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La verdad no está en tus ojos

Mi coche estaba aparcado, en la antigua estación de tren, pero quien ocupaba el asiento del conductor, era Juan, yo estaba a su lado. De repente veo pasar un Cadillac de color blanco, era el coche de Leonardo, mi marido, al pasar por nuestro lado, frenó, abrió la ventanilla, levantó el brazo derecho, apuntó con una pistola hacia nosotros, y disparó. La bala atravesó el cristal y entró en la cabeza de Juan, dejándolo sin vida al instante.

El coche de Leonardo, arrancó a gran velocidad, en unos instantes, había desaparecido.

Estaba conmocionada por lo sucedido, tenía el corazón destrozado, me quedé llorando hasta perder la noción del tiempo, abrazada a su cuerpo, hubiese preferido mil veces morir yo, en vez de él.

Unas sirenas de policía hacen que vuelva en sí, alguien golpea el cristal del coche, es un agente, bajo la ventanilla.

-Sra. ¿Puede bajar del coche?.

-Sí, claro.

-Sus manos y su cara están llenas de sangre, y su acompañante, está muerto. ¿Puedo explicarnos lo sucedido?.

- Me cuesta, estoy aturdida.

-Será mejor que nos acompañe a comisaría, el equipo de investigación, vendrá a revisar el cuerpo, para saber la causa de la muerte.

Me aferré al cuerpo de Juan.

-No por favor, no quiero separarme de él. –Dije entre gritos y sollozos

El agente insistió, que teníamos que ir a comisaría a tomarme declaración, no tuve más remedio que acatar sus órdenes y subir en su coche.

Una vez que llegué, empezaron a interrogarme durante bastante tiempo, estaba agotada.

Eran las 12.00h de la noche, alguien ha entrado a comisaría, la voz la reconozco, era de Leonardo , tenía la cara desencajada, al verme, se acerca , con lágrimas en los ojos .

-¿Por qué me has destrozado la vida? Te amaba con locura, pero por lo que he visto, eso no es suficiente para ti. Necesitas un hombre más joven, por eso estabas con él. Tienes que entender, que no podía permitirlo, y aunque te duela, no me arrepiento de haber acabado con tu amante.

-¿Mi amante ¿qué estás diciendo?

-No te hagas la loca, llevo meses persiguiéndote, a escondidas, os he visto, paseando, riendo, abrazándoos. La rabia me ardía por dentro, no podía sopórtalo más.

-Eres muy estúpido- le dije con lágrimas en los ojos. -No era mi amante, era mi hijo. Se lo entregué a mi hermana mayor nada más nacer. Yo sólo tenía 15 años, y el padre había desaparecido, no me veía capaz de afrontar esta situación. Hace 1 año decidí explicarle la verdad a Juan. Lo mantuve en secreto, porque decidí que por ahora era mejor así, pero me equivoqué, porque por culpa de mi silencio, él está muerto y yo también.

25 de Noviembre de 2022 a las 17:08 1 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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Marisa Molina Cada viernes un relato nuevo

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