No recuerdo muy bien cuando, ni donde o cómo fue que sucedió.
Todo ocurrió muy rápido, ¿ fueron meses, días, o acaso fueron varios años?
No lo sé con certeza.
No recuerdo cuanto tiempo pasó.
Lo único que sé (letra ilegible, desgastada por el tiempo)
… y, luego, llego ese ser de luz que trajo alivio y tranquilidad ante toda la muerte, la miseria y la agonía que rodeaba la vida de los colonos... (letra borrosa)
…pero ,su muerte, ¿en realidad sucedió?... no lo sé, es muy difícil deducir que fue real y que no, de un momento a otro todo parecía un universo fantasioso, ilógico, ficticio...
Recuerdo algo con plena seguridad, algo que afirmo que fue real, algo que quedó grabado en lo mas profundo de mi mente: recuerdo su piel de porcelana, tallada con símbolos de otro universo y sus ojos.
Sus peculiares ojos.
Esos ojos que transmitían tantos sentimientos inexplicables.
Esos ojos que podían ver a través de tu alma, ver todos tus secretos y sanar todo tu dolor.
Esos ojos mágicos que...
(letra ilegible, páginas rasgadas y marchitas por el tiempo)
Muchos murieron durante la caída de los Domos, durante las guerras provocadas por éstos... otros pudieron resistir.
Resurgir fue un privilegio de muy pocos. Solamente aquellos que tuvieron la virtud de llegar con vida hasta "El Santuario" tuvieron tal privilegio...
El Santuario, donde reposaba, omnipotente y resplandeciente, ese enorme árbol cuyo fruto obsequiaba dones únicos, pero no a todos...
Ya todo suena irreal.
Creo que estoy delirando.
La fiebre no me deja pensar claramente.
El piso esta bañado de sangre.
Estoy muriendo, lo sé.
Tengo que dejar mi testamento escrito, se que algún día, alguien, en algún lugar, lo encontrará, y mi nombre y mi historia llegara a todas partes.
(letra borrosa, páginas manchadas de sangre y lágrimas, la tinta se escurrió a través de varias páginas, resulta ilegible)
Jamás olvidare a sus secuaces, su escaso pero poderoso escuadrón que defendió al árbol, al santuario, en todo momento... Dieron todo de si mismos para lograrlo.
Hubo sudor, lagrimas y mucha sangre derramada mientras el caos reinaba en cada rincón: Ellos fueron conocidos por los colonos como "Armagedón Azul". Otros simplemente los llamaban "Azularios".
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La ambición trae perdición, odio y envenena tu alma.
La simpleza trae pureza, amor y te sana por dentro.
Nunca lo olvides, querido lector, de donde sea que me leas, a la hora que me leas, del planeta del cual seas.
Es algo que aprendí en esta larga odisea que me tocó vivir.
Espero en otra vida, volver a recordarte, querido Santuario...
Espero que sepan que los querré y los llevaré conmigo por siempre, Azularios...
Es mi momento de descansar.
Al fin.
Gracias por leer!
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