Cuento corto
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CAPÍTULO ÚNICO

Se suponía que sería un día normal y tranquilo, amaneciendo al lado de su querido alfa con aroma a menta y chocolate que tanto le fascinaba. Sin embargo, fue todo lo contrario ya que Felix no pudo sentir la presencia de su alfa, Hyunjin. Una extraña sensación empezó a surgir dentro de lo más profundo de su ser alterando también a su propio alfa, porque sí, ambos conformaban una bella e increíble relación a pesar de su casta. Sentía a su lobito mostrarse entre abatido, triste y desesperado; salió de la cama omitiendo colocarse sus pantuflas buscando a Hyunjin, yendo primeramente al baño de su habitación sin lograr nada; posteriormente, se dirigió a la sala y cocina sin éxito alguno.

Mientras tanto su hogar empezaba a llenarse de un aroma a lavanda y limón entre agrio y podrido, volviendo el ambiente pesado por las feromonas que podría alterar a cualquiera; el alfa mayor entraba corriendo al edificio de su apartamento con una orden de desayuno para él y su hermoso rubio en manos sudorosas, las cuales estaban así por el nerviosismo y preocupación que sentía debido a las emociones a través del lazo.

El alfa azabache era amoroso, cuidadoso y protector siendo un joven adulto dos años mayor que el de hebras doradas, trataba de brindarle y hacerle saber siempre todos esos bellos sentimientos que el menor hacía surgir tanto en su parte humana como en su parte animal. Realmente fue un flechazo directo a su corazón, con esas pequitas que adornaban su bello rostro haciéndolo lucir más tierno y dulce; añadido a eso, le gustaba hacer reír a su alfa dando paso a que sus ojos se convirtieran en un par de adorables líneas y a sus costados se formaran unas ligeras arruguitas.

Finalmente llegó a su hogar, rompiendo el pomo de la puerta principal para poder llegar rápido a auxiliar a su querido Lix, apodo que decidió ponerle dado lo tierno y bello que era su bebé.

— ¡Amor! ¡Lix! Cariño…— el azabache empezó a llamarlo, pero al no verlo por ninguna parte decidió ir a su habitación luego de haber dejado el desayuno en la mesa ratona de la sala.

Quedó demasiado asombrado por encontrar a su menor hecho una bolita a un costado de la cama, abrazado a una almohada con su aroma a menta y chocolate y envuelto entre sábanas de seda de tonos sobrios. Jamás lo había visto así y se preocupó en demasía, lentamente se acercó a la cama para recostarse en su lado libre, colocó su brazo derecho a través de la cintura de su alfita brindándole leves caricias.

— Precioso… ¿Qué ha pasado amor, te duele algo? ¿Es tu celo? ¿Qué está mal?— Hyunjin susurro dulcemente a pesar que su tono era preocupado y dudoso, debido a que su celo estaba próximo a llegar la siguiente semana. Felix bajó mínimamente las sábanas que cubrían hasta sus ojos y su cabellera rubia; sin embargo, no dijo nada sólo se apegó más al pecho definido de su alfa.

El mayor intentaba relajarse para poder transmitirle seguridad y tranquilidad a su dulce rubiecito y que pudiera exteriorizar verbalmente lo que lo agobiaba.

Dando ligeros y dulces besitos en la cabellera del menor y abrazándolo un poco más volvió a susurrar — Cielo, estoy aquí contigo puedes decirme lo que te agobia príncipe. Sabes que te amo con toda mi alma y mi espíritu—.

Con voz quebrada el de hebras doradas le cuestionó — ¿Aún me amas alfa? ¿De la misma manera?—. Hyunjin pudo sentir la duda y la tristeza a través del lazo. Con cuidado trató de girarlo para poder estar frente a frente y decirle con toda convicción pura lo siguiente — Alfa eres la luz que ilumina hasta mis días más oscuros, la brisa fresca que tranquiliza mi corazón y me mantiene en paz, eres la calidez más agradable y acogedora en los momentos fríos y tormentosos, ¿cómo no amarte?... cuando eres el alfa especial que la Madre Luna me ha permitido encontrar y poder compartir nuestras vidas juntos —.

Lixie a este momento ya había empezado a sentir picar sus hermosos orbes gracias a la formación de lágrimas, que con cada segundo que pasaba amenazaban con salir y manchar sus lindas y suaves mejillas. El alfa azabache besó su frente y posteriormente su nariz, tomando con su mano izquierda la derecha del contrario para posarla sobre su pecho. El menor pudo apreciar de una forma indescriptible las emociones y sentimientos de Hyunjin y de su parte animal. Ambos dejándole saber lo mucho que lo amaban, la devoción que tenían por el alfa en toda su integridad pura, cuánto darían por él, por su bienestar, felicidad, paz y armonía.

Esta fue la cúspide para que aquellas gotas salinas acumuladas en el rubio fueran liberadas y bajos sollozos uniéndose a ellas. El mayor apartó varios mechones negros que adornaban su propia frente debido a la posición; inmediatamente empezó a borrar el rastro húmedo en el rostro de su alfa, mediante la ligera y reconfortante presión de sus belfos bien esculpidos.

Felix disfrutaba muchísimo de las caricias delicadas y parsimoniosas que su alfa le brindaba con tanto amor, su lobito se regocijaba tanto que lo sentía brincar dentro de su pecho. Mientras tanto, el de hebras azabaches sentía un orgullo inmenso por haberse enlazado con un alfa tan hermoso, gentil, inteligente, bondadoso, afable, empático, cuidadoso y a su vez protector, simplemente el alfa más especial de todos. Sintiéndose más ligero habló con voz meliflua — Alfa perdón por hacerte preocupar, te amo muchísimo. Gracias por estar siempre a mi lado —.

Hyunjin solo deseaba que su amado alfa jamás olvidara lo importante que era, simplemente acercó sus labios para besar lentamente los contrarios a un compás tan increíble que resultaba inefable. Rodeando la espalda y cintura del menor lo levantó, susurrando palabras de cariño y diciéndole cuanto lo amaba para dirigirse a la sala.

Una vez ahí, Hyunjin tomó asiento junto al menor en su regazo en el sofá más grande, consistía en tres plazas de un material suave y muy cómodo que incluso tomaban largas siestas ahí. Lix habiéndose sostenido de los hombros de su alfa guió su mano izquierda a la parte posterior del cuello ajeno, y descanso su cabeza en la curvatura entre el cuello y hombro del mayor aspirando su rico aroma a menta y chocolate. El alfa azabache sintió un pequeño beso seguido de una lamida en gesto amoroso sobre su cuello, mientras él brindaba ligeros toques en las hebras doradas y con su mano derecha acariciaba uno de los bellos muslos de su menor. Esos muslos eran una parte de la anatomía de Felix que más le gustaba, gruesos pero delicados y definidos a su vez; en momentos donde la pasión era tan palpable simplemente se dejaban llevar, tanto que el alfa azabache dejaba leve marcas decorando la piel lechosa de estos y en el menor la excitación aumentaba gracias a los mismos.

Volviendo a la media mañana en el hogar de los Hwang-Lee, donde las feromonas que se podían apreciar consistían en resiliencia, amor y cariño, ternura y tranquilidad, Hyunjin recordó que ninguno de los dos había probado algún bocado. Por lo cual, separó ligeramente unos centímetros a su Lixie sin soltarlo diciendo — Lix, ¿tienes hambre cariño? —.

Tan rápido sin dejar que el alfa rubio respondiera, su estómago gruñó tan fuerte haciéndolo avergonzar un poco y Hyunjin dejó salir una leve risita por lo adorable de su pareja. — ¡Jinnie, no te burles! Madre Luna…que vergüenza — Felix expresó tapando su bello rostro con mejillas sonrojadas. A lo que el alfa solo depositó un beso en cada dorso de sus manos, para posteriormente dirigir sus labios a la poca piel expuesta de su frente arrullándolo — Oh bebé, no sabes lo lindo y tierno que te ves ahora mismo. Pero tienes que comer cielo, luego podemos dar un paseo por el parque o ir de compras si prefieres —.

Dicho y hecho, luego de haber desayunado en la sala cómodamente entre caricias, risas y besos fueron de compras al centro comercial. Primeramente, visitaron un par de tiendas de joyería adquiriendo unos lindos pendientes de oro blanco para el menor y un brazalete a juego para Hyunjin. No era un simple juego de joyería, no cuando había un detalle pequeñito pero que conllevaba un gran significado para ambos. El par de pendientes tenían grabado las iniciales del mayor junto a la palabra Iridiscente, porque para el alfita esa era la palabra que mejor lo describía, siendo un arco iris en su vida desde el momento en que se conocieron y llenándola del brillo más hermoso y puro como el de un diamante, Hyunjin era un diamante hecho persona. Mientras el brazalete tenía impreso las iniciales del menor junto a la palabra Etéreo, porque su bello Lixie era alguien tan sublime y extraordinario por dentro y por fuera que cualquiera caería ante él.

Siguieron con sus compras e ingresaron a una tienda de todos los estilos de ropa posibles incluyendo calzado y accesorios como bolsos entre otros. Se dirigieron a la zona de chaquetas y sacos; entre tantas prendas de diversos colores, estilos y texturas, el mayor escogió una chaqueta de cuero negra con aplicaciones doradas en las puntas de las solapas, se veía más guapo como un adonis. Siguieron observando otros tipos de prendas, pero a Lix le llamó totalmente la atención una nueva lencería que había llegado a su tienda favorita. Tomo de la mano a su alfa para acercarse y observar correctamente la prenda que consistía en un pantie y una tanga de tiras entrecruzadas estilo crotchless, ambos eran de encaje negro con patrón único. — ¡Alfa! ¡Mira que bello juego de lencería! — exclamó el rubio muy emocionado por haber encontrado algo tan hermoso y sexy, no le cabían dudas de que lo luciría perfecto. El mayor abrió sus orbes muy sorprendido por el llamado del menor, a pesar de que estaba justamente dos pasos atrás de él. — Ve al probador amor, estaré esperando y si necesitas ayuda me dices — con la última frase dicha, Hyunjin le guiño un ojo de manera coqueta sonriendo de lado. El menor sintió una pequeña chispa empezar a formarse en su centro, sabía exactamente que estaba a merced del alfa cuando coqueteaba tan descaradamente.

Dentro del cubículo de los vestidores, el menor fue despojándose prenda por prenda quedando absolutamente como vino al mundo, para tomar el conjunto de lencería entre sus grandes dedos y colocar en cada espacio correspondiente cada uno de sus pies, deslizando por sus hermosas y largas piernas lechosas hasta acomodarlo en su lugar. «¡Oh por la Madre Luna! Me veo realmente espectacular, segurísimo le encantará a alfa» pensó el rubio siendo más consciente de la figura que presentaba de esta forma; él siempre ha sabido que es hermoso, pero verse en un conjunto tan sexy, provocativo y con un diseño único realmente lo asombró.

El mayor sintió un tirón de emoción en consecuencia de la reacción del menor, empezó a crearse escenas con la sensual figura de su amado alfa y la forma candente en la que sus cuerpos podrían unirse y formar un solo ser.

Lentamente se acercó a tocar la puerta café del cubículo ocupado por su pareja, quien abrió la puerta quedando frente a frente con el mayor. Hyunjin lo escaneó de pies a cabeza, centrándose en la lencería que hacía ver al rubio más apetecible de lo que ya era con esos muslos que lo invitaban a querer posar sus labios rojos por estos y dejar leves mordidas.

— Alfa, te ves tan sensual así. Tan magnífico como solo tú puedes serlo, eres el Alfa más hermoso de todos y mío, mi Lixie especial — denotando posesividad mediante un leve gruñido. Dejando al lobito contrario sentirse orgulloso y encantado por las palabras expresadas por su alfa, dando paso a un brillo azulado en los orbes de Lix.

Inmediatamente, el de cabellera azabache apresó a su alfa entre sus brazos, no sin antes asegurar la puerta del cubículo. Empezó a dejar leves caricias en la espalda baja del menor rozando el inicio de la curvatura de ese par de redondos, suaves pero a la vez firmes glúteos como si un cincel hubiese creado tremendo arte que era. El rubio rodeó el cuello contrario con sus brazos disfrutando de toda la atención que su alfa le brindaba, sintiéndose cada vez más emocionado y un poco acalorado pensando que era la excitación del momento, y el pequeño espacio en el que se encontraban empezándose a llenar de feromonas mezcladas.

Cuando Hyunjin bajó completamente sus manos para acunar los glúteos contrarios pudo apreciar el reflejo de la espalda tonificada y esos sabrosos globos en el espejo. La excitación era tan palpable que ambas entrepiernas estaban acariciándose mutuamente, el encaje que adornaba la creciente erección del alfita le brindaba un toque tan delicioso que lo hacía desear más y más. Como si el alfa azabache leyera sus pensamientos revoltosos, soltó su glúteo derecho para posar su mano en esa preciosa semi erección y acariciarla en toda su longitud.

— Aah… alfa más, sigue Hyunjinnie… — el calor adueñándose cada vez más y más dentro de las entrañas del menor. Al pelinegro le gustaba mucho complacer a su pareja deseoso de más contacto, para satisfacerlo adentró su mano izquierda en la lencería, acercando su dedo medio al borde de su fruncida entrada para acariciarlo. — Estás tan excitado alfa, empiezas a temblar y querer succionarme mnh… tan necesitado por mí y solo para mí — ante estas palabras el rubio sintió una corriente eléctrica recorrer toda su espina dorsal y causó un tirón doloroso en su miembro más despierto.

Suplicando a su alfa porque lo tomara ahí mismo giró sobre su eje haciendo que el dedo enterrado en su interior saliera junto con un jadeo por el vacío, dicho dígito fue saboreado por la lengua del mayor disfrutando del lubricante de Lix. A pesar de ser alfas tenían la capacidad de poder lubricar, no en la misma cantidad que un omega pero sí facilitaba la acción e incitaba a más placer; dicha modificación corporal pudo llevarse a cabo al ser alfas destinados y su enlace increíblemente magnífico.

— Sabes tan delicioso Lixie, tu aroma y sabor son únicos mi bello Alfa — finalizó con un beso dado al cuello del menor, dejando una marca caliente en ese mismo lugar.

Con tanto calor en su interior y la necesidad de fusionarse tanto con su alfa, el menor como pudo bajó sus pantalones azul marino y empezó a frotar su trasero ansioso en la entrepierna totalmente erecta del contrario.

Ante esto, Hyunjin tiró su ropa interior para liberar su dolorosa erección con el glande pintado de un rojo furioso, una perla de presemen asomada en su hendidura y las venas alrededor de su falo totalmente marcadas. — Primero quitaremos esto, precioso príncipe. Debemos pagar por él al salir, pero puedes quedarte con el crotchless dulzura — susurró Hyunjin con tono seductor, tomando el pantie del borde deslizándolo por la piel sedosa y perlada por gotitas de sudor del cuerpo del alfa menor. La vista que presentaba el menor usando únicamente esa tanga de tira abierta que adornaba su pubis con el trocito de encaje hacía incrementar su deseo, las dos perlas colgantes en ambos costados de las tiras brillaban espectacularmente convirtiéndolo en un muy apetecible postre.

A sabiendas que no tenían mucho tiempo y estaban en un lugar público, el alfa mayor envolvió sus dedos en su falo grueso guiando la punta de su miembro a una de las mejillas traseras del contrario, lugar donde realizó trazos con el líquido brillante que se asomaba más y más. Felix solo pudo gemir de gusto ante el contacto y separó sus piernas instintivamente. A este punto, el mayor dirigió su imponente erección entre las mejillas rozando todo a su paso, se ubicó finalmente entre los muslos del menor soltando entre un gruñido y gemido mezclado.

— Solo tenemos tiempo para esto, precioso. Te haré sentir tan bien que pedirás más y ansiarás tanto estar en casa pidiéndome que realmente te tome — pasando sus manos por los costados del bello rubio, Hyunjin acarició con su aliento tibio una de las orejas contrarias jalando su lóbulo delicada pero candentemente como incentivo.

Separó sus caderas del menor empezando la tortuosa pero satisfactoria fricción de esos gruesos muslos que tanto amaba alrededor de su miembro, metía y sacaba lentamente hasta formar un ritmo que los elevaba a ambos. Se deseaban inmensamente, Lixie estaba extasiado con el rose, ya que la parte interna de sus muslos eran una zona muy erógena para él. Se sentía desfallecer por lo bien que lo estaba pasando, incluso su visión se nubló dejando sus orbes con el destello azul en ellos, pero algo resultaba diferente más abrumador. — Al-fa…mgh..más rápid-... Hyun- mmh… — dijo entrecortado el alfita jadeando y gimiendo casi sin aliento. El de cabellera negra conectó entonces el porqué su Lix estaba más sensible de lo normal y ese destello que emitió diferente, su celo se había adelantado.

Debía sacarlo rápido de ahí, para llevarlo a casa y darle todos los cuidados que merecía. Por lo cual, incrementó su ritmo haciendo frotar su glande hinchado en la parte posterior de los testículos de Felix. Entre más gemidos y jadeos el alfa menor se corrió — A-aah… mgh… ¡Alfa! ¡Sí! Delicioso Jinnie—. Hyunjin no detuvo sus movimientos hasta poder llenar de su esencia los muslos del menor, para hacerlo un poco más sucio separó con una mano sus mejillas y rozó la rosada entrada con su glande mezclando su propia esencia con el lubricante de Felix, era una caricia ligera que se sentía como un besito dado que hizo rodar los ojos al menor. Luego de vestirse y arreglarse lo mejor que pudieron, pagaron por el conjunto de lencería y se dirigieron al auto con un Felix bastante excitado y desesperado, su celo no paraba de aumentar.

De camino a su hogar, el alfita había desabrochado y bajado hasta sus rodillas el pantalón de mezclilla, no pudiendo aguantar la fricción tortuosa que se aplicaba a su miembro erecto nuevamente. Viendo la necesidad elevada que el menor presentaba por querer liberarse en otro tan ansiado orgasmo, el alfa sujetó el volante con una mano y guió la otra para envolverla alrededor del miembro tan apetecible de su rubio. — Pronto estaremos en casa mi amor, podrás correrte tan deliciosamente como lo ansias alfa — aclaró pasando su pulgar reiteradamente sobre el glande hasta formar círculos en su hendidura.

Un sollozo escapó de los lindos y finos labios color cereza de Lixie, los cuales fueron besados y un poco mordisqueados al encontrarse en un semáforo en rojo. — ¡Mmgh! A-ah…alfa te necesito adentro… duele ungh.. — no pudo seguir emitiendo palabras coherentes, solo gemir y jadear mientras su cuerpo se sentía febril y un poco tembloroso.

Al fin lograron llegar a casa luego de 10 minutos en tránsito donde el alfa en celo se había corrido un par de veces, la primera gracias a las caricias suaves y firmes que Hyunjin otorgaba a su miembro; la segunda por la sensibilidad de sus pezones habiendo sido frotados y jalados ligeramente por el mayor, mientras el rubiecito jugaba con dos dedos en su entrada chorreando toda su esencia incluyendo algo de lubricante por todo el asiento de cuero más no les importó a ninguno, al contrario a Hyunjin le encantaba sentir todo el aroma de su bello alfita inundar el auto.

Hyunjin sin perder el tiempo tomó al menor de la parte posterior de sus muslos haciendo que se enrollaran en su cintura, el alfita se sujetó de los hombros del azabache y empezó a besar los labios dulces, suaves y llenitos de Hyunjin en una danza tan hambrienta que sonidos obscenos se empezaron a presenciar cuando sus lenguas se tocaron muy deliciosamente. Dentro de su lujoso apartamento estando en la misma posición, sus entrepiernas más despiertas que nunca se sentían asfixiadas bajo sus prendas, el rubio empezó a retirar su camisa de forma brusca y el mismo procedimiento realizó con la prenda de su alfa. Se dirigieron directamente y a tropezones hacia su habitación, dónde el mayor depositó sobre su espalda a un alfita lloroso por la necesidad de contacto y de liberación.

Hyunjin besó nuevamente sus labios con gran parsimonia, deleitándose con su sabor y textura hasta besar esas pequitas que lucían como una parte del universo lleno de estrellas; amaba cada parte de él, cada lunar, incluso cada manchita porque al prestar atención se observaban increíbles constelaciones decorando su piel. El alfa siguió un camino de besos desde su mejilla bajando a su mandíbula que mordisqueó ligeramente, sabía a que a su alfa le encantaba. Siguió bajando hasta llegar a su cuello específicamente a su glándula de aroma, donde inhalo profundo empezando a marearse un poco por las feromonas espesas de excitación. Lamida tras lamida, besos y succiones que posteriormente dejarían marcas en esa zona hacían que el alfa de hebras brillantes como el sol se sintiera tan eufórico que arrancó su pantalón y se abrió de piernas exponiéndose ante su alfa. No queriendo sentirse atrasado, el mayor se despojó totalmente de su ropa dirigiéndose a uno de los pezones del contrario, posando su lengua en ese botoncito color carne tan suculento lo empezó a lamer flexionándolo un poco y luego enrollando su lengua.

— Mgh… alf-a… mmm… — gemiditos bonitos salían de sus labios, Lix se sentía desfallecer y eso que no había empezado lo bueno. Mientras su boca se deleitaba con ese pezoncito, el otro era manipulado por su mano izquierda siendo masajeado, pellizcado y jalado levemente; le encantaba su turgencia y su tamaño, simplemente perfecto, Felix lo era en su totalidad.

Dejó su pecho libre para saborear sus abdominales deliberadamente succionando su lechosa piel, la cual se contraía por el calor interno que se concentraba desde su bajo vientre. Hyunjin no quiso alargarlo más y sujetó su mano derecha alrededor del falo de su alfita subiendo y bajando lentamente, finalmente presionando sus exquisitos labios sobre el glande hinchado y rojo chorreante de presemen acunó sus testículos para masajearlos como solo él sabía complacerlo. Dejando un beso sonoro directamente en la hendidura que le hizo soltar un gemido tan alto que sus cuerdas vocales vibraron fuertemente, empezó a regar el presemen por toda su extensión entre ligeras succiones para poder tomarlo todo dentro de su boca. — Hyun-jin más r-rápido alfa… mmgh — era tan deleitable presenciar las palabras y gemidos entrecortados que el menor emitía. La cabeza del azabache subía y bajaba a una velocidad intermedia y en momentos disminuía esta, aflojando más su mandíbula para poder bajar completamente hasta la base haciendo cosquillas con su nariz en la piel del menor; el glande acariciaba la parte posterior de su garganta, la cual hacía vibrar para complacer más a su pareja, quien tenía un miembro muy bien proporcionado tanto en longitud como grosor, ambos estaban muy bien dotados.

Luego de mantenerlo así unos buenos segundos, el alfa retiró su boca del menor haciéndose presente un sonido muy obsceno y caliente. No quería que se corriera así, tanteando con dos dedos la entrada altamente lubricada a este punto bajó sus labios nuevamente, pero esta vez para besar con ímpetu esos muslos que lo volvían completamente loco, a su vez lamía y mordisqueaba ambas extensiones lechosas. En ese momento Felix solo podía gemir y jadear, escapándose unos grititos de sus finos labios al sentir la intromisión de los dos dedos de su alfa. El sonido de chapoteo era tan fuerte y candente que solo hacía avivar más la pasión entre ellos, el ritmo que adoptó Hyunjin al acariciar las aterciopeladas paredes internas de Lixie lo hacían arquear su espalda y un escalofrío recorría la misma. Cambiando la técnica el mayor decidió hacer tijeras con sus dedos, a pesar que ya estaba preparado siempre le gustaba cerciorarse de dilatar lo suficiente para no lastimarlo, no se perdonaría si en algún momento consciente o inconscientemente lo llegara a dañar.

— ¡Al-alfa! Ya…mmm…est-estoy mgh… ¡listo! — Felix gritó al sentir su orgasmo atravesarlo, sin darse cuenta que se había empezado a formar por la deliciosa presión que el pelinegro aplicaba justo en su próstata. Largas tiras de líquido nacarado se posaron sobre su abdomen e incluso lograron llegar a la mejilla y mandíbula del alfa mayor, quien lo recolectó entre sus dedos llevándolos a su boca lamiéndolos y soltando un ligero mmm de puro gusto por el suave sabor de su Lix gracias a su alimentación. Su miembro lubricado, previamente con el abundante lubricante del alfita, se alineó a su entrada introduciéndose a un paso constante y firme. — Te sientes tan bien alfa… suave y cálido en tu interior mmh… me aprietas tan bien — el mayor lo halagó, comenzando un vaivén lento para luego aumentar la velocidad a un ritmo que ambos solo podían emitir gruñidos, gemidos y jadeos.

— Hyunjinnie mmhp… besa-... mmm— el alfa no lo dejó terminar, tomando posesión de sus labios entre los propios en un beso profundo lleno de amor y pasión, no había necesidad de palabras ya que en ese beso vertían todos sus sentimientos más los del lazo compartido.

Entre los besos que se daban, suspiros se escapan del pecosito y gruñidos del azabache mezclados con sus respiraciones agitadas. El sonido de piel chocando por los encuentros de ambas caderas era alto y ardiente, solo los incitaba a más para lograr su ansiada liberación. Hyunijinnie tomó las piernas del menor enrollándolas en su cintura para poder ir más profundo, inclinándose a besar el costado del cuello contrario justo sobre su glándula donde se veía la hermosa marca hecha tres años atrás cuando tenía 24 años y su amado Hyunjin 26, en el mismo lugar donde el menor había realizado la suya en su amado azabache.

El mayor aumentó sus embestidas al observar arquearse a su alfita cuando tocó su punto dulce, martillándolo repetidas veces hasta sentir sus paredes apretarse alrededor de su miembro en clara señal de que estaba cerca de su liberación. Un calor inminente creció en ambos bajos vientres, el alfa mayor sintió su nudo empezar a hincharse y Lix solo podía lloriquear entre hipidos. — A-nu mmgh anúdame alfa… soy tuyo aaah comple-tamente tuyo — el alfa menor alentaba a su pareja para crear esa hermosa fusión que eran.

El alfa al límite anudo al menor al mismo tiempo en que insertaba sus dientes en la marca sobre la glándula para renovarla, el mejor orgasmo que han podido experimentar los atravesó a ambos llenándolos de mucho placer y amor como si estuvieran volando sobre una suave nube en lo más alto del cielo. Una vez renovada la marca, Lixie sintió lamidas sobre ella ayudando a cicatrizar y suaves besos que su amado alfa le otorgaba, su pecho se llenó de puro orgullo por estar enlazado con el mejor alfa del universo, Hyunjinnie era su todo. El lobo alfa mayor sentía pura devoción por su alfita, era lo mejor que la Madre Luna le hubiera podido otorgar y más de lo que pensaba que merecía.

— Soy todo tuyo alfita. En esta, en la siguiente y en todas las vidas que existan solo te pertenezco a ti completamente. Te amo demasiado mi bello príncipe, mi alfa y yo los amamos completamente — susurró con total convicción más un beso sobre los labios de su bebé en un ritmo tranquilo, suave y dulce. A lo que el bello rubio con mejillas sonrojadas y más consciente sólo pudo añadir con pequeñas lágrimas de felicidad y emoción — Estoy muy agradecido por haberte conocido, eres toda mi alegría y orgullo. Te amo infinitamente alfa, mi lobo y yo los amamos infinitamente —. Volvieron a unir sus labios en pequeños roces pero muy significativos y brindándose caricias, quedándose así alrededor de una hora luego de que el nudo hubiese bajado.

El calor febril que había consumido al bello alfa rubio había disminuído considerablemente posterior a cuantas veces pudo liberar sus orgasmos, sabían que tenían un par de horas para que el calor del celo volviera a atacar; siendo importante que se hidratara y repusiera energías, Hyunjin preparó una merienda sustanciosa para ambos. Como siempre les gustaba, comieron cómodamente en la sala de estar con los pies del mayor sobre la mesa ratona y el pecosito recargando sus hermosas piernas sobre las del azabache.

Por la tarde, cuando los destellos anaranjados del sol eran más tenues pero igual de cálidos como sus corazones, ambos decidieron tomar un baño en la elegante y amplia tina rectangular con ducha integrada. Disfrutaban mucho tomar largos baños en este espacio, donde se relajaban y mimaban tan encantadoramente; al observar las nubes de tonalidades rosas y naranjas que decoraban un hermoso manto celeste a través del ventanal, sus pechos se hinchaban de orgullo y amor porque ese bello arte natural los representaba a ellos y a sus lobos.

Lix reposaba sobre el pecho fuerte de su alfa, el cual brindaba leves caricias a su abdomen bajo el agua y con su otra mano disfrutaba de las hebras doradas del menor.

Al término de 20 minutos aún dentro de la tina, Felix empezó a sentirse nuevamente acalorado y la excitación creciendo en su bajo vientre, el cual se tensó al igual que su miembro. Hyunjin al percatarse de esto sabía que el celo atacaba nuevamente, pero las feromonas emitidas por su amado rubio tenían un ligero tono diferente, dominancia y protección, de esta forma era consciente de que Felix querría ser quien tomara las riendas en esta ocasión. El azabache pudo confirmarlo cuando Lix se retiró de su pecho, y giró para tomar su rostro en ambas manos uniendo sus labios castamente susurrando — Déjame cuidarte ahora alfa, permíteme llevarnos a lo más alto del cielo —. Volvió a unir sus labios, una danza de belfos que poco a poco se convirtió en una danza de lenguas acariciándose y sintiendo el sabor de la boca contraria.

El mayor se dejó hacer correspondiendo a los instintos y el amor que profesaba a su pareja, rodeando el cuello de Lix con sus manos para profundizar el beso mientras se posicionaba a horcajadas sobre su regazo. Podrían observarse como un solo ser, los espacios vacíos entre ambos cuerpos eran casi inexistentes; labios unidos y narices rozándose, hombros brillando por gotitas de agua y perlas de sudor por la elevada temperatura, brazos enredados en el cuerpo contrario y pechos acariciándose mutuamente al igual que sus miembros.

Ambos conscientes del hermoso arte que eran; si por separado eran bellos, unidos conformaban una explosión visual completamente etérea y maravillosa.

El menor había colocado sus manos en la espalda baja de su Jinnie, trazando líneas inexistentes en dirección hacia ambos globos suaves y tersos acunándolos para luego amasarlos a su antojo sin quitar la delicadeza de su agarré; de vez en cuando generaba más presión haciendo gemir a su alfa en un ligero mmh. — Te gusta que te tome así, ¿no?... que mis marcas decoren tu piel…— y mordió superficialmente su manzana de Adán, logrando otro gemido del azabache pero más ronco. Todo se convertía en un éxtasis más intenso, gracias a la fricción que en sus miembros se generaba tan deliciosamente por la posición. Lix soltó la nalga izquierda para posarla sobre sus inminentes erecciones, que brincaban ante cada estímulo más profundo. El tacto era firme y empezó a subir y bajar su mano, con su pulgar hacía círculos recolectando el presemen de las hendiduras para lubricar ambas extensiones. Madre Luna, la fricción era tan increíble que Hyunjin solo podía gemir y jadear, mientras leves gruñidos salían de los bellos y rojizos labios del menor. — Al-alfa… mmgh… más Lix aaah… — dijo el azabache mientras jalaba el lóbulo de Lixie sintiendo un tirón casi asfixiante en su miembro soltando más presemen.

Liberando completamente el agarre de los glúteos de Hyunjin, llevó dos de sus dígitos a los labios del mencionado, inmediatamente sacó su lengua lamiéndolos muy sensualmente para luego engullirlos y embarrarlos completamente con su saliva. El de hebras doradas sonrió satisfecho y retiró sus dedos, lascivamente metió su lengua en la cavidad del contrario ahogando un jadeo. Hyunjin sintió ambos dígitos acariciar su fruncida y rosada entrada, mezclándose levemente su lubricante y saliva. Era completamente erótica la vista de Hyunjin al ser su entrada profanada por un dígito, a la vez que un jadeo salía de sus labios soltando una gota de saliva que escurría tan obscenamente por su barbilla y era lamida por el rubio. El agarre que tenía el menor sobre sus erecciones no había desaparecido en ningún momento, con una coordinación perfecta hacía tijeras dentro su pareja mientras aumentaba la velocidad en el vaivén sobre sus miembros. — ¡Madre Luna! Aa-ah… Alfa m-más mmh… rápido ¡ah! — gritó jadeante al sentir su liberación atravesarlo, soltando toda su esencia pintando el pecho de Felix. Un beso suave y cariñoso fue dado a los labios entreabiertos del azabache, sus ojitos brillaban por la estimulación pero también por el cariño que sentía a través del lazo y las caricias que su menor le brindaba.

Felix permitió que el alfa bajara de la nube extasiado y con sus frentes pegadas le cuestionó — Mi amor ¿cómo te sientes? ¿Aún puedes tomarme, precioso? —. El destello dorado sobre los orbes del azabache, le dieron un indicio de que podía tomar todo lo que él quisiera brindarle, pero siempre le gustaba ser precavido. — Estoy perfectamente bien para tomarte completo — le guiñaba el ojo derecho y brindaba una sonrisa coqueta. Sin alargar más las cosas el rubio quitó el tapón de la tina desapareciendo el agua completamente, sujetando a su alfa por la parte posterior de sus muslos para que enrollara sus piernas en su cintura. Con un ágil movimiento Hyunjin fue elevado y se sujetó de los hombros de su pareja. El aroma a menta y chocolate así como el de lavanda y limón era más espeso, sentían drogarse al llenar sus pulmones de la mezcla exquisita de ambos aromas. — Vamos alfa, dámelo. Sé que quieres, hazlo príncipe — musitó alentando al rubio y dejando una suave succión en su hombro. Una nube de excitación surcó los orbes del menor, apegó al alfa contra la pared más cercana y este dio un respingo por la fría loza tras su espalda. Felix empuñó su increíble y chorreante miembro alineándose contra la entrada ya preparada, unió sus labios mientras se hacía paso en el calor abrasador e inefable que sentía por las paredes internas del azabache. — Mmmh tan estrecho, tan cálido Jinnie… aaah me fascinas — Lixie se deleitaba con cada centímetro que recorría su erección hasta lograr entrar completo. Mientras tanto, Hyunjin rodaba sus ojos hasta casi volverse blancos por el placer que su pareja le brindaba, posó una de sus manos en la parte posterior de la cabeza del alfita y mordió su labio jalandolo. — Muévete alfa déjame sentirte, complácete conmigo — y una estocada firme y certera era dada a su parte trasera, la cual le hizo inclinar su cabeza hacia atrás.

Aprovechando esa posición, Felix empezó a dejar marcas entre succiones y dientes desde la barbilla, pasando por su cuello hasta sus hombros. Siguió dando estocadas certeras en un vaivén único que a ambos tenía completamente locos; gemidos, gruñidos y jadeos llenaban toda la habitación del baño y sus feromonas se dispersaban majestuosamente por toda la casa. El miembro desatendido de Hyunjin gritaba por atención con su glande muy rojo e hinchado, por lo que empezó a acariciarse pasando reiteradamente su dedo índice por el frenillo.

Al ver eso, el rubio decidió incrementar sus embistes tanto en velocidad como profundidad. Luego de unos cuantos minutos ambos podían sentir sus orgasmos asomarse, sus vientres bajos contraerse mientras lindos y roncos gemidos salían de sus labios. — Corrámonos juntos precioso, vamos amor sé que puedes — susurraba el menor con su cabeza entre el cuello y hombro de su pareja, justo donde estaba su glándula y marca. Y como si esas palabras eran las que el azabache necesitaba, sus paredes anales empezaron a contraerse succionando más el miembro que tanto lo volvía insaciable dentro de él. El nudo en la base se empezó a formar y con unas tres embestidas más, Lixie se dejó ir anudándolo mientras clavaba sus dientes para renovar la hermosa marca; a este punto, Hyunjin solo pudo gritar — ¡Al-alfa! ¡Eso es cariño! Mmh…lléname con toda tu esencia príncipe… —, se liberó y manchó sus pechos con el líquido nacarado y ligeramente espeso, y su lubricante manchando la base del nudo. Otro increíble orgasmo los había atravesado a ambos, llevándolos a un nivel tan alto de euforia que no podían emitir palabra alguna, se deshicieron en jadeos y gemidos con sus respiraciones entrecortadas.

Esperando que el nudo bajara y dejara de palpitar dentro de Hyunjin, este tenía su cabeza recostada sobre el hombro izquierdo del contrario. El menor dejaba suaves y tiernos besitos sobre su cabeza, susurrando palabras de amor y ternura agradecido con la Madre Luna por haberle brindado a un ser tan hermoso y maravilloso como él. — Alfa eres todo y más de lo que alguna vez pude pedir. Gracias por haber cuidado de mí, ahora es tiempo que yo cuide de ti — y posó sus labios en un casto beso sobre los de Hyunjin. Con cuidado salió de él una vez que el nudo desapareció, pero sin bajarlo tomó una toalla y se dirigieron a la cama. Suavemente colocó a su alfa azabache en el colchón mullido, tomando cada extremidad para secar su piel parsimoniosamente y luego secarse él mismo. Terminando su menester, fue a la cajonera cogiendo ropa interior para ambos, se colocó el suyo y se arrodilló en frente del azabache para introducir cada pierna en los espacios correspondientes de la prenda. Ya listos se recostaron en la cama, con un alfita sobre su espalda en el suave colchón y el mayor reposando su cabeza en su pecho, mientras era rodeado por los brazos firmes y suaves de su príncipe.

No había necesidad de palabras, sus gestos y el lazo les permitían saber todo.

Estaban felices, tranquilos y muy enamorados. Poco a poco el sueño los alcanzó, había sido un celo muy intenso desde la parte sexual hasta la sentimental; sin embargo, pudieron manejarlo. Ambos eran y son el lugar seguro del contrario, su fortaleza, su corazón, su vida, ese brillo y esa armonía inquebrantable y poderosa. Su amor es completamente magnífico que no puede explicarse con palabras, no surgió por el hecho de ser destinados, al contrario la Madre Luna los hizo destinados porque sabía que en cualquier vida desde antes de nacer su corazón y espíritu le pertenecían al otro. Dos almas fusionadas en un solo ser, un único espíritu, el más increíble y extraordinario de todo lo que han podido conocer.

23 de Abril de 2022 a las 01:05 0 Reporte Insertar Seguir historia
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