CAPÍTULO PRIMERO

Marc

Me escondí bajo la cama de Marga, la amiga del insti. Seguramente os preguntaréis de cómo es que me encuentro metido en aquel sitio, cuando Marga y yo no somos novios.

Y encima, resulta que Marga y su novio se meten en la cama, empezando sexo salvaje. Toda la cama tiembla como en el terremoto de Fukushima. Hacen que se mueva el colchón como en un triturador de basuras. De vez en cuando, el colchón me golpea en la cabeza. Aquello parece de una película cómica de las malas, o el camarote de los Hermanos Marx.

Sus gemidos y jadeos son agudos, sobre todo los de Marga. Trato de taparme las orejas con las manos para no oírlos.

Si me he metido en su casa, era por que creía que podría enamorarla después de varios intentos y fracasos, ofreciéndome para estudiar nuestros deberes juntos. Y trataba de acercarme a ella poco a poco, sin parecer ningún acosador, yo no soy así con las chicas. Marga es una chica inteligente y dulce, con la cual un chico como yo podría tener un poco de éxito. Pero se ha liado con un tío que parece que su cabello le ha salido así después de electrocutarse con la corriente eléctrica.

Nuestros estudios eran de Matemáticas, la asignatura más aburrida y pesada para mí, aunque admiro a los matemáticos, y Geografía, que me interesaba mucho más.

–¿Cuántas islas son las Islas Canarias, las más importantes? –me preguntó.

–Siete. La Palma, Hierro, Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote –contesté rápidamente.

–¿Qué distancia hay desde el Norte al Sur en Chile?

–Más de 4.000 kilómetros. La anchura de Chile no llega apenas a 200 kilómetros, o poquitos.

–Muy bien, tío, muy bien.

Dijo Marga y me dio un beso de agradecimiento en la mejilla. Me puse ligeramente rojo.

Precisamente estábamos estudiando y Marga escuchó que llamaban a su teléfono móvil.

–¿Diga...? Ah, hola, Johnny... –puso voz de enamorada. Lógico: era su novio–. ¿Quieres venir aquí a follar? Oooooh, por mi encantada, tío.

No me gustó. A veces pienso que no sé qué coño hago aquí con una amiga que tiene a otro. Será por que estoy loco, por que mi limerencia me hace perder el oremos y creo que soy como un héroe enamorado de los culebrones.

Supe disimular. Ella continuaba con su charla de amor y sexo.

Media hora más tarde sonó el timbre de la puerta. Marga se asustó.

Me puso sus bonitas manos en los hombros y me dijo, suplicándome:

–Marc, guapo, viene mi novio y no quiero que me vea contigo. Te pediría que te escondas bajo mi cama.

–¿Què...? –exclamé, ya que me parecía absurdo.

–No te preocupes, guapo, pero mi novio es celoso, y si te ve aquí… él cree que hago los deberes con mis compañeras del insti.

Me vino un poco de miedo. La hice caso.

–De acuerdo, me esconderé por ti, que eres una chica estupenda. ¿Por qué no me escondo dentro del armario? No haré ruido.

–No, es que el armario está demasiado lleno de roba. Mejor la cama. Trataré de no hacer demasiado ruido. Un día también me escondí debajo de una cama y me venían ganas de decirles a los de la parejita que si podíamos hacer un trío…

¿Un trío? Sí, y con un novio celoso. Si fuese con un chico que sea buena persona… Lo haré por que amo a Marga.

Marga

Marc es un chico majísimo, sensible y dulce, me ayuda mucho con los estudios, hasta creo que le gusto, pero ahora llegará mi novio Johnny, y no quiero que él esté. Pero como ya no hay tiempo de que él salga de casa, el armario está lleno de ropa y no puedo dejarlo en el balcón, demasiado estrecho, no tengo más remedio que esconderlo debajo de la cama.

Trataré de no movernos demasiado, parecería un terremoto, no quiero imaginarme el colchón topando contra la cabeza de Marc todo el rato y que se sienta muy humillado. Pero todo esto dependerá de cómo lo haga Johnny, que siempre es una fiera sexual.

Llaman a la puerta y salgo a recibirlo como siempre. Abro la puerta.

–Hooooola, amor –le digo con una voz insinuante, que no muestre de ninguna manera que tengo a mi amigo escondido bajo la cama. Abrazo y beso a Johnny.

–Hola, cariño –dijo él, como siempre algo primario, pero que me atrae amorosa y sexualmente como un imán.

No podía evitar darle un abrazo como siempre muy intenso. Y el beso que hacía que dos lenguas acabaran unidas casi literalmente en la conexión de dos bocas.

Las manos de Johnny iban directamente a mi culo. No me gusta mucho sentir como él amasa mis nalgas, esto no lo tiene dominado, pero el resto es insuperable.

Decido tomar la iniciativa y desnudarlo, justo después de desnudarme yo. Cuando ya estamos totalmente desnudos, le cojo de la mano y lo llevo a la cama, a follar, tengo mi coño mojado, incluso su polla tiene una gotita de su leche que quiere abandonar su miembro. Mmmmm… no puedo más, quiero follar ya.

Hago que él se quede tumbado sobre la cama y le hago unas leves caricias en los cojones con la mano, mientras me como con mi lengua su pezón izquierdo. Cuando noto que la polla ya está bien dura, hago caricias con la mano sobre el vientre y bajo mis labios hacia la polla. Me la meto en la boca y hago un lento movimiento de arriba abajo. Mientras, juego con los cojones, con una especie de suave masaje.

Saco la polla de la boca y me voy corriendo a su boca, y mi lengua hace un minucioso registro de su interior, hasta las amígdalas. A la vez, con mi mano, agarro la polla y le masturbo, mi mano sube y baja cuatro veces para que aquel miembro esté bien duro para cuando toque su penetración.

Pero quiero antes que él estimule mi coño. Me siento encima de su cabeza y le pido que me coma el clítoris. Con mis dedos, abro el clítoris y su interior de color rosado se abre para él. Su lengua sale de su boca como una serpiente y en poquitos segundos noto algo así como calor, picor, casi mariposas, dicen, ya que la excitación aumenta en mi interior. Johnny sabe hacerme llegar al orgasmo en poco tiempo, y así lo hace, llega el primer orgasmo. Cierro los ojos y grito, en medio de una serie de espasmos. Dejo ir también mis fluidos vaginales, que se parecen ligeramente a cuando él tiene su orgasmo y me deja la cara llena de su leche.

Me rehago rápidamente y cojo su polla para prepararla para la siguiente etapa. Cojo un condón que hay encima de la cama, ya preparado como cuando el encargado del vestuario de fútbol tiene preparadas las camisetas del equipo, y hago que la polla tenga su impermeable ya puesto, se parece un poco a aquellas chicas horteras de los años 1970 cuando se ponían impermeables transparentes, que a mí hacen que me mee de la risa.

Me coloco encima de él y agarro la polla para meterla en mi vagina. Como siempre con Johnny, entra algo torpemente, pero me gusta mucho. Empiezo a subir y bajar, teniendo aquella polla endurecida bien dentro de mí. Quizás hago como las actrices de las películas porno que Johnny vemos de vez en cuando, pero yo soy más natural.

Johnny me coge los pechos y juega con mis pezones, sólo que él roce uno de ellos con el dedo pulgar hace que se queden duros y me ayuda a excitarme, lo mismo que con su penetración me hace llegar al borde del éxtasis.

Subo y bajo más rápido, quiero sentir ya su leche dentro de mí. Él también se excita, conozco aquellos gemidos como si los hubiera sentido desde que era una niña. Me siento al borde del orgasmo y creo que mi novio también llegará.

Bingo, los dos orgasmos a la vez, con la precisión de una coreografía del ballet clásico. Me excita todavía más sentir su leche empaquetada en el preservativo, una leche caliente que no sé si hace que llegue a un segundo orgasmo, casi una propina del primero. Mi novio pone cara de satisfacción, después de dejarse ir cuando llegaba su orgasmo.