Probablemente, Quizás, Alguna vez... Seguir historia

Las cosas cambian

Cuando era niña, unos cinco años tal vez, creía que cada vez que llovía las hadas se escondían en las flores. También que cada vez que caía un rayo y se oía un trueno en realidad eran dragones, que estaban llorando porque los caballeros habían matado a su familia y debían de extrañarla.

Que el olor de la cocina era mágico y lo es... y que mi mamá tenía escondido en alguna parte un poco de polvo de hadas, porque todo lo que cocinara sabía bien; que papá era un brujo, hechicero o un sabio, porque para todo tenía respuesta y todo lo sabía arreglar.
Imaginaba que si por un tiempo no comía podría no crecer y ser como Peter Pan. Que si deseaba algo mucho, pero mucho, realmente mucho se iba a hacer realidad, que si soplaba un panadero lo que pidiera se haría realidad.

Que no eran necesarias alas para volar, y que si volaba un elefante;como dice la canción. ¿cómo es que yo no podía volar?. Me imaginaba los ángeles saltaban de estrella en estrella. Que desde el cielo antes de nacer yo había elegido a mis papás. Que los duendes se escondían y cuando dormías jugaban como niños y aparecían y desaparecían. Que las sirenas amaban jugar a las escondías porque nunca las veías.

Que existían hada de todo tipo: de verano, primavera, otoño e invierno. Hadas de la lluvia, de las cosas perdidas, de los sueños y los deseos, que eran diminutas y frágiles como lucecitas, pero no luciérnagas.

También solía soñar que como en el cuento de la bella durmiente, iba a poder hacer un vestido precioso, digno de una princesa con solo agitar una varita. Y así mil cosas más...

Doce años después mi visión del mundo cambió y es ahora cuando admito que probablemente durante el resto de mi vida odie tener que admitir o contar mis problemas. Prefiero mil veces volcarlos con tinta a un papel. Quizá porque es así como siempre cambio el final.

Seguramente odie siempre dar lastima al hacerlo. Razón por la cual lo evito.
Probablemente siempre conteste "estoy bien" por un simple mecanismo de autodefensa como también rara vez borre por más de un rato una sonrisa como mínimo falsa, que rectifica y aparenta que estoy bien. O al menos lo suficiente para que quienes me conozcan tanto como yo quiera /o permita que lo hagan. Lo noten;porque por más que quiera,no lo voy a decir.
Pero nada se resuelve agitando una varita para hacerlo desaparecer.

Quizá solo sea realmente notorio que algo anda mal conmigo cuando me quedé ensimismada, mirando hacia ningún lado en realidad, pero con la vista en un punto fijo.
Seguramente el mundo me condicione más de lo que desearía permitir, y también dejará más marcas de las que quisiera.
Algunos las llaman heridas de guerra, intentos que no fueron dejados pasar, trenes que no fueron perdidos por así decirlo. Pero yo no estoy segura; porque aunque soy consciente de que el dolor es un maestro sabio, también sé que las cicatrices sanan. Y aunque nunca llegue a admitirlo en voz alta, no todas las heridas de guerra son por valentía, sino que en su mayoría; son por estupidez.

Aunque la estupidez es humana como dijo Einstein "solo hay dos cosas infinitas: el universo, y la estupidez humana. Y no estoy seguro de la primera".

Probablemente nunca cambie el hecho de que siempre me enojo antes conmigo misma que con alguien más, que odio llorar y por eso me frustro y que, como odio llorar y detesto frustrarme; finalmente terminé enojandome. Generando un círculo vicioso entre un sentimiento y otro.
Lo más lógico sería que en estos momentos sea donde dañe a quienes no quiero, pierda a quienes más amo, y gane a quienes no debo.

Hablando de estupidez humana...

Quizás nunca cambie mi negación hacia mis cualidades, y siempre persista la exigencia hacia las mismas. Quizás por pudor, quizás por miedo. Tal vez a no ser lo que quiero, (que para poco es mucho y para mucho es poco) o a ser demasiado poco.

Dudo lograr alguna vez dejar de ser terca y no llevarme a alguien por delante al estar ciega, o soñadora empedernida, soñando con él tal vez, con él podría, a veces despierta y otras tan dormida. Y que eso no conlleve hacia mi característica depresión absoluta y constante que intentó ocultar.

Probablemente nunca deje de ser histérica, perfeccionista. Bipolar al grado de reír y llorar al mismo tiempo; Como cuando tus sentimientos batallan entre cual es más intenso.
Soy retorcidamente jodida y crítica, contradictoria como Alicia en el país de las maravillas cuando se confiesa que se da a sí misma muy buenos consejos, pero rara vez los sigue.

Molesta e insoportable como toda hermana mayor. Exageradamente Sensible hasta hiperbolizar y que aun así para mí sea de lo más natural. En el sentido de que lloró a mares, sin derramar una sola gota. Y cuando llueve dentro, es el corazón quien se ahoga; como toda cacerina.

Y aun así, eso, o mejor dicho todo eso, ese ser inestable y sensible cuya coraza protege todo lo aquello que pudiera imaginar. A ese ser al que tratan como a una muñeca e porcelana que está por caer.
Aun así todo eso no significa que me valla a romper... porque no, no soy ni muñeca, ni porcelana.
Sino más bien un vidrio roto. Que si se trata con cuidado puede ser precioso, pero sino puede hacer daño, herir y cortar sin cuidado. Dependiendo claro de los ojos del espectador.

El cómo cada uno se auto define a sí mismo a través de un todo, su todo, su visión, su mundo.

Algunos inviernos suelen parecen más fríos que otros. Él que se está yendo entre nubes por la ventana fue particularmente lluvioso y gris.

A mí, me atrae la idea de ser invierno; porque puede ser tan brutal como acogedor. Unir, a una familia ante la chimenea, o separarla, por una tempestad, dar vida a las plantas con la lluvia, o diluviar. Así de extremista y radical dependiendo de su todo, que es su tiempo y su lugar.

Digo esto porque, el como soy, es el cómo pienso. Y hoy creo, que la varita de las hadas somos nosotros mismos, que el polvo de hadas son nuestros sueños, y que la magia de los deseos cumplidos son los que hagamos por ellos, y las cicatrices de la vida son las guías de un camino.
Que no porque no veas algo no existe, si no todo sentimiento sería inexistente. Aunque tampoco afirmó que significa que existe.
Que tal vez nunca entenderemos tantas cosas, pero que no por eso sean inexplicables. También que lo bueno, no es solo bueno, como blanco y negro. Porque hay millones de grises y miles de matices. Que el invierno no es solo invierno, y que porque algo sea frágil no significa que se va a romper.

Aprendí la esperanza y los sueños es lo último que hay que perder.
Que la realidad golpea, pero no destruye, sino más bien, que nos califica y define, y que en todo contexto somos nosotros quienes deciden si creer o no, si parar o seguir, si solo vivir, o si vivir soñando.
Y por último pero no menos importante, que mis varitas favoritas, son una birome y una máquina de coser y que me gusta pensar que fui hada y soy invierno...

Porque lo que creía de niña hoy tiene explicación y aun así,en mi mente me permito tener una utopía de este mundo donde la niña que era todavía tiene la libertad de imaginar.

---------------------------------------------------------------------------------

Ese fue el principio de todo. Un simple ensayo de Literatura. Una propuesta de mi profesor preferido. Entrar a un concurso literario.
Cuando entregue el ensayo lo hice sin esperar nada. No tenia ni la mas remota idea de cuanto iba a cambiar todo. No tenia la mas mínima idea de nada.

Así comenzó todo con un ensayo y el tercer premio del concurso