1566617928 Francisco Rivera

Teniendo como trasfondo la música, el personaje central da pistas sobre tal gusto: ¿Ocurre lo mismo con Usted, querido lector...?


Cuento Sólo para mayores de 18.

#-Armonía #-Cosmos #"Música #fin-y-principio
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Finio Inito (Historia Extensa)

Esotérico...


Este amante de la música popular y de la legua se encuentra en los días que corren, dentro de un propósito de ensayo intenso para grabar ante el celebrado grupo de ritmos dialécticos: Hermandad Pitagórica, una institución que conjunta lo mejor de lo mejor tanto de músicos-geómetras, como de compositores-matemáticos.

Se trata de honorables residentes de Lomas de Barracas, una de las pioneras ciudades perdidas de la Ciudad de México.

Se atienen a una ubicación enclavada por el rumbo de la Calzada del Tezontle, en cierta extraña línea semi difusa que separa, une o encima a las antiguas Delegaciones Políticas de Tlalpan y Xochimilco.


Finio I., dada su perseverancia numérica está decidido a ahondar su información específica en una búsqueda incesante para acopiar escritos de autores, tratadistas o personajes ocultistas iniciados en ese asunto, lo cual lleva a cabo desde un bajo perfil, pues sabe bien que unos u otros marcan su impronta en el terreno de la historia de la música.

Nuestro personaje cuenta entre sus más caras y exiguas amistades á incipientes doctrinarios que se le asemejan y además se flipan por los números, debido a que para todos ellos los guarismos que escriben invocan y concentran revelaciones arcanas.

Cada uno, en ciertos momentos del día, la arde o la noche se dan a la tarea particular de realizar correcciones generales a sus hábitos oscilantes para graduar desde malos hasta peores momentos de cordura y de comportamientos personales, como procura de no cometer actos negativos contra sus semejantes.


Pero algunos otros suponen que sus furias, si se desatan, pasan a ser desapercibidas por sus congéneres que son más tolerantes que esas muestras de desconcierto humano.

Algunos otros, incluso, mimetizan sus malestares personales para no continuar dañando sus relaciones con el resto de la totalidad que puebla la antigua Ciudad de los Palacios.

En esa circunstancia de enojos particulares hacen excepción, de vez en cuando, entre el resto de los músicos de la legua y en sus momentos de reunión y ensayos se comportan como verdaderas personas, sin excluirse unos ante otros, ni hacer distingos de sexos.


Al estar en consonancia respecto de lo que piensan y sienten en general, siguen el ejemplo de cuánto hace Finio I., ante casos opuestos.

Hasta hoy día no sólo invoca a dioses del pasado, sino también al sonido y a la armonía del cosmos.

Esa conducta y disposición de ánimo de último momento torna susceptibles a sus compañeros músicos para cambiar de perspectivas individualistas de manera rápida.


Ellos, por ejemplo, son bastante tendientes a sucumbir bajo las reglas del juego de la oferta y la demanda en materia de música.

Constituyen de modo inevitable, una variante de flagrancia de tal jaez, donde el mundo y las relaciones humanas entre músicos y públicos de audiencia son ese algo de mucho caos y ese otro de casi nada o de orden.

Pues bien, debe decirse, que nuestro protagonista de esta historia entiende esto como una mala proporción de peor entendimiento humano.


Es decir, de cómo escuchar y hasta preferir ritmos sin estilo.

De llevar a cabo compases sin gracia o retahílas de estribillos con mensajes subliminales que se resuelven en una, no consonancia acertada respecto de lo que se canta bajo ducha o ante retrete.

Hace un momento, recuerda que desde niño en balbuceo producía una música gutural en estado de trance.


Otro ejemplo notable consiste en que, cuando recuerda la zurra de parte de su progenitora, tiene qué comer bajo presión de amigos y conocidos, sólo un cuarto de kilo de tortillas: un insumo básico familiar para toda comida vespertina en la ciudad de México y en ciertas partes del resto del país.

En esa tarde de retos, una presunción materna respecto del juego de apuestas con un merenguero fortuito tiene qué saldar su honor desde el lanzamiento de monedas al aire para obtener por cálculo de probabilidades cara o cruz u águila o sol en la suerte necesaria para sólo ganar y ganar.

Ni qué objetar ante la grey del barrio que se encuentra convocada por azar, bastante próxima a la misma entrada del local expendedor de tortillas de máquina mecánica, bandas elevadizas y caída al cesto, cual tradición ingente para ese consumo de valor intangible, no sólo de los habitantes del entonces Distrito Federal sino presumiblemente de ciertas partes del resto del continente y del mundo contemporáneo.


Así, en su ocasión propia, nuestro músico queda subyugado al enésimo intento del folclórico: Todo o Nada.

Se encuentra ante un principio esotérico de la música, de la Hermandad de los Números y de esa conexión extensiva, aunque para él es conectiva, de dioses u otros númenes no tan proclives para enlazar con hombres comunes y corrientes, como el merenguero en cuestión, que vibra sus frecuencias icónicas sin congraciar a un tiempo su propio sonido y armonía necesarias para clarificar su perspectiva de caos y orden, pero sobre todo, de una inusual perspectiva del cosmos que le indique que ha de ganar de todas, todas.

Ése otro sentido, sumado a los que ya posee de nacimiento nuestro amigo músico, hace inmediata correspondencia con el aserto aquél de Giuseppe Mazzarini, que dice: ...la música es el eco visible del mundo, pero por aora, él no gana nada de nada.



Finio Inito: Música...


Y, así, adecúa patrones musicales platónicos como vías de aprendizaje trascendente, y -se dice o se comenta en sobre mesa- alcanza a resolver otro viejo dilema del aprendizaje significativo que lleva a un nivel de excelsitud humana.

Lo que pasa y cuánto ocurre en ese reto, es mero fiambre del paliqueo vespertino de todo mundo.

Sin duda metódica -seguramente hasta Renato Descartes está de acuerdo tanto en Voz, Pensamiento y Espíritu-, nuestro chico cumple con creces la reposición de tortillas y lo que es de valor agregado al consumo de la familia, al gozar de un postre en esa tarde memorable, donde todos los merengues y sus merengueros comerciantes del rumbo hacen comilona aparte, pero eso si, aportan su producto de manera gratuita para una familia que hasta antes de esa circunstancia, ha olvidado el sabor de esa peculiar golosina popular, ahora bajo amenaza de quedar extinta para siempre jamás del común de la gente que crece al amparo de su voceo, comercio y juego de suertes infaltables.


Finio Inito: Visión


Pero él tiene algo más que decir, en siguiente momento...

Digamos que la música desde él es parte de la visión de un pueblo en términos de cuanto consuena en el mundo y en el cosmos.

Se modifica y no permanece inalterable; y da vuelta armónica a ese machacón sentido del llamado arcaico o del sentimiento de ser vencido por ominosos buscadores de oro y plata musical al imponer desde el siglo XVI, cánones musicales europeos en nuestras tierras indígenas.


La música en él escuda un germen de espíritu rebelde; lo hace creer que entre otros congéneres es asunto pasivo y que basta sólo ser fiel intérprete del canon occidental impuesto en ese terreno de la expresión humana, sin que por esto deje de ser contrario a pueblos autóctonos con menor desarrollo musical.

Desde el sentimiento armónico personal suyo, por elemental que parezca, la vieja "Visión de los Vencidos" es ejemplo que nutre y hace fluir su monocorde expresión ante el suceso continuo del cosmos.

Pasa por alto las instituciones impuestas en lo político y económico, como también en lo educativo y religioso y hasta en lo espiritual, tecnológico y científico; pero él considera que siempre está ante una sobre imposición musical de tal manera que para no terminar maniatado a cualquier opción musical, debe antes superar otras formas distintas de vida y de expresiones culturales sujetas -como la música-, tratando de asimilar, entender y variar las influencias españolas y europeas occidentales.


Sus antepasados músicos de la legua se dan a la tarea de sonar en determinadas frecuencias; buscan tonos específicos que no sólo degusten a los escuchas, sino a ellos mismos en tanto ser intérpretes o ejecutantes de instrumentos diversos.

No deja de ser sorpresa la mejora inmediata que reportan algunos aspectos de la salud física y mental gracias al hilo conductor musical que se remonta hasta la antigüedad; ésa verdad que abraza generaciones desde por lo menos el cristianismo, y luego, en lento tránsito hacia el mundo occidental, aún considera que en las religiones de oriente, sus sonidos alcanzan más allá de los mares y llegan hasta las culturas indias de América; luego, a la sociedad novohispana y a la transición mestiza del período independiente para, de ahí, -y más tarde-, lograr extender cantos gregorianos y hasta los propios en el idioma sánscrito de la India Milenaria, como escucha en su propio siglo XXI y milenio en curso, pues como descendiente de nuevo cuño, Finio Inito entra en razón y sensibilidad con las frecuencias de Solfeggio, lo cual data de cuando sus estudios de preparatoria alimentan su genio en la década de los años setenta.


Finio Inito: Solfeggios


Sin saberlo de manera exacta, ahora sabe de un tal Joseph Puleo; hombre que redescubre esas frecuencias o "Solfeggios"; a partir de esa información ya anclada en nuestro personaje, pasa a enterarlo en calidad de nuevas pláticas y lenguaje coloquial, y después, en lo inmediato hacia los chicos músicos del barrio.

La información recibida lo lleva a mostrar interés en la reducción numeral matemática; aprende a identificar seis tonos detectables con los cuales se permite recuperar el equilibrio corporal y como ayuda eficaz en la sanación de él mismo como de sus semejantes.

En esos días, una comunidad bullente se adhiere con fe a sus beneficios para favorecer sus mentes dentro de dos aspectos: en lo consciente y en lo subconsciente; así, estimula la curación y fomento de vitalidades perdidas o postergadas no sólo del grupo de músicos y conocidos más cercanos, sino además, del barrio y de las familias que lo habitan.


El aporte de nuestro músico e investigador cobra fuerza en estos músicos de la legua; y, desde esos tempranos momentos se convierte en un buen músico sanador de seres humanos por un intervalos de tiempo y desgaste de su propio tiempo de vida personal.

Bajo esta novedad lleva a cabo su derrotero a lo largo de cuántos caminos recorre dentro de la colonia y de las delegaciones políticas de adyacencia; muestra repetidos efectos directos de tales frecuencias en el cuerpo humano de cuántos se ponen bajo sus recomendaciones; sabe que muchos padecen en lo general malestares de cuerpo entero o partes de éste debido a encontrarse atenazados por múltiples factores: la contaminación ambiental y la hiperinflación económica; las guerras y los conflictos ideológicos; los devaneos espirituales y hasta religiosos y otro tanto más que constituyen un sin número de calamidades hechas presente por lo menos, desde la última cuarta parte del siglo XX.

Por otra parte, sin que parezca haber vinculación alguna con el mundo científico, la música y su reproducción en todo tipo de ambientes sociales, hogareños, económicos, laborales, industriales, hacen evidencias por todas partes respecto a la mala función de los individuos de ambos sexos, sin que sea posible atender el restablecimiento del cuerpo humano, siempre sometido al desaprovechamiento de los sonidos que se comenta; así, abre un insospechado capítulo para intentar la reinserción de tradiciones espirituales antiguas, sumadas al impacto comprobado de diferentes músicas, nada más, ni nada menos, para apuntalar la mejoría del ADN humano.


Hacia 1988, se informa acerca del aporte de un bioquímico, el Dr. Glen Reid, vinculante con este tipo de música reproducida en razón a la variedad de respuestas físicas del cuerpo humano, al descubrir efectos tales que confirman lo antes mencionado.

Nuestro amigo tiene la fortuna de observar una filmación donde ése doctor expone ampollas con ADN idéntico a cuatro tipos de música de distinta frecuencia: cantos gregorianos, cantos sánscritos, música clásica y música de rock.

Observa la evidencia de medida de la tasa de absorción de luz ultravioleta respecto a cómo revela la función esencial de ADN saludable y la evaluación de los efectos de cada tipo de música.


Desde entonces, este músico de la legua, tiene motivos suficientes para pensar muy bien qué tipo de música escuchar cuando quiere estar relajado, por ejemplo, los dos primeros cantos le resultan positivos y sanadores.

La tercera, en ese orden, aumenta la absorción de luz ultravioleta pero en cantidades pequeñas; en cambio, la última, disminuye -para su sorpresa- la absorción ultravioleta y daña el ADN.

Esta teoría -de acuerdo a lo observado y escuchado en esa grabación- respalda el resultado de tales investigaciones y experimentos: las frecuencias sonoras tienen efectos intensos donde se decantan rangos positivos o negativos, resultando incuestionable constatar que se traducen -para bien- en salud y bienestar evidentes.


Nuevas investigaciones ocurridas desde entonces llevan a Finio I., a continuar buscando información que demuestra que las frecuencias Solfeggio tienen efectos en la mente, emociones y condiciones físicas de los seres humanos, de manera muy honda; y en su momento, tiene oportunidad de consultar inserciones de revistas especializadas en el tema, pues por primera vez resuena en su mente inquieta la denominación de: "musicoterapia" y su profesionalización aplicada al campo de la salud mental y corporal para ayudar -mediante terapias-, a que aprenden a usar las opciones de crear y escuchar música al mismo tiempo que buscar información respecto del tema y convertir ese conocimiento en refuerzo particular de lo que se describe.

Experimenta de primera vez cómo tales frecuencias producen más efectos positivos en su cuerpo que cualquier otro sonido o tono; así, entra en relación con los estudios de un físico alemán: Winfried Otto Schumann y su relación con la resonancia.

Este personaje de ciencia aplicada documenta en 1952, la forma matemática de las resonancias electromagnéticas existentes entre la superficie de la Tierra y la ionósfera, esa parte de la atmósfera que tiene carga eléctrica.


Tal descubridor de ondas electromagnéticas capaces de originarse en las descargas de los rayos, resuenan en una frecuencia grave que oscila entre 7.86 y 8 Hertz; en tal razón, esta frecuencia resulta ser la esencia del latido de la Tierra; desde esa información, Finio I., incorpora tal descubrimiento a su bagaje intelectual; recomienda a sus conocidos y al público que suele escuchar sonidos de sanación con la asociación de la llamada: "Resonancia Schumannn", y así, en su mente y corazón hace homenaje sencillo y personal a este científico, sin olvidar a todos los involucrados en esto tanto de tiempos pasados como presentes.

La ciencia en decurso da cuenta de otro doctor: Herbert Konig, estudioso de la conexión entre las resonancias de Schumann y su comparación de registros de EEG con los campos electromagnéticos terrestres; este investigador encuentra coincidencias y evidencias entre distintos niveles de actividad cerebral humana.

Para su pasmo personal, nuestro músico se informa sobre tal descubrimiento: la resonancia se manifiesta en cinco estados diferentes de ondas cerebrales: delta, theta, alfa, beta y gamma; dichos estados se producen de forma natural durante las actividades diarias, por ejemplo, yendo desde el sueño a la creación o el aprendizaje.


Finio Inito: Resonancia


Ahora el personaje de esta historia, tiene en propósito personal hacer más clara las semejanzas existentes entre la "resonancia Schumann" y su actividad cerebral; se propone aclarar cómo es que tal frecuencia le ayuda a proporcionar sincronización debida para optimizar su función cerebral superior.

Al igual que ustedes amistades lectoras, se hace la siguiente pregunta:

¿Cómo se relacionan estas "resonancias Schumann" con las frecuencias Solfeggio?

He ahí otro motivo más para andar la legua y extender beneficios colectivos mediante la información que ya posee; abreva en nuevos artículos; dirige esa información hacia quiénes desean conocer tales contenidos; pondera los resultados de las aportaciones científicas así cómo también las maneras alternativas para sanar cuerpo, mente, corazón y motivos de vida dentro del mundo caótico que se vive en la casi primer cuarta parte del siglo XXI.


Finio Inito: Schumann


En cierto tiempo logra experimentar los efectos positivos de dicha resonancia individual en armonía aceptable con la "resonancia Schumann" de 8 Hz; de acuerdo a términos musicales "siente" cómo las frecuencias se derivan desde los 8 Hz y ascienden, octava por octava en la escala musical hasta que la nota do vibra en frecuencia de 256 Hz y la nota A vibra a 432 Hz.

Aprende de manera indudable a establecer una afinación musical con lo cual armoniza con esta frecuencia; entonces sabe que sabe afinar de modo científico, tanto instrumentos de viento como de cuerda.

No sólo memoriza, sino que distingue las frecuencias de Solfeggio que incluyen seis tonos diferentes, -además de entre otros que existen-; y, a partir de esos mágicos momentos se da a la tarea de examinar de manera detenida cada frecuencia; establece relaciones directas e indirectas con los efectos sanadores primigenios que impactan sobre el cuerpo humano; y tampoco deja de considerar que también observa cómo es que lo "sienten" los animales y las flores a un nivel que se le figura como "mental".

Finio Inito: Afinación


De acuerdo a experimentos probados en plantas, recurre al ejemplo de las que se cultivan en macetas de todos los tamaños posibles; y por recomendación de algunos de sus congéneres musicales lo hace también con cactus -antes de su floración- como después de esto.

Por ahora, no procede desde la menor frecuencia a 174 Hz, sino de acuerdo a lo que considera Solfeggios de beneficio indistinto en frecuencias, como ocurre con la de 432 Hz, pues en sus estudios de historia de la música recuerda que un gran número de instrumentos correspondientes, se han construido para esa afinación, considerada "estándar", la cuál prevalece dentro de la tendencia de una casi totalidad de los músicos de la primera mitad del siglo XX.

A partir de entonces esa afinación resuena con la "resonancia Schumann" de 8 Hz y se hace famosa, de manera ostensible dados los efectos relajantes que se desprende de ella.


Finio I., también sabe que un estudio llamado "de doble ciego de Italia", indica a la posteridad que la música afinada a 432 Hz disminuye el ritmo cardíaco cuando se la llega a comparar con la de 440 Hz; esta frecuencia es capaz de llenar la mente; establecer sensación de paz y bienestar y, en años inmediatos -ya en pleno siglo XXI-, se afianza dentro de una interesante relación con las actividades de los seres humanos, como es el caso entre quienes practican yoga, ejercicios de meditación, momentos de reflexión o ejercicios suaves e incluso para propiciar un sueño reparador.

Una vez establecido esto y repetido muchas veces, decide hacer avance experimental con la frecuencia de 528 Hz, debido a que en las fuentes de información que suele consultar, la ciencia aún no establece del todo los efectos reparadores correspondientes; pese a esto, sabe que se declara en estado de resolución pues en sus inicios las investigaciones hechas indican que posee efectos de curación y reparación del cuerpo.

Las lecturas hechas a artículos respectivos indican que en 2018, un estudio hecho en Japón, correlaciona o descubre que la música afinada a esta frecuencia última reduce de manera positiva el estrés en los llamados sistemas endócrinos y sistemas nerviosos autónomos, con tan sólo hacer una escucha de cinco minutos y constatar minutos después sus efectos ante lo inmediato anterior escuchado.


Así, con ayuda de un amigo músico que maneja con solvencia el idioma inglés y con traductores bajados de las App, se informan ambos al respecto.

En términos de efectos energéticos y sanadores de la música, esta frecuencia resulta para ellos un aporte ideal en momentos negativos cuando uno no se siente bien o cuando es necesario encontrarse relajado y en obvia disposición para ese superar ese estado emocional adverso.

De esa manera, prosigue sus andanzas de la legua e incorpora la frecuencia a 639 Hz, para contribuir al equilibrio de emociones y a elevar el estado de ánimo de las personas con las que entra en contacto al intentar llevar a cabo la promoción activa de la comunicación humana, dañada en el día a día por el uso excesivo de teléfonos móviles; de inmersiones prolongadas en la web; de charloteo virtual y de falta de amor, entendimiento y desarmonía general entre persona del mismo o de diferente sexo; no omite familiares nucleares y extensos; residentes de la cuadra y del barrio, quienes se encuentran en capas, estratos o clases sociales de las ciudades del país e incluso, -si llega a darse el caso- sugerir remedios a niveles estatales y nacionales; internacionales y, en suma, sobre el planeta entero.


Finio Inito: Misiones


En sus tareas misionales encuentra que la música afinada en 741 Hz, ayuda a resolver problemas personales; a purificar el cuerpo y a limpiar de "toxinas" las expresiones personales de desvalorización contumaz.

Se interesa en contribuir con líneas de aliento y promoción personales que despierten la intuición y las posibles formas de vivir de una manera más simple y pura, sin tanto artilugio monetario, excesiva acumulación de bienes de consumo suntuario y cosas de ése estilo.

En su derrotero por todas partes sabe que esta frecuencia de 741 Hz es idónea para personas a las que les cuesta mucho encontrar un estilo de vida saludable o a expresar su creatividad más íntima y pura; por ahora se dedica a escribir y decir lo que piensa, sin herir a segundas o terceras personas y procura mantenerse en esta frecuencia al momento de crear historias, como la que muestra en este relato.


En sus búsquedas de alternativas posibles, encuentra que la frecuencia de 852 Hz es un poderos aliado para cambiar los pensamientos negativos que en su pasado inmediato le han dan agobio tras agobio.

Dispuesto a cambiar lo negativo por lo positivo bien intencionado, muestra una tendencia a mostrar fuerza interior para dejar campo fértil a momentos de crisis de ideales en los que sobrevienen ramilletes de nervios agitados o estados de ansiedad creciente, para dar paso con esa frecuencia a un despertar la intuición y la fuerza interior de los seres humanos.

Así, la música afinada a esta frecuencia le permite buscar, detectar y establecer comunicación con el yo superior, aprendiendo a vivir en armonía con tal nivel de conciencia.


En tal forma establece preferencias de uso de estas frecuencias como fondo de actividades cotidianas o para acompañarse mientras duerme.

Sabe que cada Solfeggio tiene sus efectos correspondientes y contribuyen a relajarlo, a aprender a vivir y a vivificar de manera única su propia vida; así disfruta con quienes se avienen a él y a sus recomendaciones al ampliar el espectro del disfrute individual responsable; a multiplicar el valor de la dualidad humana como del conglomerado social que lo reciba y acepta.

Así, todas las frecuencias que él menciona, encuentran aplicaciones posibles y sigue buscando en la web y en las revistas especializadas las novedades que se incorporan a esta misión de la legua para lo siguiente: sonidos, contenidos, sensaciones, sanaciones y cambios entre la gente del siglo XXI, amenazada por Endemias, Epidemias y Pandemias en 2022 y, seguramente para los años inmediatos...

Finio Inito: Druida


Cual druida, traza otras primeras letras mayúsculas del alfabeto del cosmos; las emplea -en su pensamiento- "antes" que Aristóteles; de esa manera, se "anticipa", cual ilusión perfecta a su silogismo o cálculo, como una alternativa de razonar musicalmente ante el mundo en el que se desenvuelven otros seres humanos -sus contemporáneos-, involucrados en discusiones de todo y nada; estima que no debe existir un término total de la actitud de desinterés hacia una irresolución de lo que resulta una espiral sin fin, en la que gira de manera incesante todo pensamiento negativo, criminal o suicida, y considera posible dar oportunidad a conocer la misión humana de cada persona en la Tierra.

A partir del parloteo banal que observa entre sus congéneres músicos, lo lleva a poner un alto a tales puyas de todo y nada, que considera germen de desprecios, ofensas e iracundias entre hombres y mujeres, pues establece muy bien que dónde hay siempre uno inconforme o una envidiosa, existen rencores confesos o inconfesados todo el tiempo dentro de la vida de los seres humanos que sostienen relaciones personales e inter personales tormentosas.

Así, previene -en parte-, el necio recurso de endilgar adjetivos de descalificación entre personas de todas las condiciones sociales.


Por lo pronto, él no quiere establecer, señalar o precisar otra cosa o asunto que no sea el conocimiento de lo que representa el estado de calidad del carácter mediato e inmediato que aportan las frecuencias que se comentan.

Conoce además que aún prevalece entre individuos, pueblos y naciones el problema del ser y de todos los seres del mundo ante su estar Aquí y en sus Ahora respectivos; a su vez, considera que la música y sus registros pueden aportar términos de cambio y transformación de lo que son en este siglo tan amenazado de males contagiosos variadísimos.

En esas disyuntivas arcaicas adaptadas a los tiempos actuales, todos los seres que pueblan el planeta en tanto ser mortales y no lo contrario, llevan a razonar -a muy pocos, por cierto-, sobre el errático comportamiento que se desprende de la mayoría de sus semejantes que parecen estar por debajo de la evidencia que muestran los animales en conductas ante la especie humana, y no a la inversa.


Finio Inito: Tiempo


Mantiene una noción del tiempo cuya palabra le resulta hoy, ayer y quizá mañana, un uso descuidado dentro de su propia vida salvada en parte por su amor a la música.

Cree presenciar un nivel evolutivo de orientación respecto del propio tiempo de vida que aún le queda en reserva; supone qué es lo que hay en el sentimiento de lo temporal; en sus signos secretos que poseen cualidades extraordinarias para establecer reflexiones cotidianas en plena soledad del bosque; en medio de algún lago; en un retiro hecho sobre el naciente de faldas de montaña e incluso, como ahora ocurre, en medio de la algarabía de personas convertidas en peatones presurosos que van a la escuela o al trabajo; a visitar a algún pariente o manteniendo la crisis recurrente de su premura existencial misma.

Se recuerda cómo crío; imagina su noción del tiempo sin sentido o significado; intuye la asociación de que todo transcurre con lentitud; identifica el tiempo bajo condiciones concretas e inmediatas: vivir dentro de una casa estrecha o mirar la calle dónde se ubica tal hogar; precisar cuándo se le solicita nombrar la localidad o barrio dónde vive; saber que es habitante y parte de una colonia; dónde ésta se encuentra asentada; sobre qué porción territorial de la delegación política en la que vive; y hasta saber cuál es la posición geográfica de esta última dentro de un mapa general y específico de la Ciudad de México.


Esas asociaciones nunca dejan de ser abstracciones que no ve por ninguna parte; que no palpa ni huele, pero que están ahí, en alguna parte de cuánto lo rodea; y no nada más a él le ocurren, sino a todo mundo.

Se pregunta si tal noción del tiempo se resuelve en sonidos que ayer, hoy y mañana han de seguir sonando y consonando; si representan algo normal en sus vidas, como en sus propias nociones del tiempo y del espacio concernientes.

Se mira desde el pensamiento particular de niño; desenvuelve niveles prematuros sobre el tiempo y se ubica en ese sentido mediante signos de cualidades que están fuera del propio tiempo de su inocente vida; fluye en esa duda, cuestiona y reflexiona en lo siguiente: ¿tener una noción del tiempo y del espacio como ser y persona pero, para qué y por qué?


Imagina que su padre le habla de la relación existente entre tiempo y espacio; para él no dejan de ser palabras dentro de conceptos que se conjugan de manera extraña, pues cuánto ocurre a los seres humanos en sucesos o hechos, aluden a una física humana y a una física universal, que en su criterio de madurez cronológica posterior, cuando se mira como adolescente, nombra como física mundial donde el universo o cosmos es mayor al grano que representa el planeta Tierra dentro del cosmos conocido y, sin duda, por conocer.

Ahora, en la escuela, en su adolescencia real, aprende a establecer nociones matemáticas como función en términos humanos de desarrollo de su pensamiento lógico; lo interpreta, razona y comprende con asociaciones de nociones de número, espacio, formas geométricas y con medidas universales aceptadas.

Se las arregla en este momento para reflexionar la noción del tiempo en su crecimiento corporal y mental; imagina que juega por un determinado período de tiempo al fútbol; o cuando realiza una caminata desde su casa a la escuela y viceversa; o cuando pasa tiempo haciendo sus tareas o se reúne con sus amigos, mientras no lo llamen a comer o a cenar.


Así, reflexiona sobre nociones que fueron pre numéricas o conocimientos previos adquiridos a cada momento de vida; establece relaciones con cuanto objeto lo rodea y desde esas experiencias compara o clasifica cosas, personas y animales; identifica y reúne características del mundo inmediato que observa; establece continuas relaciones entre él y otras personas semejantes a su edad; pero también, si es diferente su ser al paso de sus años actuales.

En otras perspectivas, fuera o dentro de la música experimenta una sensación de pérdida de dicha noción del tiempo, precisamente en el instante en que se "escinde", separa o abstrae del día, fecha y hora en la que se encuentra en momento dado y ante otra persona ajena.

Esto ocurre así desde el momento en que establece una relación mayor con la música y los sonidos, sus efectos y asociaciones mentales.


Finio Inito: Padre


Pero ahora, en este momento, su padre dice a su madre que la actualidad en la que se encuentran como familia están sujetos, cada miembro, a un proceso del tiempo donde el conjunto complejo de actos del Estado los considera garantes y sostenedores de la paz social establecida; se convierten en soberanos de las partes interesadas dentro de ese Estado; se encuentran con calidad de terceros ajenos en cierto día en que se enfrentan ante el momento de comida en familia: "estar uno, como ciudadano de a pie, realizando sus actos, sin excepción, tendiendo a la aplicación de una ley general a un caso controvertido para solucionarlo o dirimirlo o comentarlo."

En esa laguna, él sabe que aún no es ciudadano pleno, pero se encuentra cerca de serlo y se imagina de nuevo con esa otra edad cuando cumpla dieciocho años- y deba "cargar" con todo ese significado incomprensible que comenta su engendrador.

Pero ese recuerdo, ahora que han pasado diecisiete años desde lo que escucha decir a su padre, se convierte en una imagen un tanto difusa, casi irreal pero de modo inexorable, cierta.

También intuye que la música le permite transportarse dentro de un espacio nada común de manera extraña o lúdica hasta compartirlo con sus semejantes.

Se auto propone enseñarse a conceptuar el tiempo a partir de lo siguiente: acude a diccionarios específicos para encontrar significados correspondientes; observa el transcurso del amanecer, del atardecer y una parte del anochecer; analiza el gasto de tiempo al asociarlo a momentos en que dilata para bañarse, cambiarse y arreglarse antes del desayuno; en la toma normal de sus alimentos y en sus hábitos de aseo corporal y bucal; también, desde que sale de casa para ir a la escuela; o cuando asocia las calles distantes que median entre su hogar y el plantel público al que acude; al observar a momentos la marcha de minutos y horas dentro de la escuela o en el transcurso de los días de la semana.

Sin mayores objeciones sabe que la música siempre es un estar en sus instrumentos, gastando tiempo relativo y dependiendo de otras tantas variables como el espacio en el que se encuentra para sonar y consonar sus notas y efectos; dónde y cuándo; ante quién o ante qué momento se encuentre tocando e interpretando; haciendo sonidos en orden o disposición de notas que marcan un evento dentro de un eje que alude a un pasado; que viaja desde un presente y quizá proyecta sentimientos a futuro para audiencias que aún no se encuentran frente a él, pero que han de escuchar su música como legado en algún otro momento por venir.


Finio Inito: Big Bang


Siempre existe en su pensamiento la idea que dicta de modo tajante lo siguiente:

¿Quién o debido a qué aparece el tiempo?

Pero esta interrogante se encuentra asociada a una explicación de fenómeno cósmico: el estruendo del "Big Bang" que sus sostenedores señalan como el "gran estallido" que provocó el surgimiento del Universo, donde en menos de un segundo se creó toda la materia, la energía, el espacio y el tiempo.

¿Qué tipo de instante es eso, señalado en lo no teórico?


En tal fracción ínfima de tiempo, no advertida como hecho registrado por mente humana, el pasado de ese suceso teórico es un instante mismo presente y a su vez convertido de inmediato en pasado; luego, sobreviene lo fugaz de una duración de segundos o quizá minutos imprecisos, probables y no observables por nadie.

No obstante, esas características de tiempo o magnitudes físicas en suceso imaginado, se ordena bajo eventos que aparecen y se suceden en secuencias; se trata -quizá- de separaciones entre unas y otras como las notas musicales, las armonías y sus tonalidades desde las cuales es posible establecer nociones absolutas de sonidos de un pasado, un presente y un futuro.

Así, establece con sus semejantes tiempos de vida entre congéneres de sexos distintos; en temporalidades humanas donde cada cuál desarrolla su propio ciclo ante un ritmo de vida determinado y determinante; sabe que cada quién establece la manera en que sus propios momentos de sí mismos repiten series alternadas de todo: en un día y una noche; ante el sueño reparador o bajo estados de vigilia; entre el descanso y el trabajo de oficina o de escuela; en un quehacer en fábrica, etcétera.


Finio Inito: Tiempo cíclico


Por ahora, F., I,, establece un tiempo cíclico, que no le resulta lineal a momentos; acepta una derivación del tiempo en su naturaleza interna, constante; recurre a ciclos repetitivos en fases infinitas; a momentos contrarios e indeterminados que no entran de manera figurada en ciertos aspectos de su propio proceso histórico como personaje amante de la música y los Solfeggios .

No deja de ponderar problemas asociados a su vida y a su modo de vivir y encuentra ciertas repeticiones o sucesiones de acontecimientos ya experimentados.

Sabe también que en su vida misma hay cierta trama, o relato de lo que él es; que se supedita a una organización de trama de secuencias lineales donde sus acontecimientos parece que están ordenados de manera estricta y rígida.


Pero gracias a la música, la trama de su vida es también un tipo de relato no lineal en la cual se rompen los eslabones de esa cadena de causa-efecto entre sucesos de mayor a menor jerarquía.

También se encuentra inmerso en las experiencia de vivir partes de una trama no escogida por él, sino desde antes de nacer; en cuya composición sabe que en esa lejana niñez hay introducción a Finio I., como joven que va a trascender más años de vida.

Ahora, a sus dieciocho años hay una complicación de vida y existencia; en lo futuro sabe que va a haber un desenlace; concuerda con Aristóteles al elaborar su propio estudio de un relato que, aún hoy día es parte de la historia de él como amante de la música; y aportador de beneficios a sus semejantes a través de las Escalas de Solfeggios ya enunciados.


Finio Inito: Preocupaciones


Entre sus preocupaciones secundarias, se acerca a la astrología e indaga cuánto debe a la cultura babilónica y se imagina estar transportado al II milenio antes de Cristo.

Se encuentra bajo el influjo de especulaciones sumerias propias del siglo III antes de Cristo.

Desde su mirador de remonte de tiempo se imagina estudiando relaciones de naturaleza interna y externa de las cosas.


En su afición temprana a las matemáticas, calcula coordenadas adecuadas respecto del lugar que ocupan los planetas y a la manera en qué y cómo se establecen relaciones de predisposición con las personas, tanto conocidas como desconocidas resultando rasgos que determinan su manera de ser, pensar, hablar y actuar.

Anda con tiento ante las cartas astrales y su funcionamiento; no es ducho en este aspecto y se sorprende ante el manejo e interpretación de estas muestras natales, radix o documentos u mapas natales que lo diagraman cuánto es necesario por parte de astrólogos de prosapia.

Le informan sobre su posición geocéntrica; ubicación planetaria en términos de signos y casas astrales como muestra de ocupación en determinado lugar respecto a latitud y longitud, tiempo u hora sideral local.


En esta parte de su edad, siente necesidad de entender la relación de su naturalezas intrínseca y extrínseca de las cosas que lo acompañan desde su nacimiento.

No es fácil para él utilizar de manera correcta ciertos cálculos matemáticos para establecer coordenadas adecuadas; calcular la posición de los planetas y analizar cómo se relacionan con sus predisposiciones naturales o personales en tanto ser el tipo de individuo que es.

Esa instantánea del cielo "fotografiado" desde el momento de nacer, es un gráfico en el que se ven reflejados tanto la posición del Sol, la Luna y los planetas conectados con la llamada "bóveda celeste" y del horizonte del lugar en el que él, por ejemplo, arriba al mundo.


En ese diagrama de estudio, las posiciones planetarias se comparan con los signos del zodiaco; toma en cuenta de manera muy importante, fecha, hora y lugar en el que nace.

Estos datos construyen su carta natal o carta astral a partir de datos de nacimiento; no obstante, ahora distingue que la primera se traza desde cualquier momento y la segunda, se calcula en el momento y lugar donde nace.

Por influencia de la cultura occidental, el sistema de horóscopos o diagrama representativo del cielo considera un momento de algún evento; suma la interpretación o lectura de la carta astral y los astrólogos que se dedican a esa actividad -como modo de vida y sustento-, estudian de manera apartada de la gente esa información acumulativa humana; revelan tendencias y pautas de personalidad de clientes asiduos de ambos sexos, deseosos de que se les revele observaciones intrínsecas en su relación interpersonal, lo que permite elaborar resultados holísticos con desapego y objetividad no científica.


Finio Inito: Ocasiones


Pero ahora, él se encuentra en ese tipo de ocasiones donde por motivos desconocidos, sus cosas y predilecciones le resultan nefastas.

Entre hechos infelices o poco afortunados, su debut musical se retrasa, sin esperar mejor momento; lo sufre y genera desilusión y expectativas que no parecen aminorar.

Tiene una jornada de desastre tras un asalto a mano armada que lo despoja de instrumentos de cuerdas y aliento; se transforma el día más querido para él en un día de sábado negro.


Si bien, no hay muertos o heridos, su persona sufre de manera directa este infortunio; en su karma alterado debe hacer esfuerzos para recuperar sus bienes y tal momento aciago dejar de ser fecha establecida en magnitud de tragedia personal.

Hace balance general de su vida y recuentos significativos positivos en comparación con los negativos; marca este día utilizando su término de manera frecuente interponiendo voluntad de la siguiente manera: "ante lo ocurrido excepcional, haré excepción positiva para no contaminar el karma y superar las consecuencias de este acontecimiento con un doble motivo superador, en todo cuánto emprenda".

Ironiza a manera final con momentos de reflexión honda respecto de su propia tragedia, no en auto compasión falsa donde la música lo lleva a sentenciar esto:


"Llego en otros años a los veintisiete, pero no a su aciago Club Veintisiete, de eso me encargo yo, sin duda"....

Así finaliza un capítulo de vida; en su momento de existencia se acoge a la música y sus frecuencias y espera a no superar esa edad aciaga.

18 de Diciembre de 2021 a las 17:31 0 Reporte Insertar Seguir historia
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