athanatos Αθά νατος

“¿Acaso será tan placentera la vista que tienes siempre desde allí arriba? Esta vez, deja que sea yo quien salte... sobre ti”. Se recomienda leer primero Vínculos.


Romance Romance adulto joven Sólo para mayores de 21 (adultos). © Todos los derechos reservados

#romance #twins #gemelos #hope #esperanza #felicidad #happiness #crime #crimen #celo #heat
1
2.1mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

Celo

Notas de autor: He regresado. Esta vez, no necesito crear un nuevo universo. Utilizaré el ya creado universo I. En este universo, las reglas son las ya explicadas en Vínculos, que comparte universo con esta historia. De no ser por alguien muy especial, no estaría hoy aquí disponiéndome a escribir esto. Esa persona sabe perfectamente quién es. Si esa persona me está leyendo, sabrá que le doy infinitas gracias por su apoyo incondicional hasta ahora.

Celo

Ella se encontraba aquella noche en aquel bar. Era un bar tranquilo y bastante silencioso. No era un lugar apropiado para meter a muchas personas, sino que cabrían veinte o treinta personas como máximo. Ella estaba sentada en una silla sin respaldo y con cuatro patas de acero de color blanco sucio que eran redondas y que, al igual que el resto de la silla, estaban completamente limpias. El acolchado en el que estaba sentada era de color rojo carmesí y circular. Frente a ella, un sujeto de imponente presencia se hallaba preparando la cerveza negra que ella había pedido hacía cinco minutos con una gran sonrisa en su calmado rostro masculino.

📷📷

Ella mide 1 metro y 90 centímetros de altura. Usa una copa C, su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 85. Ella es tan curvilínea como Selene Katherine Black sin tener en cuenta las medidas, aunque sean exactamente iguales que las medidas de Selene en este caso concreto. Ella nunca usa ropa apretada y/o reveladora y ese es su habitual atuendo de otoño e invierno. Ella está tan delgada como una mujer sana puede llegar a estarlo y no es musculosa. Ella nunca utiliza ropa muy holgada, sino poco holgada.

📷📷

Él mide 1 metro y 90 centímetros de altura. Su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 80 también. Él está tan delgado como un varón sano puede llegar a estarlo y sólo es un poco musculoso, pues apenas tiene los músculos entrenados. Él no usa ropa muy ajustada jamás y tampoco usa ropa reveladora o muy holgada.

—¿Qué hace sola una señorita tan hermosa como usted en un lugar como este?—Preguntó el barman con una expresión amable y calmada en su rostro mirando a la albina de ojos de color amarillo intenso fijamente a los ojos mientras echaba cerveza en la jarra de cristal transparente y grande que había elegido para poder entregar el pedido de la albina en cuestión.

—Eso no te incumbe a ti—Respondió la joven de 20 años de edad muy seria.

—Oh, disculpe, señorita—Contestó el barman sonriendo aún de la misma manera mientras le ponía una jarra con cerveza negra justo en frente de forma cuidadosa y presta con la mano derecha, la misma que había usado para mantener presionado el botón que hacía salir la cerveza.

Ciertamente, ella había querido ir a beber con su esposo, pero este no había querido ir a beber con ella. Aquella noche, eran las 22:15 y los planes de su esposo habían sido otros antes de que ella hubiera decidido ir sin él a aquel bar que ambos solían frecuentar cada viernes por la noche de 22:00 a 00:00.

—No te preocupes. Todo está bien justo ahora entre tú y yo—Dijo como respuesta la joven veinteañera disponiéndose a dar un sorbo a su cerveza con poca finura, algo habitual en su persona.

El barman, quien era también el dueño de aquel bar, miraba a la joven de vez en cuando disimuladamente y por eso ella no había notado antes esas miradas provenientes del sujeto que le servía la cerveza cada viernes desde hacía treinta días. Hacía treinta días, su esposo y ella habían aparecido allí por primera vez buscando cerveza negra de la mejor calidad. La joven soltó con su mano izquierda la jarra de cerveza, pues era zurda, muy cuidadosamente y se dispuso a mirar a su alrededor un poco con interés muy elevado en el ambiente.

—Las paredes rústicas de color beige ya estaban la primera vez, al igual que las sillas acolchadas y la barra de color negro azabache. Lo único nuevo es la luz negra de color dorado del techo. Parece que se encuentra tanto en la izquierda como en la derecha del techo cada conjunto de focos de luz. Eso no estaba el último viernes. Las mesas de madera de pino barnizado ya no son de madera oscura, sino de madera de color blanco sucio, y los asientos son ahora rojos carmesí. Ese color no estaba antes en los asientos y en las sillas, sino que estaba el color azul rey en su lugar—Dijo fijándose en cada pequeño detalle la albina de ojos amarillos intensos con mucha seriedad mirando sonriente al barman justo al final fijamente a los ojos.

—Muy observadora, señorita—Dijo el barman sonriendo como siempre lo hacía cuando tenía un cliente.

—Aunque no lo parezca a veces, esta señorita sabe captar muy bien los detalles cotidianos—Dijo con su amable sonrisa la albina de ojos del color del rayo mismo disponiéndose a tomarse otro trago de su jarra de cerveza grande.

—Pues ya le digo yo que esos detalles son lo más importante para poder notar algo diferente. Sin embargo, hay detalles que no se hallan en una mirada, un color o un sabor. Esa clase de detalles... podría haberla salvado esta noche—La sonrisa del barman se volvió siniestra justo al final de esa palabra—, señorita.

—¿Q-Qué es esto que empiezo a notar en mi... entrepierna?—Preguntó la albina sin comprender bien lo que le sucedía en aquella noche.

Lo había comenzado a notar justo después de que lo hubiera mencionado el dueño del bar. Algo estaba mal en su interior femenino y ella lo había comenzado a notar.

Su mirada femenina pasó en sólo medio segundo de estar abierta como un par de platos a mostrarse enojada.

—Bueno, es razonable que su marido no quisiera volver a este lugar con usted después de la desaparición de la última joven en este bar. Lo que no sé es cómo usted no se enteró de esa noticia. El asunto importante aquí es que él intentaba protegerla de algo, o tal vez de... alguien. ¿No se ha preguntado por qué aquí desaparecen jovencitas cada cierto tiempo? Nunca las vuelven a ver. Usted es una más de las cincuenta que van ya en la lista de mujeres que han caído en la trampa. Ahora sólo falta que entienda que...—Abrió los ojos como platos con gran emoción—¡ha perdido! Lo que le di en la cerveza esta noche es una droga especial que pongo sin que nadie más que yo lo note conocida como Naturaleza Salvaje. Su nombre más serio es pastilla del ciclo de celo—Su voz profunda y grave mostraba la misma emoción que su mirada tan abierta.

Sonrió con malicia mientras veía cómo las mejillas de la albina se comenzaban a teñir de rojo levemente al tiempo que ella se comenzaba a mostrar muy incómoda por el intenso hormigueo de su parte baja.

Sin decir nada sobre quién era él y sobre el paradero de las mujeres desaparecidas, ya había dicho todo. Había elegido las palabras correctas.

—¡¿Cuánto va a durar este ciclo, bastardo?!—Preguntó la joven albina con una mirada de enojo inmenso y sin temor alguno.

—Cinco días. Cada día, despertará con muchas ganas, aunque sus deseos hayan sido satisfechos el día anterior. Si usted pasa tres horas completas desde el inicio de la necesidad de ser penetrada por la vagina de ese día sin satisfacer dicha necesidad, su cuerpo comenzará a sentir un gran dolor en el interior de la vagina y en el propio clítoris que sólo se irá incrementando cada media hora hasta volverse insoportable. Por cierto, los anticonceptivos no funcionarán, incluso si ya han sido tomados poco antes de tomar la pastilla del celo. Mientras tenga el ciclo, usted no podrá evitar que haya embarazos si terminan dentro de esa parte de su cuerpo. Hará lo que sea para conseguir ser tomada por quien usted elija para que la tome. Sus límites morales establecidos previamente no importarán ni lo más mínimo. ¿Cree que puede enfrentarme sabiendo que no sólo tengo más fuerza que usted? Mi intelecto es superior también. Si no me acepta a mí como compañero sexual, su cuerpo sufrirá por cinco días. No sé cómo hará para dormir con tanto dolor. Elíjame para que yo sea su compañero sexual y yo satisfaré todos sus deseos sexuales durante esos cinco días. Si no obedece ninguna orden, la violaré por la fuerza y luego la mataré sin miramientos de forma cruel y... ¡despiadada! Usted decide. Igualmente, no vivirá más de cinco días. Luego la asesinaré para no dejar pruebas y ocultaré cada evidencia para que la policía no pueda descubrir la verdad—Terminó de explicar con una expresión de sádico desquiciado el sujeto de cabellos fucsias y ojos verdes.

El miedo no inundó a la albina, pues ella no era una cobarde y ya había afrontado situaciones peores en sus veinte años de vida. Aunque le costara mucho escapar, encontraría la forma de escapar de las garras del que iba a ser su secuestrador.

—¡No tan rápido, Regnus Megalliur! ¡Policía Nacional! ¡Queda arrestado por secuestro, asesinato agravado con tortura, abuso sexual e intento de secuestro de mujeres entre los dieciocho y los veintidós años de edad y por tenencia y uso de narcóticos de alta peligrosidad! ¡Todo lo que diga puede ser usado en su contra en un tribunal!—Exclamaron al unísono dos fornidos agentes de policía canadienses con armas de fuego apuntando al sujeto de cabello púrpura con mirada muy seria y muy decididos a arrestarlo.

—¿C-Cómo he sido descubierto?—Preguntó Regnus Megalliur, de 40 años de edad, aunque aparentase sólo 21 años de edad, muy sorprendido con los ojos abiertos como platos y con el miedo invadiéndolo a un ritmo muy veloz.

Un joven apareció a la izquierda de uno de los policías, el de la izquierda, velozmente y dicho joven se detuvo a la misma velocidad a sólo cinco centímetros de este. El joven que acababa de aparecer fulminaba con la mirada al criminal mientras permanecía cruzado de brazos con los puños cerrados sin hacer fuerza alguna con dichos puños.

📷📷

Él mide 1 metro y 90 centímetros de altura. Su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 80 también. Él está tan delgado como un varón sano puede llegar a estarlo y no es musculoso. Ese es su habitual atuendo de otoño e invierno. Él no usa ropa muy ajustada jamás y tampoco usa ropa reveladora o muy holgada.

—Yo los guie hasta el lugar discretamente y me escondí con ellos fuera. Cuando tú estabas distraído mirando los ojos de mi frata fijamente y sirviéndole la cerveza, yo aproveché para entrar sigilosamente con ambos sin que lo notaras. Lo siguiente fue esperar y esperar hasta que hicieras la confesión. Todo está grabado en mi teléfono móvil en forma de vídeo con sonido. La esquina que nos ocultó estaba un poco sucia. Debiste limpiarla mejor, pero ese no es el punto. Sin embargo, una esquina sucia es sólo el menor de tus problemas, desgraciado infame. Ibas a abusar sexualmente de mi hermanita y, posteriormente, a matarla de forma tortuosa—Dijo muy enojado el mayor de los gemelos manteniendo sus brazos cruzados y sus puños cerrados sin hacer fuerza alguna con dichos puños.

—¡Lovus yheminus!—Exclamó muy emocionada y muy alegremente la albina del anillo de oro amarillo y macizo, el cual era un anillo muy simple, en el dedo anular de la mano derecha corriendo a abrazarlo por la cintura con todas sus fuerzas.

—Sí, aquí estoy, Zetria, fratita, hermosa, linda—Dijo recibiendo en sus brazos a la joven de su misma edad el albino de ojos amarillos como el rayo con gentileza y dulzura extremas.

Ella se pegó a él tanto como era posible hacerlo, como hacía siempre, y él sólo la besó dulce y tiernamente en los labios sin lengua. Ella correspondió al beso con su dulzura y su ternura de siempre para con su hermaesposo sin usar la lengua al tiempo que rodeaba su cintura masculina con gentileza y dulzura extremas.

—(¡Thronus, lovus yheminus! Si sólo hubiera leído el periódico en internet antes de pensar en ir sin ti, si tan sólo te hubiera escuchado, yo no habría acabado en una situación como esta)—Pensó aliviada por el hecho de que todo estuviera solucionado y bastante arrepentida por haberse negado a escuchar a su esposo y hermano mayor Zetria mientras continuaba besándolo muy apasionada y muy dulcemente en los labios sin lengua.

Su gemelo sólo correspondía al beso mientras ambos mantenían las palmas de las manos quietas en la cintura de la otra persona.

Pese al hormigueo en su entrepierna, Zetria sabía que no era realmente importante satisfacer sus propios deseos sexuales en aquel preciso instante. El leve rubor de sus mejillas no abandonaba estas, pues era producto del estado de celo inducido por aquella molesta droga, y ese detalle de estar ruborizada no podía importarle menos, así como no le importaba que su temperatura fuera un poco más alta de lo normal, haciéndola sudar constantemente.

Por otro lado, los agentes de policía, los cuales eran bastante musculosos, sujetaban con fuerza al esposado sujeto vestido con traje juvenil y elegante. Este miraba con triunfo a Zetria fijamente desde su posición de criminal capturado.

—No hay forma de que ella se libre de los efectos de Naturaleza Salvaje mediante alguna sustancia. No existe algo capaz de contrarrestar sus efectos. Además, la droga potencia a la hembra en cuestión y la vuelve aún más libidinosa que de costumbre. Su libido aumenta hasta necesitar tres horas más de "atención especial". Dudo mucho que su esposo le aguante el ritmo. Ella ya está condenada a sufrir por cinco días—Sonreía victorioso Regnus Megalliur todo el tiempo, pues una pequeña victoria sí había obtenido.

—Necesitará hablar tanto como ahora cuando nos cuente en comisaría dónde están los cadáveres de las cuarenta y nueve mujeres muertas—Dijo sonriendo de lado y con tono de autosuficiencia el policía de la derecha.

—Y más vale que diga la verdad. Mi compañero es el policía malo, así que más le vale hablar si no quiere muchos más problemas de los que ya va a tener. Gracias al periódico de hoy, ese chico nos pudo ayudar a capturar a un criminal muy peligroso. Regnus, el Ultrajador, ha sido capturado con éxito. Nos compartió justo antes de proceder al arresto el vídeo que servirá como una de las pruebas para encerrarlo a usted en prisión por una buena temporada—Dijo muy serio y con mucha hostilidad el policía de la izquierda.

—Aunque me metan preso, yo ya he ganado mi premio de consolación. Esa belleza va a sufrir mucho por cinco días consecutivos. Pocos podrían seguir el ritmo a una mujer en celo. Ese don muy pocos lo poseen. Quien lo tenga estará... bendecido por los dioses—Contestó aún sonriente y satisfecho Regnus Megalliur, mejor conocido como el Ultrajador por la forma en la que violaba con rudeza y aires de superioridad a las mujeres a las que ponía en celo con su poderosa droga.

—Sí, sí. Dígale todo eso al juez—Dijo muy hostil el mismo sujeto con seriedad inmensa.

—O al Diablo si no habla en comisaría. Si de mí dependiera, usted hablaría para no perder la vida—Dijo con una mirada asesina el policía de la derecha.

—No tengo miedo, pues ya tengo un premio de consolación. Me suceda lo que me suceda, esa belleza sufrirá mucho durante estos días. Hablaré igualmente—Dijo sin temor en su ser Regnus Megalliur sonriéndole victorioso al "policía malo".

Mientras los dos policías se llevaban al Ultrajador esposado y sin lastimarlo ni lo más mínimo hacia el exterior del bar La Sirena de Sangre, los gemelos Solariel ponían fin a su beso tierno, dulce y apasionado sin lengua. Una triste y arrepentida Zetria miraba fijamente los ojos de su amado esposo, su lovus vaifus, con unos ojos llenos de culpa y tristeza.

—Debí escucharte. Lo siento tanto por no haberte escuchado desde el principio, fratitus. Perdóname...—Dijo Zetria a su amado hermano mayor.

Este le sonreía cálidamente con un amor sin límites a su amada hermaesposa mirándola fijamente a los ojos con ese amor infinito que sólo le tenía a ella en sus ojos idénticos a los de su versión femenina.

—Todo perdonado, yhemia lova vaifa. No estés triste. Las princesas hermosas y tiernas no deben estar tristes—Dijo muy preocupado y muy cálidamente Thronus Solariel sin soltar la cintura sudada de su gemela.

—Pues ya no estaré triste. Si soy hermosa y tierna para ti, no estaré triste ya, fratitus—Respondió muy emocionada y muy feliz Zetria Solariel sin culpa alguna en su ser y se mostró tan coqueta como siempre que deseaba tener la atención especial de su hermano mayor, aunque hubiera también algo diferente, un deseo sexual incrementado hacia su macho—Sólo... asegúrate de demostrarme lo hermosa y tierna que soy de una forma especial y única, muy única esta vez, fratitus.

—(Oh, no... La droga está haciendo efecto en este preciso instante. Parece que es una droga poderosa. Zetria ya es así en ocasiones, pero nunca en una situación así. Al irse la culpa por haberme desobedecido y la sensación de malestar por lo casi sufrido a manos de ese imbécil, sólo queda la pura lujuria que llena tanto su mente como su corazón. No hay de otra. No hay cura para esta droga aún. Tendré que ser yo quien la cure. Necesitas un médico, y yo seré el tuyo, yhemia lova Zetria)—Pensó Thronus extremadamente preocupado por su esposa sonriéndole cálidamente con todo su amor romántico dispuesto a hacer por ella lo que fuera necesario.

Una vez que los gemelos Solariel, los únicos hijos del señor Solariel y la señora Solariel, dejaron aquel bar de cinco estrellas para jamás volver a entrar en dicho lugar, a menos que fuera estrictamente necesario hacerlo, se dirigieron caminando a su hogar. Era otro 25 de septiembre. Habían transcurrido nueve años desde que Thronus y Zetria habían hecho aquella promesa tan importante para ambos aquel 25 de septiembre. En el año actual, la promesa aún se mantenía intacta y no había sido rota ni una vez.

25 de septiembre del 2007, 22:30, habitación de Thronus

En la habitación de los dos preadolescentes albinos de 11 años, tapados con sábanas de invierno, dos gemelos descansaban usando cada uno su respectiva ropa nocturna. En el caso de Thronus, la ropa era un pijama amarillo intenso de invierno de forro polar acompañado por unos calcetines blancos puros que eran gruesos. En el caso de Zetria, la ropa era un pijama de color fucsia de invierno de forro polar acompañado por unos calcetines tan negros como la oscuridad misma que eran gruesos también. Thronus dormía en el lado derecho de la cama habitualmente y estaba tumbado de costado en ese lado en aquella noche de otoño. Zetria dormía en el lado izquierdo habitualmente y estaba tumbada de costado en ese lado de la cama en aquella noche nada cálida. Ambos se miraban fijamente a los ojos con un amor fraternal muy intenso en los ojos propios mientras se tomaban una de sus manos con la contraria. Thronus sostenía gentilmente la mano derecha de Zetria con la mano izquierda y ella sostenía la mano izquierda de Thronus con su mano derecha gentilmente. La luz lunar iluminaba levemente la habitación del mayor de los gemelos albinos de ojos del color del rayo y ambos hermanos sonreían cálidamente, dándose mutuamente un amor incondicional y puro.

—Fratitus—Dijo Zetria sonriendo cálidamente todavía sin sonrojo alguno en sus mejillas.

—¿Qué sucede, Zetria?—Preguntó sonriendo cálidamente todavía sin un sonrojo en sus mejillas Thronus.

—Yo... me siento tan feliz de estar contigo cada día que quiero que estemos juntos para siempre. He pensado que, si te casas...—Fue entonces cuando la tristeza de Zetria Solariel apareció como un depredador deseando devorar la alegría de la pequeña preadolescente como si de su presa se tratara—, ya no volverás a estar siempre conmigo... Por eso... yo... quisiera pedirte que... te casaras conmigo cuando creciéramos... No importa si no me amas como mamá y papá se aman... Sólo... vive en el mismo lugar que yo, como si fuéramos un matrimonio de verdad, aunque sólo sea un matrimonio para no separarnos nunca. Puedes amar a quien quieras y permitiré que tengas una boda más real y más significativa con esa persona si eso hace que aceptes, pero acepta, por favor... Yo... no quiero dejarte y no quiero que me dejes...—Su mirada triste y suplicante de justo al final hizo que Thronus se conmoviera inmensamente.

Él sonrió muy enternecido por la conducta de su tierna y dulce hermanita y se dispuso con una sonrisa cálida y repentina nuevamente a responderle con completa sinceridad.

—No puedo decirte que sí cuando se trata de algo tan inapropiado—Aquellas palabras provocaron desilusión, decepción y más tristeza a la pequeña Zetria, la cual iba a llorar en cualquier momento debido al estado en el que se encontraba en aquel preciso instante, estado en el que aquellas palabras sólo la habían sumido más—Sin embargo..., sí puedo vivir en la misma casa que tú para nunca separarme de ti. Aunque me case con otra mujer, viviremos bajo el mismo techo. No importa si me caso con una mujer china. Viviré aquí contigo y estaremos siempre juntos si eliges quedarte a vivir para siempre en esta mansión. Yo viviré con mi vaifa en el lugar en el que tú hayas elegido vivir con tu vaifus.

Zetria sonrió llena de alegría y emoción y se lanzó a abrazar con todas sus fuerzas a su amafratus fratus twinus. Este recibió el abrazo en el cuello muy felizmente y pegándose a su hermanita tanto como un hermano mayor se pegaría a su hermana menor. Acto seguido, Thronus rodeó el cuello de Zetria con la misma delicadeza y con la misma ternura que ella había usado para darle a él el abrazo. Ella no podía vivir sin él y él no podía vivir sin ella. Ambos eran el uno para el otro.

—¿Me prometes que siempre estarás junto a mí?—Preguntó muy emocionada Zetria mirando fijamente los ojos de su gemelo con los suyos mientras le sonreía muy cálidamente a este.

—Lo prometo por ti—Contestó Thronus sonriendo cálidamente a su hermanita menor con todo el amor fraternal de su corazón de 11 años de edad.

—Yo prometo que..., si ninguna mujer quiere ser tu esposa, yo seré tu esposa en el futuro. Seré tu esposa para que no te quedes sin esposa, Thronus. No tendrás que besarme como papá besa a mamá, sino que sólo tendrás que disfrutar mi compañía y mi cariño como tu hermana. Prometo también que siempre estaré contigo—Dijo muy emocionada y muy llena de alegría Zetria sin soltar a su querido hermanito mayor y sin querer que este la soltara a ella.

La primera en dar un beso sería Zetria, quien besó la frente de su hermano gemelo muy dulce y muy tiernamente una sola vez de forma breve justo antes de recibir un beso en la mejilla izquierda igual de dulce e igual de tierno que había sido dado por el albino mayor. Acto seguido, los dos gemelos sesquizigóticos se quedaron mirándose fijamente a los ojos como al principio y con las manos como al principio. Ya estaban ambos gemelos tan separados como antes de que Zetria hubiera llamado la atención de Thronus.

—No hagas tonterías. ¿Cómo dirías a tu esposo verdadero que tu gemelo es tu esposo sólo porque no pudo encontrar una esposa?—Le preguntó sumamente preocupado de repente Thronus con un rostro sonriente y que mostraba una mirada llena de preocupación—¿Crees que tu esposo no querrá dejarte cuando sepa que no puedes casarte con él legalmente porque ya elegiste casarte con tu hermano mayor para darle una esposa?

—El hombre que me quiera como esposa debe quererte a ti en mi vida. El hombre que no te quiera en mi vida no será mi esposo. ¿Entendido?—Dijo muy seria y muy decidida Zetria, sorprendiendo con su determinación y su seriedad a su gemelo. Justo después, Zetria sonrió cálidamente a su hermano mayor y este la imitó a ella de inmediato—Pídeme en una cena muy linda que sea tu esposa si eso complace tu deseo de hacer todo el proceso para tener esposa más lindo y más... idóneo para un matrimonio.

—Ay, no puedo contigo. Si quieres ser mi mujer en el caso de que otra mujer no quiera ser mi mujer, yo aceptaré casarme contigo y te pediré matrimonio de la forma más maravillosa que exista para un par de hermanos gemelos muy unidos—Dijo resignado y lleno de felicidad al mismo tiempo Thronus sin dejar de sonreírle cálidamente a su amafrata Zetria.

—¡Seré una buena esposa! ¡Te cocinaré los platos más deliciosos todos los días y siempre tendrás un beso en la mejilla cuando vuelvas de la calle! ¡Te prepararé el baño y seré la esposa más cariñosa que un marido pueda desear! No tendrás que ser mi novio si no nos enamoramos y voy a ser tu esposa soñada, fratitus—Dijo especialmente emocionada Zetria con una gran alegría en su corazón de preadolescente de 11 años.

Thronus no dijo nada en aquel preciso instante. Sabía lo dulce y tierna que era con él su hermana menor y cuánto estaba dispuesta a hacer para hacerlo feliz. Sabía perfectamente que, si él no había hallado a una mujer que quisiera ser su esposa una vez que ambos Solariel hubieran crecido y ella seguía queriendo ser la esposa de él, una alegre esposa albina con mucha alegría para sonreír y mucho amor para darle a él lo recibiría cada día cuando cruzara el umbral de cualquier edificio que fuera el dulce hogar de su persona masculina.

25 de septiembre del 2016, 22:30, afueras de la propiedad de la familia Solariel

La albina caminaba de la mano de su gemelo estando a la izquierda de este con una sonrisa cálida en los labios mientras su actual estado físico la ponía en un estado psicológico constante de impaciencia. Thronus debía demostrar por qué era de los gemelos Solariel el que estaba al mando, y debía demostrarlo en aquel preciso instante.

—Zetria, debes controlarte. Sé que cuesta que te controles, pero no quiero verte tan desesperada. Sé que no es tu culpa tener problemas para contener tus deseos sexuales y que no podemos usar la magia de la Gnosis para arreglarlo. Sin embargo..., debes tratar de controlar tu estado por más tiempo—Dijo Thronus sonriéndole muy preocupado a su gemela mientras esta lo miraba fijamente a los ojos con un fuego que él nunca había visto en su ser femenino y con un gran fastidio en su mirada femenina—Una vez que papá y mamá sepan todo lo que sucedió en el bar, iremos a nuestra habitación. Será allí donde me ocuparé de hacer mi "magia".

—De acuerdo, hermanito—Dijo Zetria restregándose contra él como una gata en celo de frente mientras respondía sin soltarle la mano izquierda con la derecha.

—Dije que me controlaría, pero no dije que reprimiría los deseos. ¿Te gusta que me frote? Soy tu gatita. Úsame para sentirte bien en casa y no dudes en usar todos mis agujeros disponibles para satisfacer tus propios deseos—Dijo con un tono coqueta sin parar de restregarse contra el cuerpo de su lovus fratus twinus sonriendo con coquetería.

La erección de Thronus ya le dolía bastante debido a las casi constantes provocaciones de Zetria y estaba muy cerca de su propio límite como varón, pero él era el hermano mayor y el guardián de su hermanita y tenía un deber que cumplir por ende. Con eso en mente, contendría su propio deseo sexual por el bien de su lova vaifa.

—(Si lo que queréis es castigarme por no saber cuál existe y cuál no o si no existe ninguno de vosotros, estáis dándome un gran castigo, Jehová, Jesús, Espíritu Santo, Zeus, Hera, Hermes, Buda, Vishnu, Demiurgo, Amaterasu, Tsukuyomi, Susano'o, Izanagi, Izanami, Shinigami, Shiva, Hades, Lucifer, Satanás, Fuente Universal, Creador Único, Isis, Osiris, Seth, Horus, Neftis, Thor, Loki, Odín, Freyja y/o todas las demás opciones. Zetria es tan tentadora. Su cuerpo me pide destrozarlo y hacerla a ella mi hembra sumisa y salvaje en este preciso instante. ¡Lamento mi pecado si lo he cometido!)—Pensó un cada vez más enloquecido Thronus resistiendo con su voluntad de hierro las provocaciones de su esposa, la cual no dejaba de insistir ni por un segundo.

—Vamos, fratitus. Hay que cruzar el “muro”—Dijo con una sonrisa cálida y con ironía al final Zetria dejando de restregar su cuerpo contra el de su hermano gemelo y esposo y volvió de inmediato y velozmente a su posición anterior a que este le hubiera pedido que se tratara de controlar un poco más de tiempo.

Thronus asintió levemente con la cabeza y, sin soltar la mano derecha de Zetria, la cual aún sujetaba con su mano izquierda de forma romántica y muy gentil, se dispuso a caminar al mismo tiempo que su versión femenina hacia lo que era un campo repleto de flores y césped en medio de la ciudad. No había valla, no había jardín, no había mansión y no había árboles frutales y flores plantadas por alguien. No se podía ver algo por el estilo en aquel campo repleto de césped y flores que nadie había plantado.

En aquel preciso instante, una S mayúscula de tamaño mediano apareció en menos de un nanosegundo en el centro de la frente de cada uno de los gemelos Solariel emitiendo en todo momento un brillo leve que se asemejaba al de la luna llena. En el caso de Thronus, la S era de color amarillo intenso y brillaba con ese mismo color y, en el caso de Zetria, la S era de color fucsia y brillaba con ese mismo color. En ambos casos, la S estaba en letra cursiva y tenía el énfasis de la letra que estaba en negrita.

En aquel preciso instante, una barrera semiesférica, puesto que no abarcaba lo que había bajo tierra, fue revelada a los gemelos Solariel en menos de un nanosegundo. La barrera de energía espiritual brillaba tanto como la luna llena y era de color dorado. Se podía ver a través de la barrera, la cual no era opaca, sino translúcida, una gran mansión que era muy lujosa.

📷📷

Aunque no sean las 22:30 en el entorno de la imagen, hay que imaginar que sí es esa hora en ese entorno. Hay que tener en cuenta que se trata de una noche nublada y fría de otoño.

Nada más cruzar la barrera mágica, esta dejó de ser visible para los gemelos Solariel y la marca de la frente de cada uno de ellos desapareció justo después en menos de un nanosegundo.

—Dulce hogar, fratitus—Dijo risueña y con voz cálida Zetria mirando fijamente durante un par de segundos esa mansión que los había visto a ambos crecer juntos, jugar juntos y compartir las penas y las alegrías.

—Sí...—Sonrió nostálgico Thronus mirando fijamente la mansión Solariel con sus ojos amarillos—, hogar dulce hogar, yhemia lova Zetria—Dijo todo aquello muy cálidamente y con todo el amor romántico de su corazón, el cual estaba muy enamorado de la fémina que ahora estaba en celo.

Al igual que sucedía con aquella mansión y con su gran jardín, sólo el personal que en todo el terreno perteneciente a dicha mansión trabajaba y la propia familia Solariel conocían la ubicación exacta de aquel salón. Los Solariel eran muy desconfiados cuando de aquellos que sabían que existía la magia se trataba, y era por eso que su hogar estaba oculto con magia para que sólo ellos y quienes estuvieran autorizados para estar en su hogar pudieran traspasar la barrera viendo lo que realmente había detrás. De haber llegado a la zona en la que la mansión se encontraba alguien que no poseyera la marca mágica que servía como llave, ese alguien sólo habría podido ver el campo que había aparentemente, el cual era anterior a la reforma del terreno, la cual había permitido la posterior construcción de la mansión en cuestión, y eso sucedía porque sólo quienes poseían la marca de la familia Solariel eran inmunes a los efectos de la barrera espacio-temporal establecida que protegía el hogar de la poderosa familia de magos. La marca podía perderse y podía obtenerse. Todo dependía de la confianza que tuvieran los Solariel en las demás personas, pues cualquier persona ajena a la familia podía ser un mago encubierto o una maga encubierta. Así como los miembros de la familia Solariel podían ocultar de forma involuntaria la ubicación exacta de sus bienes raíces, otros magos podían ocultar voluntariamente su poder mágico, al igual que lo hacían ellos, para que ningún mago pudiera sentir dicho poder usando algún tipo de magia, a menos que los propios Solariel decidieran revelar que eran magos activando su propio poder mágico. Además, incluso con el poder mágico activado, era imposible sentir el nivel de poder exacto de un mago sin poseer un tipo especial de magia, magia que la familia Solariel no poseía y no podía obtener. Algún otro mago tal vez podría sentir el nivel de poder mágico de cada uno de los miembros de la familia Solariel en relación con el dominio que cada uno de dichos miembros tuviera de su propio poder mágico, pero ningún miembro de la familia Solariel que poseyera magia podría sentir el nivel de poder de otro mago, ya que esa capacidad era imposible de utilizar para los Solariel. Sin embargo, el asunto que, realmente, importaba no era ese en aquel preciso instante.

Unos diez minutos después de las últimas palabras dichas por Thronus, toda la familia Solariel estaba reunida en el salón de la lujosa y gran mansión.

📷📷

Sólo hay que imaginarse que es de noche y que no hay más casas en el exterior, pues se trata de un terreno sólo ocupado por los Solariel y por un extenso bosque que se encuentra alrededor de dicho terreno.

En el asiento del cojín verde, estaba sentada la madre de los gemelos Solariel, la cual miraba sonriendo con una gran alegría y con mucha calidez en su sonrisa a sus hijos fijamente a los ojos.

📷📷

Ella mide 1 metro y 90 centímetros de altura. Usa una copa C, su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 90. Ella es tan curvilínea como Selene Katherine Black. No hay que tener en cuenta las curvas que son diferentes por las medidas. Si las tuviera en cuenta, diría que ella es un poco más curvilínea que Selene. Ella nunca usa ropa apretada y/o reveladora y ese es su habitual atuendo de invierno y otoño. Ella está tan delgada como una mujer sana puede llegar a estarlo y no es musculosa. Ella nunca utiliza ropa muy holgada, sino poco holgada. Por cierto, ella tiene 43 años de edad.

Justo a la izquierda de la madre de los gemelos, estaba sentado el padre de estos, el cual los miraba sonriendo con más calma, aunque su sonrisa fuera tan cálida como la de su esposa. Él los miraba cruzado de brazos y habiendo comprendido perfectamente la situación de La Sirena de Sangre fijamente a los ojos.

📷📷

Él mide 1 metro y 90 centímetros de altura. Su talla de cintura es la talla 80 y su talla de trasero es la talla 80 también. Él está tan delgado como un varón sano puede llegar a estarlo y no es musculoso. Ese es su habitual atuendo de invierno y otoño. Él jamás usa ropa muy ajustada o muy holgada. De ahora en adelante, si yo no digo o no demuestro de alguna manera que un personaje utiliza ropa reveladora, muy ajustada o muy holgada, se tiene que sobreentender que los personajes utilizan ropa que no revela nada, que es poco holgada y que no es muy ajustada. Tiene 44 años de edad, por cierto.

—¿Crees que la Gnosis haga excepciones, fratus?—Preguntó muy preocupada y muy seria la madre de los gemelos mirando a su esposo fijamente a los ojos desde unos cinco segundos anteriores al acto de hacer la pregunta.

—No, Luminia. Lamento tener que informarte algo que, claramente, no has olvidado, y ese algo es, fratita yhemina, que la Gnosis no nos permitirá eliminar enfermedades mortales, y tampoco nos permitirá la Gnosis eliminar efectos negativos provenientes de drogas ilegales. Recuerda que los daños al hígado causados por el alcohol son una excepción porque, si el abuso del alcohol no provoca una enfermedad mortal, todo daño es eliminado mediante la regeneración mágica en menos de lo que tarda un gallo en cantar. Nuestra magia no sirve para las drogas que sabíamos que eran ilegales cuando decidimos obtener poder regenerativo mediante el uso de la Gnosis. No es posible que la Gnosis haga alguna excepción, pues no es más que un objeto mágico que otorga poderes mágicos con unos límites muy claros. Yo sería el primero en sugerirle a nuestra pequeña Zetria que obtuviera mediante la Gnosis algún poder que le permitiera eliminar los efectos de Naturaleza Salvaje, pero esa droga no puede ser contrarrestada con los poderes obtenidos gracias a nuestra muy preciada esmeralda—Dijo sonriendo cálidamente con gran preocupación el hermano mayor de Luminia Solariel.

—Ya veo, Heonus, lovus fratus yheminus. Al menos, sabemos que podemos contar con el poder de esa piedra preciosa y, sobre todo, con la consideración de Thronus para que nuestra hija esté sana y salva pase lo que pase—Contestó sonriendo con alivio y con un leve sonrojo en sus mejillas Luminia a su esposo Heonus. De inmediato, Luminia se mostró muy preocupada y muy seria de nuevo. La tristeza surgió en su ser en aquel preciso instante—No creo que el celo inducido la trate muy bien. Sus fuerzas y su apetito sexual han sido influenciados por un aumento considerable de fuerzas y de libido. Ni siquiera nos habíamos acordado de hablarles a nuestros pequeños de la droga que provoca el estado de celo a las féminas que ya puedan sentir placer sexual. Zetria podría llorar mucho si no es bien atendida por Thronus...

—No te preocupes, yhemia lova Luminia. Yo sé perfectamente que nuestra fillita no va a estar derramando lágrimas por el dolor. No estés triste. Todo irá bien...—Dijo tristemente y con gran calidez tratando de sonreír todavía Heonus mientras acariciaba muy gentilmente las mejillas de su levemente ruborizada esposa y hermana menor con las palmas de sus manos.

—Siempre me consuelas como es debido, yhemius lovus Heonus. Muchas gracias—Dijo sin tristeza en su ser ya la ruborizada albina con heterocromía mientras miraba fijamente los ojos de su amado con sus propios ojos.

—Decidí que sería esa clase de esposo desde que cumplí los diecisiete años de edad. No te toqué un solo pelo hasta cumplir los tres meses de novios y comenzamos a ser novios cuando tú tenías veinte años y yo tenía veintiún años, yhemia lova Luminia. Claramente, nuestro encuentro en el vientre de mamá fue cosa del destino—Dijo Heonus sonriendo con mucho amor a su esposa mientras la miraba fijamente a los ojos con el mismo amor.

—Yo decidí que te apoyaría en todo y que tendríamos dos maravillosos hijos, y los tuvimos y los criamos como es debido. Tú recordando el hermoso pasado junto a mí, como es nuestra costumbre. En todos estos años, no has cambiado mucho—Respondió sonriente Luminia disponiéndose a besar los labios de su amado con los propios en aquel preciso instante estando un poco avergonzada por la situación en la que se encontraba con este.

—Mamá, papá, el tema no era ese—Dijo ligeramente molesto Thronus mientras Zetria se restregaba como una gata en celo a su derecha.

Thronus permanecía sentado junto al brazo izquierdo del otro sofá y sobre el asiento que estaba justo al lado de dicho brazo. Zetria ocupaba el asiento de al lado arrodillada frente a la derecha de su esposo frotando su cuerpo como gata en celo contra el brazo derecho de su amado de una forma que era más animal que humana.

—El tema es que quiero que Thronus me destroce de una vez—Dijo muy feliz y muy ansiosa Zetria continuando con su tarea de llevar a la locura máxima a su amado esposo.

Tanto Heonus como Luminia miraban a sus hijos fijamente a los ojos como antes de que la primera hubiera comenzado a hablar con el segundo en busca de una solución mágica para el problema. Acto seguido, la preocupación de Luminia regresó, pero la palma de la mano derecha de Heonus se posó suavemente sobre el dorso de su mano izquierda para transmitirle fuerza y seguridad, lo cual fue logrado de inmediato. La albina con heterocromía sólo le lanzó una breve y muy dulce sonrisa cálida a su esposo con un rubor leve en sus mejillas femeninas y el castaño de ojos del color del rayo sólo se limitó a devolverle la sonrisa con la misma calidez que ella le acababa de dedicar a él.

Acto seguido, toda la atención de los hermanos Solariel mayores volvió a estar centrada en los hermanos Solariel menores.

—Sólo sed cuidadosos, ya que aún no queréis ser padres—Dijo muy alegremente Luminia con una cálida sonrisa en sus labios femeninos—Recordad que yo os parí cuando Heonus tenía veinticuatro años y yo tenía veintidós años. No es demasiado pronto para vosotros si deseáis tener hijos ya.

—¡Tendré muchos hijos con Thronus si eso complace sus deseos. Yo quiero que todo de mí sea para siempre sólo de él! Si él quiere, hacemos bebés esta noche. Seré su gata en celo y lo complaceré en absolutamente todo. Sólo quiero que meta en mí su pene y me destroce la vagina una y otra vez hasta haberse quedado él muy a gusto—Dijo con ese fuego inmensamente descontrolado en su interior Zetria sabiendo que se iba a arrepentir de todo lo que estaba diciendo, pero no le importaba ese detalle, pues su mente no estaba en su estado habitual.

El pudor no podía existir en su ser en aquel preciso instante y la vergüenza era algo que no tenía debido a las circunstancias que estaba viviendo en aquel preciso instante.

—(Lo que hay que aguantar por la condenada pastilla del Demonio)—Pensó resignado y bastante molesto Heonus mirando fijamente la escena con ojos de molestia y resignación.

—¡Vamos a desnudarnos aquí mismo, Thronus!—Exclamó muy emocionada y muy desesperada ya Zetria sujetando repentinamente la parte baja de su sudadera de color fucsia.

—¡E-Espera, Zetria!—Exclamó Thronus haciendo emanar de repente una leve aura de energía espiritual de su cuerpo que era de color amarillo intenso.

Un gran pilar de luz dorada surgió en el techo por la parte en la que estaba el albino de ojos amarillos en menos de un nanosegundo y cayó a la velocidad de la luz sobre los gemelos Solariel, haciéndolos desaparecer nada más cubrirlos por completo, lo cual había hecho en sólo medio segundo, y desapareció en menos de un nanosegundo justo después sin dejar rastro alguno.

—Claramente, nuestra hija está muy mal...—Dijo Luminia muy seria y muy preocupada mirando nuevamente los ojos de su esposo fijamente.

—Todo irá bien—Dijo Heonus sonriendo cálidamente a su esposa mientras acercaba su rostro al de ella lentamente cada vez más sin quitar la palma de su mano derecha del dorso de la mano izquierda de esta—Ese pilar de luz debía de llevar a la cama de matrimonio de nuestros pequeños hijitos.

Luminia se dejó besar por su esposo en aquel preciso instante con lengua de forma dulce y tierna y rodeó de inmediato el cuello de su amado esposo gentilmente con sus brazos cerrando los puños sin hacer fuerza justo al final. Acto seguido, la albina con un ojo amarillo se tumbó en el sofá sin dejar de mirar fijamente los ojos de su esposo con los suyos. Este aprovechó para cerrar al mismo tiempo que ella los ojos y así ambos se dejaron llevar para hundirse en la pasión, la ternura y el placer carnal, siendo la pasión y la ternura para ambos hermanos lo más grande y lo más importante.

📷📷

La habitación está insonorizada por dentro, incluyendo la puerta, y está a oscuras. Hay que imaginarse que la habitación está a oscuras.

Por otro lado, en la habitación matrimonial de los gemelos Solariel, la cual había sido la habitación de Thronus en el pasado, puesto que habían contraído matrimonio teniendo ambos diecinueve años de edad recién cumplidos y habiendo estado anteriormente dos meses como novios, siendo el primer día de noviazgo cuando habían tenido sin ningún arrepentimiento su primera vez juntos como pareja romántica, pues ninguno creía en las relaciones sexuales fuera de una relación cerrada de pareja, el mayor de los gemelos Solariel se encontraba posicionado frente al trasero y la vagina empapada y chorreante de su hermanita, la cual estaba completamente desnuda.

Ambos estaban completamente desnudos y Thronus sujetaba las caderas de su gemela muy gentilmente para no lastimarla ni lo más mínimo. Su miembro erecto medía dieciséis coma cinco centímetros de largo y cuatro coma cinco centímetros de grosor. Lo tenía tan duro como un diamante y ya no podía soportar más tener esa erección que había causado su propia gemela con tantas provocaciones. Zetria estaba frente a los cojines que estaban apoyados en el respaldo de la cama a cuatro patas y su expresión era la de una hembra muy ansiosa y muy llena de alegría que iba a recibir su recompensa tras mucho provocar al macho escogido por ella misma. Su vagina chorreaba mucho ya y el hormigueo le resultaba insoportable a esas alturas.

—Sólo un movimiento y... ¡lo meterás en mi interior! Puedes ser tan rudo... ¡como siempre! ¡Yo haré lo que quieras, pero..., por favor—Se comenzó a mostrar desesperada y suplicante—, mételo de una maldita vez en mi vagina impaciente!—Dijo Zetria aquello aún más desesperada sin poder más e igual de suplicante.

—Amas que sea rudo, pues sientes que sólo así te demuestro mi máximo deseo romántico y carnal por ti. No he olvidado ni un sólo día ese detalle—Dijo con un tono muy coqueta Thronus con gran desesperación porque ya no podía resistirse a los “encantos” de su gemela.

—¡Hazme gemir, chillar y gritar de una vez! ¡Estoy en celo! ¡No me hagas esperar más tiempo! ¡Ya mételo y rómpeme por dentro cuanto quieras! ¡Me puedo... regenerar con magia de la Gnosis. Ten muy presente ese detalle!—Exclamó completamente perdida en su desesperación y en su lujuria Zetria con todo su cuerpo temblando por el estado mental y por el estado físico en los que se encontraba en aquel preciso instante.

Un aura fucsia que era leve, tanto como lo había sido la de Thronus, comenzó a emanar repentinamente de su cuerpo y fue entonces cuando el albino mayor supo que era hora de iniciar. Su aura amarilla intensa surgió justo después de disponerse a penetrar al fin la vagina de su gemela con la única intensidad que aquella aura mágica de la familia Solariel podía mostrar.

—¡Kyaaaaaaaaaaaaa!—Exclamó muy sorprendida por la repentina penetración muy brusca Zetria.

En ese preciso instante, todo se comenzó a salir de control de una forma inimaginable para ambos gemelos albinos. Ninguno de ellos había experimentado un descontrol como aquel jamás de los jamases y nunca de los nuncas.

Aquella noche, los gemelos albinos harían cuanto sus cuerpos dominados por una temperatura muy similar a la del sol desearan hacer. Nada detendría a los dos albinos, pues ambos deseaban mucho hacer realidad cada fantasía de la otra persona y darle a esta besos y caricias hasta más no poder. La locura de Zetria era tal porque la lujuria era lo que la dominaba a ella. Su hermano, dominado por la lujuria debido a la situación, no pudo dejar de hacer cuanto ella quiso. Sin embargo, lo que había parecido fácil para Thronus al inicio aquella noche se había terminado volviendo algo muy duro, pues la energía de Zetria se había multiplicado hasta permitirle estar tres horas más teniendo relaciones sexuales. Era por eso que el gemelo mayor había acabado más cansado que la gemela menor, pues ella había durado nueve horas seguidas sin problemas, mas él no.

Ninguno de los dos tenía ya su aura mágica, la cual era bastante más intensa en lo que respectaba al brillo que la propia luz de la luna llena.

—Fratitus, muchas gracias—Dijo Zetria sonriendo cálidamente liberada temporalmente de los síntomas molestos del ciclo de celo mientras miraba fijamente a los ojos a su hermano mayor estando con la cabeza apoyada sobre el lado izquierdo del pecho desnudo de este.

—No hay nada que debas agradecerme. Hice lo que un buen hermano mayor habría hecho para ayudar a su urgida y pobre hermanita menor. Si un maitusfratus no es capaz de hacer algo como eso por su minafrata en una situación como la nuestra, no es entonces un buen maitusfratus—Dijo comenzando a acariciar muy gentilmente con una sonrisa cálida y tierna en los labios el cabello desordenado y ensuciado con mucho semen, el cual estaba mezclado con fluidos vaginales, sudor y saliva en todo el cuerpo de la albina y en todo el cuerpo del albino también, de Zetria por la parte cercana a las puntas usando su mano izquierda al tiempo que tomaba con la derecha con la misma gentileza la mano izquierda de la joven albina ya nombrada con anterioridad—¿Acaso no nos casamos para podernos cuidar y proteger hasta que la muerte nos separara siendo una familia de casados con hijos, yhemia lova frata twina? ¿Acaso no elegimos juntos esta habitación como la habitación matrimonial por ser en la que habíamos pasado desde los once años todas las noches durmiendo en la misma cama abrazaditos? ¿Acaso no nos enamoramos con diecisiete años de edad recién cumplidos? ¿Acaso no nos hicimos novios nada más cumplir los diecinueve por amor romántico y verdadero?

—Luces muy cansado, y es por mi culpa tu cansancio. La magia de la Gnosis no recupera más que un quince por ciento de tu energía total cada media hora, y yo aguanto nueve horas sin descanso alguno. Que tú estés en ese estado es culpa mía... Toda esta situación es culpa mía, fratitus...—Dijo al borde del llanto Zetria mirando con arrepentimiento creciente y tristeza creciente fijamente los ojos de su amado.

—No es tu culpa que un desgraciado intentara aprovecharse sexualmente de ti. No es tu culpa que esa sustancia ilegal te obligue a comportarte como una hembra en celo que ni pudor tiene. No es tu culpa que tu mente aún no pueda hacerte sentir avergonzada por todo lo vergonzoso e inadecuado que hiciste en el día anterior, antes de la llegada de la medianoche—Dijo muy molesto con Regnus Megalliur y con la droga que seguía afectando a Zetria el albino mayor y, justo después, sonrió con calidez inmensa en sus labios, su mirada y su voz—No es culpa tuya... ser tan linda y estar tan indefensa que yo...—Comenzó a sonreír embobado por lo linda y sensual que ella le había parecido en todo momento desde que el ciclo de celo había empezado a causarle “molestias” en su vagina y por lo linda y sensual que le parecía su persona femenina en aquel preciso instante, pues incluso la había llenado de semen en la vagina sin ninguna piedad, haciendo de esa parte de su cuerpo un depósito de semen gratuito e increíblemente placentero con el propósito principal de complacer a la dueña de dicha zona corporal, pareciéndole su hermanita menor llena de semen una mujer increíblemente linda e increíblemente sensual por el mero hecho de estarle sonriendo a él y estarlo mimando tanto mientras se mostraba feliz por tener la mayor parte de su semen en la vagina—quiera que seas mi hembra gatuna de ahora en adelante, aunque el celo no vuelva a molestarte. Yo te tendré siendo mi gatita y estaremos mucho más felices que antes, mi princesita consentida.

—S-Seré tu gatita todo lo que quieras. Sólo tienes que pedirme que sea tu gatita y te haré sentir un macho muy afortunado. Es cierto que el celo volverá, pero deseo que no sea mañana igual que hoy lo de aparearnos. Vamos a hacer el amor mañana en medio de una cita romántica en la que podamos ser vistos cuando estemos en el recibidor de la mansión. No me molestaría servirte como lo haría si fuera una verdadera gatita en celo y arriesgarnos a ser descubiertos por cualquier persona en el proceso—Dijo muy sonrojada por las palabras de su amado esposo Zetria sintiendo que su corazón palpitaba cada vez más y más rápido y con cada vez más y más fuerza—Esta princesita consentida se muere por ti. Hoy sólo besa a esta princesita tan consentida por ti y, mañana, bésala, manoséala, úsala como prefieras para desahogarte si sientes deseo sexual hacia su ser exigente y... no muy fácil de complacer en este estado tan molesto y... cómprale mucho helado de fresa y menta.

—Lo que quiera mi princesita consentida. Casi nunca le digo que no a mi princesita consentida—Dijo Thronus con una sonrisa cálida en los labios disponiéndose a comerse a besos sin lengua el rostro y la boca de Zetria de inmediato, por lo que la acababa de poner a la misma altura que él mientras le comenzaba a acariciar tierna y dulcemente la cintura.

—Si me dices que no a algo..., me molestaré contigo... diez minutos. Yo necesito que me consientas y me cumplas los caprichos. Dime que sí siempre o me enojaré mucho contigo por diez minutos, y no quieres verme... enojada contigo por diez minutos. No te hablaría por diez minutos y no te besaría por diez minutos. Cuando estoy enojada contigo, no importa si me dices que soy la única hermosa y me compras flores. Bueno..., puede que sí se me pase antes el enojo en el caso de que me digas algo hermoso y me compres flores. Tal vez acepte tus disculpas si me destrozas la vagina aprovechando mi estado de celo cuando dicho estado está activo. Te perdonaría sólo por quererme romper por dentro. De hecho..., prométeme romperme incluso el ano cada vez que me notes muy “cariñosa” contigo y yo... prometeré no dejar de hablarte por diez minutos cada vez que me niegues algo, y debes saber que el trato sólo durará hasta que el ciclo de celo haya desaparecido, yhemius lovus vaifus, fratitus—Dijo una muy sonrojada Zetria sintiéndose más alegre que de costumbre por ser tratada como si fuera una princesa, incluso habiendo actuado como una hembra desvergonzada a la que sólo tener un pene dentro le había importado más después del asunto de complacer a su macho escogido.

—Hacía mucho que no te sonrojabas de esa manera. Te prometo que cumpliré tu condición, fratita—Dijo Thronus increíblemente enternecido sonriendo con esa ternura y mirando fijamente el rostro cuyos labios estaba a punto de devorar con pasión y ternura inmensas y crecientes sin usar la lengua, al contrario que cuando ambos gemelos habían tenido besos con Zetria en su estado de celo activo, pues habían sido besos lujuriosos y con lengua cargados de un increíble deseo sexual por parte de la albina, siendo la menor de los gemelos Solariel quien más deseo sexual había demostrado tener.

—E-Es por ti que estoy tan roja. Yo prometo lo que dije que te prometería. Bésame ya o... o... o... o ya veré qué te hago si no me besas ya mismo—Dijo Zetria más roja que un tomate demasiado maduro mostrándose algo molesta, pero esa molestia causada por su impaciencia no le impedía actuar de acuerdo a su promesa para con su amado gemelo.

—Cállate, mi caprichosa. Te amo, caprichosa mía. Te amo tanto que moriría si me faltaras. Te amo, te amo, te amo... Te... ¡amo mucho, caprichosa mía!—Le dijo muy dulcemente todas aquellas palabras con su tono cálido de siempre en su voz y con esa calidez de siempre en su sonrisa y en su mirada justo antes de comenzarla a besar sin permitirle responder con palabras.

—(No tengo nada que objetar)—Pensó muy felizmente Zetria preparándose para recibir el beso de su amado esposo mientras cerraba los ojos lentamente, pues, en aquel preciso instante, deseaba ese beso y la dulzura con la que él le hablaba a ella en todo momento.

El beso dulce y tierno de ambos sin lengua sería un beso disfrutado por ambos durante tres minutos completos y las caricias a la cintura de la fémina sólo hacían que ella deseara más y más acariciar la cintura de su amado, lo cual ella estaba haciendo, pues, como buena princesa caprichosa, debía complacer a su amado de alguna manera, y permitirle él a ella hacer juntos lo que la segunda quisiera era su forma de permitirle a su amada hermanita complacerlo en todo, pues compartían los deseos en la mayoría de los casos y cada capricho de ella casi siempre coincidía con un deseo sincero y puro que venía de su persona masculina, de lo más profundo de su corazón de varón enamorado.

Ambos gemelos dejaron de sentir el efecto de la magia antisueño media hora después y cayeron dormidos al instante. Se tendrían que levantar tarde porque nueve horas de actividad sexual sin interrupciones desde las 22:50 no eran algo que hubiera que tomarse a la ligera. Thronus estaba tumbado todavía con la espalda apoyada en el colchón y con la cabeza apoyada en el almohadón, puesto que los cojines de la cama habían acabado todos en el suelo durante el arranque de lujuria de los gemelos Solariel para evitar que acabaran sucios, tarea de la que Thronus se había ocupado, pues Zetria no había tenido interés alguno en no ensuciar todo a causa del estado de celo activo. Muy sucio había acabado todo lo demás de la cama matrimonial. Zetria dormía con la cabeza acurrucada en el lado izquierdo del pecho de Thronus por la parte derecha de su rostro femenino, babeándole así toda la piel de la zona y el pezón izquierdo, mientras se mantenía abrazada a la cintura de quien la había salvado una noche de sufrir los efectos nocivos de no satisfacer los deseos causados por el celo.

Ambos gemelos dormían plácidamente como una pareja de casados feliz y unida en gran medida. Ambos se sentían tan felices que no le importaba a Thronus si debían estar cuatro días más centrándose en el celo de Zetria más que en otros aspectos. Verla sonreír sincera y alegremente era lo que él más deseaba en la vida. Si ella no era feliz, él nunca sería feliz, y eso el mayor de los gemelos Solariel lo sabía perfectamente.

Una vez que el Astro Rey ya estaba en el cielo, justo a las 15:00, los gemelos Solariel se encontraban dentro de la cocina buscando algo para desayunar que fuera muy ligero, pues la cita que iban a tener les permitiría comer algo fuera de casa y querían tener la digestión más que hecha para cuando tuvieran que salir de casa. Ambos necesitaban esa cita muchísimo. La mansión estaba siendo ocupada por ellos dos solamente en aquel preciso instante y, toda la tarde, la mansión estaría ocupada por ambos albinos solamente, pues sus padres habían ido al cine a mirar una película de zombis juntos como parte de una cita romántica que duraría todo el día, como en los viejos tiempos. En aquella situación, la ropa era completamente innecesaria, pues ni la albina de senos medianos y muslos no muy prominentes ni el albino idéntico a ella en lo referente al rostro tenían que ocultar su desnudez a sus padres. De todas formas, teniendo la situación actual de la menor de ambos en cuenta, esta no habría decidido usar ropa ni con gente en casa, a menos que hubiera sido obligada a utilizarla.

📷📷

—¿Qué prefieres, fratitus? ¿Leche o zumo de naranja de tetrabrik?—Le preguntó Zetria buscando frente al frigorífico en la parte superior de este con una sonrisa muy alegre en los labios y con todo su cuerpo sudando y sus mejillas levemente sonrojadas mientras contoneaba sus caderas con su larga cabellera blanca dividida en dos para provocarlo las dos opciones entre las cuales él solía escoger por las mañanas siempre—Creo que no hay jugo.

—No importa que no haya jugo, Zetria—Dijo sonriendo con ternura mientras contemplaba a Zetria con esta de espaldas a él de pies a cabeza y de cabeza a pies como si estuviera contemplando al más bello de los ángeles de todo el Cielo—Se te escapan los jugos. Debes contener tus jugos un rato más.

—¿Y si mejor los bebes? Tendrás un delicioso jugo de amor para beber si aceptas beberte el mío—Preguntó coqueta Zetria contoneando sus caderas todavía.

—Z-Zetria, sabes perfectamente que me encanta tener relaciones contigo en lugares en los que podemos ser atrapados, pero no por tu fetiche de poder ser atrapados, sino por cómo te pones cuando las tenemos de esa manera. Sin embargo, tú nunca me habías propuesto beber tus secreciones vaginales en lugar del jugo de naranja en el desayuno—Dijo Thronus muy sorprendido y bastante preocupado. Estaba serio por una vez en su vida en una situación como aquella. Acto seguido, se dispuso sonriente y muy preocupado a hablarle a su gemela, la cual aún buscaba el tetrabrik de leche en la nevera entre todo lo que esta tenía en su parte superior, que era la contraria a la parte del congelador—Ese estado de celo requiere control inmediato.

—Si quieres jugo, tengo uno especial aquí abajo. Sólo...—Dijo muy coqueta Zetria dejando de buscar la leche y cerrando la puerta del frigorífico para girarse velozmente hacia su propia derecha justo después con ese leve sonrojo producto del celo en sus mejillas femeninas. Su mirada se clavó de inmediato en la de su amado esposo de cabellos albinos y ojos del color del rayo mismo—complace tus deseos conmigo.

—(Ya sabía yo que ella iba a hacer todo lo que estuviera a su alcance para satisfacer sus deseos sexuales durante el celo. Me provoca para que la posea con toda mi lujuria y no me detenga ni aunque la situación se ponga muy seria. Esta situación del celo está yendo muy lejos)—Pensó Thronus observando la expresión coqueta y tierna de Zetria mientras esta se acercaba a él lentamente contoneando sus caderas para provocarlo más.

—Tu pene ya está duro, muy duro. Tal vez quieras que mi boca de abajo... lo trague entero. Tal vez quieras que esa boca de abajo que tanto amas te complazca y se deje inundar de semen. Déjame complacerte justo ahora como más desees. Tal vez el sexo oral llame más tu atención. Tenemos dos horas y media antes de que el celo me cause dolor en la zona baja. Lo chuparé para ti durante todo ese tiempo sin ninguna interrupción. Lo chuparé para ti y sólo para ti en la postura que prefieras que yo adopte. En este preciso instante, sólo existo para complacerte. Entierra tu pene caliente, duro y delicioso en mi garganta y explota todas las veces que quieras de esa manera. Tal vez la boca más apretada de todas, la que sí puede romperse por tus empujes lujuriosos y brutales, sea la elegida por ti para beber cada gota de tu semen. Hablo de lo que tanto te gusta penetrar y...—Se acercó a su oído izquierdo con sus labios y comenzó a rodear su cintura con toda la gentileza posible para poderse pegar a su cuerpo masculino tanto como fuera posible hacerlo. Aquel momento era el momento de los susurros—romper, destruir, arrasar y... llenar de... leche caliente. Soy una gatita, tu gatita, y amo tu leche. Dame toda tu leche a mí y haré de esa leche que me hayas dado algo con lo que darte un espectáculo cuando veas cómo chorrea toda estando en mi interior para salirse y resbalar por mis nalguitas. ¿Acaso será tan placentera la vista que tienes siempre desde allí arriba? Esta vez, deja que sea yo quien salte... sobre ti.

—Z-Zetria, s-Sólo chúpalo muy duro y no pares ni aunque yo haya explotado en tu ardiente boca. Te amo tanto y eres tan candente, y más candente aún eres en el estado activo de celo. Te daré todo mi semen, pero no dejes ni una gota sin beber. Cada gota la tragarás y me limpiarás el pene con la lengua hasta dejarlo impoluto. Yo... quiero un beso tierno y dulce sin lengua en el glande y una lamida tierna y dulce en el glande antes de ese beso después de que el pene esté completamente limpio—Dijo Thronus con la lujuria de su interior dominándolo completamente mientras sus brazos rodeaban velozmente la cintura de su amada esposa y gemela durante las últimas tres palabras.

Su tono de lujuria y excitación hacía notar junto a su erecto pene ardiente de aproximadamente diecisiete centímetros de largo que él ya no estaba al mando. Por primera vez en su vida, Thronus había perdido el control de una situación en la que Zetria no estaba controlándose. El control... lo tenía Zetria. La albina era la que controlaba todo en aquel preciso instante.

—Como ordene mi príncipe, mi rey, mi señor, mi sultán, mi amo y mi defensor—Soltó aquellas palabras con aparente deseo de aceptar estar bajo el control de Thronus para complacerlo en todo lo que él pidiera.

Sin embargo, esa sumisión no era una sumisión real, sino su forma de controlar a su hermano mayor en aquel preciso instante.

Ambos comenzaron a darse caricias muy tiernas y muy intensas en la espalda de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba constantemente con las palmas de las manos y Zetria comenzó a devorar los labios de Thronus con un salvajismo propio de una gata en celo usando la lengua en el proceso también. Su gemelo cerró los ojos primero en sólo un par de segundos y sólo se dejó llevar completamente por el deseo sexual descontrolado y fuera de lugar que sentía su corazón enamorado y enloquecido hasta más no poder.

—(Ella... ¡es tan tierna y tan mía! ¡Voy a hacerla gritar y gemir antes de salir y cuando hayamos salido! Zetria, eres mi gatita. Hoy más que nunca asume tu rol como gatita honoraria. Te amo con inmensa y creciente locura y siempre... te amaré con inmensa y creciente locura)—Pensó Thronus devorando con su lengua y sus labios la boca y los labios de Zetria respectivamente.

Zetria cerró los ojos muy satisfecha de inmediato en sólo dos segundos y comenzó de inmediato el placentero viaje al mundo de la lujuria más animal que ambos albinos hubieran experimentado jamás.

—(Eres mío, amado mío, mi macho. Aunque no estés en celo, para mí, es como si lo estuvieras. Sé que tus deseos más sinceros hacia mí son los que tu boca expresó. No te culpo y no me ofende que eso sea lo que deseas tanto de mí en este preciso instante, y no me ofendería eso ni estando en mi estado normal. Yo... prometí ser tu esposa soñada y cumpliré siempre... mi palabra. Hoy no tienes realmente el control, pero no teniéndolo es como más complacido quedarás, pues tus deseos descontrolados necesitaban salir, y una gata en celo se especializa en hacer salir cada deseo sexual contenido de su macho. Te amo tanto, Thronus. Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te... ¡amo!)—Pensó en aquel preciso instante Zetria poniendo fin a un beso increíblemente ardiente e increíblemente dulce justo al final.

Una expresión coqueta por cada uno de los lados y un hilo de saliva que se deshizo por completo de inmediato eran todo lo necesario para servir como señal a ambos gemelos. Fue entonces cuando la albina menor empezó a recorrer el cuello de Thronus por el lado izquierdo a base de húmedos besos sin lengua con una trayectoria descendente. La expectación de Thronus era máxima, pues sabía lo que sucedería cuando la albina se hubiera puesto de rodillas ante su persona masculina.

—(Parece que el celo no es algo tan malo. Tal vez... deba disfrutar el celo junto a Zetria y dejar de acordarme de maldecir a Regnus cada vez que quiera maldecir a alguien)—Pensó Thronus completamente fuera de sí.

—(Tal vez este estado de celo me permita darle a mi hermanito algo más intenso con lo que fantasear cuando vuele su imaginación. Si dejo de culpar a Regnus por tener que estar cada día en esta situación tan complicada y sólo disfruto el celo junto a Thronus, ambos seremos unos gemelos mucho más unidos. Él no me lastima. Su forma de tratarme no me rompe, salvo por donde sí me va a romper, pero para eso tenemos magia. Él es mío y yo soy suya. Nosotros dos no somos dos, sino que ambos somos siempre... uno solo)—Pensó acto seguido Zetria marcando con besos húmedos sin lengua su pezón izquierdo, el cual ya estaba completamente erecto desde hacía bastante tiempo.

Incluso en las situaciones malas, había algo positivo. Incluso en los momentos complicados y serios, se podía hallar felicidad. Incluso en la falta de control, podía ser agradable vivir una situación. Thronus sabía muy bien que no tenía el control. El control era algo que ya no necesitaba. Zetria no necesitaba el control de sí misma. Thronus no necesitaba orden en aquellos días de salvajismo y lujuria. Él sólo necesitaba... celo.

FIN

Notas de autor: Deseaba escribir una historia más o menos corta y parece que lo he conseguido hacer. Hay muchas explicaciones porque la trama tiene muchos detalles para muy pocas páginas. No ha sido fácil para mí escribir esta historia, pero necesitaba sacarla de mi interior. Necesitaba darla a luz. Necesitaba parirla. Necesitaba ser el creador de esta maravillosa historia. Para mí, esta historia es muy especial. Habrá más explicaciones en las notas de autor. Que nadie se pierda las notas de autor finales si desea que sus dudas sean resueltas. Primeramente, recuerdo a mis lectores cómo pronunciar los nombres. La combinación de la T y la H se pronuncia como una Z. Aunque no haya tildes, el acento existe. Las pronunciaciones son las siguientes: Zrónus Soláriel, Zétria Soláriel, Jeónus Soláriel, Lumínia Soláriel y Régnus Mégal-liur. A continuación, diré lo que cada nombre completo significa. El significado de Thronus es “Portador de la majestuosidad”. Zetria significa “Guardiana de la vida”. Heonus significa “Conquistador de los eones”. Luminia significa “Portadora de la luz”. Regnus significa “El rey”. El apellido Solariel significa “Descendiente del sol”. El apellido Megalliur significa “Supremo” en este caso, ya que es un apellido que cambia el género de la terminación sin cambiar dicha terminación. Si Regnus fuera mujer y se llamara Regna, su nombre completo se traduciría como “La reina suprema”. Ahora bien, las creencias de los personajes no han quedado muy claras. Resulta que la familia Solariel al completo no sabe si existe un ser divino o si no existe ninguno. Dicha familia no sabe si existen varios seres creadores o si no existe ninguno. Tampoco sabe si existen principios creadores o no existen principios creadores. La familia Solariel sólo cree en lo que puede comprobar que existe. Para los Solariel, Buda, Krishna y Shiva podrían ser reales o no ser reales. Como esa familia no tiene creencias religiosas, no pertenece a ninguna religión. Regnus es ateísta. Él no cree en la magia y no cree en Dios o en los unicornios. Él sólo cree en lo científico. La familia Solariel desconoce el origen de la Gnosis. Sólo sabe que esta fue entregada a los primeros Solariel que se volverían magos. Tampoco es que la familia Solariel esté buscando descubrir el origen de su fuente de poder mágico. El siguiente punto es el relacionado con las llaves mágicas que poseen tanto los miembros de la familia Solariel como los trabajadores de la mansión Solariel. En el caso de los trabajadores, que no poseen poderes mágicos, la marca en forma de S de la frente es de color dorado. La llave mágica de cada empleado es otorgada y/o retirada por quien otorga la magia en la familia Solariel llevando a cabo un ritual casi igual al que se lleva a cabo para dar poderes mágicos a los miembros de la familia Solariel. Durante el ritual que sirve para otorgar la llave mágica a alguien, la Gnosis es necesaria para que el ritual en cuestión resulte exitoso. Quien no sea digno de tener la marca mágica en forma de S tendrá que realizar el mismo proceso que quien no sea digno de tener poderes mágicos a ojos de la familia Solariel. La gema de color blanco conocida como Gnosis es un objeto mágico que la familia Solariel ha estado pasando de generación en generación a todos y cada uno de sus miembros como un legado que sirve para mantener el equilibrio de la magia en la capital de Canadá, lugar en el que está el hogar de los Solariel. Esa poderosa esmeralda blanca pura otorga el color de la energía mágica de acuerdo al color favorito de cada persona que recibe la magia como un obsequio. Los parámetros relacionados con el color son los mismos que en el caso de la energía espiritual de los ángeles y los demonios del universo H. La regeneración mágica de los magos Solariel permite sanar en sólo dos segundos cualquier parte del cuerpo completamente cuando se ha producido incluso un daño mortal, incluyendo una parte del cuerpo en la que haya huesos hechos pedazos. También hay magia analgésica que puede concentrarse en una sola zona o en todo el cuerpo a la vez, a pesar del aura mágica, que emana de todo el cuerpo por igual de forma leve desde el espíritu del usuario de la magia en cuestión, siendo verdaderamente una emanación del espíritu, y no del cuerpo. La recuperación de energía y el poder que anula la sensación de sueño y las consecuencias de tener sueño mientras está activo funcionan igual que la magia curativa y la magia analgésica. Lo que sucede es que la magia no es automática, sino que depende del pensamiento de quien la está utilizando, por lo que se tiene que activar o desactivar con el pensamiento el truco que se quiere utilizar, y lo mismo aplica para la magia en sí, puesto que la activación de esta se ve por el aura de energía espiritual. Si un mago Solariel es alcanzado en el pecho por una bala, se produce una muerte instantánea. No por tener magia un mago Solariel es invencible e inmortal. A diferencia de la magia de los Adam e Eve de Prisión de mentiras, la magia de sanación no puede ser usada en alguien que no sea el propio usuario de esta, y lo mismo sucede con la magia de recuperación de fuerzas, con la magia antisueño y con la magia analgésica. En cuanto a la magia de teletransporte de la mansión Solariel, esta funciona solamente dentro de la mansión en sí, y no fuera de esta. El pilar de luz es invocado por un mago o por más de uno al mismo tiempo mediante el pensamiento para llevar a la sala de la casa escogida a una persona o a más de una a la vez y sólo puede llevar a las personas a una misma sala cuando es invocado. Hay que invocarlo otra vez para que el resto de personas pueda ir a otra sala diferente en el caso de que cada una de ellas tenga un destino distinto y haya usado el mismo pilar de luz en lugar de invocar otro diferente, puesto que puede invocarse más de un pilar de luz al mismo tiempo sin que haya un número límite de pilares. Es la presencia de la Gnosis en la mansión lo que permite el teletransporte dentro de esta de forma libre y veloz. Si la Gnosis no estuviera en la mansión, el pilar de luz que teletransporta a los magos nada más cubrirlos no podría hacer su trabajo. También desaparecería la barrera mágica espacio-temporal si no estuviera la Gnosis en la mansión Solariel. Se tendría que volver a introducir en la mansión Solariel la Gnosis, aunque sólo se hiciera que esta cruzara el umbral de la entrada principal de la mansión, para establecer de nuevo los trucos de la barrera espacio-temporal y del teletransporte. No se podría generar una barrera espacio-temporal en un lugar que no fuera la mansión Solariel sin realizar primero el procedimiento realizado en el pasado por los abuelos paternos de Heonus y Luminia. Lo mismo se aplica para el truco del teletransporte dentro de la mansión Solariel. La Gnosis está oculta en una parte secreta del desván de la mansión Solariel y sólo con la marca de la frente, la cual es morada en el caso de Heonus y plateada en el caso de Luminia, se puede acceder a la esmeralda conocida como Gnosis, puesto que un truco espacio-temporal puesto por los dos primeros Solariel magos impide que alguien más pueda percibir dicho objeto. El truco que protege la Gnosis funciona exactamente igual que el truco que protege la mansión, siendo que el truco que protege la mansión y sus terrenos fue puesto por los abuelos de Heonus y Luminia cuando dichos abuelos tenían 20 y 18 años de edad respectivamente. Para quien se pregunte si Heonus y Luminia tienen los mismos padres diré que la respuesta es “Sí”. El ojo izquierdo de Luminia viene de su madre. El ojo derecho de Luminia y los dos ojos de Heonus son una herencia del padre. En cuanto al cabello de Heonus, este es una herencia de la madre de este y de Luminia. El cabello de Luminia es una herencia del padre de ambos hermanos. El patriarca de la familia, o la matriarca en el caso de que no haya un patriarca, del momento, siendo Heonus en este caso, es quien otorga la magia voluntariamente y de forma consciente a los elegidos como magos Solariel por ser dignos de semejante honor usando la Gnosis con cualquiera de sus dos manos. La Gnosis se usa para un ritual nada sangriento y sin sacrificios de algún tipo para entregar poderes mágicos al objetivo escogido, el cual es uno por vez. El ritual se hace una sola vez, pero quienes reciben la magia pueden ser dos o más, y eso no es un problema, dado que el ritual no habrá terminado hasta que la magia haya sido otorgada a todos los elegidos como dignos de esta. Los no dignos jamás reciben poderes mágicos. El orden de conversión en magos no se rige por el género o por la edad, pues se crea a un nuevo mago cuando una persona ha cumplido los 18 años de edad o cuando ya tiene más y no recibió el poder de la magia anteriormente. Si alguien pierde el privilegio de usar la magia, esta le es retirada por el propio patriarca de la familia Solariel o, en el caso de que no haya patriarca, por la matriarca de la familia en un ritual que es casi igual que el anterior, pues sólo cambia el hecho de que la magia es quitada en lugar de ser dada. Como los Solariel creen que la magia es algo muy difícil de conseguir, no les preocupa que un mago despojado de sus poderes mágicos intente buscar poder mágico en otra parte. No hay un bloqueo para antiguos magos que perdieron sus poderes porque no se cree que estos magos que ya no son magos puedan llegar a ser un peligro para la familia Solariel debido a lo ya explicado. Después de un ritual realizado con ayuda de la Gnosis, esta es devuelta a su escondite y sólo a los dignos y/o a los que se sabe que llegarán a ser dignos un día se les permite ver en dónde se encuentra oculta la poderosa esmeralda mágica. Los no dignos porque ya no son dignos o porque han resultado no serlo nunca deben irse del desván cinco minutos antes de que sea devuelta la Gnosis a su lugar. La familia Solariel no pasa la Gnosis sólo a los miembros de su propia sangre que sobreviven, puesto que nadie se muere de viejo en el universo I. Si Zetria se hubiera casado con alguien que no fuera Thronus, ese alguien habría podido convertirse en mago también, aunque su apellido hubiera pasado a ser también el apellido de su esposa. Una persona que no tenga la sangre Solariel puede ser un mago o una maga también si pasa a formar parte de la familia Solariel. La razón por la que Thronus y Zetria estaban desnudos en la cocina era que estaban preparados para tener relaciones sexuales en cualquier momento sin usar ropa. Por eso era más práctico no llevar ropa interior siquiera. Lo único que lleva siempre Zetria cuando tiene relaciones sexuales con Thronus, aunque no lleve ropa, son su adorno en forma de corazón para el cabello y su anillo de casada. Thronus no usa adornos, así que, en esa situación, sólo usa el anillo de casado, el cual es de oro amarillo y macizo también y es simple, careciendo de piedras preciosas y siendo exactamente igual que el de Zetria. Podría decirse que ambos usan anillos gemelos. Thronus lleva su anillo en el dedo anular de la mano izquierda y es diestro. En cuanto a la parte sexual, que es muy importante, hemos visto cuánto duran los gemelos habitualmente a través de la situación del estado de celo de Zetria. Thronus y Zetria suelen durar seis horas y son la mitad de intensos que los gemelos White, pero Zetria en estado de celo, tanto activo como inactivo, dura nueve horas con una intensidad casi tan alta como la de Eve Daisy White. Heonus y Luminia aguantan cinco horas solamente como máximo y son tan intensos como sus hijos. Regnus aguanta seis horas y es casi tan intenso como Adam por sí mismo, sin necesidad de drogas y sustancias especiales. Los Solariel no tienen problema con lo brusco porque poseen magia de regeneración y magia analgésica, y por eso mismo lo brusco no es un problema para ellos. Sólo en la primera vez consideran la delicadeza algo necesario, pues consideran que la vuelve más linda y más especial. Lo humillante y lo peligroso per se son rechazados por los Solariel. Hay que excluir el sexo anal y el Garganta Profunda porque la regeneración mágica elimina toda alteración y todo daño producido por el uso inadecuado del cuerpo siempre y cuando ese uso no haya provocado ya una alteración letal. Fetiches como el del renifleurismo, el de ser miccionado encima, el de la penetración de pezón, el de la penetración de la cuenca de los ojos, el de la penetración de ombligo y el de la penetración de oído, así como el fetiche de mirar cómo micciona la pareja y el fetiche de beberse la orina de la pareja, son fetiches que la familia Solariel al completo no tiene. Regnus hace lo que le da la gana y hay que tener en cuenta que sus fetiches son los mismos que tienen los miembros de la familia Solariel. A diferencia de Thronus, por ejemplo, Regnus es alguien muy egoísta y a quien nada más que sí mismo le importa. Los fetiches de Regnus son exactamente los mismos que tiene Thronus. Debo aclarar que Regnus es una versión retorcida y cruel de Thronus. Por cierto, la magia no tiene coste alguno para el usuario y, por ende, tampoco un límite de uso. Es completamente inofensiva cuando se usa todo el tiempo. Los riesgos de la magia ya los vivieron Adler y Adalia y ellos saben perfectamente lo que el uso constante de la magia provoca en la vida de las personas que la usan y en la vida de las personas que están cerca de esas personas. Adler y Adalia aparecen en Un ardiente amor. El origen de la Gnosis, ese objeto que es crucial para los miembros de la familia Solariel, es el siguiente: La esmeralda mágica fue un “obsequio” de un espíritu maligno, los cuales son conocidos como sombras o como espíritus malignos simplemente, al primer Solariel varón de nacimiento que, junto a su esposa, obtendría poderes mágicos debido a la Gnosis. El primer Solariel varón y mago no era pariente de su esposa y tampoco era un familiar de esta en el sentido de ser un hermano, un primo o algo por el estilo. Los dos primeros Solariel que eran magos tuvieron descendencia, la cual recibiría poder mágico y heredaría la tradición de otorgárselo a la siguiente generación de Solariel cuando el patriarca actual estuviera muerto y la matriarca actual estuviera muerta también, puesto que, si fallecía el patriarca, la matriarca heredaba la responsabilidad de otorgar y quitar la magia a la próxima generación de la familia Solariel. Si moría la matriarca actual, un nuevo patriarca surgía automáticamente. En el caso de no existir un nuevo patriarca, surgía una nueva matriarca automáticamente. Los hijos del mayor de los hijos de los primeros magos Solariel contraerían matrimonio con personas no emparentadas con ellos y la menor de esos dos hijos sería en el futuro la abuela de Heonus y Luminia. Ella se casaría en un futuro con alguien no emparentado con ella y nacerían dos varones. Tanto uno como otro se casarían con una mujer diferente no emparentada con ellos y el hijo mayor tendría a Heonus y Luminia con su esposa. Posteriormente, Heonus y Luminia tendrían a Thronus y Zetria. Hay que aclarar que, aunque la familia Solariel crea que la Gnosis les da poderes mágicos a los dignos que funcionan mediante el uso de su propia energía espiritual, lo cierto es que la Gnosis contiene una millonésima parte del poder del espíritu maligno que engañó a quienes serían los primeros magos Solariel en el pasado. Lo que sucede realmente es que quien recibe una millonésima parte de la energía espiritual que la Gnosis tiene en su interior obtiene la capacidad de activar mediante la presencia de la emanación de su propia energía espiritual, su aura, el poder de activar o desactivar con el pensamiento el poder de manipular la energía espiritual introducida en menos de un nanosegundo en su propio espíritu, que es la que usan realmente para hacer magia los Solariel. La magia, como siempre sucede cuando esta se tiene debido a un poder obtenido, es el uso de un poder prestado, y nunca es el uso de un poder propio dicha magia. Debo añadir que los Solariel no usan encantamientos. Ellos no usan hechizos. Usan trucos que son posibles debido a sus capacidades mágicas, pero esos trucos están muy lejos de ser hechizos. Los miembros de la familia Solariel deben hacer sus compras ellos mismos de forma online o de forma presencial e ir a recogerlas en persona o enviar a alguien a recogerlas que pueda llegar a la mansión con una marca mágica, dado que la ubicación exacta de la mansión Solariel no es conocida por casi nadie en la capital de Canadá. Ni siquiera el Gobierno sabe con exactitud dónde viven los Solariel. El Gobierno sólo sabe que la familia Solariel existe y tiene todas sus propiedades en Canadá. Por cierto, las sombras son seres que sacan provecho del uso de la magia por parte de las personas. Por ejemplo, la sombra que creó la Gnosis y se la entregó a los que serían los primeros magos Solariel no tenía nobles intenciones precisamente, pero supo disfrazar sus intenciones para que estas parecieran desinteresadas y maravillosas. En Felicidad eterna, se explica qué es lo que las sombras son realmente, qué es lo que estas pueden hacer y qué es lo que estas no pueden hacer. No seré yo el que explique nuevamente por qué un espíritu maligno otorgaría un gran poder a dos personas sabiendo que esas dos personas pasarían ese poder a la siguiente generación para que dicho poder pudiera pasar de generación en generación a toda la familia per saécula saeculórum, es decir, por los siglos de los siglos. En cuanto a los celos, es importante decir que la familia Solariel es muy celosa. Obviamente, no tanto como los gemelos White. Como menos es más ahora, decidí que una coprotagonista femenina con copa C en lugar de con copa D o copa H era mejor opción para esta historia. Me alegro mucho de haber tomado esa decisión. Ya hacían falta mujeres con senos que no fueran grandes o enormes. Yo sé mucho más de lo que he puesto en las notas de autor y en la historia acerca de los personajes, como cuándo cumplen años los cinco personajes con imagen y como cuál es la comida favorita de cada uno de los coprotagonistas. Conozco el grupo sanguíneo de Thronus y Zetria, y debo decir que ese grupo sanguíneo es el grupo AB positivo, el grupo que es el receptor universal. Debo aclarar que, en ningún momento, Zetria ha quedado embarazada durante los sucesos de la trama y que, en ningún momento, quedará embarazada mientras sea inseminada estando en celo, ya sea en el estado activo de celo o en el estado inactivo de celo. Como ya expliqué todo lo relacionado con los métodos anticonceptivos en las notas de autor especiales de la anterior historia, que es Vínculos, no es necesario explicar por qué Zetria tendrá que tomar otra pastilla anticonceptiva de antes de las relaciones sexuales para evitar poder quedar embarazada una vez que el período de tiempo del ciclo de celo haya llegado a su fin. Por cierto, la familia Solariel posee mucho petróleo desde el año 1890, y se dedica a la venta de ese petróleo a las compañías más ricas de Geatra, logrando así mantener y ampliar una gran fortuna que fue amasada de la misma manera por los ancestros de Thronus y Zetria. Hasta aquí las notas de autor finales.

9 de Noviembre de 2022 a las 17:41 0 Reporte Insertar Seguir historia
1
Fin

Conoce al autor

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~