jorgefarias14 𝕵𝖔𝖗𝖌𝖊 𝕱𝖆𝖗𝖎𝖆𝖘

Un joven camina apresuradamente por la carretera pero un ruido fuerte y extraño lo hará detenerse y averiguar qué sucede.


Romance Suspenso romántico Todo público. © By: JorgeFarias

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Cuento corto
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Igual Que Un Parpadeo

¡Demonios! era de esperar que esto pasaría, como siempre me había hecho tarde, aunque traté de calcular todo, estaba solo, caminado a las 2 de la mañana, con la tormenta ya enfurecida azotando mi cuerpo, tenía que correr, llegar lo más antes posible a casa.


Ya cruzando la rotonda escuché a mis espaldas un ruido muy fuerte, voltee y no podía creerlo. A unos metros de mi dos autos estaban brutalmente embestidos a causa de un choque que se veía fatal.


A pesar de estar a altas horas de la noche, fue tan fuerte el impacto que mucha gente salió de sus casas a averiguar qué es lo que pasaba.


Tenía que actuar lo más pronto posible, había ensayado estas situaciones cuando estaba solo en casa, en la habitación, en la ducha. Pero esta era la vida real, era sentir la tensión verdadera. Y mi cuerpo no me ayudaba, las piernas me traicionaron y sentí que me caía.


Me acerqué con cuidado. ¡Mierda!, eso era malo, había sangre por todos lados, vidrios rotos que me impedían el paso. Era espantoso, un hombre yacía despedido a unos metros de su coche; por la posición de estos, pude deducir que el que se encontraba despedido era el causante del impacto, lucía despeinado, y apestaba a alcohol.

Le revisé el pulso, era débil, pero tenía que ayudarlo, sin embargo el tipo solo limitó a soltar un quejido, para luego desvanecerse y morir. Me sentí mal por no haberlo ayudado.


"¿Pero qué es lo que estás esperando allí parado?, hay más personas que necesitan ayuda"; no lo creí necesario pero grité con fuerzas que llamaran de inmediato a una ambulancia.


Entre saltos, fui al otro auto, estaba destrozado, el choque había sido en la parte lateral del copiloto.


Mientras que el piloto, para su mala suerte se encontraba en el capó, con la mitad de parabrisas incrustada en su cabeza, definitivamente esto no era como las películas, había más sangre de la que podía imaginar que saliera de una persona, incluso pude ver sus sesos saliendo; no pude evitar sentir mucho asco.


Y el copiloto, ¿Era una chica?, tenía los ojos entre abiertos, revisé su pulso, latía, ¡su corazón latía!, estaba viva, aunque era débil, su corazón luchaba por bombear su sangre, de no ser por el cinturón de seguridad, ya no habría nada que hacer.


Rápidamente saqué ropa que de suerte tenía en mi mochila para detener el sangrado, lo hice con sutileza, es más le dije que quería ayudarla para que no piense que hacía algo raro.


Me esforcé en recordar el siguiente paso del simulacro, cierto, era muy importante crear una conversación para mantener despierto al sujeto.


Así que empecé a contarle bromas tontas, viajes, "Vamos Fede, tu puedes, no te detengas, no hasta que haya llegado la ambulancia", ¿de dónde diablos salia eso? Sacudí fuertemente la cabeza, eso ahora no importaba.


Realmente no sabía lo que decía, pero supuse que eran cosas graciosas porque sonreía, es increible que a pesar de estar al borde de la muerte, tenía aun fuerzas para hacerlo.


Me gustaría mentirle acerca de su situación pero era evidente que tenía la costillas y la columna fracturada, de todas maneras no se lo iba a decir.


Estaba tan enfocado en su sangrado, que olvidé si estaba despierta, levanté mi cabeza y estaba inmóvil, con la mirada petrificada en mí, manteniendo todavía su sonrisa. Sentí un aire helado recorriendo mi espalda, era extraño porque no era precisamente de miedo, sino de querer darle un abrazo y... "¡Ya cállate, no seas ridículo, no es momento para pensar en eso, ¿acaso no ves que se está muriendo?, idiota!".Tenía que hacer algo para silenciar esa estupida voz.


Hasta que por fin escuché a la ambulancia. El sonido era tenue, aun así me tranquilizó ella se podía salvar.


—"Hey linda, vas a estar bien, mirame mirame, ya se escucha la ambulancia, solo resiste y estaremos bien".


Mi corazón latía a mil, mientras que el de ella se desvanecía.

Murmuraba ciertas palabras que no llegaba a completar.


—Ya no lo intentes más, después de todo sabía que esto pasaría.

—Pero no, no digas eso, aún hay tiempo hasta...

—Déjame disfrutar este momento, no quiero irme con miedo, quiero morir feliz, así como lo haces ahora.


No sabía que hacer, ella realmente era valiente, pero por nada en el mundo me iba a rendir.


—¿Hey en serio tienes un campo de vaquitas?—Sus palabras interrumpieron mis pensamientos—Es que yo de pequeña soñaba con tener una, pero siempre viví en la ciudad y no sabía un campo en donde hospedarme.

—Nosotros siempre fuimos de campo, viví todo mi vida allí, y aunque no lo creas también llega a aburrir, siempre tiene que haber un equilibrio, un poco de aire fresco y ruido de ciudad."¿Qué es lo que haces?, no le rompas las ilusiones, es su sueño, no te atrevas a desva..."


Lo interrumpí antes que terminara porque sentí su mano deslizándose por mí hombro, la estaba perdiendo.

—Aún así, con gusto te presentaría a lulú y sofi, mis dos favoritas.

Miré su rostro iluminándose otra vez.

—Gracias por hacerme feliz

Y lo seremos, digo, claro si tú quieres—le dije con una risa nerviosa


A todo esto no se en que momento llegará la ambulancia, cuanto tiempo pensaban demorarse.


Volvió a levantar su mano, pero esta vez la posó sobre mi mejilla y con la voz casi apagada me dijo.

—¿Por qué no te conocí antes?


Me limitaría si les nombrara las cosas que senti en ese momento, su corazón dejando de latir, el crujido de su voz terminando la última palabra, la ausencia repentina de la lluvia, del tacto, del sonido, todo porque ella se había ido, ella había muerto.


Todo mi mundo se paralizó, parecía que flotaba, ¿estaba parado, acostado o sentado?, solo sentía el mismo cosquilleo en la espalda, pero esta vez aún más fuerte. Pero así como nuestro encuentro, la sensación duró muy poco.


¿Por qué tenia que ser efímero todo lo que sentía?, al igual que la visita anual de mi madre, también las breves visitas con mi padre en prisión, la despedida de mi abuelo.


Y ahora ella, lo último que vi fueron sus ojos humedecidos y sangrientos, su parpados rogando por cerrarse, sus últimas palabras clavandolas y almacenándolas en lo más profundo.


No alcance a decirle mi nombre, mi edad, mis gustos ¿Cuál era su nombre? ¿Su edad? ¿Sus gustos? ¿Su familia? ¿Por qué estaba allí?


Se fue dejándome mil preguntas sin responder, pero vacío no, me complementó de alguna forma, rara, pero lo hizo.


Luego de eso mi mente divagó.



Volví a la realidad, con una toalla en el cuello, con los paramédicos arrastrándome hacia la ambulancia, llorando con la lluvia, con el corazón partido en mil pedazos, lamentándome entre murmuros.


—"Era de esperarse, tú mismo sabías las condiciones en la que se encontra..."

—¡CÁLLATE!, ahora no quiero oírte, ahora solo haz silencio por favor, solo no digas nada, quédate quieto, no te muevas no respires, no...


Al igual que él, no lograba terminar mis palabras


Pero entiendo que así funcionan las cosas, no somos más que un pasajero en el inmenso tren de la vida; que en cada estación subirá una persona distinta, acompañándote por quien sabe cuánto tiempo, quizás una, o 10 paradas, y aunque sea corto el camino, tendrán tiempo para charlar, reír y compartir. Y a pesar de que ambos no lo quieran, tendrán que despedirse, porque no todo es para siempre. Con suerte apuntando incluso en la misma dirección, pero eso sí, con diferentes destinos.


...


—¿Y no viste a sus familiares abuelo?

—Ni hablarlo, después de eso me encarcelaron como principal sospechoso, me interrogaron, desconfiaron de mí, creí que era de esperar, tenía toda la ropa con sangre. Delirando en la oscuridad, abrazándola cada vez más fuerte.

Me llevaron a un psiquiatra, me alejaron lo más posible de ella, o mejor dicho de su funeral, era lo que menos quería.

—"Si que te gusta imaginar anciano, yo no lo recuerdo así".

—Anciano me dices, si eres más viejo que yo. Además es la verdad, yo recuerdo a esa chica, la recuerdo como una chica fugaz. Ya mejor vamos por unas cervezas, siempre que la recuerdo me deja un nudo en la garganta.

27 de Mayo de 2022 a las 22:01 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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𝕵𝖔𝖗𝖌𝖊 𝕱𝖆𝖗𝖎𝖆𝖘 ¿𝔼𝕟𝕥𝕠𝕟𝕔𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕢𝕦𝕖 𝕥𝕣𝕒𝕥𝕒 𝕝𝕒 𝕧𝕚𝕕𝕒 𝕤𝕚 𝕟𝕠 𝕙𝕒𝕔𝕖𝕤 𝕝𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕥𝕖 𝕘𝕦𝕤𝕥𝕒?

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