12thavenue Bianca Muñoz

Mae, escucho a Marley decirme "Everything's gonna be alright so no woman no cry" pero yo sólo quiero llorar y llorar y llorar.


Romance Todo público.

#258
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Me juré a mí misma contar con prudencia todo aquello que tantos anhelos me genera. ¡Cuánto no daría por volver a aquella época! Desde que me despedí de ti con el más grande de mis errores mi vida no volvió a ser la de antes, y, sin embargo, cada vez que escucho esa canción me teletransporto a aquel año cuando recuperé por unos meses la esperanza en el amor.


Durante esos últimos meses de secundaria me invadía el deseo por querer salir corriendo del lugar, me decía a mí misma que recuperaría mi paz y felicidad una vez que llegara la esperada graduación, que ya no tendría que rendirle cuentas a nadie más y que sería libre de una vez por todas.

Debo decir, con mucha vergüenza cabe aclarar, que durante esa época mi estabilidad emocional no era la mejor; además de la obvia falta de autoestima que venía arrastrando desde mi infancia, también afloraron problemas de estrés y ansiedad que terminaron en cuadros de depresión al año siguiente. No me gusta suponer que aquello nunca pasó, porque negar enfermedades como esta es un daño muy perjudicial a la larga.

Soy una persona distraída, tal vez demasiado, eso además de generarme problemas para concentrarme también me daba mala reputación; durante mucho tiempo escuché comentarios sobre esa singular característica de mi personalidad, muchos decían que yo me hacía la indiferente, otros simplemente me tachaban de lenta, pero, otro grupo más pequeño sólo decía que yo soñaba mucho de día.

Los viajes en bus hasta el colegio eran largos y aburridos, y yo solía amanecer tan amargada que tan pronto me sentaba en mi asiento y me ponía mis audífonos para escuchar música cerraba mis ojos y volvía a abrirlos hasta que ya estábamos llegando al portón del instituto. Difícilmente me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor a menos que alguien me despertara.

Sentí que ese año no había novedades de ningún tipo, todo parecía una carrera contra el reloj que me terminó costando problemas insomnio y una posible adicción a la cafeína.

Durante mucho tiempo pensé que la juventud durante esos seis años simplemente se me había ido al caño, no tenía nada emocionante o gratificante que contar, todo era tiempo gastado de 7 a 7 y malas memorias de cosas que pasaron algunos días sueltos del calendario.

Mi profesora de español sabía bien que yo tenía gran dificultad para mantenerme atenta durante las lecturas obligatorias; sabía que sólo el hecho de que yo terminara uno de los libros que ella asignaba era un milagro. Sin embargo, ella no se imaginaba que uno de esos milagros estaba por ocurrir cuando yo de repente conociera a mi nueva escritora favorita.

Jamás me pasó por la mente ser capaz de encontrar un libro que llegara a apreciar tanto; especialmente porque había intentado con casi todos los géneros y con gran cantidad de autores, mi mamá hace muchos años se había dado por vencida, pero mi profesora confiaba plenamente en mí. Esto lo considero principalmente porque ella sabía que, de alguna forma irónica, si me gustaba escribir.

Entonces se nos asignó la famosa novela Limón Blues, que contaba la historia de Orlandus, un jamaiquino que llegaba a la provincia de Limón para trabajar tierras y enviarles el dinero a sus padres. La novela no sólo se centraba en las vivencias de Orlandus en Limón, si no que también tenía gran cantidad de elementos de romance con erotismo que ante mis ojos era poesía pura. La novela me atrapó desde el principio, tal vez por la narración de Ana Cristina Rossi o tal vez por ser una novela histórica, quién sabe.

Durante esa época también me había vuelto cercana con la religión rastafari, ya que sentía que la misma me daba respuestas que otras religiones simplemente evadían; así entonces ambos elementos se fusionaron para darme un viaje al Limón de antaño, en donde podía desear encontrarme con mi alma gemela, así como Orlandus se veía por primera vez con la Pañawoman o Irene con el Dr. Zimmermann.

Me perdía en los hermosos senderos del bosque lluvioso que Ana narraba en sus obras, un paisaje completamente distinto al que yo estaba acostumbrada; no era un escenario marginal, sucio y mal organizado como si lo era el lugar donde residía en ese momento. Escribía en las notas del teléfono desesperada que todo lo que quería era dormir, dormir para siempre y no tener que despertar; realmente lo único que quería era soñar en paz por otros cinco minutos …

Como había mencionado antes, muchas de las cosas que pasaban a mi alrededor eran ya algo que con bastante naturaleza pasaba por alto; no me llevaba bien con la mayoría de mis compañeros de clase, no me conocían lo suficiente y parecían no tener ningún interés en cambiar ello, me dije a mí misma que el sentimiento era mutuo y que, de todos modos, en un par de meses ya no tendría que ver a ninguno de esos imbéciles.

Mis mejores amigos estaban en el mismo colegio, pero rara vez los veía pues estaban en un horario y especialidad diferentes a los míos, así que, de alguna u otra forma, Limón Blues me había ayudado a limpiar esas sobras de soledad y me había brindado los recursos que necesitaba para por lo menos mantenerme cuerda hasta el final del año.

Mi maestra estaba entusiasmada sabiendo que por fin había dado en el clavo, en especial porque la literatura costarricense era una de las que más evadían la mayoría de los alumnos de todo el resto de la currículo de bachillerato. Yo estaba tan feliz de por fin haber encontrado algo que me llamara con tal pasión que poco me imaginaba que algo aún más inesperado estaba por pasar.

En medio de aquellos viajes de, a veces, más de dos horas, me daba a la tarea de adelantar todo lo que podía de la lectura para poder llegar a comentar la obra con la profesora para que me aclarara todas sus dudas; además sabía que Limón Blues, en ese momento, no sería el último libro de Ana Cristina que leería.


Poco o nada imaginaba yo, que en uno de esos tantos viajes con lectura desentendida me encontraría por primera vez con mi Pañaboy…

14 de Noviembre de 2021 a las 02:03 4 Reporte Insertar 3
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Francisco Rivera Francisco Rivera
Un suspenso en medio de situaciones que dejan al lector intrigado con lo que ha de suceder. Buen sentido narrativo que, desde una óptica personal, me dice que hay algo autobiográfico en esta parte inicial de la historia. Adelante con tu realidad de escritora. Un saludo cordial.
December 14, 2021, 22:54

  • Bianca Muñoz Bianca Muñoz
    ¡Muchísimas gracias por leerme! Saludos cordiales :) December 14, 2021, 23:59
~

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