintió contra sus yemas la fina tela de sus bragas. Bastó fregar su dedo índice y corazón en el centro de su coño, para sentir pronto su fluido mojar su ropa interior.


─ ¿Aún continúas estudiando, Jiminie? ¿Por qué mejor no vienes hoy a mi casa después de clases? ─Protestó el chico de gafas y aspecto elegante, mientras se mantenía de pie al otro lado de la mesa. El bajito relamió sus labios, gimiendo por lo bajo y, ahora tomando la mano del mayor pero con la diferencia que ya no lo detenía.


─ N-no puedo, ah, p-por favor, déjame hacerlo solo, TaeTae. ─Subió sus talones hacia arriba, dejando las puntas de sus botitas tocar el suelo. Mierda, había corrido su pantis a un costado para masturbar su clítoris junto a sus labios vaginales en círculos. Su culo empezó a moverse en la silla, y su pelvis a menearse hacia delante.


Bajó su cabeza para blanquear sus ojos.─ Mhm, está bien. Pero, oh, Yeonjun, ¿tú le estás dando una mano? ─La pregunta sonó un poco atónita, pero el mencionado sólo río con suavidad asintiendo hacia Kim. ─ Por supuesto, al principio no quiso pero, ahora está gustándole. ¿No es verdad, pequeño? ─Ladeó su rostro hacia Park, quien apretó la manga de su camisa cuando empezó a introducir dos dedos en su interior.


Minnie abrió su boquita y, dejó salir su lenguita hacia fuera, alzando su cabeza en una expresión tan sucia como sus ojos perdidos en el placer.─ ¡S-sí! M-me encanta, ¡ahgw! ─Volvió a arquear su espalda, y empujó su concha contra los locos dedos del bibliotecario, quien los encorvaba dentro de su vagina.


Taehyung al ver tal escena sólo pudo tragar saliva y, sentir como los bellos de su piel se erizaban al contemplar a su adorable Jimin tocar su pecho con ambas de sus manitos con desesperación y, su boca abierta, dejando que su saliva corriese por la comisura de sus labios y, no le importara formar un ahegao dentro de un espacio escolar.


A esa hora no había tantos estudiantes, sólo unos cuantos que estaban situados en áreas un poco más lejos de ellos.─ M-más, me va a volver loco, ¡ngh! T-taanhm, ¡ah! b-brusco. ─Gemía como una perra en voz baja, abriendo más sus piernas sin pena y, sentir como ya no eran dos, sino tres que embestían su maltratada perlita que había empezado a bañar los dedos del moreno con sus fluidos.


─ Jimin... ─Murmuró sorprendido el mejor amigo de la criaturita estimulada, parecía no causar nada en su amigo, pues, continuaba en su mundo de placer moviendo su cuerpo en espasmos y, gimiendole tan suciamente frente a él, mientras que el peli-rosa mordía el lóbulo de su oreja, estirándolo. ─ ¿Acaso nunca has visto a un lindo chico venirse, tonto?


Comentó con burla, agregando su restante mano en su vagina, encargándose de acariciar con rudeza la pequeña bolita de su clítoris mientras aún seguía follandolo con sus dedos. Esa fue la gota que derramó el vaso para el rubio. Apretó sus pezones él mismo y, se embistió contra la mano de Yeonjun en espasmos que no paraban de hacerlo boquear, y mantener arqueada su lengua.


Choi continuó masturbándolo a pesar de que se había venido y, de gran manera. Se escuchó audiblemente como sus fluidos del orgasmo cayeron hacia el suelo, se había venido bastante, tanto que las fuerzas del bajito se disminuyeron y, la mano del mayor estaba completamente empapada.


El bibliotecario perdido en la hermosura que fue haberlo visto correrse, no se percató del momento en el momento en que Taehyung se escapó, pero no le importó.─ T-tan bueno, mgh. N-nunca me había corrido tanto, ah, m-me siento un poco avergonzado. ─Sonrió con un poquito de timidez, mordiendo su labio inferior cuando el morocho empezó a sacar su mano de su interior con suavidad.


─ ¿No sentiste vergüenza al mostrarle a tu amigo como te cogías contra mis dedos? Tan desesperado y, necesitado. ─Llevó sus dedos manchados de sus fluidos hacia su boca, lamiendo sutilmente hasta que, le gustó.─ Adorablemente delicioso. ─Le sonrió ladinamente, deseando por más, y sabía que él también.


Sus piernas aún seguían estremeciéndose y de su boquita aún jadeaba bajito. Estaba hecho un artístico desastre, y Yeonjun no iba a desperdiciar el momento para no joderlo en la biblioteca. ¿Que si le importaba que se encontraran estudiantes? Al diablo, eso lo calentaba más, y se lo propuso en su oído.


28 de Enero de 2023 a las 04:08 0 Reporte Insertar Seguir historia
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