10. PRETTY ★ JIKOOK Seguir historia

Jeon no recordaba su última vez junto a Jimin — siempre ocupado con sus estudios y el fatídico viaje a Japón— se distanciaron, no parecían novios. Aquello lo había herido. Su Hyung lo ignoró hasta el último momento y ni siquiera se había despedido en persona, sino a través de una llamada, en donde una promesa había sido lanzada al aire, una tentadora e irreal que Jungkook esperaba con todo su corazón pero no creía posible, y al paso que iba la relación, dudaba que se cumpliera. Así que con un corazón semi-roto, decidió continuar su vida. Quizá no una romántica, pero sí una sexual.

Así que, ahí estaba Jungkook, con sus piernas alrededor de un tal Seokjin, gimiendo bajo y constante por las estocadas que le daba el chico. Era bueno, pero él quería más, por lo que de un momento al otro, también puso de su parte, aumentando el placer y los sonidos en la habitación. Fue fácil llegar a un orgasmo, Seokjin sabía que hacer con su miembro y Jungkook con su cuerpo para obtener su propio placer, había aprendido a hacerlo.

—Fue grandioso, Jungkook...— dijo Seokjin, agitado.

—Muy bueno— contestó entre espasmos y una leve sonrisa de satisfacción.

—Puedes usar la ducha, no hay problema— dijo el mayor.

Era muy amable para ser algo de una noche. Jeon se relajó en la cama y dejó que el miembro de su amante saliera con cuidado. Esperó unos momentos más a que sus ligeros temblores terminaran y se dirigió al baño, levantando su ropa en el camino mientras que el chico rubio se limpiaba.

—Me iré cuando salga de la ducha— Seokjin asintió, se recostó y entró a un sueño reparador.

Cuando terminó, miró por última vez al chico rubio y suspiró. Había sido bueno, pero no grandioso. ¿Por qué nadie podía llenarlo por completo?

«Se supone que tienes novio y ni siquiera sabes cuando regresa».

Quizá era la culpa.

Se fue a su casa a pie, necesitaba caminar para aclararse la mente. Se compró una paleta helada de chocolate para poder quitarse el sabor amargo de Seokjin de la boca y el sentimiento de culpa en el pecho, quería llorar, como todas las veces que sucedía un encuentro de ese tipo. Estaba cansado y hastiado de él mismo, de extrañar, querer.

Cuando llegó a casa, todo estaba a oscuras. Le pareció raro. Su madre debía estar viendo su tan apreciado drama, le sorprendió no ver a nadie en la sala. Se dirigió a la cocina en busca de un poco de agua y en el refrigerador, encontró una nota.

"Salí, no te preocupes, te daré tiempo. ¡Me quedaré con la tía SooYoung, una semana!Sé precavido, no rompas nada".

-Mamá.

Jungkook se extrañó. Su madre nunca se iba tanto tiempo y menos sin llamarle, pero no le tomó importancia. El chico tenía veintiuno, podía cuidarse solo. Abrió el refrigerador y sacó un poco de agua fría. Notó que estaba lleno al igual que las alacenas.

—¿Con quién fue a hacer las compras esta señora?

Se giró hacia la isla de la cocina para dejar su vaso, y encontró su caja de condones vacía. Se ahogó. Eso estaba en lo más recóndito de su habitación. ¿Su madre lo había encontrado? Esperaba que no porque en el mismo lugar guardaba sus chequeos médicos. El tener una vida sexual activa, le exigía responsabilidad.

—¿Se habrá ido por estar enojada? No me hubiera dejado la nota...

Corrió a su habitación con el corazón en la boca. Su mente empezó a maquinar un montón de excusas para cuando su madre volviera, pero todo se le olvidó cuando vio la puerta de su habitación ligeramente abierta. Jungkook se sintió morir y con ganas de llorar al ver ese ligero detalle, pero se sintió muerto en vida cuando al encender la luz de su habitación, un par de ojos azules lo veían directamente desde el pequeño sillón que tenía en su habitación.

—Re...gresaste...—susurró.

Park Jimin estaba en su habitación y lo único que Jeon Jungkook quería hacer era salir huyendo. No podía mirarlo a los ojos, así que miró su cabello oscuro como la noche, estaba bastante largo, como el de él mismo, tenía los labios rojos lastimados por el frío y una hermosa piel bronceada que parecía brillar. Todo en Jimin parecía brillar, excepto sus ojos, no podía ver nada en ellos, sólo vacío, como el que él mismo sentía en su interior todos los días desde que se habían alejado. Sus rodillas temblaron cuando vio a su novio ponerse de pie y pasar sus manos dentro dentro de aquel cabello espeso.

—Me dijeron que sería tonto volver a ti...— empezó a hablar Jimin mientras recorría con la vista toda la habitación de Jungkook y se paraba a unos pasos frente a él. Estaban cara a cara. Y Jeon no podía hablar, ni moverse. Había un tono de decepción en la voz del pelinegro que le dolió—. Sé que has estado ocupado haciendo tu vida.

Jimin sacó de los bolsillos de su hoddie blanco unos cuentos papeles y los lanzó a la cama del chico frente a él, Jungkook no necesitó mirarlos para saber que estaba hecho mierda. Eran sus análisis.

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