valentina-torres1618407229 Valentina Torres

Creo en los propósitos, en la idea de que cada ser nace con una misión, una meta; y cuando esta se cumple, por primera vez, es nuestro deber mantenerla para que no sea corrompida y el bien la use a su favor. Desde que tengo uso de razón, mis padres me criaron con ese concepto, volviéndome una persona con sueños, luchadora, curiosa y justa; o por lo menos eso intento. Me bautizaron con el nombre de Heart White, que en nuestra cultura podría traducirse como “poseedora de corazón puro”, lo que luego se convertiría en una carga sobre mis hombros adolescentes. Gobernando la Isla de Cepheus, desde el siglo VII d.c., un sinfín de linaje “real” corre por mis venas, es así que me vinculan a la corona. Ya que, sin importar el sexo biológico, quien sea primogénito de los reyes estará vinculado al trono. Al cumplir 16 años, en mi caso como heredera, hice el juramento de velar por las cuatro provincias y sus ciudadanos, de la manera más justa, inteligente y bondadosa me sea posible.



Ficción adolescente Todo público.

#amor #357 #adventure #Cleopatra #Hedy-Lamarr #Chanel #282 #243 #princesa #225 #queen
0
174 VISITAS
En progreso - Nuevo capítulo Cada 15 días
tiempo de lectura
AA Compartir

Capítulo 1: Cleopatra VII

En mi formación como princesa heredera, se me vio obligada, a estudiar las grandes Cortes Reales, y gobiernos más impactantes de la historia. Esta tarea logro captar mi atención en aquellas mujeres, reinas y princesas, que, subestimándolas, lograron cambiar el rumbo de su historia, historia que otros querían escribir por ellas. Pero esto, comenzó, cuando corriendo por los jardines de palacio, se apareció en mi mente, el retrato de Cleopatra VII, que se encontraba en aquellos grandes libros. Fue una gobernante famosa por su belleza e inteligencia, coronándose ante su pueblo, Egipto. Y suicidándose, antes de ser denigrada, al presentarla como esclava en Roma.

٭٭٭

El simple hecho de que el protocolo de Banquete Real, se encuentre activo, desde las primeras horas de la mañana, señala mis últimos momentos como la torpe y necia Heart, que el Palacio vio crecer. Pronto mis juegos y aventuras en los pequeños bosques de la isla, tendrían fin, el día de mi coronación. Mientras que, la Reina Lyra, mi madre y la organizadora de banquetes de mayor prestigio, corría a mi pequeño hermano Caelum, intentando que no rompa nada; mi padre el Rey Leo, junto con los reyes anteriores, y por supuesto, mis abuelos, Andrómeda y Orión, comenzaban a asomarse por las gigantescas puertas de la habitación, dispuestos a ser los responsables del casi feriado nacional.

Cada ventanal del Salón de Baile, proporcionaba una luz tenue, que lograba resaltar los detalles en la habitación; grandes mesas redondas de largos manteles, blancos cual mármol; esperaban a las doncellas. Con unos ligeros y delicados movimientos decoran cada rincón con vajilla, luces, velas y flores; todo en gran cantidad. Pues todos los eventos de Palacio son públicos, y toda aquella persona que acepte la invitación con una semana de antelación, tendrá un lugar reservado en la ceremonia.

En el centro del salón, un vació inmenso, preparado así, con la intención de que sea la pista de baile; las luces de los candelabros, comenzaron a notarse a medida que la noche llegaba. Por supuesto, mi opinión negativa sobre el banquete, no tenía ningún apoyo, lo que solo me deja como opción, disfrutar una tarde libre, mientras ellos creaban una obra maestra. El tiempo me llevo a visitar los establos y cepillar a Terence, mi percherón, tan oscuro como la noche. Terence está conmigo desde que tengo uso de razón y me ha acompañado en cada aventura. Luego irrumpí en el almacén de la cocina, en busca de algunas golosinas. Aunque mi viaje, termina aquí, en la biblioteca.

Las estanterías llenas de libros de historia, filosofía, literatura juvenil, eran solo algunos de los géneros literarios que formaban parte de este gran mar de páginas. Pero mis favoritos, son aquellos que la vida los golpeo, rompió, rayó o humedeció y no porque me agrade estropearlos. Es solo que ellos guardan más historias de las que poseen sus hojas, y tal vez, me gusta leerlos, porque pienso que cada persona es uno de ellos, con más vivencias de las que cuentan. Pase las últimas horas leyendo y tomando nota de ideas que surgían; hasta que las grandes puertas de vitral se abrieron y paso por ellas, mi amiga y doncella, Violeta, desplazándose entre libros y sillones. Con ese porte dulce que transmite en su rostro angelical, de ojos negros y rubia cabellera. Sabía que venía a buscarme, pero no pensaba rendirme sin dar pelea.

-Violeta, dime, de que crees que trata este- solíamos intentar adivinar los libros de la otra e inventar posibles finales.

-Heart, sabes que no vengo a jugar, ya tendrías que estar en tu habitación. -dijo con un tono de preocupación- Tu madre te espera.

Ahora era yo la que estaba preocupada, hice un gesto de derrota, tome el libro que había empezado y acepte, que el tiempo había terminado. Caminando por los largos pasillos de cuadros y fotografías, nos encontramos a mi hermana Rosie; una joven que ve la vida color de rosa. Arrastra por el piso encerado, su largo vestido colorado, con flores de encaje y espalda descubierta. Adornaba su rostro con unos finos mechones de un intenso color negro, y sus pequeños y deslumbrantes faroles azules. Según las leyes que rigen mi país, ella seria quien, a su corta edad de quince años, tomaría mi lugar como reina; pero solo en el caso de que algo me suceda. Somos muy unidas, tanto como para saber que anhela convertirse en la heredera al trono. Lamentablemente en Cepheus no se nos permite renunciar a nuestro deber real.

Con Violeta subimos algunas escaleras, cruzamos varios conocidos, con trajes despampanantes y listos para el banquete. Mi querida amiga les decía cuan bellas eran sus vestimentas, mientras que yo sufría pensando en que eligieron para mí. Luis, mano derecha de mi padre y también mi padrino, nos encuentra a punto de entrar a mi juicio final; me pide un minuto para hablar y me aparta de Violeta.

-Ma petite étoile. Debemos hablar. – hizo una pausa intrigante, como ensayando una línea de teatro y prosiguió – Hoy, en el Banquete te presentaran al nuevo Capitán de la Armada; Heart no te…

Escuchaba atentamente sus consejos, hasta que la reina salió de mi habitación y tomándome del brazo me sentencio a un ritual, al que muchos se someten cuando necesita prepararse para un evento especial. Me llevaron tras un biombo, y fui desabotonando el vestido amarillo que me acompañaba desde esa misma mañana, sentía mi piel desnuda y mi alma tapada. Entre en la ducha, que fue como un golpe de realidad, una manera de hacerme centrar y comenzar, con lo que sería una nueva etapa. Cerré la llave, ya aun caían gotas de agua sobre mis hombros. Lo que debió ser un momento relajante, fue la primavera perfecta en la que mis sentimientos de inseguridad florecían. Con una bata cubrí mi cuerpo y me senté frente al tocador blanco con el gran espejo redondo, lleno de luces que hacían ver mi rostro con una mayor claridad. Mientras que André, el asesor de imagen de mi madre, me maquillaba, Violeta y la reina, hablaban de los vestidos que ellas usarían y los invitados que encontraríamos en el Salón de Baile. Una suave sombra color chocolate resaltaban esas dos gotas de miel, mis mejillas tomaban un tono más ruborizado y las pestañas en alto. Mis labios se presentaron como identidad, un hermoso color salmón, un poco más oscuro a mi tono de piel. Pronto la bata fue apartada de mí cuerpo, donde ahora se esconde bajo un vestido de un azul Persia, tan largo que acaricia el piso, de falda en corte de A, mientras que la parte superior simulaba un corseé, de cuello de barco. Alrededor de este, un bordado de flores de hortensia de un azul más claro que el vestido. Me veía como una princesa, pero no quería sentirme como una.

Al salir de mi habitación, un presentimiento hizo que me dirigiera inconscientemente a las escaleras por las que se llegaba al Salón de Baile. A los costados de las grandes escalinatas, estaban formados, los muchachos de la armada, pose mi mirada en uno de ellos, estaba justo en el extremo superior izquierdo, alto, de mirada tranquila. De forma amistosa me sonrío, a la vez que me trasmitía calma, le agradecí con un gesto y me preparé para enfrentar mi título.

-Público presente, ante ustedes y el mundo; con gran honor, les presento a Heart White, la Princesa Heredera al trono de la Isla de Cepheus- al escuchar a Luis, mis piernas temblaron y por mi espalada corrió un escalofrió.

Cada escalón, parecía una infinidad. A los pies del ultimo, mis padres estaban preparados para recibirme con un gran abrazo y comenzar con la fiesta. La música comenzó a sonar, el Rey Leo, me tomó de la cintura y me llevo al centro del salón, comenzamos a bailar una pieza simplemente hermosa. Mientras que las demás parejas nos acompañaban, mi hermano Caelum, el menor de los tres, con sus doce años cumplidos y su pequeño traje, hicieron que mi baile con él sea más, gracioso e informal. Baile con mucha gente, compañeros de la escuela, miembros de la Corte Real y familiares. La música está por acabar, lo presiento, este sería el momento de buscar a ese muchacho y poder agradecerle por ese gesto que me tranquilizo. Pero justo antes de que me diera cuenta, un hombre que nunca había visto, alto, con una gran espalda, cabello prolijo de risos rubios, me interrumpe y comenzamos a bailar.

-Princesa, es un honor conocerla al fin- dice el hombre.

-El placer es mío, señor…

-Cil, Agostino Cil, el nuevo capitán de la armada- hace una pausa y continua- y pronto su nuevo suegro.

La música paro, mi mente quedo en blanco, mi piel era hielo, y mi corazón parecía quebrarse. Mis padres me habían comprometido.

Los invitados, junto al nuevo capitán comenzaron a dirigirse al jardín trasero, donde un espectáculo seria montado. Como estatua que cobraba vida poco a poco, mire las excéntricas puertas que llevaban al frente de Palacio.

<< NO DUDES, CORRE, VETE, LIBERATE>>

Esas palabras parecían haber abierto la jaula de Palacio, y corrí, corrí por el jardín delantero, las rosas llegaron a cortar un poco mi brazo derecho. No le di importancia, hasta que, el vestido tan largo hizo que tropezara con él. Pétalos de agua cae sobre mis mejillas, y solo quiero dormir, en este lugar.

-Quiero ser valiente, como Cleopatra. Si quieren casarme con un desconocido, al que no amo- titubeé- me harán esclava de Roma- dije mientras permanecía acostada en el suelo y repetí – Quiero ser valiente, quiero ser valiente…

- ¿No crees que ya eres valiente?, te vi correr como si no hubiera mañana, no creo que con vestido y tacones sea muy fácil.

Una voz inundo el lugar. Levanto la cabeza, mi corona está en el suelo, un rostro tan pálido como el papel, unos ojos tan oscuros y el cabello tan rizado. No lo conocía, de eso estoy segura.

16 de Abril de 2021 a las 03:10 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Continuará… Nuevo capítulo Cada 15 días.

Conoce al autor

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~