Ese último suspiro antes de hundirnos en una completa oscuridad es algo que nos marca desde el inicio de nuestra vida. Es una carrera perdida contra la temida muerte y da igual cuanto lo intentemos evitar, ella tarde o temprano nos alcanza.
Así como ha alcanzado a mi adorada abuela, que ahora se encuentra ya enterrada varios metros por debajo de este suelo en el que me encuentro arrodillada llorando.
Solo puedo pensar en su hermosa sonrisa al verme llegar, sus consejos que nunca estuvieron de más y, como no, hasta sus reprimendas cada que hacia algo con lo que ella no estuviese de acuerdo.
-Cuanto te voy a extrañar mi querida señora cascarrabias -digo mirando inscripción sobre su tumba -nada será lo mismo si ya no comparto mi vida contigo, si ya no puedo verte nunca más. Solo te pido que a partir de ahora seas mi eterno ángel guardián.
Sin darme cuenta ese día con el alma destrozada por su ausencia di inicio a mi propia condena. No puedes alterar el curso de la vida sin esperar las consecuencias y creo que ha llegado mi turno de pagarlas .
Gracias por leer!
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