diana-guiland1602362788 Diana Guiland

Un cuento largo dividido en capítulos para mayor comodidad de lectura. Trata sobre un universo alterno con personas de diferente color de sangre que le otorga habilidades especiales como mover cosas con la mente, leerla, correr a grandes velocidades o controlar a los animales. Pero en un reino hay una joven noble cuyo poder es inconmensurable solo que ella no es capaz de percatarse del mismo por su vida dura llena de maltratos


Ciencia ficción Distopia Todo público.

#RED-QUEEN #poderes #palacios
4
857 VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

1

Salgo de la clínica con la cabeza gacha, mirando la punta de mis zapatos y siento de inmediato los fuertes rayos de sol de principio de la tarde. Me detengo y respiro profusamente, sé lo que me va a deparar.


Padre y Madre salen poco después y por el rabillo de mi ojo noto que Padre tiene la carpeta de los resultados de mi evaluación, la carpeta amarilla de mis desastrosos resultados. Madre luce un modesto vestido de seda roja que ondeaba con el viento y Padre usa un traje negro sin corbata que lo hacía ver estilizado. Trago saliva y sufro el golpe del carpetazo de parte de él.


―¡Maldición, Soreneaim! ―espeta y yo solo me encojo, sin atreverme a subir la cabeza.


―¿¡Acaso crees que tenemos tanto dinero para gastarlo en tus tonterías!? ―me imputa Madre y me toma de los brazos con fuerza para luego empujarme contra el pasto húmedo recién regado. Permanezco quieta ahí y mi mandíbula tiembla, el miedo me comienza a carcomer y ellos lo saben, pero no les importa.


―¡Maldición, maldición, MALDICIÓN! ―Padre avienta la carpeta al suelo y comienza a asestarle grandes pisotones con la cara lavandeada. Él sabe que no hay nadie a los alrededores, pues de otra forma no estuviese armando esa escena―. ¡Cincuenta mil, cincuenta mil tirados a la basura por esta inútil!


Agarro el pasto con firmeza para no llorar en frente de ellos y no irritarlos más. Me arrepiento de habérselo contado al príncipe y ojalá el orgullo de Padre no fuese tan grande para haber asumido él todos los gastos.


―¡Strauss cálmate! ¡Si te da algo no tendremos ni un centavo para tratarte! ―le recrimina Madre irritada y se dirige hacia mí, haciendo ondear su vestido de seda roja―. ¡Y tú levántate! ¡No hagas drama!― Me hace incorporarme de un tirón de mi brazo como si fuese una simple muñeca de trapo―. Hemos gastado un dineral en ti, Soren, porque te fuiste de resbalosa y lengua larga para llamar la atención del príncipe― eso no es cierto. Él nunca se fijaría en mí, pero no me atrevo a hacérselo saber a ella, me iría peor si le respondo ahora―. Gastamos tanto para que al final resultase que no tienes nada, pedazo de mierdecilla― hace una pausa y toma aire dilatando sus fosas nasales profusamente―. ¿Tienes algo que decir?


Trago saliva y mi labio tiembla un poco antes de hablar con una voz quebradiza.


―Lo siento… lo siento mucho… ―Madre me zampa una cachetada que me hace girar la cabeza. El dolor es punzante y basta para hacerme soltar un par de lágrimas que no sentía haber estado reprimiendo. Sé que los he vuelto a decepcionar.


―Pues deberías de sentirlo, no cenarás por dos semanas ―me dice y luego me hecha una ojeada rápida de arriba abajo― a ver si de esa forma rebajas algo―. Entonces ellos comienzan a caminar hacia el auto sin hablar más del asunto, lo cual es un alivio.


Bien hecho, estúpida.


Me llevo una mano a mi mejilla lastimada, mientras pienso lo diferente que hubiese sido la situación si de verdad estuviese enferma de algo, así explicaría tantas cosas.

10 de Febrero de 2021 a las 13:07 0 Reporte Insertar Seguir historia
2
Leer el siguiente capítulo 2

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

¿Estás disfrutando la lectura?

¡Hey! Todavía hay 5 otros capítulos en esta historia.
Para seguir leyendo, por favor regístrate o inicia sesión. ¡Gratis!

Ingresa con Facebook Ingresa con Twitter

o usa la forma tradicional de iniciar sesión