dixon-duarte- Dixon Duarte

Lioh es un joven híbrido que fue criado en un pueblo nómada que enfrenta el exterminio. Su única meta en la vida es ser un guerrero poderoso para poder proteger a su familia y su pueblo. Conforme avanza el tiempo deberá enfrentar muchas encrucijadas que lo llevarán a involucrarse en una antigua guerra milenaria.


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Intro

Es ya muy lejano el principio...


Pasaron los días, se acumularon los meses, así hasta que transcurrieron los años, dejando un largo largo recorrido; y en los incontables siglos una cosa ha sido constante y latente. La guerra...


Cuando el tiempo fluía únicamente en el mundo de los inmortales, antes de todas las eras conocidas, los seres supremos dirigían el curso de la historia.


Los poderos inmortales atravesaron muchas etapas en su vasta existencia y las que más trascendieron fueron las marcadas por las batallas.


En un principio vivieron en armonía todas las razas, hasta que hubo un fatídico momento en que uno de los seres supremos descubrió cómo acabar con la vida de sus semejantes, lo que desencadenó una sucesión de hechos cuyo resultado fue arraigar el odio entre los vivientes, un odio tan profundo que retumbó de un lado a otro, y el eco de su furor fue devastador. Fue el inicio de la propagación del mal.


La historia de los vivientes empezaba a distinguirse porque cada cierto tiempo se alzaban algunos con intensiones egoístas, quienes en su afán de satisfacer el apetito de sus aspiraciones, atacaban a otros; y así arrastraban a muchos a la destrucción como consecuencia de sus actos.


Nunca debió un viviente alzar su mano contra un hermano y jamás debió ocurrir la destrucción de la vida; menos aún en el lugar de donde ésta misma brotaba.


El odio que dió cabida a la maldad, empezó en Erdarim, el mundo de los inmortales.

Y desde que se arraigó ese maligno sentimiento entre los habitantes del magnomundo, nunca cesó su flujo.


Cuando Iruhl, el mundo de los hombres empezó a existir; no pasó mucho tiempo para que la maldad se propagara entre ellos.

Desde la primera edad de la cual se tiene registro en el mundo de los hombres, hubo conflictos. Desde las primeras tribus nómadas en las tierras Drikarias y Okzis, hasta la fundación de Níbit, el ciclo del odio conducía a los vivientes a vivir de las batallas, la violencia y la destrucción.


Para inicios del tercer milenio en la segunda era de la luna Saphira, después de dos siglos de paz en el mundo de los hombres; nadie podía imaginarse que empezaba a resurgir la antigua oscuridad que amenazaba la vida.


Era el año tresmil veintiocho, en días en que aún gobernaba Estarik hijo de Meradik, el quinto rey de Turiin, cuando cuatro de los seis grandes reinos de Níbit se unieron y formaron el Urs' Kabal; el imperio más poderoso que jamás se había visto en el mundo de los hombres.


Níbit, el continente qué conforman los seis grandes reinos Yerardínos, se había dividido. Tan solo Turiin, Oxgard y una pequeña parte del reino de Isarim no se unieron a los boshik, que era una manera despectiva de llamar a los integrantes del hasta ese entonces desconocido grupo Oniwan-Izei, una secta de hombres misteriosos con estudios en artes antiguos que se arraigó en las sociedades de los seis grandes reinos, su misión aparentemente era promulgar el Conmuniec, al cual definían como la ley universal.


Los preceptos de su Conmuniec fueron esparcidos por los seis grandes reinos, cuestionando todos los aspectos del orden existente entre las sociedades de los reinos de Níbit. Promoviendo la asimilación de su ley universal, la cual aseguraban que era la búsqueda de la verdadera unidad de los hombres, conseguirían ganar mucho terreno entre las gentes de los reinos; al punto de dominarles por completo.


En poco más de diez años, desde su aparición en las grandes ciudades, lograron instalarse en ellas, su jerarquía logró posicionarse de tal modo que la autoridad de los reyes ya no podía recaer sobre el Oniwan-Izei.


Las gentes de Izendor, Aiver, Isarim y Oriem sucumbieron ante el seductor Conmuniec; pero en realidad lo que ocurrió es que fueron cegados y arrastrados por un mal antiguo que destruyó la identidad milenaria que sus antepasados les habían heredado.


Con sagacidad y astucia en pocos años hicieron que la mayoría de las personas rechazaran la autoridad de sus leyes, la esencia de sus tradiciones y la lealtad a sus reyes. Las monarquías de dichos reinos terminaron sucumbiendo ante ellos.


Formado al fin el Urs'Kabal, Izendor, Aiver, Isarim y Oriem ya no llevarían esos nombres, serían llamados Riot (Izendor), Dreigz (Aiver), Duesel (Isarim) y Beormunt (Oriem)

Cada una de las grandes ciudades eran controladas por consejos locales llamados Kramjeid, cada parte de cada reino debía obediencia absoluta a los seis miembros que conformaban el Kramjeid. Así el Oniwan-Izei logró que veinticuatro miembros de su secta fueran los entes más poderosos de la mayor parte de Níbit.


Sentimientos muy profundos como el orgullo, la lealtad, el honor y el amor a su cultura y su propia historia, rebosaban en los corazones de las personas de Oxgard y Turiin, así como en el de los clanes que acompañaron al príncipe Jerobaquim de Isarim, y no permitieron que la corrupción del Oniwan-Izei se apoderara de sus dominios. El Conmuniec no tendría ningún efecto en esas tierras y los integrantes de la misteriosa secta fueron expulsados de dichas regiones.


Habiendo definido sus posiciones, latía tensión entre el nuevo imperio y los reinos de Turiin, Oxgard e Izadia, la parte sur del Reino de Isarim cuya lealtad estaba con Jerobaquim, hermano de Jeronatam Rey de Isarim; quien no permitió la entrada del Oniwan-Izei a sus dominios.


Por tres años Oxgard y Turiin mantuvieron cierta distancia con el nuevo imperio, por un tiempo hubo contactos y no se dieron hostilidades entre ellos y el Urs'Kabal. Por intercesión del joven y nuevo rey de Turiin, Drarios hijo de Estarik, no se ejecutó a los antiguos reyes de Izendor y Oriem, quienes fueron hechos prisioneros al rechazar los preceptos del Conmuniec, y tampoco fue violado el acuerdo que marcaba frontera entre la parte sur de Isarim, dominio bajo el poder del rey Jerobaquim.


Durante los primeros años del Urs'Kabal se formó un ejército tan numeroso como temible, el cual fue desplegado en las tierras más allá de Níbit, hacia el sur al otro lado del gran mar y hacia el este; en las llamadas tierras Drikarias.


Llegaron y colonizaron el territorio occidental llamado Azirian, al otro lado del mar del oeste, masacrando y esclavizando a las personas y a las otras razas que no aceptaron el Conmuniec.


Los reyes Iriaard hijo de Eleanard de Oxgard, Drarios hijo de Estarik de Turiin y el príncipe Jerobaquim hijo de Jarunam de Isarim se reunieron en secreto para discutir acerca de la crisis que cada vez era mayor.


Ellos sabían que el actuar del Urs'Kabal era perverso y que era solo cuestión de tiempo para que los boshik iniciaran hostilidades contra ellos, así que decidieron prepararse ante posibles ataques. Trazaron planes y estrategias y se preparaban ante lo que parecía inevitable.


Llegado el momento y como lo predijeron, el Urs'Kabal atacó; transgrediendo el pacto de no irrupción de la parte sur de Isarim bajo el poder del príncipe Jerobaquim.

Sitiaron la ciudad de Izadia con numerosas legiones y a su paso arrasaron con las aldeas de su gente, matando violando y destruyéndolo todo.


Al llegar la noticia a los reyes Drarios e Iriaard, Turiin y Oxgard decidieron entrar en batalla, iniciando así la gran guerra de Níbit.


Muchos fueron los acontecimientos ocurridos desde el inicio del conflicto, la gran guerra se libró en todos los territorios de los grandes reinos. Duró siete años el más grande conflicto bélico en la historia de los hombres, lo que dejó centenares de kilómetros de muerte y destrucción.


No se sabe con certeza qué ocurrió en las últimas batallas de la gran guerra. Lo que si se llegó a saber es que los reinos de Izendor, Isarim, Oxgard, Aiver y Turiin así como lo que quedaba de sus ejércitos fueron reducidos a cenizas por causas aún desconocidas, permaneciendo en pie únicamente el reino oriental de Oriem, llamado Beormunt.


Siete años después del fin de la gran guerra, el gran reino oriental y su población diezmada siguió habitando la gran ciudad de oriente.


En los años posteriores el Kramjaid de Beormunt siguió adelante con sus planes. El último miembro del Urs' Kabal poco a poco buscaría recuperarse y proseguir su rumbo a la dominación absoluta... así como el extermino de sus enemigos....


Corría el año séptimo después de la gran guerra.

Eran tiempos en que los grupos errantes que dejó la devastación buscaban establecerse en lugares seguros.


El Oniwan-Izei se había empecinado a exterminar todo pueblo o raza ajeno al imperio que pisara sus dominios. Sabían en el Kramjaid que los que aún vivían intentarían cruzar las únicas dos rutas que daban salida del continente por tierra, el llamado paso de los galicios al este de Beormunt y la frontera de Iordin en los límites de Turiin, al noreste.


En el oeste del caído reino de Turiin, junto a la frontera con Isarim; justo en el desierto de Duniq, había un grupo numeroso de sobrevivientes que logró establecerse. Habían recobrado suficientes fuerzas para mantener la guardia. Estaban organizándose para internar escapar a tierras más seguras.


La maligna semilla del caos que se había sembrado en tiempos de la gran guerra seguía arraigada en la tierra de los últimos hijos de Erdarim, con pocos recursos enfrentaban el exterminio, pero así como en tiempos pasados se opusieron a las constantes amenazas y la total aniquilación, nuevamente lucharían para mantenerse vivos y prevalecer.


25 de Enero de 2022 a las 06:16 0 Reporte Insertar Seguir historia
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