u16270079201627007920 Andrea Castaño Padilla

Toda mi vida he luchado con las pesadillas y los demonios que juegan con atraparme... pero jamas pensé que ellos no fueran el verdadero peligro, me tomo por desapersivida saber que un demonio con Ojos color, plata, lavanda y miel fuesen mi verdadera perdición.


Erótico Sólo para mayores de 21 (adultos).

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pesadillas

La oscuridad me da la bienvenida con un helado frío de muerte, las puertas se abren y los demonios salen a saludarme con sonrisas siniestras y malas intenciones, mientras corro buscando un lugar seguro, pero entre tanta oscuridad no hay un lugar donde pueda refugiarme, no hay escape, no hay un lugar que me salve de ellos, pero aun así el sentido de supervivencia de mi cuerpo busca escapar desesperadamente de las criaturas que quieren alcanzarme. Miro hacia atrás, no quiero, pero es inevitable debo asegurarme que no están cerca.


ellos juegan conmigo todas las noches, juegan a atraparme, a querer ser mis amigos, me saludan y quieren tocarme, pero por alguna razón no pueden, no sé si juegan o si en realidad quieren hacerme daño. Sonidos extraños salen de todos lados, el frío se hace más intenso, las palpitaciones de mi corazón se aceleran, mientras sigo corriendo desesperada por buscar una salida. Un hormigo extraño recorre mi espalda haciendo que me detenga en seco. Manos manchadas con un líquido negro salen de mí, rodean mi cuello, me tapan la boca y aprietan fuerte, un susurro en mi oído basta para hacer temblar mi cuerpo” hola nuevamente querida mía, es un honor tenerte dentro de mis tinieblas, ¿jugamos a morir?” ronronea una voz que sale de todos lados. su voz un tierno suspiro de terror y muerte. “corre” susurra cada vez más cerca de mi oído.


Cierro fuertemente mis ojos intentando controlar los latidos desenfrenado de mi corazón y el miedo que recorre todo mi cuerpo. Me quedo paralizada sin ninguna esperanza o voluntad en mi cuerpo para moverse.


Abro mis ojos cuando de repente estoy en una habitación frente a un gran armario oscuro, adornado de rosas, ángeles caídos con espadas que apuntan a las puertas, una obra de arte. Una fuerza invisible me empuja, acercándome muchísimo más al armario. lucho por qué me suelten, pero me detengo cuando las puertas de la caja de madera se abren lentamente soltando un pequeño chillido que eriza mi piel. espasmos recorren mi cuerpo mientras una mano con garras negras y sucias de una viscosidad oscura cubren los brazos y dedos. Nuevamente manos salen de mí y agarran mi cuello tapando mi boca, deteniendo cualquier movimiento. La mano con garras se acerca con una ágil rapidez dirigiéndose a mi corazón el cual traspasa como si fuera papel. Un grito sale con fuerza de mí. La oscuridad se hace aún más oscura y muchísimas manos más salen de las profundidades del armario retorciéndose intentando llegar a mi dirección. Risas resuenan con ecos en toda la oscuridad que me rodea, la sensación de ser observada se intensifica, es como si yo fuera un espectáculo para los expectantes dentro de esa tenebrosa oscuridad.


--AHHHHHHHH—sale un grito agudo de mi garganta, cuando aún escucho risas ronroneando en mi cabeza, el sudor gotas perladas en mi frente y el temblor de mi cuerpo, agudo y sensible. La misma pesadilla todas las noches a la misma hora y con la misma voz susurrando en mi cabeza.


Tocan la puerta de mi dormitorio varias veces, pero yo solo puedo levantarme al baño y vomitar hasta vaciar mi estómago, una mano toca mi hombro y con terror frenético me volteo inmediatamente mi corazón vuelve a tranquilizarse cuando me doy cuenta que es mi madre la que me tocó el hombro.


--- Estas bien cariño? Te escuche gritar muy fuerte—pregunta preocupada intentando acercarse con cuidado. Ella sabe de mis pesadillas, de las cosas que hay en ellas, siempre viene y se queda conmigo toda la noche cuando esto pasa.

--- Soñé de nuevo con eso madre—las lágrimas salen y mi voz tiembla—No de por qué sueño eso todas las noches, no me dejan en paz, cada vez se siente más real—me aferro a ella, como si eso hiciera desaparecer las voces que hay en mi mente.

Sus manos acarician mi cabeza, mientras se sienta conmigo en el piso del baño, meciéndome con su cuerpo intentado tranquilizarme.


--- tranquila amor mío, mami está aquí, ellos no podrán hacerte daño, es solo una pesadilla, nada de eso es real, debes tranquilizarte y respirar, recuerdas? Así como lo hablamos hace unos días.— puntualiza, pero el frio de mi cuerpo no se va, la sensación de las garras perforando mi corazón tampoco, el miedo es otra extensión de mi cuerpo y es que cada vez estoy más segura que los rumores de estar loca que corren por los pasillos son ciertos.

~°~°~°~°~°~°

Me despierto nuevamente en mi cama, sin rastros de mi madre, esta madrugada estuvo meciéndome con su cuerpo, hasta que por fin me quedé dormida. No hay rastros de ella en mi habitación, así que doy por echo que debe estar ayudando a las monjas, en sus deberes, ya sea rezando o ayudándoles a preparar algunas oraciones, para esta noche.


Me levanto de la cama aún con la extraña sensación de ser observada por algo, siento sus ojos dentro de mi cabeza, y no me refiero a ser observada desde el exterior de mi entorno, si no algo más aterrador. Me siento vigilada desde mi propio interior, sé que suena extraño pero cada movimiento que hago es custodiado y vigilado dentro de mí, no por mí, si no por algo más.


Una vez bañada y con el uniforme del convento, que es un vestido gris hasta los tobillos, zapatos de charol negro reluciente y un recogido sin un solo cabello suelto en mi cabeza, salgo de mi habitación caminando con la cabeza gacha por los pasillos. Aunque no estoy postulada para ser monja, aquí en el convento son muy estrictos con la vestimenta y las expresiones corporales de cada persona que se encuentra bajo este techo. Mi madre y yo nos mudamos aquí desde que yo era muy niña para entender de qué se trataba este lugar, ella se dedica a ayudar a las monjas en todo lo que necesiten, mientras yo estudio en el colegio católico que se encuentra aquí dentro del convento, también participio en las oraciones, misas, peregrinaciones, ayunos y eventos festivos ya sea de la iglesia o del convento. Tengo pensado postularme a ser novicia.


Entrando en mi salón de clases, siento Como todos me observan, las miradas nunca faltan, todos me miran en silencio, pero no es un silencio cómodo si no, es ese silencio que te juzga y te hace sentir como un bicho raro diciéndome que eso fue un claro aviso de que mis gritos se escucharon por todos los pasillos y dormitorios.


Cabe destacar este convento es solo de mujeres y que todas vivimos aquí mismo. A demás de convento, este lugar también sirve de rehabilitación para los jóvenes perdidos que buscan sanación y salvación.


—Así que— dicen detrás de mí— con que demonio soñaste ahora loca? — Sofía una de las sobrinas de la madre superiora, me observa con diversión y burla.

Ignoro su comentario dirigiéndome a mi lugar que está en el fondo de todo el salón, no me gusta llamar la atención y tampoco los problemas.


—oh vamos, acaso los demonios te comieron la lengua anoche? —risas y murmullos se apoderan del salón— que miedo ahora si te dejaron más estúpida de lo normal— ríe alejándose de mi—


La madre superiora tiene 3 sobrinas y no sé cuál de todas tiene la peor personalidad o el corazón más podrido, siempre me molestan, lanzándome indirectas o palabras humillantes, levantando chismes falsos, sobre qué estoy loca y maldita. Ellas llegaron hace 2 años al convento, con antecedentes de rebeldía, peleas y drogas; desde que ellas llegaron no he tenido paz y han hecho que nadie se me acerque obligándome a estar sola todo el tiempo.


La madre Rebeca entra y se ubica detrás del escritorio callando los murmullos.

—abran la página 45 de sus libros de historia, empezaremos con los orígenes de la literatura y sus principales exponentes—demanda la madre con voz exigente—

Saco mis libros, leyendo y escribiendo lo que la madre explica, bolas de papel golpean ni cabeza haciendo que la incline un poco, mire a la dirección de donde venía la bola de papel fijándome que era Sofía, la observo de forma aburrida sin expresión. Mi madre me enseño que la indiferencia dolía más que cualquier golpe así que nuevamente la ignoré.


El timbre suena indicando cambio de clases y así paso mi tarde entre, trabajos, libros y tareas por resolver. Cuando por fin terminaron las clases me dirijo a la biblioteca, hace básicamente desde que llegaron esas molestas hermanas que estas paredes llenas de libros e historias extraordinarias llenas de magia se volvieron mi refugio, me dirijo a las estanterías concentrada buscando un libro que capte mi atención.

—Te recomiendo “ un amor prohibido de violeta venedit “ — dice una voz ronca y tímida—bueno solo si quieres— lleva su mano detrás de la cabeza— es una historia que creo que iría muy bien con aura que expides dulce— su lengua se traba haciéndome reír en un susurro—


Es un chico un poco más alto que yo, con gafas, cabello rubio, ojos verdes y una sonrisa dulce. Lleva el uniforme de acólitos al servicio de la iglesia, así que doy por sentado que vino un padre o una figura superior al convento.


Sonrió tímidamente con mis mejillas un poco rosadas para luego decir:

—y… —vacilo un poco— de que trata la historia? — pregunto con interés logrando qué el rostro del chico se ilumine y me ofrezca una hermosa sonrisa —

—bueno trata de un de un amor hermoso, pero no tanto como tu… — abre sus ojos sorprendidos callándose de sopetón— disculpa, lo-lo siento, yo pensé en voz alta, no quiero incomodarte— se mueve nervioso y veo como poco a poco empieza a sudar.


Mis mejillas… no, mejor dicho, toda mi cara se tornó en un rojo carmesí, sus palabras me sorprendieron, no estoy acostumbrada a ese tipo de comentarios en lo absoluto, el ha sido lo más cercano a lo que he estado y hablado con un chico en mi vida, aclaro mi garganta para poder gesticular las palabras.

—No te preocupes, ammmmm creo que lo leeré, el título suena muy interesante. ¿Tú ya lo leíste? —intento cambiar el tema para salir de este incómodo momento—


—si— sus ojos brillan con entusiasmo—es sobre un amor, que aunque estaba destinado a suceder estaba prohibido. — acomoda sus gafas y me ofrece una sonrisa nerviosa—por cierto, soy Gabriel es un gusto conocerte—dice nervioso haciendo un intento de reverencia—


Le ofrezco una bailarina sonrisa, posicionando mis manos como si tomará los bordes de un vestido para después Hacer una reverencia, en forma de burla.

—El gusto es mío, me llamo caelum—una pequeña risa se escapa de mis labios, mientras el me mira divertido.


—GABRIELLLL—gritan, desde afuera. Los dos nos sobresaltamos, mirándonos por unos segundos.


—esa es la madre superiora—digo más para mi que para el.

—si, llegue aquí con un exorcista, ya sabes que anualmente limpian el convento de cualquier alma impura y oscura que se pasee por los pasillos y genere pánico— su voz es una imitación cómica de la madre superiora, cosa me causó gracia y ahí si que suelo una carcajada.


Una sombra se cierne detrás de Gabriel y de inmediato dejo de reír y bajo mi cabeza, mientras el palidece y da la vuelta lentamente. La madre superiora dirige su mirada entre Gabriel y yo, ella siempre me ha visto como una aberración, desde que tengo memoria siempre me ha lanzado miradas como si odiara mi sola presencia.


—que haces perdiendo el tiempo, el señor Rodolfo te está buscando, ya terminamos la reunión y tiene prisa, creo que se sobre entiende que los hombres no pueden hablar y mirar a las monjas, esta rotundamente prohibido. —dice la madre superiora sin dejar de mirarme como si deseara clavarme un cuchillo en el corazón.


—lo siento madre—responde frenéticamente. El color ya volviendo a su rostro, me da una mirada como despedida, correspondo y sale inmediatamente de la biblioteca.


—No te acerques a los inocentes aberración maldita— el tono que usa es de asco y rabia— ya te cansaste de gritar por tus pesadillas?— un nudo se forma en mi garganta y mis ojos empiezan a nublarse— eres un desperdicio de tiempo para tu madre, que tiene que socorrerte cada vez que no puedes dormir, haciendo que su rendimiento en el trabajo disminuya, porque simplemente no puedes controlar algo que está en tu mente. —palabras duras que se clavan en mi pecho. Me quedo en silencio, no puedo contradecirla cuando todo lo que dice es verdad.—Además de eso todos los que se encuentran cerca de tu rango tienen que escuchar tus molestos gritos interrumpiendo su descanso, así que como sanción por violar la paz y una de la reglas del convento vas a limpiar los baños hasta que pueda verme reflejada en los pisos, antes de la cena así que ponte a trabajar enseguida — retengo un sollozo que quiere salir y que estoy segura que ella notó.


Sin decir más sale de la biblioteca, dejándome con un peso en el pecho sus palabras son sacos pesados de arena que se instalan dentro de mi, nunca me ha importado lo que digan los demás de mi, siempre he pensado que mis pesadillas no son mi culpa, es algo que aunque quisiera no puedo contener, ya he hecho todo, meditaciones antes de dormir, rezado hasta quedarme dormida rogando no soñar y nada funciona, no puedo lo controlar. El miedo se apodera mi cada noche sintiéndome defectuosa llegando a creer todo lo que dicen.


Quito las lágrimas que recorren mis mejillas, saliendo de la biblioteca para ponerme a lavar los baños, no quiero volver a encontrarme con la madre superiora, siempre evito estar cerca de su campo de visión para que no enfrentarme a ella.

~°~°~°~°~°~°

Estoy limpiando el espejo, dando los Últimos toques para que todo quede reluciente, tomo la cubeta llena de agua que deje en el suelo, dirigiéndome al vertedero arrojando el agua sucia ahí, con un trapero seco lo que falta y listo, el baño tan limpio como una tasita de plata.


Seco el sudor de mi frente saliendo de los baños, tenía la boca seca exigiendo agua, así que me dirigí a la cocina tomé un vaso lo llene de agua y empecé a beber, pero algo extraño pasa, un dolor recorre mi garganta el vaso cae al piso rompiéndose en mil pesados. Toso desesperada por aire pero el dolor no me lo permite, el cuerpo me pesa llevo mis manos en mi estómago tratando de vomitar, pero es imposible.


El ardor no deja mi garganta y es como si se estuviese quemando desde adentro, intento pedir ayuda pero mi boca arde. Fuego. siento como si hubiese bebido fuego, me estaba quemando la boca, el estómago y la garganta. Lucho por respirar, mi cabeza da vueltas la necesidad de aire me abruma y me asusta, lágrimas salen de mis ojos. Intento salir de por ayuda, pero la sensación de las quemaduras no me deja ir lejos, el dolor es insoportable. Empiezo a ver pequeñas manchas oscuras en visión, toso intento respirar, pero de repente todo se vuelve oscuro y como si estuviera al borde de un abismo caigo en picada, un grito se escucha en los lugares más ocultos de mi interior y fue ahí donde simplemente me desplomé perdiendo el conocimiento.

23 de Julio de 2021 a las 03:00 0 Reporte Insertar Seguir historia
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