RÉQUIEM: La vida del joven escritor Seguir historia

"Cada cigarrillo que enciendo me recuerda a la muerte, y a la vez, me conduce hacia ella."

"Siento que es un buen momento para comenzar a escribir." Me lo decía mientras acostado en mi cama escucho mis canciones favoritas; las que ahora están de moda, pero en algunos años simplemente me gustarán a mí y a unos cuantos extraños más. La música es lo que me ha mantenido con los pies sobre la tierra aun, siento que estoy flotando. En las mañanas mi mente cada vez se libera más y por las noches, mi alma se desenvuelve de una manera impresionante; llega hasta otras partes del mundo que es muy diferente al lugar donde vivo, de esta forma voy conociendo el mundo desde la comodidad de mi hogar, sin tener que pagar costosos viajes que lo único que harán es cansarme, no pagaré hoteles lujosos que ofrecen mejorar mi experiencia de viaje al cien por ciento. Me alegra poder conocer diferentes lugares solo con mi alma...solo con mi mente.

¡Vaya pero que soy un idiota! No me he presentado contigo querido amante de la literatura barata, tan barata como el alcohol adulterado que es capaz de dejar ciego a cualquiera que lo consumiese. Mi nombre es David, tengo 17 años de vida y como 65 años de experiencia en la vida; he vivido más que cualquier otra persona de mi edad o de mi clase social. A lo mejor todo lo que te contaré en las siguientes hojas te va a parecer algo increíble o irreal, muy estúpido o simplemente te dará igual. El punto es que provocare algo dentro de ti, esa sensación va a ser tan diferente que te fascinará.

Soy muy parecido a la nada, y muy diferente al todo. Doy miedo por ser como soy, mis gustos son tan raros que todos a mi alrededor trata de alejarse para no terminar siendo influenciados por mis pensamientos, los considero unos exagerados que son aburridos y no se dan la oportunidad de conocer algo nuevo, algo que puede ser de su agrado.

Mañana será otro día, un día lleno de historias que quiero contarte querido lector. Si mis adicciones y mis afecciones no me llevan a la tumba antes de que en la tarde el Sol se oculte tras las colinas.