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Tales of Paper Moon


Matias, Leonardo y Carlos eran tres amigos que vivían en la misma zona residencial. Solían pasar la mayor parte del tiempo juntos charlando, jugando videojuegos, juntándose para estudiar entre muchas otras cosas. Además de todo esto compartían un pasatiempo un tanto curioso, mientras la mayoría de las personas se juntan a conversar en un lugar tranquilo, por ejemplo, un café o un parque, ellos en cambio preferían salir a caminar a altas horas de la noche por lugares remotos, abandonados o que poseyeran un ambiente lúgubre. Durante sus excursiones en los últimos años habían visitado parques reclamados por la vegetación, bosques viejos, basurales, cementerios, y en mucho de ellos habían vivido situaciones tan extrañas como toparse con un extraño hombre que cavaba a altas horas de la noche, tumbas saqueadas e inundadas donde los cadáveres flotaban y altares grotescos elaborados con partes de animales. Los chicos solían documentar todo lo que veían con fotos o grabaciones para luego hablar sobre ello, además de compartirlo en foros de exploraciones urbanas o de temática paranormal. Esta fue la última de sus aventuras nocturnas.


Cuento No para niños menores de 13.

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El impostor

Matias, Leonardo y Carlos eran tres amigos que vivían en la misma zona residencial. Solían pasar la mayor parte del tiempo juntos charlando, jugando videojuegos, juntándose para estudiar entre muchas otras cosas. Además de todo esto compartían un pasatiempo un tanto curioso, mientras la mayoría de las personas se juntan a conversar en un lugar tranquilo, por ejemplo, un café o un parque, ellos en cambio preferían salir a caminar a altas horas de la noche por lugares remotos, abandonados o que poseyeran un ambiente lúgubre. Durante sus excursiones en los últimos años habían visitado parques reclamados por la vegetación, bosques viejos, basurales, cementerios, y en mucho de ellos habían vivido situaciones tan extrañas como toparse con un extraño hombre que cavaba a altas horas de la noche, tumbas saqueadas e inundadas donde los cadáveres flotaban y altares grotescos elaborados con partes de animales. Los chicos solían documentar todo lo que veían con fotos o grabaciones para luego hablar sobre ello, además de compartirlo en foros de exploraciones urbanas o de temática paranormal.

Cierto día Carlos les sugirió ir de excursión por una zona que se encontraba al este de la ciudad. En dicho lugar había pocas casas y mucha vegetación, pensaron que quizás podría ser un buen lugar para explorar y encontrar algo interesante que documentar. Emocionados, ya que había pasado un tiempo desde su última salida, se prepararon con todo lo que podían necesitar, agua, algunas golosinas, radios, cámaras y linternas, y a eso de las ocho de la tarde partieron en su aventura. Durante las primeras horas no vieron mucho más que maleza por la zona así que se dedicaron más que todo a hablar de cualquier cosa, su tema principal esa noche fue sus ‘crush’.

¿Ustedes creen que tenga oportunidad de invitar a salir a Paula chicos? —preguntó Carlos.

¿Paula “la flaca” de arquitectura? —consultó Leonardo.

Si, en la última cervezada bailé y hablé con ella, me pareció una chica realmente dulce y agradable. Entonces... qué dicen ¿Ustedes creen que tengo oportunidad?

See. —respondieron al unísono Matias y Leonardo.

Una sonrisa de felicidad se dibujó en el rostro de Carlos, les dio unas palmaditas a sus amigos para hacerles saber que eso significaba mucho para él.

—A mí me gusta una de biología, pero es más difícil de encontrar que Wally (Waldo) en una plaza.

Carlos y Leonardo se rieron a carcajadas.

Matías siguió —Es una chica realmente bella pero extremadamente tímida ni siquiera sé cómo se llama—suspiro, tras un momento de silencio miro a Leonardo y le preguntó— ¿Y tú mi pana? ¿No te gusta alguien de la universidad?

Nah, no salgo mucho de la facultad de electrónica y no he tenido tiempo de ir a las cervezadas por cierto ¿Cuándo es la próxima?

El viernes de la semana de exámenes.

¡Oh cierto! Bueno vamos a esa ¿Sí? —dijo Leonardo.

¡Si, vale, vamos! Yo quiero bailar con Paula otra vez— dijo emocionado Carlos.

No creo que mi crush vaya —dijo medio cabizbajo Matías.

Anda, anímate, ven con nosotros, igual conoces otra chica o puedes invitarla durante la semana nos la pasaremos bien —insistió Leonardo.

Vale, iré.

Así se habla bro —celebró Carlos.

Luego de un rato de hablar de chicas y fiestas se toparon con un viejo edificio a un lado del camino. La gran construcción se alzaba entre la maleza alejada de otros inmuebles, a su alrededor solo había senderos de tierra que iban y venían. El sitio en cuestión parecía ser un antiguo hotel a medio construir. Algo muy común en la ciudad debido al declive económico del país. Al ver aquella enorme estructura Matias sugirió entrar un rato a explorar. Por lo apartado del lugar era poco probable que se encontraran algún malviviente dentro, así que era una oportunidad perfecta. Carlos y Leonardo estuvieron de acuerdo, los tres sacaron sus linternas y buscaron un lugar por donde ingresar. En un principio no encontraron nada, el lugar estaba cercado por un muro enrejado además la entrada tenía unas gruesas cadenas, aunque la forzaran más adelante había otra puerta cerrada de la misma manera, se les iría toda la noche si intentaban entrar por ahí. Continuaron buscando una forma de meterse a la instalación, caminando por un sendero de tierra en el lateral del terreno se toparon con una porción reja mucho más dañada, sobre todo en la parte inferior, parecía lo suficientemente vulnerable para mover los barrotes. Con un tronco grande doblaron los fierros generando un espacio por el cual entrar arrastrados. Ya estando dentro echaron un vistazo a su alrededor y se dieron cuenta que el lugar ya había sido vandalizado, grafitis, cajas de cigarros y preservativos se podían encontrar regados por toda el área. Sin duda había otra entrada que ellos desconocían. Sin darle mayor importancia siguieron hablando, mientras recorrían el sitio Carlos pidió ideas para invitar a la chica que le gustaba a una cita.

Invítala a comer a Capricho es un restaurante económico con comida deliciosa sobre todos los postres churros con chocolate, donuts, brownies y tortas de todo tipo— sugirió Leonardo.

Se oye bien— dijo Matias.

Mientras hablaban del tema recorrían lo que parecía ser la recepción era oscura y húmeda, se podía percibir un olor rancio en el ambiente que les hacía fruncir el ceño, aquel lugar llevaba mucho tiempo cerrado. Tras varios intentos de abrir las puertas que hallaban en su camino, se encontraron con que la mayoría estaban bloqueadas impidiéndoles curiosear bien la planta baja, aun así, no se desilusionaron y decidieron subir para ver cómo era el resto del edificio. Tras recorrer un rato los pisos superiores notaron que las habitaciones que se podían abrir no tenían casi mobiliario, solo cuartos vacíos de grandes ventanales, escombros y poco más, eso sí, casi todas las paredes del recinto estaban decoradas con arte urbano y símbolos satánicos, un regalo de los visitantes que habían logrado colarse en el lugar. Más adelante ya con casi todo el edificio explorado y al darse cuenta que no había nada interesante, concluyeron que la excursión había sido un fracaso. Pese a la gran decepción irían hasta el último piso a sacarse algunas fotos antes de volver a casa.

Al llegar a la última planta se toparon con una inusual sorpresa. Aquel lugar estaba algo fuera de contexto. Una parte del área que componía ese piso sin terminar estaba amueblada como si fuese una pequeña sala, muebles viejos, mesitas y espejos, todo muy bien ordenado. Extrañados, los chicos se acercaron con cámara en mano dispuestos a sacar unas cuantas fotos del hallazgo. Al acercarse un extraño olor los hizo retroceder por un momento, no era un olor desagradable pero sí muy potente, era algo similar al clavo aromático, tras unos segundos se acostumbraron y siguieron. Era un sitio extraño, como si fuese la casa de una abuelita aficionada al orden, la decoración, todo parecía estar muy bien organizado. Matias se acercó a una cómoda y abrió una de las gavetas para intentar averiguar qué clase de persona vivía ahí. Dentro encontró un montón de prendas distintas, ropa de mujer, de hombre, de niño y además dos tarros de cristal que contenían en su interior uñas y dientes. Los amigos se exaltaron al darse cuenta que un líquido rojizo brillaba en su interior, era sangre fresca. Alterados decidieron colocar el tarro en su lugar y marcharse de inmediato, quien viviera allí era una persona trastornada. Mientras se dirigían a las escaleras escucharon el sonido de una vieja puerta abriéndose a la distancia y unos pasos con un peculiar ‘tac tac tac’ acercándose, asustados, se ocultaron detrás de uno de los pilares.

¿Qué hacemos? —dijo asustado Matias.

Yo qué sé. ¡Tú nos metiste en esto idiota! —susurró Leonardo

¡Cállense! Esperemos a que quien esté subiendo termine de llegar, estoy seguro que irá directo a esa área, en cuanto tengamos oportunidad bajamos en silencio y cuando estemos en el piso de abajo corremos como si nos persiguiera el diablo.

Se pusieron de acuerdo tras discutir en susurros y pellizcos, así que se agacharon y aguardaron. Un par de minutos después una figura apareció por las escaleras. Parecía ser una persona de gran tamaño, media por lo menos dos metros y medio de estatura, era corpulenta, con brazos largos. En primera instancia intuyeron que era un hombre por su complexión, sin embargo, vestía una falda larga color negro con lo que parecían ser estampados de flores, tacones y una camiseta, tenía una larga cabellera que ocultaba su rostro. Se desplazaba con un movimiento peculiar y el sonido de sus pasos resonaba en todo el lugar. Los chicos no perdieron tiempo en seguir observando y al notar que se encontraba a buena distancia se colocaron en cuclillas y buscaron avanzar hasta las escaleras. Matias volteó para vigilar a la mujer mientras avanzaban. Notó que se había quedado completamente quieta, como si estuviera observando algo, un momento después escuchó el sonido de un cajón abriéndose, agudizó la vista para intentar ver lo que hacía, pero era imposible estaba demasiado oscuro. Un silencio incómodo se apoderó de la habitación, algo no estaba bien. Matias presionó a sus amigos para que terminaran de avanzar y poder salir de ahí lo antes posible. Fue entonces que escucharon algo que les puso los pelos de punta, “tac tac tac, tac tac tac” el ruido de los tacones avanzando rápidamente. Voltearon y vieron la gigantesca figura acercándose a gran velocidad. Los chicos gritaron y comenzaron a correr bajando a trompicones. Corrieron sin parar logrando descender varios pisos hasta que Leonardo los detuvo.

No podemos seguir bajando sin despistarla o no nos dará tiempo a los tres de salir de aquí —dijo entre jadeos.

MATÍAS: Tienes razón, tenemos que buscar otro sitio por el cual bajar y no hacer tanto ruido.

Mientras discutían escuchaban los pasos acercándose ‘tac tac tac’. Sabiendo que pronto los alcanzaría no podían darse el lujo de quedarse quietos. Buscaron otra ruta para bajar intentando hacer el menor ruido posible. Luego de andar un buen rato dejaron de escuchar el angustiante ruido de los tacones, ¿La habían despistado quizás? Al acercarse a los primeros pisos sin escuchar sonido alguno, comenzaron a tranquilizarse pensando que podrían salir de ahí con una anécdota más para contar. Sin embargo, al llegar al segundo piso se toparon con una desagradable sorpresa, la extraña inquilina se encontraba en aquel piso. Al sentirla se ocultaron y guardaron silencio. La extraña mujer se había quedado quieta, inmóvil cual una estatua, quizás trataba de escuchar o ver algo en la oscuridad, no lo sabían. Tras un par de minutos en suspenso, comenzó a moverse. Ninguno de ellos podía imaginar lo que estaba a punto de suceder. La mujer empezó a desvestirse justo en aquel lugar, mientras se retiraba la ropa iba dejando ver, pese a la oscuridad, un cuerpo exageradamente desproporcionado tanto en su musculatura como en la dimensión de sus extremidades, llegando a ser incluso una imagen grotesca y surreal, hizo dudar a los chicos de que aquella persona fuese realmente una mujer. Comenzó quitándose la falda, dejando ver la musculatura de sus enormes piernas, seguida de la camiseta mostrando su corpulencia, finalmente, sujeto su cabello y se lo arrancó de un tajo, resultando ser una peluca o algo por el estilo. Los amigos se habían quedado horrorizados, completamente boquiabiertos, ¡Aquello no era una mujer! De hecho, no era un ser humano. La extraña criatura de aspecto desagradable era pálida y robusta, caminaba a cuatro patas y tenía una extraña cabeza aplastada con una boca ancha, llena de dientes finos y alargados como clavos, sus ojos eran diminutos y muy extraños. Además, tenía unos orificios laterales que quizás sirvieran como su sistema auditivo. No sabían qué era aquello y no querían saberlo, tan solo querían salir de ahí. Carlos previendo que no tenían muchas oportunidades tomó un escombro y lo lanzó hacia uno de los corredores. Al hacerlo la criatura respondió emitiendo un gruñido y avanzó rápidamente en aquella dirección, esta vez sin el peculiar ‘tac, tac, tac’. Los chicos bajaron por las escaleras con mucho más cuidado que antes, la criatura era silenciosa y podía cazarlos con mayor facilidad.

Al bajar al siguiente piso, fueron por un camino distinto en la desesperación, llegaron a un salón enorme que debió estar contemplada como el área de la piscina. Al entrar un olor nauseabundo los golpeó, dos de ellos Leonardo y Carlos se fueron en arcadas y posteriormente en vómito siendo Matias el que menos se vio afectado. El espacio rectangular donde se encontraba la piscina era el origen de esa pestilencia. Al acercarse un poco se dieron cuenta de la horrible escena, decenas o quizás centenas de cadáveres se encontraban apilados completamente desnudos, sumergidos en los fluidos de su propia descomposición, moscas y gusanos se alimentaban en una escena grotesca. Los chicos gritaron despavoridos y comenzaron a revisar con la mirada desesperados en búsqueda de una salida. Excepto Leo, que se había quedado petrificado, su rostro transmitía auténtico terror y su mirada se había perdido en la pila de cadáveres. Carlos, al comprender lo que pasaba, lo tomó del brazo y lo alejó de ahí, no sin antes tomar una foto de la horrible escena. Repentinamente, tras ellos se escuchó un ruido, la criatura se acercaba. Matias trató de pensar rápidamente, agarró la piedra más grande que encontró y la lanzó contra una de las ventanas rompiendo el cristal en el acto ayudaron a Leonardo a trepar, una vez listos los tres, saltaron, cayendo unos tres metros más abajo, llegando de esta manera a la planta baja. Al voltear para ver si la criatura los seguía, vieron la silueta de ella parada frente al marco de la ventana. Asustados, corrieron hasta el punto de la reja por donde habían entrado. Dejaron salir primero a Leonardo que se encontraba muy mal, mientras Matias y Carlos miraban sobre sus hombros por si la criatura venía, notaron que seguía ahí, como un enorme maniquí deforme. Pasó Carlos, y luego fue el turno de Matias, al echar un último vistazo se encontró con la ventana vacía ante tal escena palideció, giro y se lanzó a toda velocidad por el espacio en la reja. Intentó arrastrarse para salir cuando una enorme mano sujetó su pierna con tanta fuerza que escuchó claramente cuando su hueso crujió. Matias pegó un fuerte grito de dolor y acto seguido comenzó a ser arrastrado de nuevo hacia adentro. Aterrado, el chico buscó aferrarse a algo, pero no había nada cerca de él. Carlos al percatarse de la situación corrió en su auxilio intentando zafarlo. La mano de la criatura no soltaba a su amigo, desesperado, y sin saber muy bien qué hacer, comenzó a darle puñetazos pero ni se inmutaba, justo en ese instante una luz cegadora baño el ambiente. La criatura emitió un sonido de dolor y soltó a Matias. Era Leonardo, había tomado una foto, Carlos al ver a su amigo liberado lo alejó lo más que pudo de la reja, lo sujetaron para que pudiese caminar sin apoyar el pie.

—¡VÁMONOS DE ESTE LUGAR! —gritó Matías.

Tanto Carlos como Leonardo asintieron y los tres se alejaron lo más rápido que pudieron de aquel horrible sitio, jurando no volver jamás por aquellos lares.

Luego de unos días tuvieron el valor de reunirse y hablar sobre el tema.

—¿Qué creen que debamos hacer con la información que tenemos? — comenzó diciendo Carlos.

Matias, que estaba de pie abrazando sus muletas, contestó —Umm creo que hay que informar a la policía de lo que está pasando, aunque no nos crean, casi morimos en manos de aquella cosa además había demasiados cadáveres y no podemos quedarnos de brazos cruzados.

Leonardo se había quedado viendo el suelo sin decir palabra alguna. Sus amigos sabían bien que aquella horrible experiencia lo había afectado así que acordaron no molestarlo. Sin embargo, luego de unos segundos incómodos Leo habló.

No quiero vivir con miedo— dijo levantando la mirada.

Sus amigos pudieron ver sus ojos completamente inundados en lágrimas, fue entonces que rompió a llorar, Carlos y Matias lo abrazaron intentando darle consuelo.

Finalmente Leo se calmó e intentó hablar lo más claramente que pudo —Debemos mandar las fotos y la ubicación a la policía informándoles lo que está sucediendo. Hay que advertirles que hay “alguien” peligroso en ese edificio quizás eso sí nos lo crean.

Sus amigos estuvieron de acuerdo, después de todo era lo mejor que podían hacer. Se pusieron manos a la obra redactando un correo anónimo contando su experiencia y anexaron las fotos que habían logrado tomar enviaron el correo esperando se hiciera algo al respecto.

Esa misma noche Matias llamó a sus amigos, había algo importante que tenía que contarles al llegar a su casa, Carlos y Leonardo lo saludaron.

—¿Qué pasó Mat? ¿Qué nos querías contar? —dijo Carlos mientras se quitaba el abrigo.

Matias sin rodeos les contó —publique nuestra historia en un foro de actividad paranormal.

¿Qué hiciste que?! ¿No sabes lo idiotas que son las personas? ¡Comenzarán a ir al lugar a curiosear!

—No es por nada Mat pero creo que la cagaste— dijo Carlos.

Matias estaba totalmente exaltado y sus amigos trataban de calmarlo, sus manos temblaban y caminaba de aquí para allá.

—¡Lo sé, lo sé! Yo también lo pensé, pero después de publicar el post empecé a recibir correos de alguien de nickname Vampirica… —los ojos de Matías se humedecieron— algo grande está pasando chicos... deben verlo.

15 de Abril de 2021 a las 23:11 0 Reporte Insertar Seguir historia
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