"Silverio heredó emocionado y orgulloso la profesión de su padre, y se convirtió en asesino a sueldo, aunque nunca fue consciente, que cualquier imbécil es capaz de matar".
"Rosalía, era una ninfómana, es decir, lo que viene siendo "una chica más puta que las arañas", pero dejando a un lado sus asuntos de cama, podías confiar en ella para lo que hiciera falta".
"Horacio era un iluminado y un día me dijo que en el mundo de los vivos solo reina el egoísmo más absoluto, y en el de los muertos la paz eterna, y yo le dije, que lamentaba ser egoísta, pero que prefería la codicia de vivir".
"El senador Arcadio Apilánez reunió a los periodistas y les dijo:
¡Señores, jamás he sido un corrupto, tan solo he cobrado comisiones!".
¡Ole tus cojones!, le respondieron todos al unísono.
"¡Nunca os he mentido, y cuando os engaño, es por vuestro bien!, les dijo Don Salustiano el alcalde, a los vecinos del pueblo".
"El secador de pelo le succionó el peluquÃn a Nicasio.
¡Cuando era calvo no tenía de qué preocuparme!, dijo él, ciertamente contrariado".
"¡El crecepelo que utilicé era fantástico, tanto, que me estrellé con el coche ya que el flequillo me impidió la visión!
Y Alfredín, se quedó tan tranquilo, porque tenía un "seguro a todo riesgo".
"El cadáver de Don Hermenegildo, presentaba síntomas evidentes de muerte por soledad. El finado siempre había dicho que prefería vivir solo que tener que convivir con otro ser humano".
"Aniceto era un auténtico perdedor y había caído muy bajo, más era imposible, sin embargo no fue el fracaso lo que acabó con su vida, fue la caída, ¡vaya hostia que se metió contra el suelo!".
"Mientras Chico tocaba el piano, a Groucho se le ocurrió una idea genial, y Harpo como era de esperar se quedó mudo".
"Bartolo terminó de comer y se dispuso a dormir una pequeña siesta, pero no llevaba ni un cuarto de hora de sueño, cuando se despertó alterado, pues se dio cuenta, que no había comido el postre. Una vez que se zampó el yogur, se volvió a meter en la cama y siguió disfrutando en brazos de Morfeo".
"Aureliano no era un hombre demasiado listo, por eso casi nunca veía las cosas claras, sobre todo por las noches antes de acostarse, ya que era el momento en el que siempre se ponía a pensar, hasta que apagaba la luz, entonces todavía veía menos, pero se quedaba tranquilo".
"Ataúlfo se equivocó de pedal y aceleró cuando quiso frenar, eso fue lo que le dijo a la policía, sin duda la coartada perfecta para atropellar a su suegra y salir indemne".
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