sneakywound Sneaky Wound

Grey es un niño albino con una grave adicción a los cigarros. Con sus pocos años de edad, se encontraba viviendo en "Waste District": Un distrito en dónde la situación era matar o morir y estaba constituido básicamente de ladrones, prostitutas, traficantes de bajo rango y toda clase de gente que no tenía dinero o el rango necesario para vivir en otra parte. Nunca en su vida se había imaginado irse de allí, a pesar de que en sus venas corren la sangre de un duque que por inesperadas razones quebró el compromiso con su madre. Sin embargo, todo cambió cuando llegó ese día... Con una protesta mucho mayor que antes y un desorden completo de la ciudad. Llega Doug, un borracho que sabe más de lo que aparenta, con un trabajo en que tendrían que infiltrarse al otro lado del reino, específicamente en los barrios de los ricos. La recompensa les permitiría empezar de nuevo, pero si son descubiertos en el camino, sus cabezas rodarían en el suelo. ¿Podrán llegar a su destino?. ¿Podrán sobrevivir a las miradas de los Seekers?. ¿El hombre le contará sus verdaderas intenciones al niño?. ¿El niño sabrá la verdad de su madre?. Lee más para saberlo.


Aventura No para niños menores de 13.

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Capítulo 1: "Beginning"

"Adicto" podría ser la mejor palabra para describir mi personalidad.

Drogas, robos, toda clase de mal, fue fácilmente incluido en mí. A los cuatro ya identificaba el olor del cigarro y a los nueve ya saboreaba a montones el amargo y maduro sabor del alcohol. Después ya empezaba a robar y hacer recados de personas del mercado oscuro . A pesar de estar expuesto a todo este tipo de situaciones a una edad temprana, no empecé a tomarlo en serio desde los once años, les puedo contar de eso ahora, pero antes dejenme de hablar de otro tema.

Mi madre, según lo que me dijeron, era una inocente doncella prometida a un duque, que sería después mi padre. No era de clase alta y no tenía ningún privilegio o talento alguno, pero tenía el cabello suave y sedoso como la seda, la piel blanca, a pesar de estar expuesta constantemente al sol, y lo mejor de todo, un corazón sincero y humilde sin importar a qué persona trataba. Todo este tipo de cualidades hizo que fuera muy popular, ganándose el amor de este aristócrata. Esto hizo que la lamentable familia de mi madre tuviera esperanza en salir de su pobreza, y se aferrara a eliminar cualquier amenaza a este matrimonio, aunque lamentablemente por otras circunstancias terminó en tragedia, y ahora solo estoy con ella.

Después de cada trabajo descansaba en la parte trasera de la casa, sentado sobre uno de los viejos peldaños que había frente la puerta, admiraba las piltrafas de la humanidad. Al frente de la calle estaban casas semidestruidas por la falta de mantención, pero detrás de ellas había una montaña de restos de cosas que la gente de alta clase abandonaba, y alrededor de esta, como si fuese un tesoro, las criaturas abandonadas por el reino, corrían hacia ella, luchaban y volvían sin nada en sus manos. En el fondo se observaba los humildes hogares de la clase media y el bullicio de la feria, y más allá, las mansiones de los ricos. Estábamos tan cerca, pero tan lejos. El muro que nos dividía evidenciaba más las diferencias que teníamos, hecho con el pretexto de protección, no nos querían cerca de la capital.

-¡Oye tú, dame todo lo que tienes, o si no disparó!- de repente una voz me grita.

La orden de "todo lo que tienes"me hace cuestionarme qué cosa observó para pensar en eso, hasta que me doy cuenta del pequeñísimo pedazo de pan añejo que tenía en mi bolsillo como almuerzo. Miré al niño escuálido hasta los huesos y con una mirada de desesperación. Fácilmente podía deshacerme de él, pero le lancé el alimento igual, no quería molestar mi descanso. Este se le iluminaron los ojos y salió corriendo, miles de personas lo persiguieron como monstruos, hasta que salieron del rango de mi vista. Si seguía huyendo en línea recta, iba a llegar a un callejón sin salida.

Así de pobre era este lugar, estábamos en los límites del reino actual, y la situación era matar o morir. No había ni un pedazo de tierra que era fértil y el agua era limitada. Este distrito era uno de los más peligrosos, conocido como "Waste District" , estaba compuesto básicamente de ladrones, prostitutas, traficantes de bajo rango y toda clase de gente que no tenía dinero o el rango necesario para vivir en otra parte. Si no quieres ensuciarte las manos, básicamente tu única opción es rogar y rezar que la clase alta te lance algo que te deje vivir un día más.

Pero no hablemos de eso, ahora estoy en mi momento de descanso y mi cuerpo exclamaba fumar. Rozó el papel suave, blanco, pero firme, y recorre en mí una sensación de felicidad. Lo introduzco en mi boca y mis labios saborean el humo tóxico que deja una ansiedad en el camino y que poco a poco desciende por mi garganta. Pasando desde la faringe a la laringe, rozando las delicadas cuerdas vocales, sin dejarlas gritar al menos con un regusto tosco. Ingresa hasta la tráquea y llena sin dejar un espacio libre su contenido en los pulmones, ya inflamados y desesperados para quemarse. Un sentimiento de nostalgia se manifiesta en mi mente y un placer indescriptible y efímero me desconecta del exterior. Lamentablemente este no dura mucho y escapa al expirar el cuerpo, pero tal como un perro marca su territorio, tiñe su alrededor y lentamente absorbe toda la humedad de mi ser hasta salir en forma de un anillo, sí, como un anillo, tal como el que mi madre sostenía. Finalmente este se difunde con el aire y desaparece, dejando el sabor a nicotina y una necesidad de inspirar de nuevo solo para ver de nuevo ese aro de esperanza entre la suciedad de la sociedad. Quizás por eso estoy tan adicto a las drogas, el sentimiento de autodestrucción era irresistible.

No quería que otra persona molestara mi momento de paz, pero alguien me llama:

-Grey, te están buscando, es otro trabajo.

No tengo nombre, al parecer mi familia no alcanzó y no tuvieron ganas de bautizarme, sin embargo, la gente me llama "Grey". Se supone que tenía el pelo blanco como la nieve, aunque paulatinamente se fue oscureciendo a un gris claro. La gente al ver como ese puro e inocente color se teñía mientras se camuflaba entre las tinieblas del tabaco, me designaron de esa manera. En mi opinión me da lo mismo, incluso prefiero que ellos me dieran un nombre, a que un grupo de personas que por vergüenza y honor se olvidaron de mi madre, me nombraran: "Charles David Alexander...blah blah blah", o "Martin James Johnson...etc."." Grey" es suficiente y es simple, que haya surgido por el color de mi pelo, es más fácil de ser conocido, aunque pueda atraer problemas al ser identificable sin esfuerzo.

Asiento con la cabeza y me levanto de mi puesto. Mientras caminó a mi destino veo justo en el borde del rabillo de mi ojo, en un callejón, un hombre apoyado con un sombrero. Este le tapaba la mayoría de la cara, pero podía leer en sus labios: "los-mo-co-sos no de-ben fu-mar", me reí y le respondí de manera molesta: "Los viejos no deben tomar". No tenía que verle la cara para saber que es el reemplazante de mi jefe, o quien me da los encargos, a pesar de que le encantaba tomar alcohol todo el día, le molestaba que un niño tomara drogas. No tenía sentido y nos peleábamos por ese motivo, pero igual trabajamos bien.

Me dirigí al bar de siempre y dentro de este, vi alrededor, el cliente tenía puesto una capucha y quería mantenerse anónimo, algo común en estos tipos de negocios. Lo identifique rápidamente, le dí la señal para asegurarme y este afirma. Al sentarme frente a él, pido agua a la mesera, a pesar de tener ganas para un vodka. No podía beber en hora de trabajo.

-¿Habló con Grey?- me pregunta de manera insegura una voz aguda y suave, pero dolorosa.

-Con él mismo- respondí, ya sabía que era una mujer, seguramente una prostituta, por la manera seductora, pero algo fónica que hablaba. Debió ser muy maltratada para querer verme- vayamos directo al grano, qué quieres que haga.

-Quiero que mates a este hombre- me pasa una foto de un viejo robusto, de 30 años más o menos, con una cicatriz en el ojo- te pagaré todo lo que quieras, pero tienes que usar todas las maneras posibles para que no esté vivo.

-¿Puedo preguntar la razón?- pregunté sin querer, a pesar de ya tener una idea de esta.

Su cara tapada, se arrugó y se reflejó en ella, la venganza en sí misma.

-....Es mi JEFE....él es..- traga saliva antes de pronunciar-¡el ASESINO de mi... amante!-una aura de odio y dolor emanaba de ella mientras decía esas palabras.

Los romances trágicos eran comunes en esta área, y seguramente no debieron ocurrir en primer lugar, aunque, el hecho que ella dependiera de un niño y gastara algo tan valioso como el dinero en este, demostraba la exasperación que tenía como última voluntad. Podía haberlo gastado en alguna necesidad importante, para huir de aquí o incluso solo para satisfacerse a sí misma, pero no, decidió usarlo acá. La miré nuevamente a los ojos. Tenía una profundidad oscura en ellos, como si pudiese ahogarme solo por la venganza que deseaba. Las ojeras que no se podían ocultar a pesar del maquillaje, resalta, en cambio, su estado de cansancio. Seguramente ella no va a vivir después de esto, y no es mi asunto o problema. Solo conté el pago, para asegurarme que estaba bien y acepté el trabajo.

Al salir del bar, decidí antes pasar por ese lugar. Me acerco al tipo de siempre, le digo el código y me muestra su mercancía. Una sonrisa se me escapa de la cara, mientras escojo el bocadillo del día, le pasó el dinero correspondiente, y este responde con un:

-Que las drogas duren más tiempo.

No podía volver, sin comprar esto antes. Es la merienda del día.

Me devolví nuevamente a mi hogar, según lo que me informó ella, su jefe a pesar de tener un pequeño negocio, malgastaba el tiempo en molestar a los trabajadores y los consideraba como su propiedad, por lo que no le gustaba ver relaciones amorosas, aparte de clientes. También tenía una mala costumbre de creerse el rey, y considerar que cualquier persona esta dispuesta a ser parte de su comercio, en otras palabras, le encantaba violar a gente común. Todos los días, a media noche, salía a cazar sus presas, y volvía en la mañana del día siguiente con las manos cubiertas de sangre y fluidos de sus víctimas. Sus gustos no eran específicos, pero debían ser mujeres bellas, con labios pintados de rojos, aún mejor. Me tomé una ducha, si se puede llamar de esa manera, mojarse con un balde de agua horriblemente fría y quitarse la suciedad con una esponja vieja. Miré hacia la cama y sonreí, había comido lo que dejé en la mañana. Luego, me acerqué al closet y busqué entre las cosas abandonadas, hasta encontrar en un pequeño cofre, una diminuta botella de perfume, que seguramente él se la regaló, y me lo aplique en mí mismo. Después agarré una de las camisas antiguas, claramente del doble del tamaño que yo, y enrollé las mangas hasta conseguir un resultado aceptable. Finalmente, me envuelvo en una tela y para el toque final, me pasó el pintalabios rojo como la sangre. Hoy era luna llena, eso me ayudó a ver en el espejo, lo que fácilmente se puede pasar como una mujer. Me pregunto hasta qué punto ella va a dejarse sufrir en el pasado ya pisado. ¿Será que se vistió de esta manera solo para él?, ja ja ja, entonces es como el cliente....no, son diferentes. Mi madre nunca buscó venganza después.

Ya eran casi las 12 de la noche. Me escondí cerca del callejón al que se acostumbraba caminar el objetivo. Este al aparecer, se le veía medio borracho, con una barba sin afeitar y tal como la foto, una cicatriz que atraviesa su ojo. Me apuré en dar la vuelta para llegar, antes que él, al final de ese camino. Algo que todavía no entendía era porque esa mujer en vez de encargarme de esto, no compraba una pistola y lo mata ella misma. Hubiese sido mucho más barato y satisfactorio.....mmmm..no pensemos en esto, es hora de trabajo y mejor terminarlo antes.

Me puse de espaldas a este hombre y me aseguré de mantener una distancia, para que no se de cuenta que soy un niño. Este al verme, siento como saboreaba sus labios felizmente y me dice:

-Oy que está haciendo una dama a estas horas en la calle- mirando como una bestia a una presa, de manera atontada dice- debería tener cuidado, porque hay tipos peligrosos a estas horas.

A cada paso que se acercaba, cada vez más sentía su respiración apurada por excitación, me giré solo un poco para que pueda ver los labios rojos carmesí. Cuanto más excitado estaba, más deseaba tocar a su víctima de la noche. Espere unos segundos más, tenía que ser el momento perfecto y en el lugar exacto para dar una rápida muerte, pero ¿por qué será que ella me dio este encargo?, YAPO GREY!, tengo que parar de pensar en tonterías. Toca mi hombro y empieza a juguetear con él, a medida de que chorros de saliva salían de su boca. Todavía no, ten paciencia.

-¡PERSONAS COMO YO, POR...!-grita con toda su fuerza- ....¿ejem..plo?.

En el segundo exacto que se propuso a girarme, un crujido a carne cruda se escucha, y cada capa se perfora hasta el exterior, obra del bello y único cuchillo. Este me mira a los ojos desconcertadamente, hasta darse cuenta del fluido que salía de su herida, a color cereza, tal como los labios que amaba. Retrocede hasta perder el equilibrio, y caerse sobre la basura, se pasa la mano por la herida, para contemplar más aún, la savia vital derramada. Sí, vital, porque donde salía era perfectamente donde era bombeada, su hermoso corazón. Estaba herido exactamente donde debería estar. El hombre nuevamente me mira, ya cuerdo de la realidad, sin que le llegue sangre al cerebro. Lágrimas cayeron, mientras gritaba como sus últimas palabras:

-¡TÚ!... NIÑO DE MIER...-su corazón deja de latir.

El grito de una bestia que cesa por la muerte.

Miré hacia abajo, hacia mis pies, ya cubiertos en el charco de sangre. ¿Estoy consciente?, sí. Ya terminó todo. Mis manos sueltan el arma y empiezan a limpiar. Lo único que estaba en mi mente, era la respuesta a mi inquietud de la cliente. La única razón que se me ocurrió para contratarme, era solo...solo...no perder la HUMANIDAD. Ella odiaba tanto a este ser para gastar todo su dinero, pero no quería perder lo último que la sostenía como humana. ¿Desde cuándo que ya no siento dolor a la muerte?. Ya podía matar a cualquier persona con frialdad. Para mí quizás ella me miraba como un niño, pero para ella, yo era solo un monstruo sin sentimientos. No tenía ninguna inocencia o pureza de lo que una persona de mi edad debería tener, por eso ella me encargó sin ningún remordimiento.

Levanté el cuerpo ya sin vida, y me puse a enterrarlo con la pala que estaba echada cerca , solo podía darle respetos de esta forma. Hice lo posible para ocultar los restos del asesinato con las bolsas de basura, a pesar de que ningún guardia le iba importar una muerte. Acá solo hay un monstruo asesinado por otro.

En el camino de vuelta, solo veía, la verdad, mis pies, sucios por el constante uso y por las manchas rojas. La brisa estaba fresca y era una perfecta noche. Cada paso era más, un arrastre de los dos miembros. Solo podía pensar en la voluntad de esa prostituta. Lo único que podía recordar después, era la ansiedad de tomar y tomar, tomar hasta perder la cabeza y fumar hasta expulsar los órganos. Finalmente, subir las escaleras que crujían por el peso, el sonido de abrir la puerta y tirarse a un mar de oscuridad.

20 de Julio de 2022 a las 16:31 0 Reporte Insertar Seguir historia
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