Ya no llores ñaño, Kusi tuvo la suerte de ser llevado por Illapa, ahora estará lanzando rayos desde el cielo con el dios.
Las palabras de Tunk, no fueron de mucha ayuda para su hermano Tonk, aún seguía llorando dejando un riachuelo por donde sus lágrimas pasaban en la negra alfombra de hojas y ramas secas del bosque, el pesado gigante de más de tres metros de altura había perdido a su leal lobo Kusi mientras cazaban en los bosques nublados del Llanganates.
Los dos amigos no se habían separado ni un solo día desde que Tonk encontró al cachorro siendo arrastrado por las aguas del frío río Kumir, el pobre animal parecía que no sobreviviría, estaba muy golpeado y temblando incontrolablemente por el frío, apenas sacó el peludo cuerpecito del agua lo arropó con su poncho y corrió a la aldea escondida entre montañas para tratar de salvar su vida con el calor del fuego, los días pasaban y Kusi aún sin dientes sólo bebía leche de sajino, después de un par de semanas pudo ya masticar carne y solo en un par de meses estaba listo para acompañar a su amo y amigo a las partidas de caza.
Dos años después, el trágico día había llegado, el grupo de cazadores conformado por Tonk, Tunk, su primo Raf y Kusi, se levantaron horas antes que saliera el sol, bebieron guayusa y afilaron sus lanzas, era el día en que se encargarían de Pilluna, una monstruosa boa, gigante entre gigantes.
La rastrearon por horas siguiendo el enorme surco que dejaba cuando arrastraba su pesadísimo y fuerte cuerpo, después de cruzar bosques y pantanos al fin dieron con ella cuando se disponía a dormir bajo troncos en el fondo de una quebrada.
Al estar frente a semejante bestia, incluso a los gigantes se les heló la sangre mientras la miraban desde un puente hecho de un gigantesco secoya, el ambiente cambió totalmente, se sentía como estar atrapado en una enorme telaraña; el momento había llegado, los jóvenes debían probarse a sí mismos y ante su clan que eran dignos guardianes de los Llanganates y sus secretos.
Apenas los cuatro cazadores cruzaron miradas con su presa empezó el ataque, tres pesadísimas lanzas que un humano solo podría soñar con levantar silbaron cortando el aire y la lluvia a su paso, la primera se estrelló contra la pared de piedra de la quebrada haciéndose añicos al impacto, el segundo proyectil arrojado por Tonk se clavó en el cuerpo del enorme animal cortando su carne como un cuchillo corta un aguacate, el siseo que soltó el monstruo se asemejaba al estruendo de rocas cayendo por una montaña, la última lanza arrojada por Raf traspasó la cola del animal clavándolo al suelo, en ese momento y sin perder tiempo Kusi saltó desde el puente sobre la nuca de Pilluna, el joven lobo ya no era un cachorro, los años habían pasado y la vida junto a su amigo lo había hecho tan fuerte como un animal de leyenda, su mandíbula la tenía bien anclada al pescuezo de la serpiente mientras esta se retorcía y siseaba tratando de librar su cuerpo, y lo hizo dejando un pedazo de su cola para lanzarse al río arrastrando al lobo.
Antes de que los gigantes pudieran dar un paso, los animales se habían perdido ya entre las frías y caudalosas aguas del torrentoso río Kumir.
Medio día de caminata río arriba le tomó al trío de cazadores encontrar el cuerpo sin vida del fiel amigo de Tonk, que estaba a la orilla del río junto a rocas y palos sin señal alguna de Pilluna la monstruosa boa.
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