u15936961151593696115 Nayeli Falcón

La vida tormentosa de Ivy y Jared que poseen misofobia se vuelve más caótica cuando se ven enfrentados al nulo apoyo de los adultos, por lo que deberán salir adelante a pesar de su enfermedad. Ese término es utilizado para describir un miedo patológico al contacto con la suciedad para evitar cualquier tipo de contaminación o de gérmenes. Mientras que Ivy también deberá hacerse cargo de su padre quien esta en un hospital en coma, con la posibilidad de no salir de ese estado.


Drama Todo público.

#drama #problemas-familiares #romance
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Capítulo 1


En mi ciudad nada es divertido, mi nombre es Jared y tenía catorce años, siempre me había gustado estudiar, si se lo que piensan: "típico nerd". Pensaran que soy el típico chico de feo, pero, maduren. Mis ojos son de color gris. Mi altura era de 1.75 y según lo que murmuraban en la escuela era guapo.

No tenía amigos pues mis compañeros me creen soy muy raro, no les juzgo pues tengo una rara enfermedad mental que es la misofobia. Esta enfermedad surge cuando era muy pequeño y significa que odio el contacto con la suciedad, más específicamente con los gérmenes.

Mi relación con la sociedad era un fracaso, al ser miso fóbico deseaba estar lo más alejado de las personas, odiaba el contacto físico, imagínense a esas manos sucias, ¿Cuántos gérmenes debe tener?, eso significa que el sudor que resbala de sus cuerpos me frustra mucho más, hasta darme ganas de vomitar.

Mi padre no entendía la situación, hasta tal punto que me llevaría ese día al campamento militar, para que me haga un hombre y deje de ser un afeminado.

Mi padre decía que yo era muy cerrado y aislado, tanto que necesitaba estar en contacto con la tierra. Era la estupidez más grande que había oído en mi vida o eso pensaba. Era una pelea para mí intentar hablar con mi padre. Le molestaba también que me lavara las manos 30 veces al día, acaso no entendía que era cuestión de higiene.

Como no tenía ningún amigo, consideraba a mis guantes que siempre llevaba puestos como mis amigos. Siempre los tenía puestos a pesar de estar en un lugar seguro, lo hacía para evitar cualquier enfermedad que entrara en contacto con mi piel. Cuando las personas se acercaban mucho me daba ataques de pánico, taquicardia, me mareaba mucho e incluso podía llegar a desmayarme.

Mi vida no había sido nada fácil, mi madre había muerto cuando tenía apenas cuatro años, a causa de un virus. Cuando me entere de la noticia, fue el golpe más fuerte que había recibido en mi vida.

Aunque mi vida fue bastante lujosa, de joven mi padre trabajo mucho para alcanzar el éxito; no siempre fuimos así. Se esforzó mucho trabajando estudiando para alcanzar el éxito y estaba orgulloso de ser su hijo. Él me contaba lo mucho que le había costado salir adelante y lo que daría para que yo siguiera sus pasos.

Mi padre me contaba en repetidas ocasiones, el esfuerzo que le llevo formar su imperio. Me aburría escucharlo; en esa época no entendía lo que significaba.

Era muy duro tener que lidiar con mi condición psicológica. A veces deseaba poder despreocuparme de mi condición y caminar sin miedo a los gérmenes, pero cuando intentaba perder el miedo, caía en una rotunda decepción.

El drama estaba a punto de empezar, faltaban dos horas para que me depositaran en la academia; rogaba a dios por piedad. Antes de irme hice mi ritual, me lave las manos y revise mi ropa que estaba con: ¡Una mancha!, me daba tanto asco por haber tocado esa camisa que fui directo al baño para desinfectarme la mano.

Aun no estaba en el servicio militar, pero ya estaba sintiendo mareos por pensar en ir a ese lugar. Maldecía en silencio mi enfermedad, pues la creía responsable de mi fracaso.

Me propuse ese día que ganaría la batalla en mi servicio militar, así que me puse los guantes y fui a mi infierno (o eso creía). Subí al vehículo que me llevaría, pero antes desinfecte el coche. Era un adicto a la limpieza.

Cuando estuve cerca de aquel lugar que detestaba me empezó a sudar todo el cuerpo, quise que el demonio me llevara, pero para mí mala suerte ¡me ignoro! Entro a aquel sitio y todos se empiezan a reírse de mí. La verdad, no me dolía, estaba preparado para aguantarlo. La razón de sus risas recaía en mis guantes y mi tapabocas, pero no podía distinguir bien, pues me empezaba a marear.

Cuando nos mandaron al baño me dio asco, trate de controlarme, pues veía muchas manchas en las paredes. Aquellas toallas que tiraban en el piso me daban repulsión, a mi lado estaba un chico un poco más bajo que yo, que vomitaba en el suelo al ver aquel escenario. Me dio tanto asco que salí corriendo.

Al llegar a la recamara que todos compartíamos, me coloque un desinfectante para poder salir, olvidando el entrenamiento que debíamos tener.

Al salir de mi recamara me encontré con una chica de cabello rojo y ojos verdes como la esmeralda. Aquella figura se quedó plasmada en mis ojos. Era tan bella, pero como siempre, mi fobia tenía que actuar y rápidamente, miro sus manos; que están con guantes, hasta me parece más atractiva así.

Deseaba irme de ese lugar asqueroso, pero al verla se me había olvidado. Ella me gustaba, por algún motivo que desconocía, eso me desconcertaba, pero a la vez me gusta más que lo hiciera.

La joven, nos exigía formar grupos, para practicar; pero no la escuchaba bien porque estaba mirando sus ojos de manera distraída.

- Soy la encargada de su entrenamiento.

- En serio, nos va dar clases una ¿chica?, además tienes nuestra edad- le dijo un joven.

- Si, en realidad solo será por un periodo corto de apenas algunas horas

- No estamos de acuerdo.

- No puedes hablar por el grupo, además respeto tu opinión, pero no me interesa.

El joven pregunto a todos los que estaban presentes, si concordaban con su opinión. Ese día todos estuvieron de acuerdo con él, pero yo no lo estuve. La joven miro enfadada a todos los presentes.

- Casi todos estuvieron de acuerdo como un grupo unido y eso me entusiasma, pero como un grupo unido empezaran a hacer una vuelta a la redonda por todas las instalaciones. Cada una, no tienen opción y desobedecer le comentare a mi superior y será peor para ustedes.

- Si señorita-dijimos de forma unánime.

- ¡Esperen! De verdad me creyeron- En ese momento todos respiramos hondo, sin saber lo que nos llegaría- harán 50 vueltas a la redonda sin descanso.

En ese momento la mayoría estaba sin palabras, yo no sabía cómo iba reaccionar ante sus palabras. Se había ganado el odio de los demás, pero se llevaba mi atención.

- ¿Sin descanso?, las instalaciones son gigantescas, nos llevara horas.

- Tengo una solución. comiencen ahora.

En ese momento comenzamos a correr sin parar. Mis piernas se sentían pesadas, pues no hacía mucho ejercicio muy a menudo.

- ¡Vamos! ¡Más rápido! ¡Muestren menos la figura y corran más, este lugar no es un sed de modelaje! ¡Muevan sus piernitas!

- ¡Loca! - le grito mi compañero.

- Dos repeticiones extras al que grito.

Estaba corriendo sin parar, agarrándole a la situación, hasta que me resbalé y caí. En ese momento me había dado un ataque de pánico por la ansiedad que había sentido al ver ropa llena de tierra. En ese momento me había puesto a pensar en los gérmenes, al mirar mi camisa sucia, sin poder controlarlo. Sentía que me ahogaba, tuve fuertes palpitaciones, mi dolió el pecho y sentí mucho frío.

La joven llamo a los enfermeros que estaban cerca de nosotros. Me movieron lentamente. Escuche mientras me movían como un compañero mío, insulto y menosprecio a la menor. Todo estuvo en calma, hasta que le empujo. El joven fue levantado del cuello y arrojado al sueño, algo que me sorprendió.

La joven desinfecto sus manos, después de tocar al joven. Eso sinceramente me atrajo más hacia ella.

Ella hablaba con los médicos tranquilamente, yo escuchaba su voz y la sentía como si fuera la cura de mi amargura (y tenía razón, aunque no lo sabía).

Ella estaba un poco alterada por lo sucedido, se veía preocupada por la joven, pero trataba de nos demostrarlo.

Me había enamorado de esa joven, lo había sabido desde el primer momento en el que la vi. Era un amor inocente de un chiquillo enloquecido por la primera figura que creyó diferente y especial.

Me dormí escuchando su voz, su dulce suspirar e imaginando como sería sentir sus manos. Cuando desperté en la camilla de la enfermería, pude sentir como su cabello rojizo estaba sobre cara, era un poco incómodo, pero podía soportarlo. La joven traía guantes, para protegerse y protegerme y yo se lo agradecía en ese momento.

- Te dio un ataque de pánico. Me explico.

- Lo siento soy miso fóbico.

- Entiendo yo también soy miso fóbica, no comprendo porque no me informaron.

- Ordenes de mi padre...

- Lo siento de nuevo

- Mi nombre es Jared.

- Me llamo Ivy, mucho gusto Jared.

- El gusto es mío.

- Debo seguir el entrenamiento verdad.

- No, te dieron de baja.

- ¡Qué mal! ¡Enserio deseaba seguir!

- No finjas ante mí.

- Me dieron de baja por mi ataque ¿verdad?

- Sí, es muy peligroso.

- Eres agradable, no sé porque te trataron muy mal.

- Gracias por ese halago.

- ¿Por qué estás aquí?

- Mi abuelo me pidió este favor, pues él está en una reunión de último momento y él me había inducido un poco en la defensa personal

- Tú me...- sin pensarlo dos veces la bese

Ella reacciono abofeteándome en la cara, fue doloroso, pero por lo menos pude sentir sus cálidos labios. Mi reacción había sido estúpida y careció de significado, lo que había sido una estupidez.

Ivy se marchó enfadada; con toda la razón del mundo, pues me había comportado como un tonto y merecía esa bofetada.

Con ese beso confirme que me gustaba. Siquiera pensé en la cantidad de gérmenes que invadirían mi cuerpo, ella valía cualquier resfriado que ingresara en mi cuerpo. En ese momento estaba dispuesto a sacrificarme por ella, solo rogaba para volver a encontrarme con ella, pero estaba en problemas

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Si les gusto esta parte, no olviden votar me animarían mucho a continuar sabiendo que les gusto, para continuarla.

Pregunta: ¿Qué opinan de la aptitud de Jared al besar a Ivy<<Yo reaccionaria como Ivy>>

3 de Mayo de 2021 a las 03:01 0 Reporte Insertar Seguir historia
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