lilizery LILI ZERY

Cuando Jeon Jungkook y Park Jimin se conocieron siendo niños, ellos no podrían haber sido más diferentes. Jungkook, un omega que era fuerte y hermoso, con cabello rubio rosáceo, risas y sonrisas brillantes. Jimin era oscuro, un alfa melancólico y obsesionado con ver cosas muriendo. El par forjó una improbable amistad, única y extraña. Hasta que fueron destrozados por la enfermiza crueldad de otros, separados durante años, ambos encerrados en un infierno perpetuo. Once años más tarde, Jimin está de vuelta por su chico. De vuelta al lugar del cual pensaba que no había retorno. De regreso para buscar venganza de quienes les hicieron daño. El tiempo ha hecho que el alma de Jimin sea más oscura, contaminada por el odio y la sed de sangre. El tiempo ha convertido a Jungkook en una cáscara de lo que era, un pequeño chico perdido en la inmensidad de su dolor. Jimin saca a Jungkook de su prisión mental, reviviendo la esencia de quien una vez fue, en la boca del lobo donde van a ir. Con maldad en sus corazones y venganza en sus venas, buscarán a quienes les hicieron daño y los destruirán. Uno a la vez. Cada uno más letal que el anterior. Tic Tac. ADAPTACIÓN HECHA SIN FINES DE LUCRO. OBRA ORIGINAL DE TILLIE COLLE, “SICK FUX”



Fanfiction LGBT+ Sólo para mayores de 18.

#jikook #jimin-top #jungkook-bottom #asesinato #violencia #abuso #trauma #canibalismo
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Jungkook
Siete años
Finca Jeon
Dallas, Texas
—ÉL ES RARO —Agarré mi muñeca en mi mano mientras miraba a Park Jimin sentado en la hierba. Estaba vestido con camisa negra y pantalones negros… Y extrañamente, una chaquetilla negra con bolsillos. Nunca antes había visto a nadie, salvo a un adulto, llevar una de esas. Su cabello era negro y seguía cayendo en sus ojos. Ojos que parecían plateados en la trayectoria del sol. En realidad, eran de color claro. Nunca había visto ese color en los ojos de una persona —Jungkook —Taehyung me tomó del brazo. Me sacudí de su agarre.
—Es nuevo. Y no conoce a nadie —Me acerqué a Tae, mi mejor amigo y vecino de al lado. Su sombrero vaquero protegía sus ojos. Siempre llevaba un sombrero vaquero. Decía que algún día quería ser un oficial como su tío. Pensaba que sería bueno en eso —Escuché a mi papá hablar con mis tíos anoche. Salí de mi habitación y escuché a través de la puerta de la oficina de papá. Lo escuché decir que la mami de Jimin ya no lo quería. Dijo que la asustaba. Entonces se lo entregó a su papá, el señor Park, el encargado de los terrenos —Sacudí mi cabeza —Escuché que él tampoco lo quería, pero que no tenía otra opción. Su mamá no está en ninguna parte. Ella huyó y lo dejó solo —Los ojos azules de Taehyung se abrieron.
—¿Su mami lo abandonó? ¿Qué hizo para asustarla? —Miré hacia Jimin a través de la hierba. Tenía una lupa en sus manos. Estaba quemando hormigas. Me encogí de hombros en respuesta a la pregunta de Tae. No sabía lo que había hecho.
—Él no me da mucho miedo —declaré, estudiándolo con fuerza —Creo que es mayor que nosotros. Escuché a uno de mis tíos decir que ya tiene nueve años —Tae tenía ocho. Yo tenía siete.
—Cuando lo conociste ayer, estaba matando a una mariposa —Tae miró por encima del hombro a Jimin —Está matando hormigas ahora mismo. Es muy raro, Kook. ¿Por qué sigue matando cosas? —Hizo una pausa —Creo que es demasiado extraño como para seamos sus amigos —Él respiró profundamente —Mi tío dice que me mantenga alejado de niños como él. Que ellos serán los que terminarán metiéndote en problemas algún día. Sabes que no puedo meterme en problemas si quiero ser un oficial.
—Quiero ir a hablar con él —Empujé a Taehyung y corrí por la pendiente de hierba caliente. Corrí hasta quedarme sin aliento y me detuve junto a Jimin. Me aseguré de que mi cinta para la cabeza todavía estuviera en su lugar y mi cabello estuviera liso. Jimin no me miró, así que miré por encima del hombro lo que estaba haciendo. Un montón de hormigas muertas yacía debajo de la lupa en sus manos. El humo se elevaba de sus pequeños cuerpos negros rotos —¿Viéndolas morir también? —pregunté, y su espalda se apretujó debajo de su camisa. Un pájaro cantó en el árbol cercano mientras esperaba que respondiera.
—Murieron más lentamente que la mariposa ayer —dijo finalmente —trataron de sobrevivir, trataron de escapar, de huir… pero no pudieron. Las tenía atrapadas. Lucharon duramente… pero tuve que matarlas —Quería mirar más de cerca. Me agaché frente a él y sonreí cuando apartó la lupa de las hormigas muertas. Estaba mirando mi rostro, podía sentirlo, así que levanté los ojos y sonreí realmente grande.
—Soy Jeon Jungkook. Nunca pude decir eso ayer, yo también vivo aquí —Señalé la casa principal. Mi casa. La finca de mi papá. Jimin no me devolvió la sonrisa. No se movió, no dijo nada. Solo me miró. Sus ojos se movieron a la diadema negra en mi cabello, luego a mi vestido azul, mi delantal blanco y largos calcetines blancos hasta mis zapatos negros. Por último, miró a la muñeca con cara de porcelana en mis manos —Esta es Alicia —anuncié y la sostuve para que la viera. Estaba vestida exactamente igual que yo. Incluso tenía mucho cabello rubio y ojos oscuros también.
—No —Jimin negó con la cabeza.
—¿No qué?
—Eres Dolly —Miré a mi muñeca nuevamente.
—No lo entiendo —dije arrugando la nariz. Estaba tan confundido. Me señaló.
—No te llamas Jungkook. Tu nombre es Dolly. Lo decidí ayer. Te ves exactamente como tu muñeca. Te nombré Dolly, no me gusta Jungkook. Es un nombre estúpido y no te va —Lo miré sorprendido, luego miré hacia mi muñeca. Sonreí de nuevo.
—Me gusta —Jimin rápidamente desvió la mirada —Ella es Alicia. Del país de las maravillas —Señalé mi vestido azul, delantal blanco y calcetines blancos —Es mi libro favorito de todos los tiempos. Mi mami me consiguió esta muñeca el año pasado. Mi papá me consiguió la ropa para que pudiera combinarlas —Abracé a mi muñeca cerca de mi pecho —Quiero ser como Alicia cuando sea grande. Ir a nuevos lugares, caer en un extraño mundo nuevo. Quiero conocer al Gato de Cheshire y al Sombrerero Loco —Sacudí mi cabeza —Pero no la Reina de Corazones. ¡Ella es un monstruo! Ella... —Me incliné más cerca —Ella me asusta.
—¿Por qué dices “mami”'? —preguntó. Mis hombros cayeron.
—Mi mami era inglesa. Así es como se llama a las mamás en Inglaterra —Los ojos de Jimin se entrecerraron. Incliné la cabeza hacia un lado —¿Bien? ¿Conoces ese libro? ¿Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas? —Jimin negó. Un trozo de cabello negro cayó hacia adelante y cubrió su ojo izquierdo. Extendí la mano para apartarlo del camino, pero su mano se estiró y me sujetó por la muñeca. Jadeé y miré sus dedos en mi piel. Su agarre no me hacía daño, pero… cuando lo miré a los ojos, mi corazón comenzó a latir muy rápido.
—Nadie me toca —dijo entre dientes.
—Está bien —Tragué fuerte. Jimin me miró y me miró, luego soltó mi brazo. Lo retiré y froté el lugar que había sostenido. Jimin tomó su lupa y la trajo de vuelta al montón de hormigas muertas. Nunca aparté mis ojos de él cuando los rayos del sol golpearon el vidrio grueso y comenzaron a chisporrotear a los insectos negros una vez más —¿Por qué te pones una chaquetilla? —pregunté. La mano de Jimin se congeló. Me miró por el rabillo del ojo.
—¿Una chaquetilla? —Señalé su ropa.
—¿Chaleco? —Me reí y sacudí mi cabeza —Un chaleco. Qué tonto, a veces confundo los dos nombres.
—¿Por qué? —De repente, mi corazón se sintió pesado y bajé la cabeza. Jugué con el cabello de mi muñeca para no llorar.
—Te lo dije. Mi mami era de Inglaterra. Ella era de un lugar llamado Oxford. Nunca he estado allí. Pero a veces llamo a las cosas con diferentes nombres —Señalé su chaleco —Ella llamaba chaquetillas a los chalecos. Llamaba “capó” a la capota de los automóviles. Cosas tontas así.
—¿Dónde está ella? —preguntó Jimin, y sentí que las lágrimas en mis ojos se hacían más grandes.
—Murió el año pasado —Abracé a mi muñeca con más fuerza —Antes de que lo hiciera, me dijo que algún día nos encontraríamos en el País de las Maravillas —Levanté mi muñeca —Ella me dio esto. Me dijo que me mantendría a salvo.
—¿De qué?
—De gente mala —Miré a Jimin. No dijo nada —Ella dijo que había personas malas en el mundo. Que algunos estaban cerca. Me dijo que Alicia me mantendría a salvo.
—¿Ya conociste a alguna persona mala? —Negué.
—No. Solo veo a mi papá y a mis tíos por aquí. Ah, y mi niñera, la señora SungRyng. También está tu papá… ¡y ahora tú! —Jimin miró a mi muñeca, luego apartó la mirada de mí. Soltó la lupa y se pasó la mano por el bolsillo del chaleco —¿Qué hay dentro? —Me incliné hacia adelante para ver mejor. La mano de Jimin golpeó el bolsillo para mantenerlo cerrado. Lo miré a los ojos. Fuera lo que fuera, no me dejaría ver. Pero exhaló profundamente y buscó en el interior. Esperé, conteniendo la respiración mientras sacaba algo brillante y dorado. Me acerqué más y más, hasta que mi cabeza estuvo suspendida sobre su mano. Mi rostro estaba a solo unos centímetros del suyo. Jimin se encontró con mis ojos y luego abrió lentamente su mano. Dedo a dedo —Jimin —Mi corazón comenzó a correr —¿Es un reloj de bolsillo?
—Se está haciendo tarde —Miró mi rostro. Fruncí el ceño cuando vi que el cristal estaba roto y las manecillas no se movían. Una larga cadena colgaba de su bolsillo.
—Jimin —jadeé. Tuve que apartar la mano de tocar los vidrios rotos —Está roto. No funciona —dije tristemente. Jimin parecía confundido. Levantó el reloj hasta su oreja, golpeó el costado y dijo:
—Tic tac —Lo tendió hacia mí —Tic Tac. Tic Tac. Tic tac —Su cabeza se inclinó hacia un lado —Funciona muy bien. ¿No puedes escucharlo? Tic Tac. Tic Tac. Tic Tac. ¿No puedes verlo? —Me quedé mirando el reloj. Lo estudié a fondo. No pude ver ni oír nada. Entonces me di cuenta de que Jimin estaba jugando a fingir. Como yo hacía con mis fiestas de té. Quería que jugara su juego.
—¡Puedo oírlo! —Sonreí. Jimin se congeló ante mis palabras, luego su labio comenzó a templarse hacia la esquina y creí verlo sonreír también. Más o menos, de todos modos. Fue una especie de sonrisa. No creía que Jiminnie sonriera mucho. Parecía triste. Diferente a Tae. Ambos eran serios pero con Jimin, era diferente. Quería saber por qué. Entonces me congelé. Mi mano voló a mi boca cuando me di cuenta de algo —Jimin —susurré con entusiasmo mientras miraba hacia abajo a mi muñeca. A mi ropa. Miré su chaleco y luego el reloj de bolsillo… —El Conejo Blanco —Me apresure a avanzar y me senté frente a él. Jimin no se movió —El reloj… Eres como el Conejo Blanco de Las Aventuras de Alicia en el país de las maravillas —Me reí y me reí —Conejo —Señalé su pecho —Tic tac, tic tac, tic tac… ¡eres Conejo!
—Dolly.
—¡Conejo! —Acepté y sonreí a nuestros nuevos nombres —Dolly y Conejo. Alicia siguió al Conejo por la madriguera. La llevó al País de las Maravillas. La sacó de su aburrido mundo y entró en uno de colores brillantes y criaturas mágicas —Apreté mi muñeca —Y ahora te he conocido. ¿Has venido a enseñarme un mundo nuevo? —Esperé emocionado su respuesta, luego una sombra de repente bloqueó el sol.
—Jungkook —Miré hacia arriba y vi a TaeTae parado arriba de nosotros. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho.
—¡Tae! —Señalé a Jimin —¡Él es Conejo y yo soy Dolly! ¿Puedes creerlo?
—¿Qué? —preguntó Taehyung, sus cejas se juntaron con fuerza —¿Qué quieres decir?
—¡De El país de las maravillas! —Eché la cabeza hacia atrás feliz —Como eso que mi mami siempre decía… —Traté de pensar —¡Destino! —grité, recordando sus palabras —¡Es el destino! —El rostro de Taehyung se enfureció.
—¿Por qué nunca me has convertido en uno de los personajes de ese libro? —También arrugué la cara.
—¿Quién serías? —Nunca había visto a TaeTae como alguien del País de las Maravillas. Se encogió de hombros, luego su rostro se iluminó y se golpeó el sombrero.
—¡Podría ser el sombrerero loco! Siempre llevo mi sombrero. Él también —Estudié su sombrero. Sacudí la cabeza y me reí de su estupidez.
—Nunca podrías ser el Sombrerero Loco.
—¿Por qué? —Taehyung se cruzó de brazos sobre su pecho nuevamente.
—¡Porque el Sombrerero Loco está loco, tonto! Tú no lo estás. Eres “sensato” —dije haciendo comillas en el aire —La Sra. SungRyng siempre me dice que eres un "buen chico" y muy "sensato en la cabeza" —Negué —Entonces no puedes ser el Sombrerero Loco, TaeTae. Simplemente no te va. No perteneces al País de las Maravillas —Miré a Jimin para verlo mirarme —Pero Jimin y yo… —Jimin giró la cabeza para mirar a Tae, entonces se movió a mi lado, casi enfrente de mí, y miró a Taehyung de nuevo, quien tragó saliva. Se puso muy pálido cuando Jimin le frunció el ceño.
—Ahora me voy a casa —dijo TaeTae lentamente, retrocediendo —¿Quieres venir conmigo? Mi mamá dijo que puedes venir a cenar. Tal vez pasear en nuestro potro más nuevo —Taehyung vivía al lado, bueno, en la siguiente propiedad. La Finca de los Kim era un rancho. Se escabullía a través de los setos que separaban las propiedades para venir a verme. Nunca había ido a su casa. Mi papá nunca me dejaba. Nunca había dejado los jardines de nuestra propiedad en toda mi vida.
—No —respondió Jimin por mí, y Tae dio un paso atrás nuevamente —Él se queda aquí —Jimin extendió su brazo para que yo no pudiera pasarlo —Vete a casa —Palmeé su mano y sacudí la cabeza.
—¡Conejo tonto! ¡Estás siendo tan travieso y grosero! —Me reí, luego miré a Taehyung —Me quedaré aquí, TaeTae. Sabes que papá no me deja ir, y aun así siempre me invitas.
—Bien —Tae se alejó furioso, con los brazos cruzados sobre su pecho otra vez.
—¡Taehyung! —llamé, viendo que estaba molesto,pero no se dio vuelta. Suspiré y volví a sentarme. No quería que Tae estuviera triste o enojado conmigo. No era culpa de nadie si él no pertenecía al País de las Maravillas. Jimin se giró para mirarme.
—No me agrada.
—Conejo. Detente. Él es mi amigo.
—¿Amigos? —preguntó —No tengo amigos —Mi boca se abrió en estado de shock.
—Ahora si tienes —Jimin no respondió, así que señalé mi pecho —Conejo y Dolly, ¿recuerdas? —Me reí de nuevo cuando su frente se arrugó en confusión. Yo, por ejemplo, amaba el sonido de nuestros nuevos nombres —¿Quieres ver mis cosas favoritas? —pregunté, cambiando de tema. Jimin todavía parecía confundido, pero finalmente se encogió de hombros —Quédate aquí —dije y me puse de pie. Corrí todo el camino de regreso a mi casa y agarré mi saco de cosas favoritas. Estaba sin aliento cuando regresé al alfa. No se había movido. Ni un solo músculo. Coloqué el saco en el suelo y abrí el cordón rosa que lo mantenía cerrado. Comencé a sacar todo. Tomé la manta rosa de picnic y la puse en el suelo entre nosotros. Mi corazón se llenó de emoción cuando puse el juego de té. Cuando todo estuvo arreglado entre nosotros me puse de pie y extendí mis manos —¡Aquí vamos! ¿Qué piensas? —Jimin me miró, luego hacia el juego de té en el suelo. Me dejé caer de rodillas y arreglé su taza y platillo frente a él —Es Earl Grey —dije mientras levantaba la tetera y servía el té —El té favorito de mi mami. Ella siempre lo bebía, ¡seis tazas al día a veces! —Una vez que la taza de Conejo estuvo llena hasta el borde, llené la mía. Me la llevé a la nariz y lo olí, riéndome cuando el vapor golpeó mis fosas nasales —¡Me hace cosquillas! —Resoplé y meneé mi nariz —El vapor me hace cosquillas en la nariz cada vez que huelo la esencia de la bergamota. Pero siempre lo hago porque huele muy bien.
—Estás hablando gracioso —dijo bruscamente. Rodé los ojos.
—Es el té de la tarde. El té de la tarde debe tomarse con acento inglés. Es mi favorito. Cuando hablo así, sueno como mi mami —Mi mami siempre tomaba el té de la tarde. Todos los días a las cuatro en punto. Estaba a punto de tomar un sorbo cuando, sobre el borde de mi taza, vi a Jimin mirándome extrañamente otra vez. Su taza todavía estaba en la manta entre nosotros. Me pregunté si alguna vez había tomado el té de la tarde. Si no lo había hecho, ¡era una farsa! Me incliné hacia adelante —Debes beberlo pronto, Conejo. Mientras está caliente. Solo asegúrate de soplarlo primero. No quieres quemarte la lengua. ¡Esa es la peor sensación del mundo! —Jimin se inclinó sobre su taza y luego me miró a través de su cabello.
—No hay nada dentro —Mi mano se congeló en mi taza. Tenía que asegurarme de sostener el mango y no tocar la porcelana. No quería quemar mi dedo.
—¿De qué estás hablando, Conejo? ¡Te serví una taza! —Mi cabeza se dejó caer a un lado —Nunca antes habías tomado el té de la tarde, ¿verdad? —Jimin sacudió lentamente la cabeza. Coloqué mi taza en la manta —Normalmente también tengo pasteles y golosinas. Pero qué tonto, no los traje hoy. No esperaba nueva compañía. Nuevos conocidos, como diría mami —Jimin frunció el ceño y miró su taza. El color rosa de la taza y la manta era brillante contra su ropa negra —¿Te gustaría que te enseñe a beber tu té correctamente? —Me escabullí por el borde de la manta hasta que me senté a su lado. Bajando, puse mi mano sobre la suya. Salté cuando Jimin se congeló y chasqueó su cabeza hacia mí. Olvidé que no quería que lo tocara. No pude evitarlo. Siempre tocaba a la gente Yo era una persona que tocaba. Fui a retirar mi mano, triste, cuando dijo:
—No… —Pude sentir mi corazón latiendo más rápido en mi pecho —Puedes dejarla allí —dijo. Pero sonaba gracioso. Sus dientes estaban apretados, como si tuviera dolor o algo así. Me acerqué más, hasta que mi brazo presionó contra el suyo.
—Hueles bien —dije. Los ojos de Jimin miraron a los míos —Y tienes los ojos más bonitos que he visto —Su mandíbula se apretó, y se acercó hasta que su nariz estuvo cerca de mi cuello. Mis ojos se agrandaron mientras me preguntaba qué estaba haciendo. Él se movió hacia atrás, su nariz cerca de mi nariz, y dijo:
—Tú también hueles bien —Sus ojos se cerraron, y se abrieron nuevamente un segundo más tarde —Me gustan las rosas —Sonreí y asintió.
—Son rosas. Era el perfume de mi mami —Me aseguré de que nadie estuviera presente antes de decir: —Se supone que no debo usarlo, papá me lo dijo, pero me robo un poco todos los días. Solo una pequeña gota detrás de cada oreja —Di un golpe detrás de mi oreja para mostrárselo —Oculto —Apretando mi agarre en su mano, volví a mirar la taza de té que tenía delante —Para tomar el té, debes agarrar tus dedos y ponerlos sobre el mango —Asentí a Jimin y guie su mano hacia la taza. Puse sus dedos donde se suponía que debían ir —Ahora llevas la taza a tus labios —Jimin hizo lo que le dije, sin apartar nunca sus ojos de los míos. Justo cuando la taza casi tocaba sus labios, me senté más recto y grité —¡Espera! —Jimin se detuvo. Me abofetee la frente con la palma de la mano —¡Olvidé lo más importante! —Extendí la mano y levanté su dedo meñique en el aire. Aplaudí y sonreí —Ahí. Para tomar el té correctamente, debes sacar tu meñique. Es la ley cuando bebes té. Mami me dijo que, en Inglaterra, si no lo haces, la Reina puede cortarte la cabeza —Lentamente toqué el cabello negro de Jimin —Y tu cabeza es demasiado bonita para que la corten, Conejo —Me recosté, esperando que bebiera —Sigue entonces —le dije —Toma un sorbo —Sus cejas todavía estaban abajo, pero tomó un sorbo del té, luego bajó la taza y el platillo de vuelta a la manta —¿Bien? —Contuve la respiración.
—Estuvo bueno —dijo Jimin, algo torpemente, pero yo todavía chillaba de placer.
—¿No estaba demasiado caliente?
—En su punto exacto —declaró, y volví a mi taza y tomé un sorbo. Me encantaba el té. Pero solo el Earl Gray. Ninguna otra mezcla de té era lo suficientemente buena. Beber Darjeeling, especialmente, era un crimen —¿Qué más hay en el saco? —preguntó Jimin mientras colocaba mi taza en el suelo. Me di la vuelta y saqué mi posesión más preciada. Me arrastré de rodillas hacia él y puse el reproductor de música en la manta. Jimin enarcó una ceja. Saqué el reproductor rosa brillante hacia mí y lo encendí.
—Era de mi mami. Hay una cinta adentro, un cassette. Tiene todas sus canciones favoritas. Son de los ochenta. No sé realmente qué significa eso, pero son mis canciones favoritas en todo el mundo. Las escucho cada día —Pasé la mano por las pegatinas de corazones que mi mami le había pegado cuando era más joven. Me volví hacia Jimin —¿Quieres escucharlas, Conejo? —Él asintió. Rebobiné la cinta hasta que encontré mi canción favorita y presioné reproducción. La música comenzó —Esta canción se llama “Dear Jessie”. Es de una señora llamada Madonna. Era la canción favorita de mi mami en todo el mundo —Me balanceé mientras comenzaba la música. Incapaz de sentarme, me puse de pie y, sosteniendo a mi muñeca Alicia, comencé a bailar y cantar. Giré, con la cabeza hacia atrás mientras cantaba las palabras en voz alta. Cuando no pude girar más, miré al pequeño alfa. Me estaba mirando con una extraña expresión en su rostro, bajé mis hombros y lo miré directamente a los ojos. Bailé y canté, moviéndome hacia él, dando un espectáculo. Siempre hacía espectáculos para mi papá y mis tíos. Casi todas las noches. Siempre me pedían que bailara para ellos con mi vestido de Alicia en el País de las Maravillas; era su vestido favorito mío y no me veían mal por vestirme como niña. Me encantaba bailar para la gente. Siempre los hacía sonreír. Cuando terminó la canción, me dejé caer a su lado, sin aliento —¿Te gustó eso, Conejo? —Alejé a Alicia de mi pecho. Sus ojos claros cayeron sobre mi vestido, luego volvieron a mi rostro.
—Sí —dijo, con voz ronca —Me gustó mucho.
—¿De verdad? —Él asintió —¡Estoy tan feliz! —Tomé otro sorbo de mi té, y Jimin hizo lo mismo. Me serví una taza más. Cuando nos bebimos todo el té, metí la mano en el saco para encontrar mi tesoro final. Coloqué el libro frente a Jimin —Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas —Jimin tomó el libro y pasó sus dedos por la vieja portada.
—Tu libro favorito —Abrió la tapa y comenzó a mirar las páginas. Jadeé.
—¿Sabes leer, Conejo? —Las manos de Jimin se detuvieron y me miró.
—Sí. ¿Tú no sabes? —Negué.
—Soy educado en casa. Mi papá es un hombre muy ocupado y no tiene mucho tiempo para enseñarme. Paso la mayor parte de mis días jugando en el patio —Jugué con el cabello de Alicia. Cuando volví a mirar a Jimin, él todavía me miraba —¿Puedes… podrías leerme el libro, Conejo? —Jimin parecía que iba a decir que no, pero luego sus hombros cayeron y asintió. Sonriendo, me moví hasta que mi cabeza se apoyó en su pierna. Escuché a Jimin respirar raro, pero no dije nada, levanté la vista y él me miraba. Era muy guapo —Mi mami me leía esto todas las noches cuando estaba viva. Desde entonces, nadie me lo ha leído… hasta ahora —Jimin tragó saliva y luego comenzó a leer la primera página. Sonreí mientras leía, y leía bien. Él debe ser muy inteligente, pensé. Callado e inteligente. Estudié a Jimin mientras leía. Escuché su voz, su fuerte acento… Justamente igual al mío cuando no estaba usando el acento inglés —¿Por qué tu mami no te quería, Conejo? —Jimin dejó de leer y me miró. Sus ojos parecieron oscurecerse.
—Nadie me quiere —Fue todo lo que dijo.
—¿Tu papá? ¿El señor Park no lo hace? —Jimin negó una vez.
—Él tampoco me quiere. Pero no tengo adónde ir. Me dijo que me mantuviera alejado de él mientras estaba aquí. Así lo hago —Sentí que mi corazón se llenaba de tristeza.
—Entonces te querré —dije en voz baja, y los ojos de Jimin se hicieron tan amplios que parecían dos lunas resplandecientes brillando en el cielo de medianoche. Puse mi mano en la suya y la apreté suavemente —Seré tu amigo, y tú serás el mío. Dolly y Conejo. Amigos de la finca Jeon… tu primer amigo en todo el mundo —Rodé el reproductor detrás de mí y presioné el botón de reproducir. Mientras la cinta de mi mami sonaba, descansé mi cabeza en las piernas de Jimin y le di una gran sonrisa. Su mano dejó el libro, luego, muy lentamente, bajó sus dedos a mi rostro y hasta mi cabello. Enderezó mi diadema. Pensé que podría sonreírme, pero no lo hizo. Miró hacia el libro y cerré los ojos mientras me volvía a leer. Y todo el tiempo que lo hizo, imaginé que podía oír el tic tac de su reloj de bolsillo en su chaleco. Sabía que me gustaría mucho el sonido. Tic Tac.
Park Jimin.
Mi nuevo amigo.
Tic Tac.
13 de Agosto de 2022 a las 03:57 0 Reporte Insertar Seguir historia
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