shedaly-g Shedaly G

Janne Wilson una joven universitaria víctima de la sucia corrupción, tendrá que vivir con el peso de la muerte de su padre; para encontrar al asesino sólo tiene como pista un simple libreta rosa. Leo Davis ¿es realmente quien dice ser? Al igual que todos aparenta una vida tranquila, ocultandole al mundo sus verdaderas raíces. Hijo de un asesino y con una vida muy planificada, tendrá que enfrentarse a la misteriosa chica del café. Nadie aparta las cosas para el destino.


Romance Suspenso romántico Todo público.
0
20 VISITAS
En progreso - Nuevo capítulo Todos los sábados
tiempo de lectura
AA Compartir

PREFACIO

Janne

Y así fue como en el año…


¿Janne? —ingresó papá a mi habitación sin previo aviso y me hizo saltar del susto.


¿Qué pasa? —cuestioné con una ligera sonrisa.


Tienes algo que hacer por la tarde… quería ver si podríamos salir a tomar algo —se acercó un poco más a donde me encontraba.


Levanté el libro que estaba estudiando en señal de que estaba ocupada.


Ya veo, los exámenes —arrugó aún más la cara.


Este es el último trimestre, quiero darlo todo —me puse de pie —pero haré una excepción con el señor Wilson.


Mi padre esbozó una sonrisa y esperó a que yo dijera algo. Pero al igual que él, delineé una sonrisa.


A las seis en la cafetería de siempre —indiqué mientras mi papá se retiraba de mi habitación.


Me senté otra vez en la silla y tomé el libro de historia, mis ojos de repente se volvieron pesados y las ganas por estudiar desaparecieron, mi problema con el curso de Historia era que siempre me parecía aburrido sin nada de intriga porque las cosas que estaban escritas ya habían pasado. Estiré la mano hasta llegar a mi celular, deslicé el dedo por la pantalla y me topé con un mensaje de Elliot, como siempre acompañado de emojis enamorados.


Me puse a pensar en lo temprana que era nuestra relación, ni siquiera parecía ser algo seria, sin embargo yo me sentía muy segura al lado de Elliot. Una chica de apenas dieciocho años y a punto de terminar la preparatoria no tenía tiempo para cosas así como el romance, de hecho yo no pensaba en el romance cuando me topé con Elliot, él siempre fue callado y seductor a su manera, creo que por lo último fue que me enganché con él.


Leí el mensaje y sólo quería que saliera a verlo un momento, me puse el abrigo que tenía en la cama y me encaminé hacia afuera. Vaya sorpresa con la que me encontré al levantar la cabeza y ver a Elliot con un peluche en las manos.


Para quién traes eso —interrogué cuando caminábamos un poco lejos del edificio donde vivía.


Es para tu padre, ahora que su corazón está más tranquilo, quiero que se sienta cómodo conmigo.


Es muy amable de tu parte.


Para ti traje esto —detuvo el paso y buscó algo en su bolsillo, mientras yo le miraba intrigada — Ten…


Fue muy tarde para mí levantar la mirada, Elliot me sorprendió con un dulce y tierno beso, sonreí toda roja e intenté taparme la cara con la bufanda que traía, pero nuevamente Elliot me sorprendió abrazándome cálidamente.


Elliot siempre fue tierno conmigo, una de las razones por la cual me gustaba mucho. Siempre se esforzaba para darle una buena impresión a mi papá, puesto que mi padre creía que Elliot era el tipo que consigue lo quiere y luego se marcha, pero Elliot era calmado y apuesto a que nunca se atrevería a lastimarme. A pesar de que a mi padre no le parecía el chico indicado para su pequeña niña, a Elliot le parecía el tipo más lindo y tierno como para tomar el papel de suegro. Elliot decía que la apariencia tierna del hombre de 57 años lo hacia más fácil de querer.


Soy la menor de la familia, mi hermano es un año mayor que yo, pero parece todo lo contrario. Siempre lograba hacerme enfadar hasta el punto en que yo mandará al demonio a todos. Mi madre es todo lo opuesto a papá, mientras mi padre era cariñoso conmigo, mi madre sólo prefería atender la tienda de artefactos de segunda mano; mientras mi padre me invitaba un café por las tardes, mi madre sólo inventaba pretextos para ir a la tienda de artefactos de segunda mano; sí, ella amaba mucho esa tienda.


Caminamos un poco por aquellas calles llenas de nieve y luego nos dirigimos a mi casa, Elliot le entregó el presente a mi padre y él le recibió sólo a pedido mío. Era sábado y tenía entrenamiento de violín en la academia de música, mi padre decidió en llevarme hasta el lugar y que luego de mis clases tomaríamos el café. Mi cabello oscuro se movía en son a esa melodía extraña del viento, mi cara pálida por el frío se acurrucaba en la cómoda gorra beige que traía.


Luego de las clases de violín, me dirigí junto a mi papá a la cafetería y después de limpiar nuestros zapatos, ingresamos al interior. Como describirlo… el ambiente simplemente era prefecto, las luces naranja daban vida a la decoración, y el calorcito que te brindaban las bancas, te hacían ver el mundo de un color más acaramelado. La mesera se acercó a nosotros y pidió nuestra orden, yo pedí un café orgánico y mi papá ordenó un capuchino sin azúcar. Su diabetes no se lo permitía.


Sabes qué hice con ese peluche —intervino papá con las manos juntas.


¡¿Qué?! —me exalté un poco.


Lo coloqué en la habitación de tu hermano, a Jorge le molestará mucho que lo destruirá por mí.


Por qué hiciste eso… —hacia mi pataleta, pero él me interrumpió.


Fue una broma, lo he guardado.


Más te vale eh —amenacé mientras la camarera nos traía la orden.


Disfrutamos de nuestra orden y salimos del lugar, papá recibió una llamada antes de subir al coche, lo vi nervioso y un poco alterado. Esas emociones fueron las que le causaron que se operará del corazón, me puse nerviosa yo también e intenté calamar las cosas con una pregunta:


Quién era.


Mi asistente, quiere que firme unos papeles. Nada que preocupe.


Ah ya veo —me tranquilicé. Coloqué el cinturón de seguridad y emprendimos marcha a casa.


Un auto rojo nos bloqueó el camino, me sorprendí un poco porque el acto fue brusco; papá estaba más nervioso y yo ya empezaba a ponerme igual que él. Mi padre seguía al auto rojo y nos íbamos metiendo a un callejón que al parecer no tenía salida.


Los diseños están en tu pequeña caja fuerte, no lo olvides.


Pero qué dices, porqué haces eso, qué pasa —me tomé los pelos sin entender lo que pasaba.


El coche de papá frenó justo detrás de aquel auto rojo, de este mismo salió un hombre que por apariencia tendría unos cuarenta y tantos años, tras él salieron dos hombres enmascarados y con armas en las manos, imaginé lo peor y cuando ya iba a dar por terminada mi vida, aquel hombre ordenó.


Quiero a la mujer viva.

Una bala arremete con la luna del auto en dirección a mi padre, la siguiente se dirige a la cabeza de papá, y unas cuantas más lo traspasan como si fuera un saco de arena; mis gritos eran espantosos, quería que alguna de esas balas me diera y terminará conmigo, pero ninguna hizo eso. Mi padre había muerto, lo habían asesinado, mi cerebro volvió a tomar conciencia del tiempo y pensé en lo único que podía hacer, huir de allí.


Me volteé para abrir la puerta, con lágrimas en los ojos disipe frente a mí a uno de los tipos enmascarados; intenté zafarme, pero fue inútil. De tomó del pelo y me arrastró hacia el hombre de aspecto cuarentón. Me raspé las rodillas y estas me empezaron a arder, levanté la cara y memoricé el rostro del tipo, si la policía me sacaba de esto, yo podría hacer un dibujo de aquel sujeto. Me miró con los ojos achinados, se inclinó a mi altura, escupió al suelo y dijo:


¿Sabes por qué dejó que mires mi cara?


“Me matará, estoy segura”


Jefe en serio quiere jugar con ella —menciona un enmascarado.


Cállate. Es divertido —se burla el que me sujetaba del cabello.


Quiero que recuerdes muy bien este rostro —me apretó la cara con sus repugnantes manos —tus pesadillas tienen que estar completas.


“Por qué me atormenta, por qué no sólo me mata”


Escucha maldita perra —se puso de pie —quiero que te quedes con el peso de la muerte de tu padre por el resto de tu vida.


Levantó el pie en dirección a mi mentón y me golpeó en la cara. El mismo tipo que me sostenía del cabello, me obligó a ponerme en pie; el jefe nuevamente me golpeó, me dio una patada en el abdomen y continuó con los golpes en la cara. El tipo que se mantenía lejos de mí tomó al supuesto jefe e hizo que parará con los golpes.


Noquéala —ordenó el jefe y el mismo tipo que había detenido los golpes, se acercó a mí y me golpeó con una pistola. Quedé inconsciente.


Desperté con un fuerte dolor en la cabeza, la sangre espesa y coagulada aún estaba en mi cabeza, creí que todo era un sueño, sin embargo al dirigir mis dedos a mi cabeza, sentí aquella asquerosa textura de interminables gotas de sangre. El frío cubría mis piernas que al llevar la mirada a ellas, estas se encontraban chorreando de sangre, mis manos las sentí atadas, en efecto, si estaban atadas.


“Quién me ha hecho esto, seguro me han violado”

La desdichada idea no salía de mi cabeza, de seguro esos idiotas me habían violado y sólo se habían desasido de mí. Pero eso, dónde estaba, nada de aquel lugar me era familiar, mi cabeza giró buscando una salida y caí en cuenta de que estaba en un callejón, este era muy diferente en donde habían matado a mi padre. Mi padre… las lágrimas caían de mis ojos, recordaba con precisión la escena del crimen y seguía quejándome, chillando por mi papá, aquel ser al cual amaba con tantas fuerzas ya no existía.


Estaba sola en aquel lugar, inconsciente de la hora o incluso del día, me zafé daré de la cinta adhesiva que ataba mis manos dando un mordisco a la misma; revise los bolsillos de mi chamarra y no encontré mi teléfono, qué es lo que había pasado, dónde me encontraba, por qué nadie me buscaba.


Tomé impulso y me puse de pie, la pierna derecha me ardía, al inclinar mi vista noté un gran raspón en el muslo que preferí no volverlo a ver. Caminé hacia el final del callejón y era de día, pero no sabía que día exactamente. La gente que pasaba frente a mí ni siquiera me preguntaba cómo llegué allí o si necesitaba ayuda, sólo se cubrían la nariz y se alejaban de mí.


Detuve el pase a una señora gorda y bajita, estaba decidida a pedirle dinero, y si se negaba tenía que suplicar de rodillas. La mujer me miró apiadada y me estrechó diez dólares, no mencionó ninguna palabra solo siguió su camino. Yo tenía que buscar un taxi, tenía que salir de allí. De seguro al saber el nombre de aquella señora le devolvería el dinero y mucho más por haberme ayudado, ¿en serio estaba tan sucia y apestosa? Sentía la piel encogerse de suciedad con cada paso que daba, el color de mi piel parecía el de un marrano, no había diferencia entre ese animal y yo.


Levanté la mano al percatarme de un taxi; el auto se detuvo en frente mío, el chofer bajo la luna y desde el interior señaló:


Si no tienes dinero, ni pienses en subir.


Tengo diez dólares, lléveme hasta donde esto alcance —ingresé al auto y este me dirigió una mirada apenada, de seguro había notado la sangre en mi cuerpo.


¿No quiere que la lleve al hospital? Se ve muy mal —increpó mientras yo le tendía el dinero.


No señor, sólo sáqueme de aquí —acomodé mi cabello tras mis ojeras, quería verme normal.


Cuál es su dirección.


Al darle mi dirección el auto aceleró e iba conduciendo hacia mi casa; el trayecto era muy largo, al parecer estaba al otro lado de la ciudad. Mis manos comenzaron a temblar y el amable chofer alzó la calefacción. Todos en casa me estarían buscando, de seguro Elliot estaría pegando mi cara impresa en cada poste de la ciudad; Jorge ya se habría puesto en marcha en ir a la policía y mi madre moriría de nervios. Pero claro todo si yo hubiera desaparecido desde la noche anterior, sin embargo no tenía conocimiento del día que era o de dónde estaba.


El chofer detuvo el auto justo en frente del edificio donde vivía, agradecí por la acogida y bajé del coche. El jeans que traía puesto se había roto y un frío viento golpeó la herida abierta; giré mi rostro hacia el auto de mamá, quería correr y abrazarla, mas no pude, mis músculos no podían más. Ella al notar mi remota aparición salió del auto y cruzó la calle muy frustrada, luego mi hermano dudo un poco al verme, pero al igual que mi mamá corrieron hacia mí.


Mi corazón se llenó de calma, por fin estaba a salvo. Mi madre tropezó antes de llegar a mí, me cubrió con sus brazos y apapachó, no le importó lo sucia que estaba o lo mal que olía, sólo me abrazó con lágrimas en los ojos.


Cuánto tiempo llevó fuera —pregunté a mi hermano, el cual había permanecido apartado de mí.


Han pasado tres días de tu desaparición —movió a mamá e hizo que me soltará — debemos llevarte al médico.


Si hija mía —susurró mamá.


Caminé hacia el auto y con ayuda de mamá ingrese al mismo. Jorge condujo hasta un hospital privado y exigió que me atendieran al instante. Pase por la sala de urgencias y unas enfermeras limpiaron mis heridas, me sacaron una tomografía para ver si había daño cerebral y luego pase por el ginecólogo. No me habían violado, sólo me habían golpeado hasta dejarme sin sangre en las piernas, me tuvieron que colocar suero y luego me trasladaron a una cama más cómoda.


No sé si realmente las heridas eran lo que me causaban tanto dolor, mi papá había muerto y la imagen de aquel sujeto venía a mi mente segundo a segundo. Cuando mi madre ingresó a la sala en donde yo estaba, pude fijarme del atuendo negro que tenía. Habían pasado tres días, de seguro ya habían encontrado el cuerpo de papá y lo habían cremado, como él quería que fuese su muerte. Le regalé una sonrisa y ella sólo reposó su cabeza en mi estómago y empezó a llorar.


Ya estoy aquí mamá —mencioné con el corazón a punto de reventar.


Tu papá, él… —intentó explicar.


Lo sé mamá, lo sé todo —añadí y junto a mi mamá comencé a llorar.


Estuve en el hospital el tiempo que duró mis evaluaciones en la preparatoria, los profesores acordaron en darme los exámenes luego de que yo mejorará y di mi mejor esfuerzo para lograr un éxito de 100 puntos en todo.





—————————————

Hola, la verdad es que no sé muy bien como interactuar con ustedes (lectores). Pero solo espero que les haya gustado mucho. Besos

8 de Marzo de 2021 a las 01:02 0 Reporte Insertar Seguir historia
1
Continuará… Nuevo capítulo Todos los sábados.

Conoce al autor

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~