Todos los reyes de los cuales he escuchado hablar tienen nombres que hacen referencia a primos, hermanos, tíos, sobrinos y hasta el perro. Este caso, es igual que los anteriores porque al rey Cleopatro (¡Hurra!) le pusieron su nombre en honor a quien ya te imaginas, por Cleopatra, pero aunque es un nombre de mujer a la madre del rey no le importó porque ella tenía estilo y le ponía el nombre que quería a sus hijos e hijas. Y así como la reina Alberta tenía estilo, el rey Cleopatro (¡Hurra!) tiene estilo.
Y el rey Cleopatro (¡Hurra!), tiene más estilo que cualquiera, por ejemplo para la guerra, o cosas de hacer justicia. Hace poco vinieron los guardias y trajeron unos prisioneros, todos de la cárcel, los guardias dijeron que sabían que uno de ellos había robado la tarta de moras del rey y se la había comido, pero no sabían cuál de todos había sido, uno tenía manchada la boca de violeta, otro tenía las manos sucias y era sospechoso, el tercero estaba medio loco y mentía entonces nadie le creía y el cuarto había sigo encarcelado anteriormente por robar la torta de chocolate de la princesa Abigail, por lo que la princesa insistió que era culpable.
Los guardias trajeron a los prisioneros y pasó lo siguiente:
- Necesito su atención -(dijo el rey Cleopatro (¡Hurra!)- escuchen.
- Lo escuchamos rey Cleopatro (¡Hurra!) -dijeron los prisioneros-.
- ¿Fuiste vos prisionero con la boca violeta?
- No señor -dijo el prisionero de violeta-.
- ¿Fuiste vos prisionero con las manos sucias?
- Negativo -dijo el prisionero con las manos sucias-.
- ¿Fuiste vos prisionero loco que suele mentir y nadie le cree?
- No fui yo, pero otras veces fui yo, pero esta vez no fui yo -dijo el prisionero loco y mentiroso-.
El rey quedó confundido un momento por tantos sís y nos. Luego siguió con el interrogatorio.
- ¿Fuiste vos prisionero que osó comerse la torta de chocolate de mi hija?
- De ninguna forma, no me gustan las moras, es mejor el chocolate -dijo el prisionero roba pasteles chocolatosos -.
Se hizo un silencio horrible en el palacio, dónde no volaba una mosca. El rey prosiguió:
- Bueno, alguien tiene que haber sido ¿No? Vamos a hacer una cosa, como nadie quiere confesar y todos me dan mala espina van a recibir su castigo.
Al prisionero con la boca violeta, Cleo lo estranguló hasta que quedó todo su cuerpo violeta, al prisionero con las manos sucias le tiró cenizas negras hasta que todo su cuerpo quedó negro y sucio y muerto. Al prisionero loco y mentiroso le cortó la lengua para que no pueda mentir más y le hizo una lobotomía para que no pueda pensar más locuras, y por último al prisionero come chocolate lo hizo comer 100 kg de torta de chocolate hasta que explotó y murió.
El rey Cleopatro (¡Hurra!) los mató a todos, pero con estilo.
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